Eritrea: El “GULAG” del siglo XXI. Su valor geopolítico
Un
porcentaje de víctimas que mueren en las aguas del Mediterráneo, donde muchos
inmigrantes ilegales pierden la vida en precarias embarcaciones, son de origen
eritreo. Las razones que los lleva a cruzar medio África en busca de una mejor
vida, tiene que ver con la situación terrible que viven en su propio país. Las consecuencias geopolíticas derivadas de la
guerra de Gaza, ponen en valor a Eritrea por su posición geográfica. Su
política exterior está condicionada por las sanciones a su régimen político,
los conflictos no resueltos con Etiopía y el valor geopolítico del Cuerno de
África, donde Occidente tiene un papel menos relevante frente a nuevos actores
con intereses crecientes y muchas veces contrapuestos (Rusia, China, Irán,
Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos).
Por el Dr Jorge Alejandro
Suárez Saponaro
Especial para
En marzo de 2025, un golpe en la región
federada de Tigray, abre las puertas a un conflicto entre Etiopía y Eritrea. El
presidente interino de dicho territorio, Getachew Reda, intentó despedir a tres
altos mandos militares, acusados de desestabilizar su gobierno. La crisis en el seno del Frente Popular de
Liberación de Tigray, partido gobernante de la región desde los años 90,
desencadenó una crisis política con la toma por la fuerza de la alcaldía de la
capital regional, Mekelle, por parte de su rival político Debretsion
Gebremichael. Getachew pidió auxilio al gobierno federal etíope y acusó a
Eritrea a estar detrás del conflicto. En
la reciente guerra civil – finalizada en 2022 por un acuerdo de paz – fuerzas
eritreas participaron activamente en el conflicto junto a tropas federales y
milicias pro gubernamentales etíopes siendo responsables de violaciones y
abusos de todo tipo. Los retrasos de la
implementación del plan de paz, que incluye la celebración de elecciones
regionales, dividieron al FPLT, tensión que se proyecta a la vecina Eritrea. Esto
se suma con las declaraciones del primer ministro Abiy Ahmed sobre el interés
de Etiopía de tener un acceso al mar, que llevó a buscar negociar con
Somalilandia, país no reconocido internacionalmente y que generó un frente de
tormenta con Somalia, y considerar la pérdida de la costa eritrea como un
“error histórico”. Ankara medió entre
los gobiernos somalí y etíope, evitando un acuerdo que terminara en el
reconocimiento formal de la independencia de Somalilandia a cambio del acceso
al mar.
Las diferencias entre Asmara y Addis Abeba no solo residen en cuestión de fronteras, sino hay aspectos políticos más complejos. El régimen eritreo fue marginado de las negociaciones de paz de Pretoria en 2022 y consideró que había que derrotar completamente al FPLT, considerado por Isaías Afwerki como una amenaza a su país. Antiguos aliados, el FPLT y el Frene Popular de Liberación de Eritrea durante la guerra contra el régimen del Derg (gobierno militar marxista etíope), se transformaron en enemigos por la delimitación de fronteras. Cuando los líderes tigrinios controlaron el gobierno etíope, lanzaron una guerra contra Eritrea. La paz llegó con la caída del régimen controlado por el FPLT y la llegada de Abiy Ahmed en 2018 que impulsó la paz entre etíopes y eritreos. Afwertki, el dictador eritreo, considera al FPLT como un obstáculo para la paz con Addis Abeba. Ello no ha impedido realizar contactos con el líder de la facción opositora del FPLT al primer ministro Ahmed, liderado por Debretsion. El objetivo es disuadir a los etíopes a una acción armada contra el puerto de Assab, abriendo un nuevo frente de conflicto en el Tigray. La tensión en ambos lados de la frontera es una realidad, donde al parecer, en la región etíope de Afar, lindante con el extremo oriental de Eritrea, donde está el puerto de Assab, hay una creciente actividad militar, con la llegada de fuerzas mecanizadas. En ambos lados de la frontera, el discurso nacionalista está a la orden del día y existe un temor de un incidente que pueda desencadenar un conflicto armado a escala.
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El imperio de Aksum |
En el conflicto de Sudán, Asmara apoya al ejército sudanés junto a los saudíes y egipcios, en la cruenta guerra civil contra los paramilitares de las Fuerzas de Acción Rápida, apoyadas entre otros por Emiratos Árabes Unidos, Turquía y discretamente de Etiopía, pero que últimamente optó por las fuerzas del ejército sudanés.
