Aviación Naval Argentina : crisis y oportunidades
La Armada Argentina hace décadas ha venido
perdiendo capacidades, por falta de inversión, agregándose, la ausencia de
políticas de largo plazo de defensa. Esta situación crítica, afectó a los
distintos componentes de la institución, entre ellos la Aviación Naval objeto
de la presente nota.
Por Jorge
Alejandro Suárez Saponaro[i]
El Teatro de Operaciones Marítimo Argentino: su impacto en las Fuerzas
Navales
La Convención de las
Naciones Unidas del Derecho del Mar conocida como CONVEMAR o Ley del Mar, su
contenido impacta en las estructuras de defensa y seguridad de los Estados
parte. El marco regulatorio de la normativa citada establece una serie de
derechos y obligaciones sobre los recursos y vivos y no vivos. Esto tiene
exigencias para los Estados ribereños, dado que en muchos casos, la aplicación
de la CONVEMAR, implica la incorporación de un valioso patrimonio, pero difícil
de proteger, dado los exiguos medios existentes. Realidad que padece la República Argentina,
que desde 1995, cuando ratificó la Ley del Mar, tiene responsabilidades sobre
espacios equivalentes a la superficie continental. En 2009, fue fijado el límite exterior de la
Plataforma Continental, incorporando un patrimonio de más de un millón de km2,
donde el estado argentino tiene derechos de soberanía sobre los recursos vivos
y no vivos en el lecho y subsuelo de dicha Plataforma. En los casos de los regímenes de la Zona
Económica Exclusiva y Plataforma Continental, Argentina cuenta con un importante
espacio en el cual no ejerce efectiva su control, dado el conflicto de
soberanía con Gran Bretaña en relación a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y
Sándwich del Sur, donde este actor, sobre una posición de fuerza, ejerce de
facto control sobre los espacios marítimos sobre las islas disputadas. En 2021,
se agregó un nuevo escenario, que por medio de un decreto del poder ejecutivo,
el gobierno de Chile, considera como propio, un espacio de la Plataforma
Continental, que la Argentina ha definido claramente bajo su soberanía.
La existencia de
importantes recursos en los espacios marítimos argentinos, genera interés de
actores extrarregionales. Es de público conocimiento la presencia de
importantes flotas pesqueras, generalmente operando en la milla 201, ante la
inexistencia de mecanismos adecuados de conservación y control, agregándose la
política británica en Malvinas, que permite que numerosas flotas operen en
aguas disputadas, con total impunidad, sustrayendo recursos que pertenecen a la
Argentina, generando importantes pérdidas para la economía de nuestro país.
Argentina tiene una
fuerte dependencia del mar, dado que el 90% de su comercio se desarrolla por
esta vía. Existen una serie de áreas focales, donde se desarrolla un importante
tráfico comercial, comenzando por el Río de la Plata, sede del centro político
económico del país; Bahía Blanca, por la actividad ligada al sector agro
exportador, y el Golfo San Jorge, por la pesca y la industria petrolera. Los
principales conflictos en el pasado y en el presente, han estado estrechamente
ligado a los espacios marítimos. Asimismo, por la posición geográfica del país,
este se proyecta sobre la Antártida, otro espacio de interés nacional, y
accesos interoceánicos que tienen valor estratégico. No en vano, ante el
despliegue de la importante flota pesquera china, llegó a la región un buque
del Guardacostas de Estados Unidos, poniendo en evidencia el valor del
Atlántico Sur.
El creciente interés
por nuestros mares, encuentra a la Argentina sin una adecuada infraestructura
que apoye el despliegue de las fuerzas navales al sur de la base naval Puerto
Belgrano. En el lejano 1916, el almirante Storni, señalaba las limitaciones que
ofrecía el litoral argentino, en materia de puntos de apoyo, y por ende
representaba – y lo sigue siendo – un factor de vulnerabilidad ante acciones
armadas externas. Muchos años después, esto fue analizado con suma lucidez por
el capitán de navío José M. Cohen, que en sus excelentes “contribuciones
académicas” le sirvieron para sostener con sólidos argumentos, que operar con
aviación basada en portaaviones, compensaba las limitaciones en materia de
puntos de apoyo. La pérdida de esta
capacidad, genera desafíos a la hora de pensar en el diseño y despliegue de las
fuerzas navales para proteger el amplio espacio marítimo argentino.
