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Canadá La crisis de la Defensa Nacional
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Las
Fuerzas Canadienses atraviesan una crisis como consecuencia de recortes de
gastos y la indiferencia de la clase política en materia de defensa nacional
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para
Argentina
En 1867, fue establecida la federación
canadiense, obteniendo autogobierno, y entre sus facultades contar con una
Milicia Nacional. Esta desde un principio tuvo un rol importante en sofocar
rebeliones, operaciones contra las poblaciones nativas, con el objetivo de
consolidar las fronteras de Canadá.Pero
fue en la Segunda Guerra
Anglo Bóer, donde los británicos movilizaron fuerzas canadienses – no sin
resistencias internas- para ser desplegadas en el lejano teatro de operaciones
africanos. Unos 9000 canadienses combatieron con distinción en aquella guerra. En 1910, el gobierno canadiense, optó por
contar con una fuerza naval propia y no depender de ello del Reino Unido. Así
nació la Marina Real
Canadiense, mientras que la defensa terrestre, todavía recaía en la Milicia, que era una
fuerza voluntaria a tiempo parcial, con un pequeño núcleo permanente. Entre los
años 1901-1904, fueron creados cuerpos técnicos, que le dieron a la Milicia, una impronta de
un ejército profesional. En 1914 fue
creado el Cuerpo de Aviación Canadiense, base de la Fuerza Aérea, que sería un arma
independiente en 1924.
La
Primera Guerra Mundial, significó la movilización de
tropas en apoyo al Imperio británico en el teatro europeo. Las fuerzas
desplegadas eran básicamente voluntarios, que combatieron duramente en el
Frente Occidental. Esto les generó una buena reputación entre las fuerzas
británicas, especialmente en las batallas del Somme, Vimy y Passchendaele.La necesidad de reponer pérdidas en el frente
europeo, llevó al Parlamento canadiense a implantar el servicio militar
obligatorio en 1917. Fueron los canadienses, que lideraron la ruptura del
frente alemán en 1918, que provocó el derrumbe germano.El esfuerzo de guerra implicó la movilización
de 600.000 hombres y mujeres, la muerte de 67.000 soldados, y un papel en la
política internacional. Canadá participó con delegados propios en las
negociaciones de paz, que dieron origen al Tratado de Versailles. El conflicto contribuyó para fomentar la
identidad nacional canadiense, dado que el esfuerzo involucró a toda la nación.
La
Segunda Guerra Mundial, significó para Canadá un nuevo
compromiso junto al Imperio Británico, teniendo sus fuerzas un activo papel en
defensa de Gran Bretaña, por medio de la Fuerza Aérea, o el despliegue
de medios navales en la
Batalla del Atlántico.Los canadienses participaron en la defensa de Hong Kong en 1941 y en el
teatro de operaciones europeo, llevaron acciones célebres como la batalla de
Dieppe. En 1943, fuerzas canadienses, desembarcaron en Sicilia, junto a las
fuerzas aliadas y participaron activamente en la Campaña de Italia. En
1944, fuerzas canadienses participaron también en el Día D. El Ejército
canadiense tuvo importantes victorias, que permitieron la liberación de los
Países Bajos para 1945 y en la batalla del Estuario del Escalda, que abrió las
puertas a los Aliados, al importante puerto de Amberes. Un millón de
canadienses sirvieron en las fuerzas armadas – de un país de 11.5 millones
–con la pérdida de 42.000 soldados
muertos en los campos de batalla.Este
conflicto, sin ninguna duda contribuyó a la construcción de una magnifica
tradición militar, además de elevar el papel internacional del país. Asimismo,
la guerra permitió la construcción de una sólida alianza militar con Estados
Unidos, creando en 1940, una Junta Permanente de Defensa, que hasta el día de
hoy existe. En 1949, Canadá se integró a la Organización del
Tratado del Atlántico Norte, la célebre OTAN, como miembro fundador junto al
Reino Unido y Estados Unidos, además del acuerdo NORAD, mecanismo de defensa
del espacio aéreo de América del Norte. Estos acuerdos, impulsaron el
desarrollo doctrinario, donde las fuerzas canadienses, deberían estar
preparadas para operar en el marco de fuerzas multinacionales. La prueba de fuego vino de la mano de la Guerra de Corea, donde unos
27000 soldados canadienses participaron del conflicto, integrados en unidades
de la Comunidad Británica
de Naciones.
