Costa Rica bajo amenaza del crimen organizado

 




Costa Rica era una isla de estabilidad y seguridad en la convulsionada América Central, pero el drama del crimen organizado, donde poderosas organizaciones desafían abiertamente a los Estados, ha convertido a gran parte de América Central en un lugar poco seguro, expulsando a millares de personas a buscar ante todo seguridad en Estados Unidos, en el medio de un verdadero éxodo. Costa Rica por su ubicación geográfica y contexto geopolítico, se ve seriamente amenazada por el creciente tráfico de drogas, las disputas de poderosos grupos por controlar rutas de comercialización.

 

Por el Dr.  Jorge Alejando Suarez Saponaro

Director Diario El Minuto Argentina

En el Diario La Nación de Costa Rica, señaló en su oportunidad: En la medición de 2014, se registró una tasa de homicidios de 10,3 por cada 100.000 habitantes, mientras que en la de 2019 fue de 11,9, es decir, 1,6 puntos porcentuales más. Cuando esa tasa es superior a 10, es considerada como “epidemia” por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Observadores locales ven esto, como resultado de la caída del nivel de vida del país, que durante décadas fue visto como ejemplar. La presencia de grupos criminales ligados al creciente tráfico de drogas complica aún más las cosas. El país es punto de trasbordo para la cocaína – que viene de Colombia - que va a Europa y Estados Unidos. Los grupos locales pueden obtener unos US$ 3.000 por día en este lucrativo negocio, lo que genera disputas, a ello se une las conexiones con poderosas organizaciones criminales en México o Colombia.  La estrategia del gobierno ha sido captura líderes locales, para algunos expertos, o sitios especializados como InsightCrime (financiado por el Reino Unido), aumenta la fragmentación y por ende mayor grado de violencia.  La muerte de turistas, allá por mayo de 2018, llevó al presidente costarricense Carlos Alvarado, a destinar fondos especiales para seguridad para la importante industria de turismo.

 


Las organizaciones criminales han puesto el “ojo” en los diversos parques nacionales y reservas naturales, de gran atractivo turístico, para usarlos como refugio. Esto ha ocasionado la muerte de guardaparques. Estamos ante organizaciones criminales que tienen un creciente poder de fuego, lo que plantea serios desafíos para las autoridades locales.  El gobierno en las grandes ciudades, especialmente en la llamada Área Metropolitana, los mega operativos, ha permitido desarticular bandas criminales, capturar prófugos, decomiso de drogas y armas. Estas acciones han llevado que muchos grupos se desplacen al interior del país.  Otras medidas han sido el pedido de fondos para incrementar la presencia territorial policial, regulación sobre el uso de motocicletas, empleadas por los sicarios, restricción de uso de celulares en centros penitenciarios, etc.

Fuerza Especiales de Costa Rica se entrenan junto a fuerzas especiales del Ejército de Chile (2019)

El país es objetivo de organizaciones de México y también de Colombia, siendo identificados por parte de las autoridades de Costa Rica, la influencia creciente de la FARC en su momento en la pugna por el control del tráfico de drogas. Su desmovilización no ha impedido que organizaciones criminales de Colombia dejen de emplear Costa Rica, especialmente por su posición geográfica.  En el plano local operan los Moreco, o Movimiento Revolucionario del Crimen Organizado, poderosa entidad criminal, cuyo líder José Efraín Mendoza, fue capturado no hace mucho. Esta organización, similar a los carteles de droga que operan en México (se cree que Moreco es aliado del poderoso Cartel de Sinaloa). Este grupo es marcadamente local con control territorial y no responde a estructuras foráneas, en apariencia, lo que genera inquietud a los responsables de seguridad, dado que expertos de la Organización de Investigaciones Judiciales (policía de investigaciones) han considerado a los Moreco como una organización bien articulada y alto nivel de cohesión. Esto dificulta sin ninguna duda la labor de inteligencia. 

 

Los Moreco. Poderosa banda criminal de Costa Rica

La violencia de estos grupos queda en evidencia con los hallazgos de las víctimas de los grupos criminales. En 2018, la opinión pública local quedó conmocionada con un cuerpo de un ciudadano colombiano decapitado, consecuencia de algún ajuste de cuentas entre bandas criminales.  El problema ha llevado, a que el país cuenta con una creciente asistencia externa, especialmente de Estados Unidos, lo que ha permitido adquirir embarcaciones ligeras para el guardacostas, elementos de movilidad terrestre, aeronaves ligeras, programas de entrenamiento, etc.  El gasto en seguridad pública se ha ido incrementando sustancialmente desde 2006. Se estima que el país gasta unos US$ 950 millones.  Esta cifra supera a lo invertido en seguridad y fuerzas armadas en países vecinos. Lo que pone en evidencia el problema que afronta Costa Rica.

