El Reino de los Visigodos: la “Primera España”

 


La etapa histórica dominada por el reino visigodo, no es muy conocida por el gran público. Los visigodos fueron los creadores de la “Primera España” como dice el historiador José Javier Esparza en su libro “Visigodos”. Este pueblo tuvo un alto grado de desarrollo cultural. Originarios de la península Escandinava, la historia los llevó hasta España, donde crearon un reino que sucumbió ante la invasión árabe del siglo VIII. No obstante, ello luego de la célebre batalla de Covadonga, el legado gótico no moriría, y los reinos cristianos que surgirían en España en la Edad Media, buscaron de alguna manera tener contacto con el desaparecido reino visigodo.

 

Por Jorge Alejandro Suarez Saponaro

Director de Diario El Minuto Argentina

 

En las tierras escandinavas, partió un pueblo germánico, los godos, que, a principios del siglo I, iniciaron un largo peregrinaje, que los llevaría hasta las costas del Mar Negro, donde construyeron dos reinos. En ese largo camino, construyeron una identidad singular con aportes propios y ajenos.  Las tierras que vieron nacer a los godos, no tenían capacidad para alimentarlos a todos, dado las limitaciones en materia de técnicas agrícolas, se vieron obligados a emigrar de la antigua Escandinavia. El origen de los godos, según la tradición, es la isla de Gotland. El historiador romano Jordanes, nos habla de Berig, como el caudillo que guió a los godos en su largo viaje. En pugna con otros pueblos germánicos, logaron instalarse en las costas del Báltico, en lo que hoy es Polonia.  La prueba materia de su presencia es la llamada cultura de Wielbark.  Las tumbas como la reconstrucción de las viviendas, son de propias de una cultura escandinava.  Los historiadores romanos nos hablan de “gutones” o “gothones”.  Por razones desconocidas, posiblemente la presión de otras tribus germánicas, los líderes godos, decidieron partir en busca de otra tierra, donde asentarse. Así iniciaron una marcha de más de mil kilómetros hacia las costas del Mar Negro. Era el siglo III y prueba de la presencia de los godos, era la cultura Cherniajov, donde entraron en contacto con otros grupos que vivían allí desde hace siglos. Por diversos medios, hay un intenso intercambio, donde los godos absorben la cultura de sus vecinos, ya sea por conflictos, matrimonios, o comercio.  De los sármatas, adoptan el combate a caballo con pesadas armaduras y lanzas.  En aquellos tiempos, los godos eran una sociedad jerarquizada, estando liderados por una casta liderada por el rey, una nobleza militar, y en la base social, artesanos y campesinos.  El liderazgo era electivo, una suerte de juez o magistrado supremo, según la definición de los historiadores, eran elegidos de carácter vitalicio, por las asambleas de los jefes, elegidos entre las familias de nobles locales de cada kuni o territorio en que estaba dividido el país de los godos. En caso de guerra el líder godo, o kindis, no podía salir del territorio, sino que era designado un jefe militar de máximo prestigioso. Los ostrogodos, a diferencia de sus vecinos, ejercían un poder más o menos laxo, sobre vastas tierras que llegaban hasta la actual capital ucraniana de Kiev.  El control ejercido por los líderes o reyes ostrogodos, se basaba en el vasallaje tanto de tribus godas como de otros pueblos que vivían en la región.

 

Las características de la región donde estaban asentados, las distancias entre las poblaciones, dio origen que los godos se dividieran en dos grandes grupos, que los romanos denominaron ostrogodos y visigodos, denominados también greutungos y tervingios respectivamente. Estos últimos hacia el 268, según fuentes escritas romanas. Llevaron a cabo incursiones en territorio romano, mas precisamente, en las actuales Serbia, Croacia y Eslovenia. Derrotados en la batalla del Naisso por el emperador Claudio II, junto a otras tribunas germanas, pero ello no impidió que continuaran presionando sobre los territorios romanos, como en Dacia. Los tervingios o visigodos, entraron de esta manera en la compleja política imperial. Ariarico, designado líder por los jefes visigodos, pactó con Constantino el Grande, un tratado.

