Sahara Occidental. ¿Descolonización o fin de la ocupación militar?
Fuente RTVE. es
El conflicto del Sahara ha quedado opacado prácticamente por la crisis COVID 19, que sacude al mundo. Incluso pocos medios mencionan que fuerzas saharauis están en combate con las fuerzas marroquíes desplegadas en los Muros Defensivos. Asimismo se habla de un proceso de descolonización inconclusa, que a nuestro entender es una realidad político – jurídico más compleja.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario EL Minuto para Argentina
En noviembre de 1975, fueron firmados los tristemente célebres
Acuerdos de Madrid. España potencia administradora del Sahara, que hasta ese
momento lo consideraba una provincia más, cedía la administración, a los gobiernos
de Marruecos y Mauritana, contrariando a la voluntad del pueblo saharaui y el
Derecho Internacional, incluyendo el dictamen de la Corte Internacional de
Justicia de 1975. Todo ello a cambio de presuntas ventajas económicas. Horas antes de que expirara el plazo de la
presencia española en el Sahara, en Bir Lelhú, el Frente Polisario, proclamó la
República Árabe Saharaui Democrática, el 27 de febrero de 1975. Eran tiempos
dramáticos. Por un lado España evacuaba la población civil y sus fuerzas
militares, y por otro lado, las guerrillas del Frente POLISARIO libraban duros
combates ante la invasión mauritano marroquí. La población civil saharaui, que
huía en el desierto de la violenta ocupación de Rabat, sufrió ataques aéreos,
ocasionando numerosas víctimas en los campos de refugiados de Tifariti y Um
Draiga.
Naciones Unidas se pronunció contra la
ocupación, en diversas resoluciones, a partir de 1976, destacándose las
resoluciones. 34/37 RES/34/396 de 21 de noviembre de 1979 y la 35/19 de 11 de
diciembre de 1980 que nos dice: Deplora profundamente la persistente ocupación del
Sahara Occidental por Marruecos. Y por ello pide encarecidamente a Marruecos
que ponga fin a la ocupación del Territorio del Sahara Occidental.
La Comunidad internacional nunca reconoció las
fronteras que quiso hacer valer Marruecos y Mauritania (hasta su derrota en
1979). El Acuerdo de Paz entre el Frente POLISARIO y este último país, pone en evidencia que estamos ante una
situación de conflicto armado internacional, donde un territorio jurídicamente
distinto al de los países que intentan hacer valer sus presuntos derechos,
estaba – y lo sigue estando – bajo el régimen de ocupación militar., con sus
consecuencias jurídicas.
La complejidad del conflicto, no solo es
político, sino jurídico. Dado que desde el 27 de febrero de 1975, el Sahara Occidental, es una república, que
gradualmente logró el reconocimiento de más de medio centenar de Estados,
incluyendo en más de un caso, la presencia de legaciones diplomáticas saharauis
(Cuba, México, Argelia, Panamá, por citar algunos ejemplos). Estamos ante un
Estado, que está en conflicto con otro, Marruecos, que detenta en gran parte su
territorio nacional. En los años 80, la República Saharaui, fue integrada a la
Organización de la Unidad Africana. Pero
por otro lado, para Naciones Unidas y gran parte de la Comunidad Internacional,
es un proceso de descolonización incompleto, donde el legítimo representante es
el Frente POLISARIO, movimiento de liberación nacional, que a su vez es el
partido gobernante en el Estado Saharaui.
Estamos frente a un actor, que actúa por medio dos figuras jurídica,
ello no impide, que la realidad, es una: la ocupación ilegal del Sahara, donde
dicho actor Frente POLISARIO/ República Saharaui, reclama su soberanía.
En 1991, vino el Plan de Paz, donde las partes,
Marruecos – Frente POLISARIO, acordaron una hoja de ruta, para poner fin al
conflicto. El tan esperado referéndum de autodeterminación, que desde el
principio estaba condenado a morir. Las
partes nunca aceptarían un resultado contrario a sus intereses o pretensiones.
Rabat fue el que puso más obstáculos, especialmente al intentar incorporar a
miles de presuntos saharauis en el padrón electoral. Esto pone en evidencia que
desde el primer momento sabía, que la idea de independencia, o mejor dicho de
unificación del territorio ocupado con la República Saharaui, era un
hecho.
El plan de 1991, paralizado por décadas,
especialmente por la postura irreductible de Marruecos, incluso de partición
del territorio, a instancias de Naciones Unidas en 2002, de la mano del
secretario general Kofi Annan, que también naufragó. Que para más de un
observador especializado, e incluso el mismo POLISARIO, lo consideraban como
una salida “salomónica”. Pero Rabat siempre sube la apuesta, y lo que busca a
largo plazo, es sin ninguna duda borrar cualquier rastro de cultura saharaui en
la zona ocupada y convertir al POLISARIO en un actor marginal, sin voz, y ante
el estancamiento del conflicto, impulsar su disolución. Todo ello con el aval
de Francia.
La ocupación militar marroquí, significó la
sistemática violación de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional
Humanitario. En lo que respecta a este
último, tomando los Reglamentos de La Haya sobre guerra terrestre como los
Convenios de Ginebra, la potencia
ocupante, ha implantado su legislación, reemplazado las instituciones locales,
por las propias (la Asamblea General del Sahara fue disuelta en 1976),
agregándose el traslado de colonos, algo expresamente prohibido por los
Convenios de Ginebra. Estos son graves
infracciones y crímenes de guerra. En
cuanto a los prisioneros de guerra, Marruecos, solo dio cuenta de un puñado,
quedando por saber el destino de 151
soldados. La República Saharaui, liberó en su momento los prisioneros que tenía
en su poder como gesto de buena voluntad, mientras que su contraparte, guardó
silencio, poniendo en evidencia que se
han cometido crímenes de guerra. Incluso los sobrevivientes del sistema
carcelario marroquí, que eran combatientes del Ejército saharaui, fuero víctimas
de todo tipo de vejaciones y atropellos. Esto pone en evidencia, el comportamiento de
uno de los actores en el conflicto, y porque es tan difícil alcanzar la paz.
El ingreso de Marruecos a la Unión Africana o
UA, implica la aceptación de la Carta Fundacional de este organismo
internacional, del cual forma parte de la República Saharaui. En dicha Carta,
señala que los estados - parte, al ingresar a la UA, aceptan el respeto de las
fronteras heredadas en tiempos de la colonización europea. Por ende, Marruecos
está obligado a reconocer que el Sahara Occidental, no forma parte de su
territorio, además de tomar nota de la existencia de la República Saharaui.
Algo que por cierto no lo hace, por razones políticas.
El proceso de Paz está muerto, gracias al apoyo
que ha recibido de alguna manera Marruecos, por parte de Estados Unidos y
especialmente Francia. Estos actores con
una visión de realpolitk, se han
decantado por el que consideran el actor más relevante del conflicto,
agregándose los beneficios derivados del expolio de recursos naturales,
especialmente los fosfatos, y en el futuro, quizás hidrocarburos. No en vano
Marruecos apuesta a incrementar su poder naval, con miras a extender sus
espacios marítimos, proyectándose hacia Canarias.
La única salida hacia un proceso de paz, es
poner fin a la ocupación militar y que el territorio disputado, quede en manos
de una Autoridad Internacional, como actor imparcial. Este modelo fue empleado
con éxito en procesos de paz, sumamente complejos, como Camboya y Timor
Oriental, y que gracias a consensos internacionales, llegaron a buen puerto.
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