En marco de las Naciones Unidas, Canadá tuvo
desde un principio una activa participación, más de cien mil soldados
canadienses participaron activamente en misiones de paz, desde la crisis del
Suez de 1956 en adelante. Cabe destacar
que la implementación de este tipo de misiones fue iniciativa del gobierno
canadiense.
El compromiso canadiense dentro de la OTAN, significó mantener una
entidad tipo brigada mecanizada en Alemania y participar activamente junto a
los Aliados en la defensa del frente occidental europeo, frente un posible
ataque soviético. También elementos de la fuerza aérea fueron desplegados en
apoyo a las fuerzas de dicha alianza. Las fuerzas canadienses eran bien consideradas
por sus aliados, destacando su entrenamiento y nivel profesional. En los años
80, las fuerzas terrestres canadienses eran las mejor entrenadas y pagas de la OTAN.
La polémica Unificación de las Fuerzas
Canadienses
La “Unificación de las Fuerzas Canadienses” vino
de la mano del polémico ministro de Defensa, Paul Hellyer, que llegó en verano de 1963, al
gobierno canadiense y fue responsable de una transformación radical de las
fuerzas armadas.En el Libro Blanco de
1964, fueron esbozadas las bases de la unificación de los servicios armados.
Esta reforma tuvo una honda repercusión en las relaciones cívico militares. En
1966, Hellyer planteó al Parlamento los beneficios de la reforma, con un mando
unificado, finalmente en 1968, por la
Ley de Reorganización de las Fuerzas Canadienses, el Ejército
Canadiense, la Real Marina
de Canadá y la Real Fuerza
Aérea, fueron unificadas en un solo servicio armado. Esto generó malestar en el persona militar.
Paul Hellyer el artífice de la reforma canadiense de defensa de 1968
Hasta la llegada de Hellyer al ministerio de
defensa, los tres servicios armados, tenían un rol importante en el diseño de
políticas de defensa., y la integración conjunta tenia sus limitaciones. En
1949, como consecuencia del ingreso del país a la OTAN, resultó la creación del
Estado Mayor Conjunto. Los esfuerzos para mejorar la planificación conjunta,
continuaron en los 50, especialmente ante la amenaza soviética y la necesidad
de contar con una defensa continental integrada a Estados Unidos, pero los
intentos de ir mas allá de crear comandos conjuntos de manera permanente,
fracasaron.
En la década del 60, Hellyer abrió las puertas
para el debate sobre la estructura y organización de la defensa nacional, y en
1965, planteó una reestructuración de la conducción militar canadiense, sobre
la base de la experiencia de la
Guerra de Corea, el NORAD y los compromisos de la Defensa Nacional.
Especialmente vinculados a la
OTAN.Los comandos subordinados
a los tres servicios armados, que sumaban 11, iban a ser reducidos a seis
comandos: Móvil (fuerzas terrestres y apoyo aéreo táctico), Marítimo, Defensa
aérea, Transporte aéreo, Entrenamiento, y Material.El ministro, consideraba que era indispensable
una nueva organización militar, buscando economías de escala, terminar con las
competencias interfuerzas, y facilitar
la conducción conjunta a través de una cadena de mando única, integrarse con
facilidad a fuerzas multinacionales, y participar en misiones de paz. En su
momento planteó la posibilidad de crear una fuerza de despliegue rápido.
Hellyer, buscaba poner fin a la injerencia
militar en la política de defensa, que esta tuviera un claro liderazgo civil.