 

El imperio romano estaba en crisis, incluso en algunas provincias se vivía el caos. Las elites locales, como imperiales, comenzaron a reclutar tribus germanas, para hacer frente a las rebeliones, luchas intestinas por el poder. Los godos apoyaron a Licinio en sus luchas contra Constantino, derrotado por este último en 314. Aorico, hijo de Ariarico, que pactó con Constantino el Grande, marchó a Constantinopla a educarse.  El contacto con el mundo romano, llevó a los visigodos abrazar la fe cristiana, más precisamente por medio de la prédica del obispo Ulfilas, pero abrazando la corriente arriana. Este obispo, creó un alfabeto y tradujo la Biblia al gótico. Pugnas tribales, llevaron a Ulfilas a huir a Constantinopla con varios miles de seguidores. Los visigodos participaron en las pugnas por el trono imperial, enredándose cada vez más en la política romana.  El emperador Valente, derrotó al usurpador romano Procopio y sus aliados godos, que se replegaron a los Cárpatos y quedaron aislados. Esto no duraría mucho. Los visigodos estaban divididos, por su posición sobre el cristianismo, donde hubo persecuciones, lo que generó una profunda crisis, hasta la irrupción de los misteriosos y temidos hunos en el ano 375.

 

Los hunos, de origen poco conocido, que, según historiadores modernos, nos hablan de poblaciones que eran una mezcla de pueblos túrquicos e iranios. Fuentes chinas los citan en sus ataques en el siglo II a.C. Una rama de los hunos, buscó un lugar en el Mar Caspio, donde derrotaron a otro temible pueblo, los alanos. Su superioridad demográfica se impuso, y los hunos siguieron avanzando hacia el oeste. La Europa de aquellos tiempos, era un lugar con escasos lugares para habitar y para el desarrollo agrícola, y fueron en esos espacios, donde los hunos se lanzaron, expulsando a las tribus germánicas, generando una presión enorme, a un imperio romano, envuelto en crisis constantes. Se estima que los hunos era una marea humana de 200.000 personas, nómadas, que vivían del saqueo.  Los hunos llegaron al reino ostrogodo en la actual Ucrania. Ante la presión sufrida y la imposibilidad derrotarlos militarmente, los ostrogodos, emprendieron el exilio al reino visigodo, que tampoco pudo resistir la presión de los hunos, y cientos de miles de godos fueron a parar a la frontera del río Danubio.  Los romanos aceptan a los refugiados, pero hay violencia, al fin de cuentas, los godos eran aquellos que durante años habían asaltado las fronteras. Las tensiones estallaron y los romanos fueron derrotados en Marcianópolis. En el 378, los godos y romanos vuelven a chocar en Adrianópolis, uno de los peores desastres militares de la historia romana.

 

Ave Marìa en Gòtico 

El emperador Teodosio, puso orden en el caótico imperio. En este tiempo, los visigodos están en Tracia, sus hermanos ostrogodos, padecen el vasallaje en manos de los hunos, otros grupos godos seguían viviendo del pillaje o sirviendo como soldados como otros grupos germánicos.  Los visigodos disfrutaban de autonomía, podían reunir un ejército, y este estar en manos de sus propios jefes, al combatir junto a las tropas romanas. Alarico es el nuevo jefe de los visigodos. Este a la muerte de Teodosio, rompió el pacto con los romanos, a sabiendas que usaban a su pueblo como carne de cañón, con el claro objetivo de diezmarlos y restarle fuerza.  El imperio romano quedó dividido entre los hijos de Teodosio, Arcadio y Honorio, jóvenes sin experiencia, que se odiaban y pronto estarán envueltos en graves conflictos. Alarico fue proclamado rey, algo inédito en la tradición visigoda. Este se entregó al saqueo y sus correrías llegaron a Grecia. Finalmente, en el marco de los graves problemas que atravesaba el imperio, fue nombrado magíster militum, el máximo grado militar del ejército romano y su pueblo recibió tierras en Iliria. Arcadio, empleaba el problema visigodo para hacerle la vida imposible a su hermano Honorio en Roma. Estilicen, general y tutor de Honorio, que apenas tenía once años cuando asumió el trono, era de origen vándalo y madre romana. Era un brillante general, frenó a los visigodos en varias ocasiones, pero tenía muchos enemigos en Roma, que lo veían con intenciones de tomar el trono imperial.