Las Fuerzas Navales
propias operan en cuatro ambientes operacionales, que impactan en su
despliegue, equipamiento y preparación, como exigencias a la hora de pensar en
su modernización. Estos ambientes están
conformados por:
- Océano Atlántico. Abarca unos 4.500 Km. de
litoral, desde la desembocadura del Río de la Plata, hasta Tierra del
Fuego. Estamos ante un espacio, en lo referente a la ZEE y PC, que
equivalen prácticamente a la superficie continental argentina. Existen
limitados puntos de apoyo, escasa infraestructura adecuada para
despliegues de fuerzas de magnitud, y especialmente de bases de
reparaciones alternativas a Puerto Belgrano. En este espacio podemos
encontrar accesos interoceánicos.
- Grandes Ríos.
La Cuenca del Plata juega un rol vital en el desarrollo del país,
se ubican amplias zonas productivas, grandes aglomerados urbanos, centros
industriales, generación de energía y la llamada Hidrovía, de 1800 Km.,
vía de salida de productos que vienen del norte del país, Paraguay,
incluso Brasil y Bolivia. El río Uruguay, parcialmente explotado, sirve de
límite con Brasil y Uruguay, Finalmente el río de la Plata, acceso hacia
el mar para los importantes puertos ubicados en la cuenca del mismo
nombre, y donde encontramos la ciudad de Buenos Aires, centro de poder de
la República Argentina.
- Canales Australes. Por la vigencia del Tratado
de 1984, el área ha quedado limitada al Canal de Beagle. El área se
caracteriza por la presencia de aguas profundas, costas elevadas que
favorecen la vigilancia, fondos
irregulares, que dificultan la navegación.
- Antártida. El Tratado Antártico impone la
prohibición de operaciones militares, no obstante ello, la Armada
participa activamente en el apoyo a las actividades pacíficas
desarrolladas por Argentina, en el área que reclama como propio. Los medios necesarios para operar en
esta región, requiere de especificaciones técnicas para operar en aguas
ocupadas por hielos gran parte del año. El control de los accesos que se
proyectan sobre el continente blanco, reviste especial importancia para el
futuro, cuando el citado Tratado sea revisado,
Finalmente no
olvidemos los compromisos asumidos en materia de búsqueda y rescate, que por
acuerdos internacionales, Argentina asumió la responsabilidad de un espacio de
unos 14 millones de km2. Que como decía el almirante Fraga, es un espacio de
interés argentino.
Portaaviones ARA 25 de Mayo. Fuente Histarmar. |
Estos condicionantes deben ser considerados a la
hora de pensar en la modernización de la Aviación Naval, especialmente la relación
de recursos disponibles, con el amplio abanico de misiones a cumplir.
La Aviación Naval en la actualidad.
El Comando de Aviación
Naval (COAN), es el organismo de la Armada responsable del alistamiento y
adiestramiento de las fuerzas aeronavales para mantenerlas en condiciones de
proveer y sostener en aptitud y oportunidad a los medios aeronavales que se
requieran para la ejecución de operaciones navales junto a otros componentes de
la institución. En la actualidad se organiza, a grandes rasgos, en un Comando
de Instrucción Aeronaval con base en Punta Indio y dos fuerzas aeronavales con
bases en Bahía Blanca y Trelew.
En la actualidad el
Comando de Aviación Naval cuenta con los siguientes tipos de aeronaves:
- Vigilancia marítima, fotográficos y propósitos
generales: 7 Beech B 200 (4 de vigilancia marítima, 2 fotográficos y 1
propósitos generales). Solo uno de ellos está operativo, empleado para
vigilancia marítima;
- Caza y ataque: 11 Dessault Super Etendard. La llegada de cinco
aviones proveniente de la Marina francesa, abre la posibilidad de la
vuelta a servicio de un puñado de estos aviones;
- Lucha antisubmarina o ASW: 4 Grumman S2 T Turbo Tracker antisubmarinos y con
una operatividad limitada. En su momento fueron modernizados con
asistencia de Israel Aircraft Industries Ltd (aviónica, mejoras en los
sistemas de armas, motores Garret TPE 331, nuevas hélices, etc). Solo uno
está operativo;
- Helicópteros: 4 Airbus AS 555 Fennec; 4 Sikorsky Sea King (Augusta ASH 3 D y Sikorsky UH 3D), Solo está operativo un Fennec
y algunos Sea King., estando
pendiente la compra de dos aeronaves adicionales de la versión SH 3H, que
serían modernizadas en Estados Unidos.