El gobierno de Asmara decretó la
movilización nacional y fuentes de inteligencia señalan que agentes eritreos
están detrás de la insurgencia de la región de Amhara y del apoyo a los
disidentes del FPLT, que participó en el golpe contra el gobierno interino
regional. Las intenciones de los eritreos, si esto es cierto, es impedir que
Etiopía concentre todas sus fuerzas contra su país. Addis Abeba “devolvió el favor” aceptando que
exiliados eritreos del movimiento Revolución Azul celebraran una conferencia en
enero de 2025 en la capital etíope, no ocultando sus intenciones de derrocar al
régimen eritreo. En este contexto, ante
las ambiciones etíopes sobre el puerto eritreo de Assab, el jefe de gobierno
etíope Abiy Ahmed afirmó que deseaba que Etiopía recuperara el puerto
pacíficamente. «Etiopía no tiene
intención de invadir Eritrea para acceder al Mar Rojo», declaró a mediados
de marzo de 2025. «Nuestro deseo es
dialogar sobre el tema bajo el principio de dar y recibir, de forma mutuamente
beneficiosa y conforme al derecho mercantil». El primer ministro etíope, no se mostró
favorable a intervenir directamente en la crisis de Tigray, dado el interés
sobre los cientos de miles de combatientes de las desmovilizadas Fuerzas de Defensa
de Tigray, buscar un acuerdo político mucho más amplio, posiblemente de cara al
conflicto con Eritrea. El fantasma de la
guerra civil está presente, dado que milicianos de la región federada de Amhara
ocupan parte de Tigray, una zona con yacimientos de oro. El FPLT pidió a la Unión Africana mediara en
el conflicto con el gobierno federal, al ser cancelado su registro, por no
cumplir con las normas electorales etíopes. Los retrasos en la puesta en marcha
de los Acuerdos de Paz de Pretoria, en materia de retorno de los desplazados
por la guerra, azuzaron las tensiones entre el gobierno tigrinio y Addis Abeba.
Situación que Eritrea sigue de cerca.
La frontera norte está siendo testigo,
según medios africanos en abril de 2025, de la concentración de tropas etíopes
y la construcción a gran escala de drones. Mientras tanto, el primer ministro
etíope Ahmed rechaza categóricamente la idea de invadir el país vecino. La
guerra sería una tragedia humanitaria de grandes proporciones, además de la
crisis política que generaría dado los intereses involucrados. Se estima que la
crisis de Tigray le costó la vida a medio millón de personas, el diez por
ciento de las mujeres que viven en la región fueron violadas y con más de un
millón de desplazados. En la región existen diversos intereses de actores
regionales y extrarregionales: Kenia (su presidente Kenyatta tuvo un papel
relevante en el acuerdo de paz de Pretoria), Egipto, Emiratos Árabes Unidos,
China, Arabia Saudita, Turquía y en menor medida Estados Unidos y la Unión
Europea.
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Tropas eritreas en el conflicto de Tigray |
Egipto y Etiopía tienen profundas diferencias por la cuenca del Nilo. La represa del Renacimiento construida por los etíopes fue visto como una amenaza a la seguridad de El Cairo, al considerar que afectará el caudal del Nilo, por las obras realizadas en uno de sus afluentes más importantes, el Nilo Azul. Existen sospechas de injerencia en el conflicto de Tigray y del apoyo a Eritrea en caso de un conflicto armado abierto por parte de El Cairo. Los egipcios en su intento de “cercar” a Etiopía, se acercaron a Somalia, algo que es motivo de preocupación de Addis Abeba. Arabia Saudita también emerge como un actor en este entramado geopolítico, en su competencia con los Emiratos Árabes, país que apoya abiertamente a Abiy Ahmed con fuertes inversiones. Riad aspira a realizar importantes inversiones en el puerto eritreo de Assab, afectando al puerto somalí de Berbera, donde tienen intereses etíopes y emiratíes. Los saudíes buscan reforzar su presencia en el Mar Rojo, reflejado en importantes inversiones en el puerto de Yedda y la cesión de las islas Tirán y Sanafir por parte de Egipto. Eritrea tiene un papel clave por la cercanía del puerto de Assab al estratégico Estrecho Bab el Mandeb (donde transita el 10% del tráfico marítimo global) y ello se traduce en el interés de Riad en dicho país. Esta maniobra afecta los intereses de dos rivales geopolíticos: Emiratos Árabes Unidos y Turquía. Asmara busca romper en parte su aislamiento internacional, por las características del régimen.
