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Ucrania. Fuerzas Armadas y sus carencias
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La invasión rusa de
febrero de 2022, puso en evidencia que Ucrania tiene serias falencias en su
sistema de defensa. A pesar de los años de ayuda militar occidental, esta no ha
sido lo suficiente, agregándose, las limitadas reformas que se llevaron a cabo
en las fuerzas ucranianas, a pesar de las lecciones de la guerra del Donbas.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
Las
fuerzas armadas ucranianas nacieron como consecuencia de la implosión de la Unión
Soviética, heredando equipamiento, doctrina e instalaciones
industriales de tiempos del régimen comunista. Dado la posición geográfica de
Ucrania, el país le fueron transferidos importantes infraestructuras y recursos
militares, además de un enorme complejo industrial militar, pero el lamentable
estado de la economía ucraniana, limitó seriamente cualquier intento de
modernización y reestructuración de las fuerzas armadas. Por ejemplo, afectó la
operatividad y programas de modernización de muchos aviones de combate, como
los poderosos Mig 29 y Su 27, tanques T64 y T72, helicópteros, etc. El arsenal nuclear heredado en tiempos
soviéticos, fue en parte transferido a Rusia, por medio de una serie de
acuerdos, donde intervinieron los Estados Unidos. En el caso de Washington, este asistió
financieramente a la economía ucraniana a cambio del desmantelamiento de la
flota de bombarderos estratégicos, entregados a Rusia, además de la
desactivación de arsenales nucleares. Estados Unidos estuvo cerca del proceso de
desarme nuclear de Ucrania y del desmantelamiento de institutos y centros de
investigación, dedicados especialmente a la tecnología de misiles,
enriquecimiento de uranio y elaboración de munición nuclear. Respecto a la poderosa Flota del Mar Negro,
Kiev, obtuvo la mitad de los buques, luego de complejas negociaciones y
tensiones con Moscú. Pero la incapacidad de sostener los medios recibidos,
Kiev, vendió los buques a Rusia. Finalmente como resultado de ello, Ucrania se
quedó con menos del 15% de la flota en cuestión.
Ucrania
era responsable del 25% de la producción de armamento de la extinta Unión
Soviética. Tanques,
aeronaves, hasta portaaviones de la Flota
Roja, fueron construidos en el país. Incluso, luego de la
implosión soviética, Rusia y Ucrania, siguieron siendo socios en la poderosa
empresa Antonov, fabricante de aviones de transporte, con cientos de aviones
vendidos a todo el mundo. La poderosa
industria militar ucraniana, no pudo imponerse en el mercado internacional por
múltiples motivos, agregándose la ausencia de pedidos propios, llevó a que
muchas empresas cerraran, perdiéndose valiosas capacidades. Las empresas
ucranianas, que antiguamente trabajaban en cooperación con las del lado ruso y
otras ex repúblicas soviéticas, desde 1991, se convirtieron en competidores.
Los rusos a pesar de los problemas iniciales, lograron con el tiempo
instrumentar mecanismos de financiamiento, soporte logístico al cliente,
transferencia de tecnología, algo que los ucranianos no pudieron llevar a cabo.
Un ejemplo reciente de esas falencias, los constantes retrasos para cumplir un
contrato de provisión de aeronaves de transporte para la Policía Nacional de Perú.
Los
problemas de presupuesto afectaron seriamente al adiestramiento, mantenimiento
y despliegue de los
130.000 efectivos, que eran en 1993, un tercio lo previsto por el Parlamento
ucraniano. La desidia de los gobiernos
ucranianos, unido a la corrupción, llevó a que la Marina ucraniana, perdiera
capacidades, para terminar, convirtiéndose en fuerza de guardacostas. El único
submarino operativo, de la década del 70, estuvo diez años en reparaciones.
Ucrania, a pesar de los serios problemas en sus fuerzas armadas, participó en
misiones internacionales: en la ex Yugoslavia, África, Afganistán e Irak. Pero la escasa participación en
ejercitaciones internacionales, afectó a las fuerzas ucranianas a nivel
profesional. La desidia política, llevó
a una crisis de disciplina, que tuvo su prueba de fuego en la Revolución de 2014,
donde se estima que un 70% del personal de las fuerzas ucranianas desertaron
hacia el lado ruso, con material incluido, en gran parte devuelto por Moscú,
dado que este estaba en malas condiciones de mantenimiento. Un ejemplo fue la
deserción en masa de la base aérea de Belbek en Crimea, 2014, donde alojaba
unos 46 Mig 29, de los cuáles solo cuatro eran operativos.
