GEOPOLÍTICA Y SEGURIDAD EN EL SAHARA SAHEL
La región es una zona de transición, como lo definen muchos
geógrafos entre el Sahara y la sabana sudanesa, con peculiaridades climáticas,
de biodiversidad y también en el plano cultural. Desde tiempos remotos la
región fue testigo de la aparición de imperios y reinos, con un elevado nivel
de desarrollo cultural y económico. La base económica de estos era el control
de las rutas comerciales que conectaban con el Mediterráneo, el comercio de
oro, animales exóticos, esclavos, etc.
La región fue testigo de espléndidos imperios como el de Malí, Ghana,
Songhay, Bornú Kanem. El imperio de Malí
dejó su huella con un rico patrimonio cultural, en materia de construcciones,
mezquitas, bibliotecas, importantes archivos, gran parte destruidos por las
hordas salafistas.
Sahel, es un espacio formado por doce países, extendiéndose
desde el Atlántico hasta el Mar Rojo, conformado por actores tienen una serie
de elementos comunes como la colonización francesa en varios de ellos, la
presencia del islam, altos niveles de subdesarrollo, pobreza, inestabilidad,
etc. En este espacio también podemos aceptar la existencia de estados
parcialmente “sahelianos” como son los casos de Senegal o Argelia. Los países
del área son de los más pobres de África y del mundo.
El Sahel es las últimas décadas se ha visto azotada por el
cambio climático y la explosión demográfica. Estos factores agudizan las
tensiones entre las poblaciones agrícolas sedentarias y grupos trashumantes
dedicados a la ganadería. La falta de oportunidades, elevados niveles de
pobreza, acusados índices de subdesarrollo, regímenes corruptos y estados
ausentes, incapaces de brindar en muchas áreas servicios básicos mínimos, crean
condiciones para la conflictividad. En este panorama nada halagüeño, crea
condiciones para la expansión del fundamentalismo islámico. Que es un elemento
importado.
La fragilidad institucional de los Estados del Sahel, sin
ninguna duda potencia la violencia. Esto queda reflejado en la caída de los
endebles regímenes democráticos, incapaces de lidiar con el drama del terrorismo
y otros problemas internos en los estados de la región, terminan siendo
derribados por golpes protagonizados por los militares. Dado que las fuerzas
armadas, en más de un caso, son las únicas instituciones que muestran cierto
grado de cohesión.
La gravedad del problema de seguridad en la región, agudizado
por la implosión del régimen Libio, que facilitó el acceso a un inmenso arsenal
a grupos terroristas, además de crear un vacío de un actor, que tuvo su rol
importante en la seguridad y equilibrios en la región. El régimen de Gadafi en
su oportunidad jugó un rol importante. Los tuaregs, marginados por Malí y
Níger, con su cultura en peligro encontraron en Libia refugio, nutriendo a la
célebre Legión Islámica. Dinamitado el
régimen de Trípoli en 2011. Muchos de ex combatientes tuareg fueron parte de
las rebeliones en Malí y en Níger. El Movimiento Nacional de Liberación de
Azawad, fue creado por un ex combatiente de la Legión Islámica, dicha crisis
abrió las puertas para el conflicto de Malí, que derivó en una intervención
internacional liderada por Francia.
Azawad proclamó su independencia, frustrada por la irrupción de grupos
islamistas, destacándose Ansar Dine, de Iyad Ag Ghaly y e luego MUYAO, o
Movimiento para la Yihad en África Occidental.
Los franceses llevaron a cabo dos importantes operaciones
Serval y Berkhane, que en una primera instancia frenaron el avance islamista,
pero sin lograr romper con los problemas de raíz. La operación fue apoyada por Naciones Unidas
y la Unión Europea. En este último caso, la cuestión migratoria, genera seria
preocupación, por la constante presión demográfica. La inestabilidad del Sahel
afecta directamente al flanco sur de Europa.