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El presidente de Eritrea Afwerki con su par chino, Xi Jinping |
Eritrea participó en octubre de 2024 en
una cumbre donde participaron Egipto y Somalia, bajo auspicios del El
Cario. No cabe duda que los egipcios
promueven una alianza anti etíope. El
temor de Eritrea y Somalia, es la transformación de Etiopía en una potencia
regional, que se vería reforzado por el acceso al mar. En marzo de 2025 en un encuentro bilateral
entre Asmara y El Cairo, las partes reafirmaron su compromiso de cooperar por
la seguridad en el Mar Rojo y apoyar la unidad territorial de Somalia, en un
intento de bloquear cualquier reconocimiento de Somalilandia y que Etiopía
pueda alcanzar algún tipo de acuerdo con dicho estado no reconocido
internacionalmente. A pesar del acuerdo
de paz de 2018, las relaciones etíope – eritreas sufren contantes altibajos. Un
acuerdo de Addis Abeba con Somalilandia, afectaría desde la perspectiva de
Asmara, el control de rutas marítima y fortalece la posición geopolítica
etíope. El apoyo egipcio, no solo contribuye a romper el aislamiento internacional,
sino que se puede extenderse al plano militar y diplomático (El Cairo es una
potencia regional con importante gravitación en el mundo árabe y fuera de
él). Egipto por otro lado, busca evitar
la aparición de cualquier actor que amenace su influencia en el control de las
rutas marítimas en el Mar Rojo. El reciente acuerdo entre Etiopía y Somalia,
con mediación turca, fue un revés para Egipto, dado que la maniobra de aislar a
Addis Abeba fracasó.
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El prmer ministro Ahmed y el presidente eritreo Afwerki |
En este panorama de alianzas cambiantes y competencia geopolítica, Irán aparece en la escena con un acuerdo de seguridad con Etiopía, sellado en un memorándum firmado por ambos países en mayo de 2025, centrado básicamente en intercambio a nivel de fuerzas policiales e inteligencia criminal. El desembarco de Teherán en la región no es nuevo, se sabe que suministra drones y otros equipos militares al ejército sudanés en la cruenta guerra civil que asola al país norteafricano. Hábilmente Irán, apoyó a los etíopes en la guerra de Tigray con drones. Por otro lado, existe un interés de Addis Abeba de un mayor intercambio de experiencia con los iraníes para lidiar con las distintas milicias que operan en el país. Etiopía incrementa las opciones en materia de alianzas, diversificándolas entre diversos actores que son rivales, pero con gran pragmatismo, logró que adversarios geopolíticos como Emiratos Árabes Unidos, Turquía e Irán, estrechen lazos con los etíopes. El régimen de Asmara lo sabe y mantiene una postura netamente defensiva evitando mayores provocaciones, más allá de su discreto apoyo a facciones rivales dentro de la misma Etiopía, teniendo como objetivo distraer fuerzas y obligar al primer ministro Ahmed a concentrar esfuerzos en el plano doméstico.
