La República Saharaui. Su lucha por la libertad
En los medios de
comunicación nos inundan de los terribles momentos que vive la población de
Ucrania, por la invasión rusa. Desde los gobiernos, paladines de la democracia,
comunicadores sociales, nos hablan día y noche del sufrimiento de este país, de
la necesidad de ayudar y de la ilegalidad de la agresión armada de Moscú.
Ironías del destino, los citados gobiernos, que por un lado condenan los hechos
en Ucrania, miran hacia otro lado por la tragedia saharaui. Abandonados por la
comunidad internacional, victimas de la invasión y ocupación de Marruecos, de
graves violaciones de derechos humanos, y del exilio en campos de Refugiados,
Dignamente el pueblo saharaui, sin lamentaciones, ha tomado las armas nuevamente
para defender su libertad.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
La
presencia española, tenía sus días contados en el Sahara Occidental, como
resultado de los fatídicos Acuerdos de Madrid . Estaba estipulado que el 28 de
febrero, la administración del territorio sería cedida definitivamente a
Marruecos y Mauritania. En esas horas oscuras, donde miles de saharauis salían
hacia el desierto, huyendo de la represión marroquí, ante la mirada de los
españoles que se iban, en un caserío al norte del Sahara Occidental, Bir Lehlú,
el 27 de febrero, el Consejo Nacional Saharaui, proclamaba la independencia y
la creación de
La
nueva república fue reconocida por numerosos países, siendo el primero de
ellos, Madagascar. Unas ochenta naciones reconocieron a lo largo de varias
décadas, la república saharaui. Los saharauis eran refugiados en su propio
país, creándose campamentos muy precarios en Tifariti, Guelta Zemmur y Um
Draiga, que fueron sometidos ataques aéreos marroquíes, crímenes de guerra que
han quedado hasta ahora impunes. Las
viviendas dejadas por los saharauis, fueron usurpadas por los colonos
marroquíes traídos por las fuerzas de ocupación. Las fuerzas marroquíes, en operaciones de
contrainsurgencia generaron mucho daño a poblaciones nómadas, al quitarles su
ganado y envenenar sus pozos, para que no sean utilizados por los soldados del
Ejército saharaui o ELPS.
El
28 de febrero de 1976, los españoles, arriaron la bandera en El Aiaún y se
fueron. Días antes, el 24 de febrero, marroquíes y mauritanos convocaron lo que
quedaba de
El
gobierno saharaui, ante la grave situación, optó por mantener una postura
defensiva respecto a Marruecos, con un mínimo de fuerzas, mientras que el actor
más débil, respecto a Rabat, no para los saharauis, Mauritania, las acciones
militares, serían ofensivas. En una muestra de audacia, las fuerzas del
Ejército saharaui, liderado por el presidente El Uali, atacaron la capital del
citado país, en un intento de dar un golpe estratégico. Fracasada la acción,
luego de una desesperada ofensiva mauritana. El Uali, murió en combate, siendo
una trágica pérdida de un personaje de gran inteligencia y carismático.
Proclamación de la República Saharaui 27 de febrero de 1976.
La
modesta ayuda militar que recibían los saharauis, en comparación con sus
adversarios que recibían importante apoyo de Francia, financiado con dinero de
las “petromonarquías” árabes, era hábilmente empleada. El ejército saharaui perfeccionó sus tácticas
de guerra no convencional en el desierto, creando unidades altamente móviles y
de gran poder de fuego, que tenían mortal eficacia gracias a una excelente
inteligencia táctica, entrenamiento, adaptación a un ambiente riguroso de las
tropas saharauis y la calidad de sus oficiales y comandantes.
El
alto mando saharaui, buscaba encarecer los costos de la guerra, obligar al
enemigo a incrementar la cantidad de soldados desplegados en el terreno, con
sus dificultades logísticas y financieras para países pobres como eran
Marruecos y especialmente Mauritania. Este último país, a pesar del apoyo
francés y marroquí, la presión generada por el ELPS, que generó serios daños a
la base económica del país, el mineral de hierro, unido a la necesidad de
movilizar un importante número de soldados, para defender la infraestructura
del sector minero, puso a la economía de Mauritania contra las cuerdas. Una
serie de golpes de Estado, terminaron con la triste aventura de Uld Daddah, y
con un país completamente empobrecido y con fuertes tensiones por años de
guerra.
El Uali. Primer Presidente de la RASD
El
destino de Marruecos estaba sellado, dado que casi la mitad del presupuesto
estaba destinado a la guerra. El apoyo de Estados Unidos, en los 80, le
permitió sobrevivir. Pero la incapacidad de lidiar con las guerrillas del ELPS,
obligaron a construir muros defensivos, una obra costosa, que en el día de hoy
cuesta más de un millón de dólares diarios su mantenimiento, junto a 100.000
efectivos allí apostados.