- Exploración aeronaval: 4 Lockheed P 3 B Orión. Fuera de servicio en su
totalidad, a la espera de su modernización y/o reemplazo por la versión C,
ofrecido por la US Navy;
- Instrucción Básica: 10 Beech T 34 C1 Turbo Mentor, esperando un programa
de modernización y extensión de la vida útil, como resultado del fracasado
intento de unificar la formación básica de pilotos militares.
- Otros: 1 Pilatus PC 6 de propósitos generales.
Las aeronaves en su
conjunto, no satisfacen los requerimientos mínimos en materia de exploración
marítima (vigilancia, patrullado y reconocimiento), guerra antisubmarina (ASW),
defensa contra-aérea, y proyección del poder. Además observamos la carencia de
medios de alerta aérea temprana. Estas limitaciones, por ejemplo, impiden
rechazar eficazmente un ataque aéreo a la Flota, en el caso de estar desplegada
a más de 200 millas de sus nuestras bases de aviación. Sin ninguna duda la baja
del portaaviones ARA 25 de Mayo, limitó seriamente la posibilidad de dar
cobertura aérea a la Flota (contra unidades de superficie, submarinas y
aéreas) así como de otorgar defensa en
profundidad contra las naves, aeronaves, misiles y fuerzas anfibias que,
proyectados desde el mar, amenacen a nuestro territorio.
Consultado al
Capitán de Navío VGM R Juan A. Imperiale, sobre estos temas, nos indicó De
igual manera, la insuficiencia de nuestra aviación de exploración de largo
alcance afecta nuestras capacidades para a) detectar las potenciales fuerzas
enemigas que se aproximen por vía marítima, b) proteger a nuestros recursos en
el mar de las múltiples naves que los depredan [un área de más de 1.500.000
km2] y c) realizar las operaciones de búsqueda y rescate (SAR) en el área
asignada a la Argentina por la comunidad internacional, la que cubre 14
millones de km2 y se extiende hasta una distancia promedio de 4.000 Km. [2160 MN]
de nuestras costas.
A todo ello, en el
marco de este panorama para nada alentador, observamos la dispersión de
recursos. Por ejemplo, en el desarrollo del componente Servicio Aéreo de la
Prefectura Naval, para la cual donde se han adquirido aeronaves nuevas del
mismo tipo y similar modelo a las que siete que ya tenía la Armada, de las
cuales cinco están hoy sin servicio por falta de fondos para sus repuestos. Un
criterio racional, sin ninguna duda concentraría el esfuerzo en la Aviación
Naval, que con los medios adecuados puede cumplir numerosos cometidos en
tiempos de paz. Por ejemplo, por el
radio de acción de las aeronaves navales y su velocidad, pueden actuar con
eficacia para la vigilancia de amplios espacios, y concretar operaciones de
salvamento, dado que pueden arribar en plazos menores de tiempo que los buques
de superficie.
La continuidad de la actual situación significará
en el mediano plazo la desaparición de la Aviación Naval por la baja masiva de
las aeronaves en servicio por su edad, y por la competencia del Servicio de
Aviación de la Prefectura. Esto iría
acompañado por el correspondiente impacto no solo para las fuerzas navales,
sino para la Defensa Nacional, en particular de nuestros extensos espacios
marítimos y fluviales.
Dispersión de medios y recursos. Aviación Naval vs.
Servicio Aviación de la Prefectura Naval.