El Donbás, prueba de fuego
de las fuerzas ucranianas
El
conflicto del Donbás puso en evidencia graves falencias de las fuerzas armadas
ucranianas, afectadas por años de falta de inversión, problemas de
adiestramiento, organización y doctrina. Estos problemas quedaron reflejados en
los combates contra los separatistas pro rusos, apoyados directa como
indirectamente por Rusia. Las fuerzas
ucranianas, tuvieron problemas de disciplina y baja moral, en pleno combate,
consecuencia de los problemas antes citados. El presupuesto de defensa trepó a
US$ 5.000 millones en 2015, pero ello no sirvió para superar las falencias
existentes. En este conflicto, se observó el reclutamiento de milicias
vinculadas a grupos de extrema derecha, pusieron en evidencia, el nivel de
deterioro del estado ucraniano. Los grupos separatistas, armados y conducidos
por Rusia, generaron serios daños a medios de la Fuerza Aérea ucraniana, que
carecía de sistemas de contramedidas modernos, además de su bajo nivel de
operatividad. La puesta en marcha de la Guardia Nacional, una defensa
territorial, vuelta a crear en 2014, tuvo serios problemas de planeamiento, que
afectó la movilización de reservistas y voluntarios. La necesidad de modernizar
y reponer material perdido, le permitió a la industria de defensa, volver a la
vida, a pesar de los problemas que tenía – y tiene - para cumplir con contratos de exportación,
pero los problemas en materia logística y de equipamiento siguieron siendo
graves.
Los
ucranianos movilizaron 40.000 efectivos para lidiar con la crisis separatista.
La necesidad de reclutar personal, el servicio militar obligatorio volvió a ser
implantado, aunque manteniendo un importante número de personal voluntario,
pero afectado por bajos salarios. Estas
fuerzas tenían que lidiar con 23.000 milicianos pro rusos, que finalmente
recibieron apoyo de Moscú. Se estima que unos 10.000 combatientes de elite
ingresaron desde Rusia, desde las fuerzas Spetnaz – unidad de elite con alto
nivel de preparación - tropas
aerotransportadas, de reconocimiento y fuerzas especiales del Servicio Federal
de Seguridad o FSB. Las lecciones de la Guerra de Georgia de 2008, significó cambios en
la organización y doctrina de las fuerzas rusas. Mientras los ucranianos, seguían arrastrando
problemas de doctrina, organización y calidad de armamento, los rusos, habían
introducido importantes innovaciones, agregándose que las unidades de Moscú,
eran cien por cien profesionales. El sistema de rotación, ha permitido a Rusia
tener unos 40.000 efectivos en grupos tácticos de batallón, listos para ser
desplegados en el Donbás.
Años
de falta de inversión se hicieron notar en el desempeño en combate de las fuerzas
ucranianas. Las milicias rebeldes, pronto con asistencia
rusa, tuvieron una organización moderna y con oficiales rusos el frente de
unidades superior a batallón. Razones políticas, impidieron que Moscú,
incrementara su presencia en el Donbás.
Derrotados los ucranianos, se buscó una salida política. La tregua no
fue respetada y los choques armados continuaron. Entre febrero de 2014 y abril
de 2015, las fuerzas ucranianas tuvieron
1760 muertos, de los 5600 que hubo en la región, entre víctimas civiles y
militares. La guerra del Donbás, con un
alto precio político y económico para Rusia, se saldó con la imposibilidad de
ingresar por parte de Ucrania a la
OTAN como la
UE. Quienes aspiran a ingresar a dichos bloques, no deben
tener conflictos, como los que tiene Kiev.
La
pérdida de Crimea, privó a Ucrania de facilidades para acceder al Mar Negro sin
restricciones, agregándose entre las deserciones y capturas de medios navales,
Ucrania quedó privada de gran parte de su Marina. Por otro lado desde el punto de
vista militar, el país quedó rodeado por Rusia.