 

Nacimiento del Reino de Tolosa

La muerte de Arcadio, impulsó a Estilicón a imponer a Honorio, casado con una hija suya, como única autoridad, obviamente bajo su influencia. Honorio se radica en Rávena. El general romano, pacta con Alarico, precisa su ayuda para controlar el sector oriental del imperio. En aquella corte, las intrigas se imponen y hacen creer a Honorio, que el hijo de Estilicón, Euquerio, se hará con el imperio en Oriente, y que su situación sea más que precaria. El joven emperador, se deshace de Estilicón acusado de traición en 408, siendo decapitado. Su esposa, hija de Estilicón es repudiada y expulsada de la Corte. Euquerio asesinado por orden de Honroio.  Los soldados de origen germano junto a sus familias, son asesinados. Alarico que esperaba la paga por su apoyo a Honorio, de una tonelada de oro, vio que miles de soldados germanos, perseguidos por el emperador, buscaban saldar cuenta con Honorio y sus cortesanos. Alarico marchó sobre Roma en el 408 y la pone bajo sitio. Honorio no socorrió a la ciudad y la abandona a su suerte. Finalmente, el Senado paga un pesado rescate. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con Honorio, Alarico finalmente saquea Roma. La muerte de Alarico, permitió el acceso de Ataulfo, que llevó a los godos, luego de saquear media Italia, a las Galias. Muerto Alarico, o mejor dicho asesinado, es sucedido por Walia, quien participará en operaciones militares en Hispania, contra otros pueblos germanos. En el 418, Walia instala su capital en Tolosa en el sur de Francia, comprometiéndose ejercer el control de parte de Hispania y Galia, en nombre del emperador. Fue sucedido por Teodorico.

 


En el convulso mundo romano, sin entrar en detalles, por razones de espacio, de conspiraciones, intrigas, asesinatos, usurpadores, aparece la figura del general Aecio. Este se convirtió en la máxima autoridad militar del imperio de Occidente y tutor de Valentiniano III, emperador que tenía apenas seis años. Aecio nacido y forjado en la vida de frontera. Entró en conflicto con los visigodos, especialmente por el control de Carbona, finalmente por un pacto del año 439, Teodorico podría expandir gradualmente sus dominios sobre las provincias romanas de Hispania.  En el marco de estos conflictos, luchas, pactos, en 451, los hunos avanzaron desde Bélgica y atacaron las Galias. El destino obligo a romanos y visigodos, a pesar de Aecio y Teodorico, luchar juntos para sobrevivir ante un poderoso enemigo común. Aquí apareció la figura de Atila, rey de los hunos.  En junio de ese año, en la batalla de los Campos Catalaunicos, Occidente, sobrevivió a la avalancha de las huestes de Atila.  Fue la última gran victoria romana.  Se estima que los hunos habían organizado una fuerza de 50.000 efectivos, cifra que ningún caudillo germano o el mismo ejército romano ya en su ocaso, podría reunir. El talento estratégico y organizativo de Aecio, le permitió organizar una potente fuerza militar, sobre bases heterogéneas.

 

El imperio huno, se extendía desde Ucrania, el Mar Negro, el Báltico hasta Europa Occidental. Este se diferenciaba de su enemigo romano, porque consistía en el vasallaje de tribus, que contribuyeron a engrosar las fuerzas de Atila. Luego de su derrota frente a los persas, los hunos presionaron sobre el tambaleante imperio romano. No había otra opción que unirse contra una amenaza que ponía en juego el legado de Roma. Luego de décadas de guerra, Aecio y Teodorico llegaron a un acuerdo. Finalmente, las fuerzas se encontraron cerca de la actual ciudad de Orleáns. Aecio mantuvo la iniciativa. La batalla fue encarnizada, donde encontró la muerte Teodorico. Atila se dio a la fuga, por razones desconocidas, no fue perseguido por Aecio, posiblemente por razones políticas y del delicado equilibro con los visigodos, quienes regresaron a su capital Tolosa.  El sucesor de Teodorico, Tarsimundo, tuvo que lidiar con las intrigas de sus hermanos, que lo hicieron asesinar en el 453. Aecio, llamado “el último romano” a pesar de tener sangre germana, fue asesinado en una discusión con el emperador Valentiniano III. A su vez, este fue asesinado en 455, por dos oficiales leales Aecio en una revista de tropas.