En marco de este
panorama para nada alentador descrito anteriormente, observamos la dispersión
de recursos, como sucede con el desarrollo Servicio Aéreo de la Prefectura
Naval, para el que se ha adquirido en diciembre de 2013 un avión de vigilancia marítima
Beechcraft King Air 350ER, siendo que
la Armada a) tiene/ ya tenía sin servicio por falta de repuestos a tres de sus
cuatro Beechcraft King Air B-200 de
vigilancia (se trata de una versión anterior), repuestos que obtener,
representa un costo menor al de adquirir un 350ER y b) tenía en ese entonces
sin servicio por razones logísticas sus dos P-3B (ya se informó más arriba
su situación actual). Para peor, en julio
de 2020, el gobierno argentino canceló la compra de cuatro P-3C ofrecidos por
los EE.UU. Se trataba de aeronaves en condiciones de vuelo provenientes de
escuadrillas operativas que recientemente habían recibido los nuevos Boeing P-8
Poseidon. El monto de la operación
era de US$ 78 millones, incluidos un importante lote de repuestos, el
adiestramiento de nuestro personal, y otros elementos técnicos y logísticos. El
precio de cada avión habría sido de alrededor de 40 millones de pesos; unos US$
563.000 al cambio del 8 de julio 2020 (ver. https://www.lanacion.com.ar ›
Política [9 de Julio 2020, 20.43 horas]). Al respecto agregamos las reflexiones
del Sr. Imperiale al autor Pero más
trascendente todavía es que desde su origen ya centenario, el componente
Aviación Naval de la Armada Argentina desarrolla - junto con las funciones
defensivas y ofensivas propias de la guerra en y desde el mar, que implican el
uso de la fuerza – también las más “benignas” de apoyar a la comunidad civil, salvaguardar
la vida en el mar, proteger nuestros recursos marítimos y asegurar el
cumplimiento de las leyes en el mar. De esa manera, los medios aéreos de la
Armada (en particular sus aviones de exploración y guerra antisubmarina y sus
helicópteros multipropósito) son útiles tanto en la guerra como en la Paz,
mientras que los de la Prefectura Naval, si bien potencialmente útiles en un
conflicto armado, por estar destinados a las mencionadas funciones “benignas”,
carecen del equipamiento - y su personal de la instrucción necesaria- para
operar defensiva y ofensivamente ante el conjunto de las amenazas enemigas
propias de esa situación.
Así las cosas, un criterio racional, sin ninguna
duda concentraría el esfuerzo en la Aviación Naval, de empleo efectivo tanto en
la guerra como en la Paz. Esta medida se justificaría en
los múltiples beneficios operativos, técnicos y logísticos resultantes, que se
traducen en mayor eficacia en el cumplimiento de la misión y menores
inversiones y gastos; es decir, se logra mayor eficiencia. Por ejemplo y
respectivamente, se evitan las interferencias mutuas y las coordinaciones
complejas, se requieren menos tipos y cantidades de aeronaves, y se unifican su
obtención, su mantenimiento preventivo y correctivo, y su aprovisionamiento,
así como el adiestramiento de sus tripulantes, etc. Es oportuno destacar – nos dice el CN VGM ( R ) Juan A Imperiale - que un avión de exploración y guerra
antisubmarina como el Lockheed P-3C Orion, dado su mayor radio de acción y
autonomía, pueden operar mucho más lejos de la costa que los aviones de
vigilancia marítima más conocidos y requiere una menor cantidad de aviones y
personal de vuelo para vigilar una misma superficie que ellos; a esto se agrega
que los P-3C resultarían ser una mejor inversión
El valor de la Aviación Naval y la necesidad de
recuperar capacidades
Los espacios
marítimos de interés nacional, están inermes ante una serie de desafíos, que
van desde el creciente interés de actores extrarregionales por sus recursos, la
necesidad de contar con medios adecuados para búsqueda y rescate, especialmente
ante una flota pesquera envejecida y donde los siniestros están a la orden del
día. Asimismo, también la actividad
económica como la explotación petrolera off
shore, el tráfico mercante, tiene su impacto ambiental, y también demandan
medios adecuados. El Comando de Aviación Naval es una herramienta apta, para
poder cumplir con un amplio abanico de misiones, si son recuperados ciertas
capacidades y medios, que son tanto aptos para la Defensa como para la
Seguridad y Buen Orden en el Mar.[1]
La Aviación Naval,
no solo requiere modernizar y/o incorporar medios aéreos, sino de bases y
facilidades, para poder efectuar despliegues en el sur del país. El
posicionamiento de fuerzas navales, no es algo fácil de resolver, ya que la
elección de bases/puntos de apoyo, requiere estudios en torno a la geografía
que satisfaga requerimientos estratégicos, infraestructuras, etc. Dado la
necesidad de contar con bases que permitan a los medios de la Flota de Mar,
operar de manera permanente o semi permanente, al sur de Puerto Belgrano, esto
incidirá en el despliegue de los medios aeronavales, destinados apoyar las
actividades de la Flota. Nos atrevemos a señalar la necesidad de contar con
facilidades en Puerto Deseado, con el objetivo incrementar el radio de acción
de fuerzas propias en la zona austral del país, para servir de asiento
permanente de medios de superficie como aeronavales.