La Fuerza Pública

Costa Rica no cuenta con ejército permanente. Este fue disuelto en 1948. La Constitución prevé en su artículo 12, proscribe la existencia de ejército permanente solo por convenio continental o en caso de defensa, podrán organizarse fuerzas armadas. La vigilancia y control de espacios terrestres y marítimos corren a cargo de la Fuerza Pública, entidad que desde 1996, engloba una serie de direcciones policiales especializadas en seguridad pública, lucha contra el narcotráfico, migraciones, seguridad de fronteras, guardacostas y vigilancia aérea.

 


La Fuerza Pública depende del Ministerio de Seguridad, es una institución profesional, de buen nivel y bajos índices de corrupción mucho menor que sus pares de la región. Costa Rica tiene elevados estándares de respeto de derechos humanos y la Fuerza Pública, no ha estado entrometida en casos graves. Este un hecho más que destacable, en una región donde el crimen organizado está infiltrando al Estado.  La Policía de Fronteras, fue vuelta a crear en 2010, con personal desplegado en distintos “comandos” que operan unidades menores destinadas a la vigilancia de fronteras comunes con Nicaragua y Panamá. Su entrenamiento de carácter paramilitar, la definen más como una fuerza de seguridad intermedia, que fuerza policial propiamente dicha. Medios especializados señalan que la Policía de Fronteras tiene morteros de 60 y 81 mm y cierto poder de fuego.

Oficiales del Servicio de Guardacostas de Costa Rica. Sus uniformes recuerdan a los de las Armadas de la región. 

El Servicio Nacional de Guardacostas o SNG cuenta con una decena de patrulleros obsoletos, entre los cuales se integran material de Estados Unidos, llegado vía donación. Además de lanchas de diversos tipos. No obstante, sus medios son exiguos para patrullar las aguas del Caribe y el Pacífico. Estas limitaciones se extienden a capacidades en materia de lucha contra la polución ambiental y búsqueda y rescate, funciones tradicionales de este tipo de cuerpos.  En mayo de 2024, Costa Rica alcanzó un acuerdo con Colombia para el mantenimiento de los patrulleros del SNG en astilleros de dicho país, además de permitir que personal costarricense reciba instrucción por parte de la Armada Colombiana.  Sin ninguna duda, paulatinamente, estamos hablando de un proceso de militarización

Patrullero Clase Island de la USCG, denominados "Libertador" en Costa Rica. 

El Servicio de Vigilancia Aérea, es un cuerpo que cuenta con helicópteros Bell 206, 412, UH 1FT y MD 500E aeronaves ligeras de enlace y transporte, como los Cessna Caravan, Caribou C 7, Harbin Y 12E, Piper, etc. Estos medios solo pueden brindar un apoyo muy limitado a las acuciantes necesidades para búsqueda y rescate, transporte rápido a zonas remotas, vigilancia, reconocimiento y patrulla.

La Dirección de Unidades Especializadas, aglutina unidades de elite y de orden público, como Unidad Canina, Policía Montada, Unidad de Intervención, Armas y Explosivos, Unidad Especial de Apoyo, Unidad Especializada en Seguridad y Protección, etc. 

 

Bell UH 1ST donados por Estados Unidos 

La Unidad Especial de Intervención, dependiente de la Dirección Nacional de Inteligencia, cuenta con personal altamente capacitado, creado en 1982. Se estima que lo conforman unos 70 oficiales de policía. Este elemento tiene un perfil netamente militar – negado oficialmente por Costa Rica -  destinados a operaciones de protección VIP, desactivación de explosivos, lucha contraterrorista, rescate de rehenes. La Unidad participa en ejercitaciones con fuerzas especiales de los ejércitos de la región y de los Estados Unidos.  Su armamento les otorga un mayor poder de fuego que el resto de las unidades policiales.



El despliegue territorial de unos 12.000 efectivos que forman la Fuerza Pública, encontramos siete direcciones regionales, que ejecutan las funciones de seguridad pública, de fronteras, lucha contra el narcotráfico, etc. La creación de mandos regionales tuvo como objetivo evitar la dispersión de medios, pero su éxito ha sido exiguo, dado que se mantienen una serie de cuerpos especializados y fuerzas policiales municipales, lo que dificulta la coordinación a nivel operacional y estratégico.  Existe una Policía de Control Fiscal, dependiente del Ministerio de Hacienda y un Organismo de Investigaciones Judiciales, que es la policía judicial.  La legislación de Costa Rica prevé la existencia de una agencia de inteligencia nacional, dependiente directamente del presidente de la república.