 


Roma tenía un emperador, Avito, proclamado con apoyo de los visigodos. En el marco de los conflictos, Teodorico II, en apoyo al nuevo emperador (que por cierto el senado romano se negaba a reconocer), lanzó sus fuerzas sobre el reino de los Suevos en el norte de España, derrotándolos en la actual provincia de León. Avito tuvo menos suerte que Teodorico II, desaparece, posiblemente asesinado, al ser derrotado militarmente por sus rivales. Mayoriano un general romano prestigioso fue proclamado emperador del Occidente, en tiempos que su poder se diluía. Muerto Teodorico, su hermano Eurico se hizo con el poder, construyendo el estado visigodo propiamente dicho, aunque con cimientos endebles, dado que los visigodos era una elite guerrera, arrianos, que ejercían el control sobre una población galorromana católica. Este envía embajadores, y lanzó operaciones militares, que permitió el control de gran parte de Hispania, además de aplastar la rebelión del reino de los suevos. El caos desatado con la caída del último emperador de Occidente en 476, dio manos libres al reino visigodo de conquistar el resto de Hispania y territorios en Galia. Eurico dotó al nuevo reino de un Código y logró construir un estado viable. A su muerte, el reino de Tolosa era el mas importante de Occidente y rico, con extensos dominios, que heredó su hijo Alarico II. Su consolidación en España como rey, fue en base a un pacto con las elites hispanorromanas, hartas de la inseguridad, provocadas por bandas organizadas y el caos reinante. Los visigodos asumían la responsabilidad de brindar orden y seguridad, a cambo de tributos y lealtad al rey godo. En 496 estalló la rebelión de Burdunello, con apoyo de poderosos terratenientes hispanorromanos, pero finalmente estos pactaron con Alarico II, el líder rebelde sin apoyo, fue capturado y sometido a un final horrendo, siendo quemando vivo. En ese mismo año el rey franco Clodoveo, cruzó el río Loira, quién avanzó y ocupó territorios del reino de Tolosa, derrotando en batalla al rey Alarico II, quién muere, y dado que los francos eran católicos, de reciente conversión, esto los acercaba a las poblaciones galorromanas. En el 507, la etapa del llamado Reino de Tolosa llegó a su fin.

 

El fin del Reino de Tolosa. Nacimiento de la “Primera España”

Los visigodos en todo este período, se mantuvieron fieles al cristianismo arriano, por la sencilla razón que ello los diferenciaba de las poblaciones romanizadas. Esto los distanciaba de los galorromanos como hemos visto. Tras la derrota en Vouillé, los visigodos se trasladaron en masa hacia Hispania, dando inicio a un nuevo período de su agitada historia. Se estima que cruzaron los Pirineos unos 200.000 godos, entre familias nobles, guerreros, y campesinos. Estos serían la clase dirigente frente a unos cuatro millones de hispanorromanos. El grueso de los recién llegados. se instalaron, en las provincias españolas de Palencia, Valladolid, León y Zamora. El general Teudis, tutor de Amalarico, futuro rey de los visigodos, siguió los pasos de Teodorico el Grande en Rávena, con políticas de acercamiento a las elites romanizadas, pero su política de subordinación a los intereses del rey ostrogodo, en Italia, generó tensiones en la aristocracia visigoda. La muerte de Teodorico el Grande, impulsó Amalarico a romper lazos con el reino que este había creado. Este rey casado con Clotilde hija de Clodoveo, entró en conflicto con los francos, que termino en un conflicto y con su muerte. Teudis, rival político de Amalarico, tomó el poder del reino visigodo.  La escasez de fuentes documentales propias, genera importantes vacíos de cómo fue el reinado de Teudis. Pero algo se sabe a ciencia cierta, fue el resurgimiento del imperio romano oriental, ahora conocido como Bizantino, que se convirtió en un problema para el reino visigodo. La destrucción del reino vándalo por parte de las fuerzas bizantinas, generó inquietud en Teudis, que sabía que trde o temprano las fuerzas del imperio de oriente llegarían a España.