A la espera de una paz que
nunca llega
El
plan de Paz de 1991, resultó un fracaso. Gracias a Estados Unidos, Francia y en
menor medida España, la posibilidad que los saharauis tuvieran paz y vivir bajo
la bandera de su estado, le fue negada.
Las violaciones a los derechos humanos continuaron, con aval de Francia
que siempre vetó cualquier iniciativa para que la misión de paz de Naciones
Unidas, o MINURSO, tuviera facultades de monitoreo de derechos humanos. Marruecos nunca dio explicaciones sobre los
desaparecidos bajo la ocupación, impuso su propia legislación e introdujo
colonos al territorio ocupado. Esto son crímenes de guerra, agregándose que
nunca dijo nada sobre los prisioneros de guerra saharauis. El derecho ha dado la razón a
A
lo largo de estos años, el conflicto
quedó congelado. Marruecos ha sido el gran beneficiario, gracias al expolio de
los recursos. La comunidad internacional, especialmente los reconocidos
gobiernos “paladines” de los derechos humanos, avalaron de alguna u otra forma
la ocupación. Los saharauis en las zonas
ocupadas son ciudadanos de segunda, no en vano, estalló el llamado Campamento
de Gdeim Izik en 2010. Reprimido duramente por las fuerzas de ocupación. Sus
líderes encarcelados y juzgados por tribunales militares, fuera del territorio
saharaui, un escándalo con mayúsculas.
El derecho internacional humanitario prevé que las poblaciones de los
territorios ocupados, tienen derecho a la resistencia y no obedecer al
ocupante. Mientras los saharauis de las
zonas ocupadas viven en un verdadero apartheid, quienes viven en las zonas
liberadas controladas por
En
noviembre de 2020, el incidente de Guerguerat, llevó a la conclusión a los
saharauis, que debían ponerse en marcha, tomar las armas. Marruecos guardó
silencio, mientras que en los muros defensivos se combate. El nivel ha llegado,
que Rabat tuvo que movilizar su fuerza aérea, equipada con modernos aviones de
combate F 16, vendidos por otro país, “paladín” de la democracia, Estados
Unidos, otro de los cómplices del drama saharaui.
Los
modestos medios de combate saharaui, están generando serios contratiempos a los
marroquíes, que han salido al mercado internacional para mejorar su capacidad
de inteligencia, reconocimiento y vigilancia. Pocos medios han informado sobre
las luchas entre tropas saharauis y marroquíes.
Rabat debe lidiar con un contexto geopolítico complicado. Por un lado
tiene a su vecino argelino, que apoya a los saharauis, dado que no tiene
ninguna intención que Marruecos sea la primera potencia militar regional. Francia con los hechos ocurridos en Malí,
pone en evidencia que su papel en África está disminuyendo. Rusia y China,
especialmente esta última, es un actor relevante, y remplaza gradualmente la
influencia de Europa. La débil Mauritania, está cerca de intereses chinos, que
se traduce en el ámbito económico y militar.
La causa del Sahara Marroquí, es primordial mantenerla vida, para
generar consensos y mantener a la monarquía alauita como eje de la política en
Marruecos. Ello puede significar un alto precio, dado que el gasto militar
marroquí esta creciendo, ante un contexto económico propio de un país en vías
de desarrollo, elevados niveles de desempleo juvenil y pobreza. El mantener oculto lo que pasa en el Sahara,
el expansionismo marítimo, fijando límites de manera unilateral, la crisis de
Ceuta, con el alud de inmigrantes, generando una crisis con España, pone en
evidencia, que el majzén precia aún de conflictos externo, para justificar su
legitimidad, y por ende cualquier cambio sustancial en el Sahara Occidental,
afecta directamente a la estabilidad del régimen político marroquí, donde el
nepotismo y la corrupción, son factores a tener en cuenta.
En
este contexto histórico, con el ascenso de nuevos actores como Rusia y China,
abre nuevos interrogantes sobre el devenir de la lucha saharaui por su unidad
nacional. Naciones Unidas, ha quedado
con la crisis de Ucrania, con un papel totalmente desdibujado. España, potencia administradora de iure, es rehén de la política de extorsión
marroquí, y por ende esta en callejón sin salida, siempre a la defensiva. Su
incapacidad para lidiar con el problema, convierte a los gobiernos españoles en
cómplices del sufrimiento de los saharauis después de tantas décadas de espera.
El
destino de los saharauis es incierto.
“Si quieres tu derecho es preciso que
estés dispuesto a derramar tu sangre,
es preciso que sacrifiques todo por una
sola cosa: tu dignidad”.
El
Uali Mustafa Sayed
Primer
Presidente de
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