Existe una curiosidad, que es la Reserva de la Fuerza Pública, personal adiestrado que puede ser movilizado en casos de emergencia nacional. En 2016 ante la escalada de la criminalidad, impulsó a la reactivación de esta fuerza voluntaria.

 


La estructura antes descripta debe hacer frente a organizaciones criminales transnacionales, que cuentan con importantes recursos financieros y materiales. En México hemos observado como los carteles tienen un poder de fuego, que requieren el uso de fuerzas militares de elite, para hacer frente a estos grupos. Los traficantes cuentas con gran poder de fuego, embarcaciones veloces, que demanda medios adecuados para su interceptación. Asimismo, intereses políticos y otros de otra índole, han impedido que la región tuviera aviones con capacidad de interceptar aeronaves que trasladan droga en grandes cantidades rumbo a Estados Unidos, México y diversos puntos del Caribe. Guatemala que había decidido adquirir un lote de aviones argentinos IA 63 Pampa, la compra fue frustrada bajo excusas legales poco claras. Sin ninguna duda hay intereses para que no exista capacidad de defensa aérea en la región.  Costa Rica forma parte de un corredor aéreo que es empleado por el crimen organizado según medios especializados, lo que demanda en la necesidad de hacer algo al respecto.

 


Costa Rica invierte el 2% del PIB en su sistema de seguridad pública, lo que pone en evidencia, la falacia que disolver el ejército trajo aparejado un ahorro a la economía local.  Entre 2006 a 2012, el gasto de seguridad se expandió en un 123%.  El éxito de las políticas de seguridad pública, siempre van de la mano con estrategia de desarrollo, una cuenta pendiente, como señaló en 2022 el Banco Interamericano de Desarrollo, que ubicó a Costa Rica entre los diez países más desiguales de América Latina.

Entre la construcción de una política nacional de seguridad y los condicionamientos de Washington

Costa Rica todavía está a tiempo para realizar una transformación de su estructura de seguridad e inteligencia para hacer frente al crimen transnacional. Los medios existentes son exiguos y demandan mayores inversiones.

El país se inserta en una región donde el crimen organizado ha logrado infiltrar los poderes del Estado hasta los más altos niveles. Esto genera tensiones, como hemos visto con Estados Unidos, donde ha hecho más una vez amenaza del uso de la fuerza e intervenir directamente.  Los limitados recursos de los “ticos” los lleva a un mayor condicionamiento de Washington, donde los intereses nacionales quedan supeditados a los dictados de actor externo. Esto queda reflejado por la ausencia de ofrecimiento de materiales destinados a la vigilancia de los espacios aéreos y marítimos.  La eficacia del Servicio de Guardacostas local, está entredicho dado que no tiene apoyo aéreo con aeronaves con capacidad de búsqueda y rescate, y vigilancia marítima. Lo mismo pasa con la Policía de Frontera, que precisa de medios de transporte táctico y vigilancia aérea.

 

Fuerzas Especiales de Costa Rica 

Los países que no fueron capaces de ejercer un control efectivo sobre su territorio, dejaron espacios a merced de grupos criminales, que son una amenaza real a las libertades públicas y seguridad de sus ciudadanos.  Costa Rica está inserta un espacio donde las organizaciones criminales tienen particular interés y han logrado adquirir el suficiente poder para ser un factor desestabilizador.  La política de Estados Unidos de “barrer bajo la alfombra”, que termina en cargar el peso de la lucha contra las organizaciones criminales en las estructuras de seguridad de los países vecinos. Asimismo, el régimen de tenencia de armas del país del norte, facilita a los grupos criminales el acceso a un poderoso arsenal, teniendo un poder de fuego superior a las fuerzas policiales de Centroamérica, lo que derivó en una estrategia de militarización. Este es el drama de México. El clima de violencia generado por las bandas criminales las inversiones se esfuman y la pobreza se hace presente en sus peores facetas, provocando la salida de miles de inmigrantes rumbo a Estados Unidos, desatando una tragedia humanitaria.



Costa Rica paulatinamente está siendo arrastrada a esta crisis de seguridad y se observa una fuerte dependencia de las estrategias dictadas desde Washington, que podrá tener efectos medianamente positivos en el corto plazo, pero genera dudas sobre el futuro de un país que todavía es visto como una isla de estabilidad.

 

 

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