En Río Grande deberá
contarse con facilidades para el despliegue permanente de medios aéreos para el
apoyo de Fuerzas Especiales y de Infantería de Marina, además de los medios
navales asignados a dicha zona
En lo referente a
los problemas resultantes en materia de dispersión de medios y recursos entre
la Aviación Naval y la Prefectura Naval, en atención que se ha implementado un
acuerdo de coordinación, debe impulsarse el uso común de bases, estandarización de medios, unificando el
adiestramiento de tripulaciones, como el mantenimiento y apoyo logístico de los
medios aéreos.
Fuente Armada |
En base a las
circunstancias que venimos describiendo en este trabajo, consideramos que las
prioridades para la Aviación Naval:
- Estudios destinados a terminar con el proceso
de degradación de capacidades, garantizando un mínimo de operatividad,
seleccionando los medios que serán modernizados/reemplazados y/o dados de
baja;
- Adquisición urgente de stocks de repuestos
para garantizar la operatividad de los medios disponibles;
- Buscar soluciones en el mercado de segunda
mano, para el reemplazo de medios
obsoletos, y que revista un carácter urgente contar con determinadas
capacidades;
- Recuperación de los medios destinados a la
formación básica de pilotos;
- Garantizar un mínimo de horas de vuelo para
las tripulaciones, manteniendo un grado aceptable de adiestramiento,
- Recuperación de medios destinados a tareas de
vigilancia marítima, exploración y guerra antisubmarina;
- Adquirir la suficiente cantidad de
helicópteros que permitan mantener dotaciones completas en fragatas,
corbetas y patrulleros de altura.
- Incrementar el número de helicópteros de 10
toneladas (como los Sea King),
destinados a llevar a cabo diversos cometidos: antisubmarinos, búsqueda y
rescate, transporte de personal y cargas, en apoyo a las fuerzas de
infantería de marina., ,
- Factibilidad de adquirir material nuevo, sobre
la base de acuerdos políticos con Estados proveedores;
- Adquisición de vehículos aéreos no tripulados
– UAV - ya sea para ser operados desde bases en tierra como buques de la
Flota. Un ejemplo es desarrollo conjunto entre INVAP y las empresas Marinelli
y Cicaré, con el RUAS 160, un helicóptero no tripulado, que puede ser
empleado desde buques de la Armada. [2]
- Recuperar la escuadrilla de sostén logístico,
- Garantizar una asignación de recursos a través
del Fondo Nacional de Defensa, para programas de modernización y
desarrollo de tecnología nacional, especialmente en materia de sensores,
aviónica y sistemas de armas.
El mercado de
segunda mano, ofrece posibilidades para recuperar capacidades especialmente en materia
de entrenamiento básico, helicópteros, a través del programa FMS del
Departamento de Defensa de Estados Unidos. Existen excedentes disponibles de
aviones de entrenamiento Beech T 34 Turbo
Mentor, como helicópteros Sea King
e incluso podría explorarse la posibilidad de los SeaHawk Pero también se
pueden obtener medios nuevos, a precios aceptables, en el marco de acuerdo de
gobierno a gobierno, por medio de programas de financiamiento a largo plazo y
con bajas tasas de interés. Esto podría ser una solución para dotar a las
fragatas, corbetas y patrulleros de las aeronaves necesarias. El tradicional
vínculo entre la Armada y la industria francesa, puede ser explorado, a fin de
obtener financiamiento flexible para adquirir dichos medios. Por ejemplo, un acuerdo de este tipo,
permitiría que la Aviación Naval operase con helicópteros de la firma Airbus, empleados
por ejemplo, por Prefectura Naval, como es caso de los Dauphin, que para el caso de la Armada, podría ser su versión
militar el AS565 MA/MB Panther. Este
tipo de aeronave es apta para operar en los patrulleros de altura recientemente
adquiridos por la Armada Argentina.[3]
El gran desafío, es
tener el menor número de modelos, con sus inconvenientes logísticos y costos de
contar con numerosos tipos de aeronaves.