 


En el 533, el general bizantino Belisario, derrotó a los vándalos, capturando en el 534, a su último rey, Gelimer, que terminará sus días en Constantinopla, luego que Justiniano le perdonara la vida. Teudis intentó capturar Ceuta en manos bizantinas, en una maniobra para dar seguridad a su flanco sur, pero fracasó. La amenaza siguió latente. Era el año 542.  Los ostrogodos se sublevaron ante el retiro de Belisario de Italia y proclamaron rey al sobrino de Teudis, Ildibaldo, lo que obligaba moralmente al primero a socorrer a este último, para evitar esto, los francos a instancias de Bizancio, intervinieron y atacaron el norte del reino visigodo. En estas dramáticas circunstancias, Teudís murió, el jefe militar que luchó contra los francos, Teudisclo, fue proclamado rey. Ese sería asesinado en una conspiración de los terratenientes hispanorromanos. La guerra civil es un hecho y la larga mano de Bizancio se hizo presente. Este aprovechando las simpatías del sur del país, por el retorno del imperio, conquistó gran parte del sur español y creó la provincia de Spania.  Atanagildo es electo rey, con una política conciliatoria con el bando vencido. Instaló la corte en Toledo, teniendo que lidiar con serias dificultades económicas, especialmente por el rico sur que estaba en manos bizantinas.  La muerte de este monarca encontró al reino visigodo plagado de problemas, los suevos ahora eran católicos; los vascones atacaban el rico valle del Ebro, parte del norte, Cantabria, no había control efectivo, los hispanorromandos en algunos puntos del país, tenían sus propias entidades autónomas (Sabaria y Orospeda)

 


La nobleza visigoda eligió a un jefe militar, Liuva como rey. Este tenía que tomar acciones sumamente importantes, una de ellas, romper lazos con Birzancio, quedando roto el viejo pacto en tiempos del imperio romano, por el cual los visigodos estaban subordinados a la política imperial. Pone al frente de la corte de Toledo a su hermano Leovigildo, mientras que Liuva un jefe militar, se queda en Septimania, para hacer frente a los francos y otros pueblos germanos que amenazan su reino. En 572 con la muerte del enérgico Liuva, Leovigildo se quedó al frente del trono e inició un proceso de unificación legal, social y administrativa del reino, en un intento de romper las divisiones entre las elites goda e hispanorromana. Asumió el poder con una ceremonia de coronación al estilo bizantino, construyó una ciudad para su hijo y heredero, Recaredo: Recópolis.

 


Leovigildo promulgó un código que unificaba la legislación, donde godos e hispanorromanos estarían sometidos a una misma norma, destacándose la eliminación de la prohibición de casamiento entre godos e hispanorromanos. En el plano militar lanzó campañas militares, que permitieron recuperar gran parte del sur de España, en manos bizantinas, incorporando ricas tierras agrícolas. Lanzó operaciones para controlar el reino de los suevos y enclaves independientes que aún quedaban en España. Otras acciones relevantes los intentos de acercar arrianos y católicos, y la rebelión de su hijo Hermenegildo.  En 585, luego de un alzamiento de la nobleza del reino de los suevos, Leovigildo envió una expedición y anexó definitivamente dicho reino al propio.  En 586, con la muerte del rey Leovigildo, le sucedió su hijo Recaredo y con el se da un paso trascendental, la unificación religiosa, con su conversión al catolicismo. Esto generó importantes resistencias de sectores del clero arriano y la aristocracia, como mecanismo de oposición contra los intentos de establecer una monarquía hereditaria. En el Concilio de Toledo de 589, el arrianismo fue desplazado definitivamente y el catolicismo era la religión nacional del Reino. No cabe duda que había nacido la “Primera España” unificada en lo político, jurídico y religioso.  En el año 601, Recaredo moría y dejaba a su joven hijo Liuva II como heredero.