Los intentos de hacer
cambios en las Fuerzas de Ucrania
Desde
2015, las fuerzas armadas se expandieron, a unos 230.000 efectivos, pero los
problemas continuaron, dado que Kiev, más allá de una incapacidad de ofrecer
una salida política a la crisis del Donbás, las falencias antes descriptas,
impidieron a las fuerzas ucranianas recuperar los territorios de las
autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk. Dado el interés de Ucrania de
formar parte de la OTAN,
motivó un acercamiento con países integrantes de esta alianza, que generó
investigaciones diversas sobre la situación de las fuerzas armadas ucranianas,
observándose que los informes de think thank dedicados al tema seguridad, resaltaban
problemas de corrupción, indisciplina, falta de liderazgo, y doctrina
anticuada. Esto se tradujo, por ejemplo, en la comisión de abusos de derechos
humanos, especialmente entre 2017-2018, en la región del Donbás, como reportó
la misión de monitoreo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El
gobierno ucraniano que resultó del golpe de 2014, decidió enterrar símbolos del
pasado soviético. Una medida simbólica fue eliminar la llamada “Divisiones de la Guardia” como se
denominaba a unidades de elite del Ejército Rojo, junto con condecoraciones,
símbolos heredados de tiempos soviéticos.
En la doctrina y planeamiento, el sistema de defensa, consideró como
hipótesis de conflicto a Rusia e impulsó un mayor acercamiento con la OTAN. Aunque en este último
aspecto, fue más retórico que real. Esto se observa en las limitaciones en
materia de organización, despliegue,
doctrina y equipamiento. No se ha visto transferencia de armamento avanzado e
incluso, ante los pedidos de Ucrania, Estados Unidos demoró casi dos años en
entregar sistemas antitanque Javelin de última generación.
No
cabe duda que los años en la guerra del Donbás, ha permitido generar valiosa
experiencia, a pesar de las importantes pérdidas materiales y humanas. Kiev
anunció hace unos años, terminar con el servicio militar obligatorio, para
tener hacia 2024, un ejército completamente profesional. Hubo avances para mejorar los bajos niveles
de moral, como de disciplina, pero el escenario de guerra híbrida planteado
desde Rusia, ha generado serios contratiempos, para fuerzas armadas que están
en un lento proceso de transición y reformas.
Por ejemplo, fuerzas blindadas ucranianas se han mostrado altamente
vulnerables en combates convencionales, dado que las mismas no han sido
modernizadas, a diferencias de sus pares rusos, que cuentan con modernos
sistemas de protección, especialmente contra armas antitanque. Moscú, con
recursos limitados, ha utilizado de manera más inteligente los recursos para
potenciar medios anticuados, a diferencia de su vecino ucraniano.
El
ejército arrastra falencias de diverso tipo, por ejemplo, el enorme arsenal de
artillería heredado, padece la falta de adecuados medios de adquisición,
localización de objetivos, además de sistemas de reconocimiento e inteligencia
táctica. El uso de municiones avanzadas,
es algo que no se ha extendido a las fuerzas ucranianas, frente a un enemigo
que ha desarrollado modernos sistemas de artillería, con proyectiles
termobáricas y submuniciones. Este poder de fuego ruso, fue uno de los
factores, por el cual unidades abandonaban el campo de batalla, dejando gran
parte del equipo pesado.
La Fuerza Aérea ucraniana, en la guerra de 2014, estuvo
lejos de las expectativas que demandaba el conflicto. La falta de dinero, indiferencia de la clase
política y corrupción, impidió que las aeronaves contaran con sistemas de
contramedidas para lidiar con la amenaza de misiles antiaéreos portátiles. Las
milicias pro rusas, poseedoras de misiles portátiles generaron importantes
pérdidas, destacándose 4 helicópteros de ataque MI 24, 6 aviones de ataque SU
25, 2 aviones SU 24, 2 cazas MIG 29, 4
helicópteros de transporte MI 8 y aviones de transporte, entre ellos, un
Il 76, matando a 49 soldados. No se ha
llevado a cabo, a pesar de las necesidades urgentes, algún tipo de programa de
modernización de la aviación de combate.