En su oportunidad, dado la necesidad de contar con aeronaves de vigilancia y transporte,
este autor, consultó en su oportunidad a la empresa Basler Turbo Conversions
LLC, que produce sobre la base de las células del DC3, el avión multipropósito Basler BT 67 que puede ser convertido en
avión de vigilancia marítima, con una gran autonomía de vuelo y alta tasa de
disponibilidad. Esto motivó por ejemplo, que la US Navy en su momento reemplazara los B 200 King Air del Comando de Oceanografía (NAVCO), para tareas de
reconocimiento cartográfico, y llevar el nuevo sistema Coastal Zone Mapping and Imaging Lidar (CZMIL) para “mapear” el
fondeo del océano. Asimismo, el avión
puede emplearse para transporte, búsqueda y rescate, evacuación médica, y
cuenta con certificaciones internacionales para operar en áreas como la
Antártida.[4]
En otras palabras,
en una primera etapa, a costos razonables, la Aviación Naval, podría recuperar
en un plazo de pocos años, medios para cumplir una amplia gama de cometidos:
entrenamiento, vigilancia marítima, sostén logístico, búsqueda y rescate,
exploración antisuperficie, designación de blancos, escolta, transporte, y
apoyo táctico.
Los aviones Super Etendard,[5]
con el material recibido de Francia, permitiría la puesta en servicio de un
grupo de aeronaves, destinado a recuperar capacidad de caza y ataque, pero con
limitaciones, dado que el país perdió el portaaviones en 1997, dicha medio no fue reemplazado. Por ende su
radio de acción es limitado, y es por ello que es preciso contar con aviones de
reabastecimiento en vuelo, como de medios de alerta temprana. Esto demandaría
un programa de carácter conjunto con la Fuerza Aérea, por el alto costo de
obtención de dichos medios, impide la idea que la Aviación Naval cuenta con
dichas capacidades de manera exclusiva.
Los medios citados
anteriormente, solo permitirían recuperar un mínimo de capacidades, limitado
para tiempos de paz, que garantizaría incrementar el adiestramiento de
tripulaciones y garantizar en cierta manera la presencia del Estado argentino
en el mar. Queda pendiente, la necesidad
de recuperar la Escuadrilla de Exploración y Lucha Antisubmarina, y poner sobre
la mesa, plantear la recuperación de operar aviación basada en portaaviones. Al
respecto Imperiale, reconocido experto en la materia, nos dice La
Aviación Naval embarcada en portaaviones
es el instrumento por excelencia para la
proyección del poder naval a tierra; pueden realizar el conjunto de las
operaciones aéreas de exploración, caza y ataque que sean necesarias para las
operaciones terrestres, cuando estas se desarrollan fuera del alcance de la
aviación terrestre propia; apoyar las operaciones de fuerzas anfibias y
especiales; participar de las operaciones aéreas estratégicas y tácticas que realice
la fuerza aérea propia, de las operaciones que realice dicha fuerza para
establecer y mantener la superioridad/supremacía aérea, y de las operaciones de defensa aérea del
territorio nacional que realiza la Fuerza Aérea, otorgándoles profundidad sobre
el mar.
Recuperar la Aviación Naval y su impacto para la
Defensa Nacional
La Armada Argentina,
tiene la responsabilidad de operar en varios ámbitos geográficos, desde los
grandes ríos, hasta el Atlántico Sur. Este ámbito, es el que mayores exigencias
plantean, dado la presencia de actores extrarregionales; el conflicto de
soberanía por las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur; accesos
interoceánicos de alto valor estratégico.
Asimismo, la Ley del Mar, asignó al Estado argentino, un vasto espacio,
poseedor de importantes recursos, además de ser la vía donde se desarrolla el
comercio externo de Argentina y ser el medio de comunicación con los
principales mercados mundiales. Esta importante responsabilidad recae en medios
exiguos, y que en el caso de los medios aeronavales, se reduce a un puñado de
medios obsoletos. La puesta en marcha de mecanismos de coordinación con la
Prefectura Naval, no compensa las limitaciones señaladas, agregándose un hecho
no menor, que dicha fuerza de seguridad, carece de capacidad para operar medios
aéreos embarcados, limitando el radio de acción de estos.
Estamos ante una
situación donde observamos dispersión de recursos, un verdadero galimatías
logístico por la diversidad de modelos en servicio entre dos fuerzas que
superponen su despliegue en el mismo espacio, observándose un clima de
competencia, y no de cooperación o que se complementen. Es por ello que es preciso, impulsar un mayor
nivel de integración, unificando como dijimos anteriormente, la formación de
pilotos en un solo centro especializado, estandarización logística, dando
prioridad a los medios que puedan cumplir tanto en misiones para la Defensa
como la Seguridad y Buen Orden en el mar.