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Cine "Roma" recuerdos de la colonización italiana. |
El régimen de los ayatolás, ven en África una oportunidad para romper su aislamiento. En abril de 2024, una cumbre comercial aglutinó a 40 delegaciones africanas en Teherán. El caos internacional derivado del conflicto de Ucrania junto con la “narrativa” antiisraelí sobre la guerra en Gaza, alimentó también el sentimiento antioccidental en el continente africano. Esto es explotado hábilmente por Irán. Las redes de influencia se extienden a Sudán, Yibuti, Etiopía, Eritrea. El acercamiento eritreo iraní, fue objeto de un llamado por parte del reconocido periódico israelí Haaretz. El distanciamiento de Asmara respecto de Estados Unidos, dado el apoyo de Washington a Etiopía – desde lo geopolítico con mayor peso e importancia – pero los lazos con Israel se mantuvieron, especialmente por la crisis yemení y el ascenso del movimiento Ansar Allah (los hutíes) y la intervención de Arabia Saudita y Emiratos Árabes. En 2021, las relaciones eritreo israelíes se enfriaron ante un ataque de estos últimos a buque de bandera iraní en aguas territoriales de Eritrea. En 2022 finalmente Israel cerró su embajada en Asmara y las diferencias entre ambos países se acentuaron por cuestiones vinculadas con los inmigrantes eritreos. Irán aprovechó este distanciamiento, restableciendo contactos con el régimen eritreo. Atrás quedaron las acciones eritreas contra los hutíes. El ministro de exteriores eritreo Osman Saleh asistió a la investidura del presidente iraní Masoud Pezeshkian. Cuando un comando israelí eliminó al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, Eritrea condenó el ataque. Existe el temor que el puerto de Assab pueda ser empleado por la Guardia Revolucionaria iraní como base de operaciones en el Mar Rojo. Las restricciones impuestas por el gobierno de Yibuti a las fuerzas estadounidenses desplegadas en dicho país, una victoria iraní, dado que refuerza su creciente papel en el estratégico estrecho del Bab el Mandeb y refuerza la capacidad de Teherán de negar el uso del Mar Rojo al tráfico marítimo israelí.
Irán, previo a la caída del régimen de al
Assad, estaba disminuyendo su presencia discretamente – según medios asiáticos
y africanos – orientando su interés en el Cuerno de África y en la región del
Sahel, aprovechando el repliegue de la presencia de la Unión Europea y Estados
Unidos en dichos espacios.
Las sanciones de Estados Unidos por la injerencia eritrea en la guerra de Tigray, alejaron al régimen de Asmara de Occidente y comenzó acercarse a Rusia, oponiéndose a la resolución de Naciones Unidas que condenó la invasión de Ucrania. En enero de 2023, el ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov visitó Asmara y en 2024, fuerzas navales rusas estuvieron en el puerto de Massawa, de vital importancia en el plano logístico y militar. En tiempos soviéticos, el Kremlin estuvo presente en el estratégico archipiélago eritreo de Dahlak, con una estación naval. El acercamiento entre Eritrea y Rusia no se traduce en un cambio de opción por la tradicional alianza Addis Abeba – Moscú, sino más bien en transformar al Kremlin en un potencial árbitro ante las tensiones entre Eritrea y Etiopía. Por otra parte, el valor geopolítico del Mar Rojo, donde transita el 12% del comercio global, coloca a Eritrea con más de 1.000 km de litoral a dicho mar y su cercanía con el Bab el Mandeb. No cabe duda que los intereses occidentales en la zona quedan mal parados.
La presencia de China es mucho mayor. Actualmente representa un tercio de las
importaciones y dos tercios de las exportaciones de Eritrea, con una inversión
significativa en minería e infraestructura. Un acuerdo de 2021 incorporó a
Eritrea a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI); en 2022, ambos estados se
convirtieron en socios estratégicos.
Este vínculo permite a Eritrea romper con su aislamiento internacional y
obtener cierto apoyo para su desarrollo económico, aunque con un papel dependiente
de los intereses de Pekín. El presidente
eritreo Afwerki, en tiempos de lucha por la independencia, recibió instrucción
política militar en China. Esto también explica la cercanía de Asmara con el
gigante asiático. La maniobra
geopolítica china se vincula con su presencia en Yibuti, donde cuenta con una
importante base, extender su influencia en Eritrea, le permite proyectarse
sobre las importantes rutas de comunicación marítima en el Mar Rojo, estar
presente en el “cuello” de botella del Bab el Mandeb. El objetivo es asegurar
las cadenas de suministro globales de China.
Un
poco de historia
La historia de Eritrea se remonta a
tiempos del Neolítico, con la presencia de poblaciones de habla
afroasiática. En el siglo VIII a.C.
aproximadamente se desarrolló el reino de Da´amat, luego de su desaparición,
hubo una serie de reinos menores que fueron dominados por el célebre reino de
Aksum en el siglo I d.C., luego el territorio eritreo estuvo inmerso en la
historia etíope. El imperio aksumita
controló gran parte del norte de Etiopía, el actual territorio de Eritrea y
parte del Yemen, durante su proceso de máxima expansión. A mediados del siglo IV los aksumitas fueron
cristianizados. La influencia de la cultura grecorromana fue importante, a tal
punto que el griego era el idioma en el ámbito de la corte y la
diplomacia. El imperio cayó en una época
oscura, donde hay escasos registros, dejando de ser potencia ante el avance de
los persas y luego árabes, para extinguirse hacia el 960 d.C.