En
cuanto a la Marina,
esta quedó reducida a la más mínima expresión, con la pérdida de 51 buques, con la
crisis de Crimea. Deserciones,
destrucción por parte de milicias pro rusas, y por la rápida ocupación de bases
navales por parte de Rusia, privando a Kiev de muchos barcos, de por si piezas
de museo, sin modernizar, herencia de la Unión Soviética. Estados Unidos apoyó con US$ 300 millones en
la reconstrucción de la modesta fuerza naval ucraniana, pero problemas
económicos y políticos, han impedido que adquiera buques más modernos y de
mayor capacidad.
Las
fuerzas especiales, si han cobrado especial dimensión con la crisis del Donbás,
impulsó a la expansión de este tipo de unidades, dado la presencia de unidades
de elite rusas en la zona disputada. Se estima que suman unos 4.000 efectivos. El
presidente Poroshenko en 2016, creó el Comando de Operaciones Especiales,
dependiente directamente del Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. A
partir de dicho año, las fuerzas ucranianas tuvieron un acercamiento con países
de la OTAN,
especialmente Polonia, Lituania, Estonia, Reino Unido, Rumania, Turquía, como
también con países que aspiran a ser parte de la Alianza, como Georgia.
La situación de las Fuerzas
Armadas de Ucrania, previa a la invasión rusa de 2022
Las
Fuerzas Armadas, tiene como Comandante en jefe al presidente de la República, asistido por
el Ministerio de Defensa, del cual dependen, un Jefe de Estado Mayor General.
En el plano operacional, cuentan con el Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, del cual dependen de los distintos servicios armados y ramas
separadas. Los servicios armados,
incluyen las Fuerzas Terrestres, Fuerza Aérea, y Fuerza Naval. Las llamadas
ramas separadas, incluyen los Comandos de Operaciones Especiales, Logística,
Sanidad, Apoyo a la Fuerza
(agrupa unidades de construcción, topografía, ingenieros, guerra NBQ,
Arsenales, Mantenimiento) Fuerza de
Seguridad de Comunicaciones y Ciberguerra, y una reserva estratégica, la Fuerza de Aerotransportada
y Asalto Aéreo.
Las
Fuerzas Terrestres, estas organizadas en fuerzas mecanizadas, aviación de
Ejército, defensa antiaérea y, artillería y cohetes (cuenta con siete brigadas
de esta arma). Las unidades blindadas y mecanizadas suman 15 brigadas (dos
blindadas) además de dos brigadas de montaña. Estos elementos están desplegados
en cuatro comandos territoriales, equivalentes a grandes unidades de
batalla / cuerpo de ejército. El comando
del este, donde está la zona de conflicto del Donbás, había desplegadas 9
brigadas. La mayor parte del
equipamiento individual y de la pequeña fracción es de origen soviético o
ucraniano, con adquisiciones de armas de Israel, Estados Unidos, Austria, Suecia
y Reino Unido especialmente fusiles de precisión, pistolas y armas antitanque. El
parque acorazado es enorme, unos 2.000 tanques T80, T64, y T72, con distintos
niveles de modernización y operatividad. La infantería mecanizada también
cuenta con más de 2.000 vehículos de la familia BMP, más de medio millar de
blindados a rueda BTR, y un importante parque de otros blindados a rueda de
producción local. La
Artillería cuenta con piezas remolcadas, autopropulsadas de
diverso calibre, poderosos sistemas de lanzamiento de cohetes como el clásico
BM21, pasando a sistema de 300
mm, misiles balísticos de 400km de alcance. La defensa antiaérea, heredó sistemas
soviéticos como el S300 de largo alcance, Tor de mediano o Buk M1. La Aviación del Ejército
aglutina más de 200 helicópteros, de los cuales una treintena son de ataque,
los Mi 24. Los bajos niveles de presupuesto, sin ninguna a duda afectaron la
operatividad del material, que a todas luces precisan programas de
modernización.
La Fuerza Aérea, en 2006, tuvo cambios importantes,
abandonando el patrón soviético de organización. Afectada seriamente por falta
de inversión, cuenta con medios que precisan ser reemplazados o modernizados.