Fue creado el Consejo de Defensa Nacional, presidido por el mismo ministro,
secundado por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa. La figura de los
estados mayores de cada arma, fueron eliminados e integrados en un cuartel
general conjunto. En 1964, el mariscal
del aire Frank Miller, fue nombrado para el puesto de Jefe de Estado Mayor de la Defensa, esto permitió
romper con el poder de los jefes de Estado mayor de cada servicio y la
competencia interfuerzas, que hacían saber sus puntos de vista por separado al
ministro.El general Jean-Victor Allard,
proveniente del ejército,se caracterizó
por su liderazgo sobre los militares. Impulsó la creación de del Consejo de las
Fuerzas Armadas, compuesto por los mandos provenientes de lo que eran los
antiguos servicios y los llamados “comandos funcionales”. Este foro, era un
organismo de asesoramiento de alto nivel, destinado asistir al Jefe del Estado
Mayor de la Defensa. Teniendo
ciertas semejanzas con la Junta
de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
El gobierno liberal, del que formaba parte
Hellyer, casualmente no inyectó fondos a la defensa, lo que demandaba buscar
recursos, sobre recortes dentro del área. Esto fue uno de los grandes motivos
de la llamada “Unificación”. Hellyer consideraba que con los cambios de
estructura y organización, reducción de organismos, fusiones, lograría hacer
economías de escala, vitales para conseguir fondos adicionales para invertir en
las fuerzas armadas. en 1960, la llamada Comisión Glascco, creada para estudiar
reformas administrativas del estado federal, y hacer más eficiente el gasto,
recomendó en una época temprana, la unificación de los llamados servicios
comunesde las fuerzas canadienses. Los
cambios significaron por ejemplo, la creación de un comando único de
entrenamiento, un sistema de salud conjunto, bases de uso conjunto, y una vasta
racionalización de estructuras administrativas, especialmente por la creación
de la fusión de los tres estados mayores, en el Estado Mayor de la Defensa.En 1972, con la creación del
Cuartel General de Defensa Nacional permitió que este asumiera funciones
administrativas, logísticas, bienes inmuebles e infraestructura, comunicaciones
comunes a los antiguos tres servicios.Los ahorros conseguidos fueron importantes, pero la caída de los
presupuestos a fines de los 80 y en los 90, puso en evidencia, que la
unificación fue una solución que tenía un claro interés económico, más que
dotar al país de fuerzas armadas acordes a las necesidades nacionales.
Tropas Canadienses en Afganistán
Las reformas de Hellyer, trascendieron al
ministro y en la década del 70, los funcionarios civiles fueron ganando lugares
de responsabilidad en el Departamento Nacional de Defensa (ministerio). En
1972, fue creado el Cuartel General de Defensa Nacional o NDHQ, con el objetivo
de integrar a militares y civiles en el diseño de política de defensa, además
de mejorar el diálogo entre ambos sectores. Pero la experiencia, con el
transcurso de los años, no fue tan positiva. Políticos de alto perfil,
interfirieron abiertamente con la cadena de mando militar, hicieron oídos e
imponer su propio criterio, sin tener en cuenta la opinión profesional. Esto
tuvo una repercusión negativa, que tuvo como colofón, el escándalo de los
paracaidistas –una unidad de elite de las fuerzas canadienses – en Somalia en
los 90, que conmovió a la opinión pública doméstica. El Regimiento Paracaidista
fue disuelto, los militares involucrados sancionados, y el ministro de defensa,
presentó su dimisión.
La unificación significó en una primera etapa,
la desaparición de uniformes característicos de cada arma, pero esto no duró
mucho tiempo. Aunque la denominación Ejército, Marina o Fuerza Aérea, ya no
existiera, los uniformes tradicionales regresaron, como las viejas tradiciones.
Las limitaciones de experimento Hellyer, se puso de manifiesto, particularmente
con los Comandos Móvil y Marítimo, que en la práctica se comportaron como los
antiguos mandos del Ejército y Marina.En 1974, los distintos comandos, donde estaban distribuidos los medios
aéreos, fueron unidos en un comando componente, el Comando Aéreo. Esto permitió
de alguna manera que los comandantes “ambientales” como se denomina en Canadá,
los mandos de las fuerzas terrestres, navales y aéreas, recuperaran un perfil
alto, similar a los antiguos jefes de estado mayor.
Los problemas de organización, quedaron de
manifiesto con la crisis de Somalia. Dado que el planeamiento no tenía previsto
la intervención de Canadá fuera de estructuras multinacionales como la
OTAN. Esto motivó la creación de un comando
operacional único, para poder conducir fuerzas en ultramar, especialmente para
lidiar con la guerra de Afganistán. El liderazgo del general Hillier, como Jefe
de Estado Mayor de la Defensa,
permitió, reducir la injerencia civil en aspectos netamente profesionales y la
introducción de importantes cambios, que han permitido la conducción del
importante despliegue militar en el teatro afgano. Este conflicto, significó
recuperar la imagen del Ejército como fuerza altamente profesional.Fuerzas especiales canadienses operaron de
manera brillante junto a sus pares de Estados Unidos en el derrocamiento del
régimen talibán en 2001. Los canadienses
se retiraron en 2014, teniendo una actuación profesional y cosechando una
amplia experiencia operativa, con la pérdida de 159 soldados.
Los constantes recortes de presupuesto,
afectaron seriamente la operatividad de las fuerzas armadas, como su calidad
profesional. En los 90, muchas actividades consideradas no esenciales para la
defensa, fueron delegadas en entidades privadas. El fin de la Guerra Fría significó
el repliegue de las fuerzas canadienses en Europa y relegar la defensa en un
segundo plano. La falta de interés de los políticos en realizar inversiones en
sus fuerzas armadas, cargadas de misiones, llevaron a una situación crítica,
tanto en lo material como en la moral del personal.