El fin de Aksum, abrió paso al imperio abisinio bajo la dinastía de los Zagwe, que perduraron hasta el 1270 aproximadamente. La actual Eritrea estuvo en parte controlada por dichos monarcas etíopes, lo que no impidió el arribo de diversos grupos como los beja, creando diversos reinos, los saho, etc. La presencia islámica fue de tiempos de la “Hégira” en 622. Hacia el siglo XI en las islas Dahlak fue creado el primer estado musulmán, abriendo paso a la penetración islámico – árabe en Eritrea. Los sultanes de Dahlak gobernaron por cinco siglos hasta la conquista otomana. Gran parte de Eritrea estuvo controlada por el bahr nagash, suerte de virrey con amplia autonomía, dependiente del emperador etíope. En el siglo XVI los otomanos se apoderaron de la costa eritrea, pero siempre manteniendo un dominio precario y con fronteras poco definidas. Esta situación duraría hasta 1867 cuando los egipcios asumieron el control efectivo del territorio, a través del puerto de Massawa. Los intentos de avanzar hacia el interior fracasaron luego de la derrota ante los etíopes. En el sur de Eritrea estuvo controlada por el sultanato Aussa, en la región de Afar, extendiéndose en parte de los actuales territorios de Etiopía y Yibuti.
En 1869 a raíz de la compra por parte de una compañía naviera italiana del puerto de Assab a un gobernante local (sultanato de Raheita), el sultán de Aussa firmó un tratado de protección. En 1889 los italianos extendieron su control hasta el puerto de Massawa con apoyo británico dado el caos por la crisis sucesoria, luego de la muerte del emperador etíope Yohannes IV, acto reconocido por su sucesor, Menelik II. Esto dio origen a la Eritrea Italiana. El fracaso de intentar expandir el control colonial italiano hacia Etiopía luego de la derrota de Adwa en 1896, concentró el esfuerzo en las tierras eritreas. Bajo control italiano el país alcanzó un importante desarrollo, no solo en materia agrícola sino también industrial, atrayendo a millares de colonos italianos. Los nativos fueron integrados a la administración y el ejército (los célebres “áscaris”).
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Hossein Amirabdollahian, titular de Exeriores iraní se reune con su par eritreo Osman Salen en septiembre de 2022 |
La llegada del fascismo a Italia, significó cambios para Eritrea, donde el régimen de Mussolini, buscó convertirla en un “modelo” logrando mejorar sustancialmente el nivel de vida de la población. El país se convirtió en la base de operaciones para la conquista de Etiopía en 1936.
Los italianos construyeron hospitales,
ferrocarriles, desarrollaron industrias, la agricultura y el comercio. La
infraestructura de tiempos coloniales todavía es fundamental para la atrasada
Eritrea. Asmara tiene un estilo art deco con interesantes experiencias
urbanísticas, muchas de ella herencia del régimen fascista italiano. Esta prosperidad, se vio interrumpida con la
derrota italiana en África Oriental. Eritrea quedó bajo administración
británica -luego de la derrota italiana
en 1941 - que como botín de guerra, desmanteló infraestructuras, industrias,
deportó a miles de colonos por su vinculación con el régimen fascista. La
resistencia armada contra la ocupación británica cesó en 1943, cuando Italia se
pasó al bando Aliado. Pronto los 70.000
italianos que permanecieron en Eritrea en 1945, regresaron a Italia o emigraron
a Estados Unidos y Australia. El
desorden generado con la retirada del gobierno colonial, abrió las puertas a la
violencia contra explotaciones agrícolas italianas, hubo ataques armados de
bandas de eritreos. Esto aceleró la salida de muchos colonos. Ello no impidió
la existencia de una corriente favorable a permanecer los lazos con Italia,
creándose el Partido Nueva Eritrea Pro Italia, que tuvo cientos de miles de
adhesiones (especialmente entre la población musulamana) reclamando una
administración transitoria italiana hasta la independencia siguiendo el modelo
somalí.