Esta despegada en cuatro comandos regionales. El llamado comando central, donde
está la capital Kiev, cuenta con bases donde operan los cazas Mig 29 y SU 27,
además de unidades de defensa antiaérea con sistemas de largo alcance S300 y
mediano alcance Buk M1. Mas de un centenar de aeronaves componen la flota
aérea, destacándose los citados Mig 29 Su 27; aviones de ataque, Su 24 y Su 25,
además de aviones de transporte An 26, 32, 70 e Il 76, y los viejos
helicópteros Mil Mi 8. En materia de
vehículos aéreos no tripulados, fuera de diseños locales, la fuerza aérea
adquirió medios de vigilancia Raven de Estados Unidos y medio centenar de
drones de ataque Bayraktar TB2, de origen turco. Los sistemas de defensa antiaérea, de por sí
numerosos, además de los equipos citados, cuenta con los Sk 330 Tor y S 125
Pechora. Este componente de las fuerzas
armadas, cuenta con unos 45.000 efectivos y las mayores concentraciones de
medios, además del comando central, están en el sur del país, frente a Crimea.
Finalmente
la pequeña Armada cuenta con unos seis mil efectivos. Sus fuerzas están
organizadas en un comando naval, una aviación naval y una fuerza de infantería
naval de dos brigadas. Años de negligencia y falta de dinero, llevaron a la
marina ucraniana, a un estado lamentable. Las fuerzas navales cuentan con patrulleros
costeros, algunos buques de guerra de minas, de desembarco anfibio, y
auxiliares. Estaba previsto construir varias corbetas y la posibilidad de la
transferencia de dos fragatas de la US Navy, ex O. H. Perry. La brigada aeronaval cuenta con algunos
aviones de transporte An 26, Beriev Be12, y helicópteros Mi 8 y Mil 14, Ka 32,
226 para misiones de transporte, lucha antisubmarina y búsqueda y rescate. Todos
estos medios estaban cargados de años y precisaban una modernización o su
reemplazo.
Fuerzas Armadas frente a
la guerra de 2022
En
esta apretada síntesis, podemos observar que Ucrania, no ha realizado
inversiones importantes en sus fuerzas armadas. Desde la independencia hasta la
crisis de 2014, poca atención han recibido las fuerzas militares, que heredaron
un importante arsenal. Presiones políticas tanto de Rusia como de Estados
Unidos, llevaron a Kiev a deshacerse del poderoso armamento nuclear heredado,
donde el factor económico tuvo influencia, dado la lastimosa situación de las
fuerzas armadas por falta de fondos. El
deterioro afectó a la poderosa industria militar, que terminó con el cierre de
plantas, instituciones de investigación, agregándose los serios problemas para
poder crear un mercado de exportación, que hubiera permitido que dicho sector
se mantuviera e incluso se modernizara.
Las fuerzas ucranianas, a pesar de su participación en misiones
internacionales, no tuvieron las inversiones y reformas que requerían. El golpe de 2014, la llamada revolución de la
plaza Maidán, terminó con la pérdida de Crimea, la secesión de la región del
Donbás, apoyados por su poderoso vecino ruso. La crisis de las fuerzas
ucranianas, se tradujo en deserciones importantes, donde muchos terminaron
vistiendo el uniforme ruso. Desde 2014, se intentó llevar a cabo reformas, pero
no cabe duda que no existió una real voluntad política para la transformación
de las fuerzas armadas. En la guerra del
Donbás, años de falta de inversión, tuvieron sus consecuencias y al fin de
cuentas, mas allá de temas políticos, Kiev no tuvo la capacidad de recuperar el
territorio perdido.
Las
ansias de ingresar a la OTAN,
no se vieron traducidas en las reformas, que si llevaron a cabo países que se
incorporaron a dicha Alianza. Las
fuerzas armadas siguieron con limitaciones en materia de guerra electrónica,
sistemas de comando y control, reconocimiento, vigilancia, adiestramiento y
despliegue, como también incrementar la capacidad de supervivencia en el campo
de batalla invirtiendo en equipamiento individual, sistemas de autoprotección
para aeronaves, blindados, altos costos en materia de personal, etc. La Marina ha sido el pariente
pobre de las fuerzas armadas, a pesar del poder naval ruso. La posibilidad de
adquirir fragatas de segunda mano en la US Navy
u otras fuentes, nunca se materializó, esto se ha pagado caro. La Flota del Mar Negro de la Armada rusa, en la invasión
de febrero de 2022, opera con absoluta libertad, lo que le permite golpear con
misiles de crucero en el interior del teatro de operaciones ucraniano. Aparentemente
la modesta armada ucraniana en las 24 horas siguientes al conflicto, ha sido
destruida o inutilizada en puerto.