Las Fuerzas Canadienses. Crisis y desafíos
En 2011, el gobierno del primer ministro
Harper, devolvió la identidad a los viejos servicios armados. Los Comandos
Terrestre, Marítimo y Aéreo, recuperaron sus viejos nombres> Ejército,
Marina Real y Real Fuerza Aérea. Desde el punto de vista legal, no constituyen
servicios separados, como era antes de 1968, sino es la denominación de los
comandos específicos, dentro de las Fuerzas Canadienses, que siguen siendo una
entidad unificada bajo el mando del Jefe de Estado Mayor, asistido con tres
subjefes que representan a los comandos específicos. La defensa nacional cuesta
a Canadá unos US$ 15.5 mil millones, con 68000 efectivos en actividad, una
reserva activa de 27.000 efectivos, que pueden ser rápidamente movilizados. Constitucionalmente, el Comando en jefe de las
Fuerzas Armadas recae en la Reina Isabel II de Gran Bretaña, por intermedio del
gobernador general de Canadá. Las Fuerzas Canadienses cuentan con un Jefe de
Estado Mayor de la Defensa, del cual dependen los Comandos de los tres
servicios armados, el Comando Operacional Conjunto, Comando Conjunto de
Operaciones Especiales, Grupo de Gestión de la Información (seguridad de las
comunicaciones), Cuerpo de Sanidad
El Ejército canadiense está organizado en
cuatro divisiones, y lo Rangers Canadienses (fuerza especializada en el Ártico).La Fuerza
Regular, cuenta con tres grupos de combate de brigada
mecanizados (batallón de artillería, tres batallones de infantería, regimiento
blindado, ingenieros y unidades de apoyo logístico). A estos grupos cabe
agregar un escuadrón aéreo táctico, elementos de sanidad, que no dependen
orgánicamente de la brigada.Cada
división cuenta con un grupo de combate regular, a los que cabe agregar dos o
tres más de la Fuerza
de Reserva. Un tercio de la fuerza regular, son francos parlantes.La
Reserva está compuesta por 18.000 reservistas, que reciben
instrucción en regimientos desplegados a lo largo de la geografía nacional.
Estos regimientos tienen la capacidad de apoyar un batallón operativo, pero
generalmente apoyan el despliegue de una o dos secciones. En muchos despliegues
en ultramar, los reservistas han llegado a ser el 40% del personal de las
unidades operativas. La potente industria canadiense provee históricamente el
grueso del armamento de las fuerzas terrestres, que cuenta con 2700 blindados
(destacándose el LAV III de ruedas y los tanques Leopard 2).
La
Marina
canadiense, seriamente afectada por recortes de presupuesto, ha visto como sus
submarinos Upholder (Clase Victoria
para Canadá) de origen británico tienen serios problemas de operatividad.Las cuatro unidades, son consideradas
insuficientes para las necesidades canadienses y están desplegadas bajo el
Comando de la Flota
del Atlántico, opera 18 buques, fragatas, buques patrulleros y auxiliares. La
flota está apoyada por el Ala 14 de la Real
Fuerza Aérea, que le provee 15 aviones de patrulla P3 Orión,
adaptados a los requerimientos canadienses (CP 140 Aurora y Arcturus) y
helicópteros Sikorsky CH 148 de reciente adquisición, que operan embarcados en
la flota.En el Pacífico, la Marina Real cuenta con el
Comando del Pacífico, con 15 buques, apoyados por la Ala 19 de la Fuerza Aérea que opera aviones
de patrulla marítima y el escuadrón 443 de Helicópteros Marítimos.Canadá no cuenta con Aviación Naval desde
1975, cuando los medios fueron transferidos a la fuerza aérea, pero
operativamente están bajo mando naval. Existe una fuerza de operaciones especiales de
unos cien efectivos.La Reserva Naval, recibe
entrenamiento en buques de patrulla costera. En cuanto a la flota, además de
cuatro submarinos, opera 12 fragatas multipropósito Clase Halifax, ocho
patrulleros y 12 buques de guerra de minas (Clase Kingston), y auxiliares. Todo
ellos de factura nacional, pero cargados de años, precisándose una
modernización urgente.El creciente
valor geopolítico del Ártico, impulsó al gobierno a construir buques de
patrulla especializados, encontrándose dos en servicio de la clase 5 Polar.Un país con los amplios espacios marítimos, requiere buques de
aprovisionamiento, que permita a la flota patrullar dichas áreas. La capacidad
fue perdida con la baja de los buques específicos, dependiendo de ello, de los
medios que tienen los países aliados de la OTAN.El nivel de
interoperabilidad alcanzado, le ha permitido a buques canadienses integrarse
con suma facilidad en fuerzas de tareas multinacionales, como también
liderarlas.