 

Witerico conspiró y derrocó a Liuva II, a quien encerró y le amputó una mano. Este personaje seguramente con apoyo nobiliario, representaba lo peor de la política visigoda. La inestabilidad, las intrigas palaciegas, y eternas rencillas políticas por hacerse con el poder. El rey usurpador fue asesinado por los cortesanos en 610. Tiempo después es coronado rey Sisebuto, quien llevó a cabo diversas operaciones punitivas en las regiones de Asturias, Cantabria y el actual País Vasco. Desde el punto de vista militar se desatacó especialmente, por poner fin al sitio de Ceuta, la ocupación del norte del actual Marruecos, y la captura de los territorios españoles controlados por los bizantinos entre los años 615 a 619.  En el marco de la centralización de su poder, decidió aplicar viejas leyes de segregación de los judíos, de tiempos del bajo imperio romano. Este proceso de marginar a los judíos, tiene que ver con el pensamiento de aquellos tiempos, de unificar desde el punto de vista religioso – ideológico en reino visigodo de Toledo.  Las medidas incluían prohibición de matrimonios con cristianos, tener esclavos cristianos, veto para el ingreso a la administración, y para los conversos, severas sanciones si volvían a la vieja fe judaica.  Muerto Sisebuto, posiblemente asesinado, como tal vez su hijo Recaredo II, la nobleza goda consagró a Suintila, jefe militar del rey Sisebuto, como nuevo monarca godo.  El nuevo rey sometió a los vascones y eliminó los restos de presencia bizantina, posiblemente en el sur del actual Portugal.  La concentración de poder del rey, muy popular entre el ejército y los sectores más pobres, especialmente con la manumisión de esclavos, rebajas en los costos fiscales para campesinos y recorte de privilegios del alto clero y terratenientes. En este último sector el resentimiento sería cada vez mayor.

 

Restos de Recópolis 

En esta pugna de poder, estalló el golpe de Sisenando con apoyo franco – previo pago en oro de la ayuda – contra Suintila.  San Isidoro de Sevilla, protagonizó un Concilio, que busco fijar reglas de juego en la conflictiva política visigoda, ratificando el sistema electivo, e impidiendo el establecimiento de cualquier dinastía. Asimismo, en aquel Concilio se estableció el sistema de elección del rey, una serie de limitaciones a su poder, estableciendo cierto orden constitucional al sistema político vigente. San Isidoro de Sevilla, considerado uno de los Padres de la Iglesia, fue una figura de gran trascendencia en aquellos tiempos. En 642 el anciano noble Chindasvinto se hace con el poder y sus adictos lo nombran rey. Elimina de manera cruenta a cientos de nobles, posibles enemigos a su política. Muchos se exilian, incluyendo eclesiásticos. Acumuló un vasto patrimonio, dio poder a los esclavos palaciegos, y centralizó el manejo del estado. Su sucesor e hizo Recesvinto, legó un código legal, que marcó a la España medieval. No solo era una recopilación de normas, sino que era una obra jurídica mucho más profunda, con regulaciones en materia civil, administrativa, penal, religiosa, militar, comercial. Las diferencias jurídicas entre godos e hispanorromanos, desaparecía formalmente y de manera definitiva.  La centralización era una realidad jurídica, concentrando el poder en los gobernadores provinciales, duques, con amplias atribuciones, y los obispos, terminando con la tradicional autonomía de las ciudades, herencia del imperio romano.

 


En el 672, Wamba, un hombre que no quería ser rey, finalmente aceptó la corona, pero debió lidiar con rebeliones y conspiraciones. Victorioso de la rebelión liderada por un jefe militar, Paulo.  Impuso una reforma militar, con severas penas a nobles, eclesiásticos y el pueblo llano, que no respondieran al llamado a la movilización. También saneó a la Iglesia, nombrando personalmente a obispos y otros líderes religiosos, y expulsando aquellos que se beneficiaban con la explotación de los bienes de la Iglesia.  El rey citado no estuvo exento de las conspiraciones nobiliarias, y finalmente cedió el poder en 681 a Ervigio. Wamba terminó sus días en un monasterio en 688.  En nuevo rey, cedió ante las presiones de la nobleza e Iglesia, perdiendo poder, con el objeto de mantenerse en el trono. Entre las medidas que más lo perjudicaron, fue permitir que los funcionarios de Palacio, fueran exclusivamente de la alta nobleza, impidiendo de esta manera, que el rey tuviera persona de su propia confianza.  Las malas cosechas, las hambrunas, arruinan a los sectores más pobres. Muchos venden sus pocas posesiones por poco y nada a poderosos terratenientes cada vez más poderosos. Los esclavos huyen de las tierras de labriego, lo que genera una crisis, dado que el rey emite duras sanciones a quienes auxilien a los fugitivos. En un intento de ganar posiciones con los campesinos, cede y exime de tributos, pero es demasiado tarde. Una nueva amenaza aparece, los árabes, que atacan las costas de España. El reino refuerza la actual Algeciras y rechazó el primer intento de invasión. Todo el norte de África ha caído en manos árabes, tomando dicho territorio del debilitado imperio bizantino, incapaz de defender tales posesiones.