La situación de de
la Aviación Naval es crítica, a punto de perder prácticamente todas sus
capacidades y quedar reducida a expresión casi simbólica. Las fragatas MEKO 360, carecen de
helicópteros adecuados, como también los nuevos patrulleros de altura, lo que
sin ninguna duda limitan sus capacidades. La falta de decisión política, por
inoperancia, ha impedido que la Armada cuente con aviones de exploración, que
permita patrullar los confines de los espacios marítimos argentinos. Mientras tanto se espera un programa de
modernización de los veteranos aviones P3 B en instalaciones de FADEA, que por
cierto lleva varios años durmiendo en el hangar a la espera que el primer prototipo
modernizado salga algún día. La llegada
de los Dessault Super Etendard M,
generó expectativas en su momento, pero constantes retrasos, genera dudas el
día que alguno de ellos vuelva a volar.
Argentina ha llegado
a un estado de cosas, donde carece de medios adecuados de vigilancia, como de
búsqueda y rescate. La obsoleta flota
pesquera, es un serio problema, dado que por la elevada tasa de siniestros,
demanda contar con medios adecuados para intervenir. La Prefectura Naval, no
obstante de contar de medios modernizados, insuficientes para operar en tan vasto
espacio, y con la peculiar situación, que los buques de patrulla oceánica, en
su modernización, no se adoptaron previsiones para que pudieran operar con
medios aéreos, a pesar de contar con facilidades, que curiosamente fueron
suprimidas.
En razón de la
situación estratégica del país, el marco que brinda la Directiva de Defensa
aprobada en 2021, y los recursos existentes, consideramos factible en una
primera instancia, recuperar y mejorar la capacidad de adiestramiento de los
futuros pilotos navales. El experimento de unificación de crear una escuela o
curso básico común a las tres Armas, ha resultado un fracaso, por la ausencia
de medios adecuados, recursos, etc. La
envejecida flota de helicópteros precisa medidas urgentes, destinadas por un
lado a dotar a las fragatas, corbetas (dos de ellas pueden operar helicópteros)
y patrulleros de altura, de las dotaciones correspondientes de helicópteros. En
el caso de estos últimos, por ejemplo,
dotarlos con helicópteros equipados con misiles aire superficie, incrementarían
sustancialmente su valor militar.
Dado los problemas
de financiamiento que tiene Argentina, debe recurrir al mercado de segunda
mano, a través del sistema FMS, o alcanzar acuerdos a nivel gobierno, para
gestionar créditos blandos que permita financiar la compra. Asimismo, es hora
de pensar en la enajenación de bienes, que sean declarados excedentes por parte
del Ministerio de Defensa, para financiar las compras, como el uso de otros
instrumentos financieros, que emplea el Estado nacional para financiar su
presupuesto. El Fondo Nacional de Defensa, es otra opción, especialmente para
programas de modernización de medios que se lleve a cabo en el país. El
objetivo del programa de helicópteros navales, debe incorporar medios que
puedan brindar apoyo a unidades de infantería de marina. No solo en tareas de
transporte, sino también exploración, enlace, y apoyo táctico/ataque.
En materia de
vigilancia marítima, las necesidades son más que urgentes, las opciones van
desde recuperar los veteranos B 200 o llegado el caso, ir un poco más allá, y
pensar en el Basler BT 67. En su momento contactamos a su fabricante como a su
representante exclusivo para la región, Sr. Botacchi. Esto permitió obtener
información valiosa, por la cual la Armada puede acceder a un costo moderado a
un avión que puede ser empleado para vigilancia marítima, con una autonomía de
11 horas de vuelo, y poder también
cumplir funciones de sostén logístico, incluso operar en áreas tan exigentes
como la Antártida. En un plazo relativamente corto, la Armada puede obtener una
plataforma multimisión.
Los aviones Super Etendard, que fueron cuestionados
desde ciertos medios, son un valioso activo, por sus prestaciones, aún con base
en tierra. Estamos ante una aeronave que puede llevar a cabo operaciones de
reconocimiento, minado, como ataque a blancos de superficie. Armado con un
misil AM39, es una poderosa arma con un radio de acción de 287 millas náuticas.
Esto podría potenciarse, con la
continuidad del arma stand off Dardo,
que permitiría golpear objetivos en la profundidad del dispositivo enemigo. La
Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque, por sus capacidades, si son puestos en
servicio un número adecuado de aviones, es apta para llevar a cabo
contraataques menores en contra de una Fuerza Operativa hostil. La experiencia
de Malvinas, pone de relevancia el valor de esta unidad. La ausencia de portaaviones, obliga a pensar
en la necesidad de contar con aviones de reabastecimiento en vuelo, que pueden
ser empleados de manera conjunta con la Fuerza Aérea.