Fragatas Clase Halifax
La
Fuerza
Aérea
cuenta con la 1ª División Aérea con base en Winnipeg, responsable también de la
región NORAD. De esta división dependen las unidades de combate propiamente
dichas, como los sistemas de vigilancia y control del espacio aéreo. La 2ª
División es responsable de tareas de entrenamiento y apoyo.El Boeing CF 18 ha sido la espina dorsal
de la defensa aérea canadiense, pero a pesar de las modernizaciones, están
cargados de años y precisan un reemplazo.Se había pensado, como muchos socios de la OTAN, del F 35, pero
cuestionado por la oposición liberal de una compra poco transparente. El primer
ministro Justin Trudeu, canceló la compra del F35, optando por F18 de segunda
mano australianos, cargados de años, pero como solución provisional hasta una
solución definitiva.Esto condiciona al
país de su poderoso vecino y aliado en el NORAD, los Estados Unidos, ya que el
nivel de operatividad de los medios aéreos canadienses es cada vez menor,
frente a la poderosa USAF, con su impacto político, condicionando aún más a
Ottawa frente a la Casa Blanca.
En 2008, el primer ministro Harper, fue
contundente frente a la importancia del Ártico, especialmente frente al
calentamiento global, lo que abre una nueva ruta comercial, como también
facilita el acceso a potenciales recursos petroleros y mineros. No en vano
Rusia y China tienen una estrategia clara sobre dicha área, además de los
actores tradicionales como Noruega, Dinamarca (por Groenlandia), Estados
Unidos. Rusia ha realizados un importante esfuerzo para desarrollar fuerzas
especializadas en el Ártico, reabriendo bases militares y ejerciendo actos de
presencia en el área con submarinos nucleares, etc. Canadá respondió
construyendo facilidades navales en las islas Ellesmere y Baffin. Desde 2010,
los buques de bandera extranjera, que atraviesen las aguas árticas de Canadá,
deben reportarse a la Guardia Costera.
Pero los recortes de presupuesto, especialmente en manos de los liberales,
significó que el programa de rompehielos, de ocho buques se redujo a cuatro,
pero con capacidades más modestas que sus competidores rusos,
En materia de seguridad fronteriza, Canadá
trabaja activamente con Estados Unidos, mas allá de los altibajos sufridos con
Trump, funcionarios de carrera de ambos países, han permitido que esta estrecha
colaboración se llevara a cabo, asimismo se traduce en una relación cercana con
respecto al NORAD, que implica para Canadá la urgente necesidad de renovar sus
aviones de combate. La violación del especio aéreo por aviones rusos y una
creciente actividad de Moscú con sobrevuelos en aguas árticas, demandan poner
especial atención.
El compromiso asumido por Canadá con la OTAN, se traduce en
despliegues de soldados canadienses en el Báltico. A pesar de las buenas
relaciones con Rusia respecto al Ártico, donde las partes no han discutido
sobre límites territoriales en sus aguas, si hay intereses contrapuestos, y
esto se potencia especialmente por la pertenencia del país a la Alianza. Los altos mandos
militares canadienses hablan de una Nueva Guerra Fría.Los ataques cibernéticos están a la orden del
día, la mayoría de las acusaciones conducen a Rusia. La falta de liderazgo por
parte de Estados Unidos, durante la gestión Trump y sus exigencias que los
socios de la Alianza
debían incrementar sus gastos de defensa, unido a una mala relación
especialmente con los europeos, puso a la OTAN a la defensiva frente a Rusia y China. En el
caso de este último país, la detención de una alta ejecutiva de Huawei, enfrío
las relaciones entre ambos países, pero dado los medios exiguos de las fuerzas
armadas, una confrontación de mayor nivel en el Pacífico, por ahora está
descartada, pero el interés chino sobre el Ártico, especialmente por un
creciente presencia en Groenlandia, debe ser un llamado de atención.