 

El fin del reino visigodo de Toledo y la llegada de los árabes

En 688 el yerno de Ervigio, Egica, asume como rey, pero este rápidamente convoca un Concilio, para establecer nuevas reglas de juego. Envía a la viuda de Ervigio como monja a un convento, repudia la hija del rey muerto, Cixilo, y pronto Egica liberado la familia del antiguo rey, que a su vez había sido rival, tiene las manos libres para dar rienda suelta a la familia de Wamba y sus aliados. En 692, el obispo de Toledo, Sisberto, unge un nuevo rey, Suniesfredo, un verdadero golpe de estado.  Egica logró formar una coalición a su favor, tomó Toledo, exilió a Sisberto, eliminó al usurpador y lanzó una purga contra sus rivales.  La crisis social continua, las malas cosechas, la miseria, las enfermedades y la creciente fuga de esclavos, que afecta a poderosos señores, lleva a imponer castigos colectivos a poblaciones que dan refugio a los esclavos, de los cuales muchos han terminado así al perder sus patrimonios por las crisis y malas cosechas.  En 694, en el XVII Concilio de Toledo, impone la conversión forzada de los judíos al cristianismo. En ese año, el rey asocia al trono, a su hijo Witiza, contrario al régimen aprobado por el Concilio de Toledo en tiempos de San Isidoro de Sevilla. La peste amenaza al país, que venía de la provincia Nabonense (sur de Francia) y que pronto llegó a Toledo. En el sur del reino, tropas bizantinas replegándose del avance árabe, intentan desembarcar, rechazados por el gobernador godo local, Teodomiro. En este clima, estalló una nueva rebelión nobiliaria, que es sofocada.  

 