La desidia, llevó a
que la Escuadrilla de Exploración a que solo exista en el papel. El rol de exploración aeronaval requiere de
medios dotados de radares para la detección en la superficie del mar, equipos
de guerra electrónica capaces de detectar y bloquear emisiones provenientes de
buques de superficie, agregándose la posibilidad de contar con armas, para
atacar a distancias seguras a blancos de superficie (por ejemplo, los P 3B Orión
portugueses, en su modernización, incorporaron misiles AGM Maverick) como también submarinos.
La recuperación
propuesta de los medios y capacidades de la Aviación Naval, a pesar de los
objetivos modestos planteados en una primera instancia, permitiría a la Armada,
incrementar el radio de acción para la vigilancia y protección de los espacios
marítimos nacionales, y poder llevar a cabo misiones vinculadas tanto con la
defensa, como seguridad en el mar, a costos moderados, que pueden ser asumidos
por el Estado, aún en estos tiempos de vacas flacas.
Finalmente, no
podemos dejar de lado, citar la necesidad de contar con un portaaviones. Las
limitaciones que impone la geografía nacional, en materia de puntos de apoyo,
requirió en su momento buscar soluciones, que vino de la mano de la adquisición
de un buque de este tipo, que tuvo un alto valor disuasivo en el marco
regional. Una plataforma de estas características permitiría al país contar con
una defensa altamente móvil y flexible, para poder operar en el inmenso teatro
de operaciones que es el Atlántico Sur.
Fuente Gaceta Marinera |
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SUAREZ SAPONARO,
Jorge Alejandro: El Nuevo Derecho del Mar
y Defensa Nacional. Instituto de
Publicaciones Navales, Buenos Aires, 2016
Entrevistas.
Sr. Ricardo
BURZACO. Director de Deyseg.com
Septiembre de 2021. Entrevista vía telefónica.
Sr Capitán de Navío
VGM ( R ) Juan A. Imperiale. Mayo de 2021.
El autor expresa un especial
agradecimiento a los entrevistados.
[1] El sr. Capitán de Navío Juan Imperiale señaló a este autor
al respecto: Cabe destacar que las
capacidades de las armadas para desarrollar las funciones de seguridad derivan
de sus capacidades para la guerra que, además de tener algunas características
similares –especialmente en el caso de las operaciones de vigilancia y SAR- son
más amplias, complejas y operativamente más exigentes, razón por la cual son
más que suficientes para realizar las de seguridad.
[2] Ver https://www.invap.com.ar/areas/defensa-seguridad-y-ambiente/sistema-de-helicoptero-no-tripulado/.
Consultado, 4 de octubre de 2021
[3] Consultado al periodista especializado
en Defensa, Sr. Ricardo Burzaco, nos señaló la factibilidad de empleo de este
tipo de aeronaves, que por sus prestaciones, podrían ser un verdadero
multiplicador de fuerza de los patrulleros recientemente adquiridos.
[4] El BT-67 puede equiparse con varios sistemas de vigilancia
y apoyo para optimizar la misión de patrulla marítima. Como ejemplo, podemos
equipar la aeronave con un sistema de radar de apertura sintética de matriz en
fase capaz de rastrear hasta 1000 objetivos de superficie mientras busca otros.
Este sistema es efectivo hasta 200 NM y puede rastrear objetivos muy pequeños.
Además del SAR, la aeronave se puede equipar con una cámara de video infrarroja
electroóptica de movimiento completo y otros sistemas de vigilancia electrónica
ayudan a asegurar las zonas de exclusión económica y las pesquerías soberanas,
así como con fines de búsqueda y rescate. Señalado por Pablo Botacchi, representante exclusivo para
Argentina, de Basler Turbo Conversion LLC (Ver. https://elminuto.cl/entrevista-a-pablo-botacchi-un-avion-para-multiples-misiones-basler-bt-67/
Consultado 4 de octubre de 2021).
[5] Los aviones adquiridos originalmente a
Francia, tienen muchas horas remanentes de vuelo. PIÑERO, Luis: “ Aviación Naval
Argentina. Tiempos de Hambre” en Fuerzas
de Defensa y Seguridad, nro. 413
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