En un mundo cada vez mas conflictivo, donde el
avance de China es claro, frente a Estados Unidos que pareciera que se
repliega, si observamos su rol en la pandemia COVID y el retiro de Afganistán,
pone en evidencia que las estructuras nacionales de seguridad, deben valerse
por sí mismas. El gobierno liberal de Trudeau, pareciera no percibirlo de esa
manera, sino que se ha concentrado en desplegar a los militares en la crisis
COVID, desastres naturales, y protección del medio ambiente, además de
cuestiones ideológicas, como el tema género, multiculturalismo, etc. Los
problemas de las fuerzas armadas, afectan el reclutamiento de personal y la
calidad de este. Un ejemplo de la crisis que se vive que casi in millar de
militares de ambos sexos, pero especialmente mujeres sufrieron algún tipo de
acoso sexual, lo que provocó la reacción de condena a esta situación del actual
Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Vance, y fueron adoptadas medidas
al respecto. Los expertos auguran, que las fuerzas canadienses perderán
capacidades, y esto condicionará las relaciones del país que tiene con sus aliados.
Los militares han optado ante la indiferencia
política, a concentrar capacidades en núcleo de unidades, que permita operar en
misiones de paz, gestión de crisis de manera limitada junto a los aliados de la OTAN, con personal altamente
entrenado. A pesar del poder ruso creciente en el Ártico, la debilidad de
Estados Unidos, afectado por la pandemia del COVID. La política del gobierno
liberal ha sido perniciosa para el área la defensa nacional, la pérdida de
capacidades, colocará a Canadá como una potencia de menor entidad, algo que
entra en colisión ante un panorama para nada alentador en el mundo, su peso
económico y los intereses a defender. .
La crisis de Guerguerat, la inacción de Naciones Unidas, como del apoyo velado de Francia y Estados Unidos, abrieron las puertas para que, en el Sahara Occidental, estallara el conflicto de manera abierta. Razones políticas, llevan a Marruecos a negar o por lo menos mantener en silencio los hechos que ocurren en los Muros Defensivos. Pero la escalada del conflicto, no pasó por desapercibido en medios internacionales, y a pesar de hablar poco del tema, las fuerzas saharauis pasaron a la ofensiva, llevando a cabo una guerra de baja intensidad, con golpes muy precisos en el dispositivo marroquí. Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro Director de Diario El Minuto para Argentina El Ministerio de Defensa saharaui, publica de manera asidua, partes de guerra, sobre el accionar del Ejército de Liberación Popular Saharaui o ELPS. Desde algunos medios, apoyándose en el discurso marroquí, han negado la existencia de un conflicto armado, salvo tiroteos desde ambos lados de los Muros De
En este trabajo – extraído del libro “Sahara Occidental. Situación Jurídica y Plan de Paz de nuestra autoría - estudiaremos la compleja realidad política jurídica del territorio del Sahara Occidental. Por un lado, encontramos que el 80% del territorio está ocupado por Marruecos, apoyado por un importante despliegue militar. Desde el punto de vista jurídico, como veremos, Marruecos reviste el carácter de “Potencia ocupante”. Por otro lado, el 20 % restante las llamadas “zonas liberadas” están controladas por la República Árabe Saharaui Democrática o RASD, que ha sido reconocida por 81 Estados. No obstante, la ONU reconoce como parte en el conflicto no a la RASD , sino al Frente Polisario (frente político que gobierna la RASD desde su creación en 1976) como representante legítimo del pueblo saharaui. Esta situación tiene sus alcances jurídicos y políticas. A todo ello debe agregarse la presencia internacional a fin de vigilar el cumplimiento del alto fuego a través de la MI
El pasado 17 de abril de 2024 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela, con auspicio del Centro de Estudios del Sahara Occidental, presidido por el prestigioso académico Dr. Carlos Ruiz Miguel, los autores del libro Del Infierno al Paraíso. Una historia de Timor Oriental, hablaron de su obra . Alberto Maestre Fuentes y Jorge Alejandro Suárez Saponaro, son miembros del Centro de Estudios del Sahara Occidental (CESO) desde hace varios años. Ambos autores de libros y artículos sobre el drama del pueblo saharaui. El profesor Carlos Ruiz Miguel, quién preside dicha entidad abrió las puertas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela, donde concurrieron tanto vía presencial como on line, un nutrido público, destacándose la presencia de integrantes del CESO y el reconocido jurista portugués Pedro Pinto Leite, quién brindó asesoramiento a los autores, dado que es un reconocido experto internacional en la cuestión de Timor Oriental. A
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