Las
falencias de las fuerzas armadas, están puestas en evidencia, cuando el
presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, abrió las puertas para combatientes
extranjeros, seguramente para reponer importantes pérdidas humanas, deserciones, y por las limitaciones
del sistema de movilización. La
invasión rusa, sin una adecuada alerta estratégica, encontró a Ucrania sin un
despliegue defensivo adecuado y con fuerzas de reserva
movilizadas. Ante la rapidez de los
acontecimientos, el alto mando ucraniano ha concentrado sus fuerzas en la
defensa de determinados puntos fuertes, destacándose la capital, Kiev, con el
objetivo de crear focos de resistencia, retrasar el avance ruso, a fin de ganar
tiempo, obtener algún tipo de ayuda (por razones políticas la OTAN, se ha limitado al envío
de armas antitanque, misiles antiaéreos de corto alcance). No obstante ello, el
enemigo ha montado el cerco en importantes ciudades, capturar objetivos
estratégicos como centrales de energía, aeródromos y puertos, opera con cierta libertad en el espacio aéreo,
y el control del mar, le permite golpear desde medios navales a objetivo
estratégicos ucranianos. Rusia no tiene capacidad para ocupar un país
del tamaño de Ucrania, sus líderes militares lo saben bien. Apostará a
inmovilizar las fuerzas ucranianas, aislarlas y golpear con precisión
aeropuertos o bases que puedan servir para recibir ayuda occidental, además de
imponer un bloqueo naval, que es un hecho y se está consolidando con el avance
hacia puertos ucranianos en el Mar Negro.
La
negativa de la OTAN
de crear una zona de exclusión aérea en Ucrania, coloca a la fuerza aérea de
este país es una situación delicada, dado que a todas luces, sus medios no son capaces de
brindar una ademada defensa del espacio aéreo. Los medios de defensa antiaérea, a pesar de su
antigüedad, representan una amenaza a la aviación rusa, pero con limitaciones,
dado que Ucrania no cuenta con sistemas modernos para lidiar con la amenaza de
misiles de crucero y balísticos.
El
apoyo limitado de la Alianza Atlántica
a las fuerzas ucranianas tiene como objetivo, obligar a Rusia a incrementar la
presión militar, con sus consecuencias en el plano político, a la vista de la opinión pública
global, además del daño a la economía rusa por el bloqueo impuesto por
Occidente. Es un alto precio que está dispuesto a pagar el Kremlin, para evitar
que la OTAN siga
expandiéndose hacia el este, con un claro objetivo, aislar a Rusia y
desplazarla como poder global, para concentrar toda la presión sobre el gran
adversario de Estados Unidos, China. La ayuda militar a Ucrania, solo contribuye
a prolongar su resistencia, en una serie de puntos fuertes, pero no es
suficiente para llevar a cabo contraofensivas de cierta magnitud. Kiev apuesta
con esta resistencia, tener una salida airosa del conflicto, sino es que recibe
un golpe estratégico, y el liderazgo político militar sea capturado por Rusia,
y de esta manera imponer sus condiciones.
Los desaciertos
estratégicos de los líderes ucranianos,
los pusieron frente a un casus belli con Rusia, sin una adecuada
evaluación de la reacción de los que consideran que son sus aliados, y con
fuerzas armadas, erosionadas por casi tres décadas de falta de inversión, sin
hacer un uso inteligente del valioso arsenal heredado, y sin preparar al país
para el tipo de conflictos del siglo XXI. Los días que vendrán, observaremos seguramente
un incremento de la escalada, un mayor flujo de refugiados y destrucción de la
infraestructura económica ucraniana. Parece que los líderes de Ucrania, olvidaron
un viejo lema de la antigua república romana “Si vis pacem, para bellum”. Si
quieres la paz, prepárate para la guerra
nota original en https://elminuto.cl/ucrania-fuerzas-armadas-y-sus-carencias/
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