Estados Unidos ha tenido un papel limitado en esta región, y esto ha
sido percibido por sus competidores geopolíticos, que han explotado con suma
habilidad esta cuestión, observando la fuerte presencia de China, seguida por
Rusia, donde ha sido frecuente ver ondear la bandera de dicho país en
manifestaciones, al ser vista como una suerte de “tabla de salvación”. Ejemplo de ello lo vimos cuando el coronel
Assimi Goïta se hizo con el poder en Mali en 2021 donde millares manifestantes
en Bamako ondeaban la bandera rusa. Esto tiene que ver con los malos recuerdos
que tienen los africanos con las potencias europeas, su complicidad con
regímenes autoritarios y corruptos, agregándose el fracaso de la operación de
paz en Mali. Rusia se ha hecho presente
con el grupo Wagner, que ya operaba en la República Centroafricana.
En Mali se libra una verdadera guerra fría, con acusaciones
cruzadas, por un lado. los medios occidentales hablan que el grupo Wagner ha
fracasado, y por otro, que Francia, con el interés de desprestigiar al Kremlin,
financia o apoya de alguna manera los grupos salafistas que asolan la región.
Occidente no supo o no quiso dar respuestas a la situación
explosiva de la región del Sahel. No solo el terrorismo ha prosperado, sino
también poderosas redes criminales, que han crecido gracias al tráfico de
armas, trata de personas y el narcotráfico, con droga proveniente de
Sudamérica Las poderosas organizaciones
que operan en la región, encuentran condiciones ideales para su desarrollo:
ausencia del Estado, corrupción, miseria, que facilita reclutar mano de obra,
fácil acceso a las armas, ubicación relativa a importantes mercados de Oriente
Medio y Europa. Durante siglos clanes dedicados históricamente al contrabando y
en su momento trata de personas, desarrollaron sólidas redes subterráneas e
infraestructura para operar. La droga,
no es más que otro negocio para estos clanes difíciles de infiltrar y que
incluso cuentan con respaldo oficial, como es el caso de Guinea Bissau, ubicado
en un área de influencia del Sahel, donde el Estado ha sido completamente
infiltrado por el narcotráfico
La explosión demográfica, el cambio climático que demanda una
mayor presión sobre los recursos naturales más escasos, desembocan en
conflictos y situaciones muy complejas, como el caso del Lago Chad, cuya
superficie en cuatro décadas se redujo sustancialmente, con el agregado de un
crecimiento explosivo de las poblaciones que dependen directa o indirectamente
de la cuenca del lago. Pobreza, olvido, falta de presencia del estado abrió las
puertas para que instalen poderosos grupos terroristas, como por ejemplo Boko
Haram. Dado el crecimiento demográfico,
el islam, tiene sus pugnas. Los grupos extremistas buscan borrar la lectura
moderada de dicha confesión religiosa, que ha estado presente por siglos en la región.
Estamos ante una verdadera batalla ideológica.
Estos grupos tienen como objetivo también irrumpir en los países del
golfo de Guinea, donde la presencia cristiana es predominante. No en vano la
presión ejercida sobre países como Costa de Marfil, Camerún. El empobrecido
Benín, en junio de 2023 tuvo que desplegar 3.000 efectivos en el norte para
hacer frente a la agresión terrorista. Incluso ha recurrido a pedir apoyo a
Ruanda, que se está transformando en un “exportador” de seguridad, bajo el lema
“problemas africanos, soluciones africanas” sostenidas por su presidente Paul
Kagame.
En el medio de conflictos, golpes de estado, la competencia
geopolítica de otros actores externos, como Rusia, China, Estados Unidos y
Francia, no es un hecho menor, sino que se debe en el Sahel, hay valiosos recursos,
como petróleo y gas. Níger es objeto de preocupación, por sus minas de uranio,
que es una de las principales fuentes de abastecimiento del sector energético
francés.
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