En 1947, por el Tratado de Paz, firmado
por Italia tras
El emperador etíope Haile Selassie llevó una activa campaña en Estados Unidos para lograr el apoyo a la cesión de Eritrea. Londres y Washington eran favorables, otorgar la ex colonia italiana como recompensa por la postura de Etiopía en la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, Addis Abeba era un fiel aliado de Estados Unidos y la anexión de Eritrea habilitaba a los estadounidenses acceso al estratégico Mar Rojo. Finalmente en 1952 se impuso un régimen de “Federación” con el imperio etíope, convocando una asamblea que aprobó una constitución redactada por Naciones Unidas. El régimen preveía una amplia autonomía en los asuntos internos, uso de bandera, cuerpo de policía propio. Pronto el negus (emperador) etíope inició un proceso de asimilación a través de la imposición del idioma amárico, limitación a la libertad de expresión y designación de funcionarios etíopes en la administración local, marginando a los eritreos. En 1960 fue eliminado el uso de la bandera, desapareció el nombre de “Federación de Etiopía y Eritrea”. En las últimas elecciones, el partido Unionista se impuso, posiblemente con fraude, formando el último gobierno autónomo que existía de nombre. En 1962, Etiopía violando la resolución 390 (A) de Naciones Unidas, anexionó formalmente Eritrea como una provincia más. En este contexto el movimiento estudiantil que se oponía a la asimilación forzada en el campo de la educación, dio origen a dos grupos el Frente de Liberación de Eritrea, conservador e islamista, y el Frente Popular de Liberación de Eritrea o FPLE con una agenda socialista. Ambos lucharían contra el régimen etíope, aferrado a su posesión, dado que la provincia, le daba salida al mar. La policía secreta etíope fue responsable de numerosos abusos a la población, situación que empujó a muchos apoyar la causa independentista.
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Conflicto de Badme entre Etiopía y Eritrea. |
En 1961, en la llamada Batalla de Adal, combatientes eritreos del Frente de Liberación, atacaron al ejército imperial etíope y para 1971, los independentistas controlaban gran parte de Eritrea. En 1972, la división del movimiento independentista, abrió las puertas para la consolidación del Frente Popular de Liberación de Eritrea, liderado por el actual presidente.
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Las ruinas de Adulis, en tiempos del imperio Aksumita. |
En 1974, el negus (emperador) Hailé
Selassie fue derrocado por el régimen del “Derg” como se conoció al régimen
comunista instaurado por los militares.
En 1993, Eritrea luego de un referéndum,
supervisado por Naciones Unidas, declaró la independencia. Pero la libertad,
solo quedó de nombre y las esperadas elecciones libres nunca llegaron, el líder
del FPLE, Isaías Afewerki, se convirtió en un dictador Sobre el proceso de consolidación del poder,
existe poca información, dado que la presencia de prensa extranjera es nula,
solo sabemos que desde 1993 no hay elecciones libres (la última vez que se
reunión la Asamblea legislativa fue en 2002) y no existe prensa que no sea del
régimen. Es un país hermético, poco y nada se sabe, sino es a través de quienes
huyen.
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Guerrilleros eritreos durante la guerra de liberación |
En 2015 en una nota publicada por el
reconocido periódico español El País, organismos de derechos humanos y
autoridades internacionales calculaban 10.000 los presos políticos, detenidos
en condiciones atroces. El ejército cuenta con 250.000 persona, donde los
reclutas son sometidos a un régimen de trabajos forzados. Finalizado el año y
medio de conscripción, los soldados quedan a disposición del Servicio Nacional,
que se prolonga de manera indefinida. El menor gesto de disidencia, puede
significar terminar como trabajador forzado en los confines del país. Quienes
logran evadirse, son aquellos que pueden sobornar a los oficiales, el resto
puede permanecer de por vida como trabajadores forzados, construyendo
carreteras, barrios para la elite gobernante, en las minas (donde las
condiciones de trabajo son inimaginables). Amnistía Internacional, como otras
ONG ‘s de derechos humanos denunciaron detenciones arbitrarias y desapariciones
que afectan a millares de personas. Los detenidos son torturados hasta la
muerte. No hay garantía legal
alguna. A nivel humanitario unos 300.000
menores de edad están riesgo de morir por las minas antipersonal, dado que el país
está sembrado de ellas luego de treinta años de guerras. En el mismo diario, recoge el testimonio de
un refugiado eritreo que hizo a Amnistía en 2015. "Las palizas que te dan los carceleros cuando te cogen por
intentar escapar del país son brutales. Te golpean fuerte con porras de madera.