Invasiòn àrabe 

En 702 asumió Witiza, como rey y convocó a un nuevo Concilio en Toledo, en un intento de promover una política de conciliación. Las actas de dicha asamblea se perdieron para siempre y no existen constancias, salvo testimonios dispersos. Las malas cosechas y la peste afectaron seriamente al reino entre los años 707 a 709. El panorama internacional es delicado. Los francos están debilitados, y el poder reside en los llamados mayordomos de palacio. En el norte de Italia, los lombardos están en conflicto por cuestiones religiosas y políticas. Bizancio está muy desgastado por las guerras con Persia y la avalancha árabe, a lo que cabe agregar la llegada de tribus eslavas en los Balcanes, apareciendo un poderoso competidor, el reino búlgaro.  Los árabes emergen como un gran poder. En dos décadas controlan vastos espacios en Próximo Oriente, Medio Oriente y el Norte de África. Es una fuerza imparable. En el 682 el general árabe Uqba     ibn Nafi, había llegado a las aguas del Atlántico, en el actual Marruecos. Gobernante implacable, tenía una sólida red de abastecimiento. A pesar de su muerte en su lucha contra los bereberes, el dominio árabe contaba con bases sólidas.  En 705, llegaron al Norte de África dos personajes que tendrían que ver con el destino del Reino de Toledo. La nueva provincia de África, separada de Egipto, estaba en manos de Muza ibn Nuzair y como jefe militar Tarik ibn Ziyad.  Los árabes ofrecieron a cambio de la conversión religiosa, seguridad y orden, a las ciudades costeras de la actual Argelia, que, con la caída del poder bizantino, estaban a merced de las tribus del interior. Esta realidad la vivían los godos desde Tingis – la actual Tánger – dado que el norte del actual Marruecos, era desde tiempos romanos Mauritania Tingitana, y provincia del reino de Toledo, cuando fue recapturada por Sisebuto.  En 708, Tingis, cae en manos árabes. Witiza está en una crisis con la Iglesia, lidiando con una profunda crisis social. El reino parece derrumbarse, dado el poder de la alta nobleza, siempre en pugna por hacerse con el poder. Witiza muere y lo sucede Rodrigo. Los nobles están divididos y se rebelan contra el nuevo rey.  Las circunstancias del fin del reino de Toledo son oscuras, por la escasez de fuentes documentales. Mientras Rodrigo lucha contra Agila, que se había proclamado rey en el norte, en la primavera del año 711, los árabes desembarcan en España, más precisamente en Algeciras. Sancho, sobrino del rey godo, fue derrotado por los invasores. El ejército árabe, al mando de Tarik, estaba compuesto en verdad por un gran número de bereberes, con mandos árabes. El ejército se dedicó al saqueo, dado que se abastecía de las poblaciones ocupadas.  Las divisiones políticas entre los visigodos, se tradujo en el ejército, reunido por Rodrigo. La negativa de los nobles, enemistados con el rey no enviaron refuerzos, dejando al monarca en una situación comprometida en la batalla de Guadalete. En un momento, las tropas leales al bando de la familia del antiguo rey Witiza, abandonan a Rodrigo. Los musulmanes, se imponen ante un ejército debilitado y desconocedor de las tácticas árabes. En aquella batalla, murió el rey Rodrigo con gran parte de la nobleza leal que aún quedaba. El Reino de Toledo y la historia de los visigodos tocaba su fin.  Oppas, noble visigodo rival de Rodrigo, ocupa el poder, sin tomar conciencia del desastre militar en Guadalete y la avalancha musulmana que acaba con los principales focos de resistencia. El gobernador de África, Muza, arribó a España, y sitió Mérida. Tarik tomó Córdoba luego de una dura resistencia de los godos, es tomada y los sobrevivientes son asesinados.  Los árabes ofrecen a las poblaciones obediencia al califa y pagar tributos, a cambio de la paz. El suroeste de la Península está en manos musulmanas.  En el 712, las fuerzas de Muza y Tarik, convergieron sobre Toledo. Oppas, sigue en sus luchas palaciegas. Los árabes toman un rico tesoro, que databa de tiempos del saqueo de Roma por parte de Alarico.  El reino se había hundido. La inexistencia de un poder central, sumió al reino en el caos. A ello cabe agregar, que los musulmanes contaban con el asesoramiento de un desertor, el conde Julián, antiguo gobernador de Tingis. El avance árabe era imparable, las ciudades que no se sometían, luego del asedio eran víctimas de represalias como Zaragoza, donde Tarik, donde los hombres fueron crucificados, mujeres y niños asesinados salvajemente y la ciudad incendiada. Todo un mensaje para las poblaciones que se negaban a entregarse de manera pacífica.  La resistencia visigoda era de carácter local, imposible de detener el avance musulmán.  Esto llevó a muchos nobles aceptar el nuevo poder y evitar males mayores.

 


El rey Agila II, que se resistía en el norte, al parecer murió en el Ebro en el 713 luchando contra los musulmanes. Tuvo un sucesor, Ardon, del cual no se sabe nada, salvo que al parecer murió en 720. Muchos huyeron al reino franco ante el avance islámico. La caída de Narbona en dicho año, puso fin a la resistencia visigoda. Pero no todo terminó ahí, la tradición nos habla que muchos fugitivos que huían de la avalancha árabe, encontraron en las montañas del norte un lugar, donde seguir resistiendo, entre ellos el mítico Don Pelayo.  Aquel personaje junto con el Duque Pedro de Cantabria, unieron sus fuerzas en Covadonga, donde derrotaron a los invasores, dando comienzo al Reino de Asturias Alfonso I, hijo de Don Pedro, casado con Ermesinda, hija de Don Pelayo, sentaron las bases para la dinastía que gobernaría aquel reino cristiano Alfonso II, personaje histórico, bisnieto de Don Pelayo, introdujo las mejores tradiciones góticas en su corte, proclamándose sucesor del extinto Reino de Toledo.  Los otros reinos cristianos, que surgieron posteriormente (León, Castilla, Aragón) buscaron tener puntos de conexión con aquel reino perdido de los godos tras la invasión de 711.

 

La batalla de Covadonga 

Aquellos hombres y mujeres, que salieron del lejano norte en el siglo I, sin ninguna duda, fueron los artífices de la llamada “Primera España” como señala, acertadamente según nuestra modesta opinión, el historiador español José Javier Esparza.



 

 

 

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