Pasas días sin poder moverte". Otro detenido al que llamaremos Malick,
asegura que "todos acaban confesando que han intentado irse del país, lo
que les vale a los policías para acusarte de intentar enrolarte en los grupos
armados disidentes. Eso te valdrá otra paliza. Y otra más". Hoy hay más de
40.000 refugiados eritreos en Israel, 87.000 en Etiopía y 125.000 en Sudán. Son
náufragos en tierra de nadie, el limbo después del infierno. (http://www.elmundo.es/internacional/2015/04/19/5533792de2704e1f458b4576.html)
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Fuerzas mecanizadas del Frente Popular de Liberación de Eritrea en los 80 |
Quienes escapan corren el riesgo de ser
devueltos, como muchas veces hace el gobierno egipcio, siendo una garantía de
una muerte segura en las atroces cárceles del dictador Afwerki. No obstante
ello, muchos apuestan a sortear las mafias, guardias fronterizos, desiertos y
sinnúmero de dificultades en busca de la libertad. Se estima que huyen del país 5000 personas
por mes. Cabe destacar que el régimen desde hace más de una década no otorga
pasaportes a menores de 55 años. Muchos se horrorizan por los sirios que huían
de la guerra, pero pocos saben de los miles de eritreos que buscan salir del
gigantesco gulag que es su propio país. Al nacer, el eritreo será arrojado en
el 70% de los casos a una vida de miseria y pasará hambre la mitad de las
veces, según datos del Banco Mundial y UNICEF. Menos del 50% de la población
puede ir a la escuela, mientras que el resto podrá dedicarse al comercio local,
minería o actividades agrícolas.
El drama de los eritreos está en los
famosos informes del WikiLeaks, donde diplomáticos de Estados Unidos informaron
sobre el clima de represión y la salida mensual de millares de eritreos por la
ausencia de libertad y las condiciones de vida que existen en el país. Esto
llevó en su momento a
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niños eritreos durante la era fascista en Eritrea. |
La economía eritrea acusa altos niveles de
subdesarrollo, el sector privado prácticamente no existe, solo una empresa de
capital italiano, produce camisas, el resto de las pocas compañías e industrias
son estatales. En el sector minero operan capitales chinos, que tienen un nivel
creciente de influencia en el país. En un documental de
Uno de los fundamentos que tiene el
régimen para semejante represión, ha sido el estado de conflicto con Etiopía. En
1998 el control de la localidad fronteriza de Badme, desencadenó una guerra
entre los dos países, que costo a las partes millones de dólares y 80.000
muertos, además de millares de desplazados. El conflicto terminó con el pedido
de cese del fuego de Eritrea, luego que fuerzas etíopes ocuparan un cuarto del
territorio enemigo y provocara la huida de 650.000 personas. A pesar del
Acuerdo de Argel entre las partes, Etiopía se mantuvo inamovible en su
posición, a lo que se agregó el respaldo de Estados Unidos al régimen de Addis
Abeba, que ha tenido un papel importante en la estrategia de lucha contra el
terrorismo de
Eritrea es un país que espera elecciones hace décadas, su parlamento está cerrado desde 2002 y no existen intenciones para abrirlo. El país está conducido de manera férrea por Isaías Afwerki, con un estado policial, donde la televisión por satélite está prohibida y solo el 1% de la población accede internet. Solo existe un partido político, el de la dictadura. Existe una red de espionaje, que llega hasta la vida íntima de las personas. Las desapariciones están a la orden del día y se sabe que existe un complejo de prisiones secretas, de las cuales pocos o casi nadie sale con vida de allí.
Mientras el mundo se conmueve por el drama de los migrantes que huyen de las guerras en África u Oriente Medio, los cuales muchos pierden la vida en el intento, en el mar o en el desierto, un porcentaje de quienes perecen y nadie menciona, son eritreos, que escapan parafraseando el titulo de la célebre obra de Aleksandr Solzhenitsyn – del “archipiélago gulag” que es Eritrea.
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