Argentina. Soberanía y la batalla por el desarrollo

 


En estas últimas elecciones, el debate se caracterizó por la pobreza de contenidos y propuestas. Hace largo tiempo que no se habla de salir del subdesarrollo y promover la re industrialización del país, acorde a los desafíos del siglo XXI.  Sino más bien escuchamos a personajes, rozando lo patético, que quieren volver a recetas de la década del 90, cuyo resultado ha sido, deuda externa, pobreza, destrucción de la infraestructura y un mayor condicionamiento del poder de decisión nacional a los grandes centros mundiales de poder.

 

En este 20 de noviembre, que recordamos la batalla de Vuelta de Obligado, en defensa de la soberanía y dignidad nacional, traemos una serie de ideas, inspiradas en el ya fallecido profesor Reinaldo Bandini, quien en su obra Desarrollo y Seguridad en el Marco Geopolítico Mundial en co autoría con el coronel José Felipe Marini, donde a fines de los 70, planteaban de manera audaz, un verdadero cambio para romper con las barreras del subdesarrollo. En su momento pudimos escuchar personalmente las ideas de un hombre que soñaba con hacer de Argentina un  faro de desarrollo y prosperidad, que inspirara a los países de la región a seguir el mismo camino, romper las cadenas de la dependencia y el subdesarrollo.

 

Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Director Diario El Minuto para Argentina

 

 


El desafío argentino

En los años 40-50, la Argentina tuvo una política de sustitución de importaciones, orientada a satisfacer la demanda de un mercado doméstico reducido. Este modelo se caracterizó por su vulnerabilidad, dado que el ingreso de divisas, recaían en el sector agroexportador. Su competitividad dependía de una moneda local  barata. Es por ello que las devaluaciones, tenían su impacto. El sector agrícola con precios competitivos para el exterior, mejoraba su rentabilidad, pero puertas adentro, los precios subían. La inflación era una realidad. Esto también afectaba al sector industrial, que era dependiente de la importación de elementos esenciales para su funcionamiento, entre ellos productos intermedios, determinadas materias primas, combustibles e insumos de la industria pesada. La devaluación significaba – y lo sigue haciendo – el incremento sustancial de bienes de producción local. Sucesivos gobiernos aplicaron recetas aptas para países industrializados, con sus consecuencias, el agravamiento de los desequilibrios de la economía argentina.

 

La relación de intercambio antes descripta, que se deteriora permanentemente, se ve agravada por un sector público deficitario y sobredimensionado. El peso de un Estado deficitario termina en inflación, recesión y pobreza. Este modelo económico no ha hecho más que condicionar a la Argentina y mantenerlo como un país subdesarrollado. El país tiene otros condicionamientos como la ineficiencia del sector público, la falta de seguridad jurídica, una infraestructura deficitaria y elevados niveles de corrupción.  Romper con este modelo, implica reformas estructurales, con su costo político y social, pero necesarios para evitar que el país siga en este rumbo, que tendrá como consecuencia, situaciones de violencia y mayores niveles de pobreza, potenciando vulnerabilidades y poniendo el riesgo la viabilidad del estado nación a largo plazo.

 

Geopolítica regional. De un escenario de confrontación a otro de cooperación.

Argentina como resultado del modelo establecido en el siglo XIX, ha estado de espaldas al continente. Observamos una región central, conocida como la “región pampeana” que muestra dinamismo, donde se concentran la mayor parte de la población argentina y las actividades económicas. Este modelo ha permitido la formación de un cordón que va  desde Rosario hasta La Plata donde se concentra gran parte de la actividad económica y se encuentra el Área Metropolitana de Buenos Aires. En este espacio se aglomera casi un tercio de la población argentina, con sus consecuencias sociales, ambientales económicas, y políticas.  Este espacio que se extiende en las riberas de los ríos Paraná y de la Plata, ejerce un efecto succión, convirtiendo de alguna manera al resto del país en una suerte de “hinterland” que gravita ante este centro de poder económico y político.  Así observamos que el país no está conectado entre sí, sino que todos los caminos, conducen a Buenos Aires. El Sur no está enlazado directamente, por ejemplo vía ferrocarril con el centro del país. Es un área aislada y que desde hace décadas espera que lleven a cabo obras para poder integrarse con el resto de la nación, tanto vía aérea, como terrestre.

 


El país cuenta con 13.500 km de fronteras, con serios problemas de infraestructura y desarrollo. Superadas viejas rivalidades geopolíticas, no impide que existan problemas, especialmente en materia migratoria, contrabando, narcotráfico y la satelización de localidades argentinas con localidades vecinas. Por ejemplo se observa en determinadas áreas de la provincia de Salta, como en la norteña provincia de Formosa.  La falta de políticas adecuadas, ha llevado a la agonías de cientos de pueblos y el desplazamiento de millares de personas en busca de trabajo a la periferia de las grandes ciudades. Incrementando los índices de pobreza y marginalidad. No cabe duda que el país debe revertir la política de fronteras, creando polos de atracción geopolítica, que por un lado reafirme la presencia propia en áreas sensibles, pero por otro lado sean escenario de cooperación con el vecino. En otras palabras, el desarrollo propio debe beneficiar también al vecino, por ende se reducen los escenarios de competencia y eventual conflicto.

 

Industria Naval. Tiene un gran potencial con un marco legal adecuado

Entre los grandes cambios a realizar será romper con la centralidad del eje Rosario – Buenos Aires – La Plata, creando las condiciones para promover el desarrollo de áreas postergadas como la región del Chaco o el Sur patagónico. Integrando dichas regiones a una nueva dinámica de desarrollo. En este proceso de cambios juegan un rol relevante los proyectos del Paraná Medio, la reconstrucción de determinados ramales ferroviarios, el desarrollo de la cuenca del río Bermejo, de la zona del valle del Río Negro y Neuquén y en el extremo sur, el puerto de Aguas profundas de Punta Médanos, y la integración de las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego al resto del país, mejorando sus conexiones terrestres, marítimas y aéreas, además de impulsar una serie de obras clave, como la hidroelectricidad, etc.

 

INVAP. Un éxito en materia de alta tecnología. 

La Argentina debe romper con la satelización en relación a Brasil. Es sabido que grandes intereses han apoyado la radicación de importantes industrias, relegando al papel de Argentina como exportador de materias primas y reemplazando el sector industrial, por servicios. La puesta en marcha de los Acuerdos UE – MERCOSUR, no hace más que consolidar el papel de Argentina como proveedor de materias primas sin industrializar. El potencial energético de Vaca Muerta, va en la misma dirección. Un modelo rentístico, como sucede con la minería, donde los beneficios del país son escasos. El camino a seguir es desarrollar la Cuenca del Plata, siendo llave de esto el citado,  proyecto del Paraná Medio, y alcanzar acuerdos para el desarrollo de centrales hidroeléctricas en el río Uruguay, que mejoraría la navegabilidad y la generación de energía abundante para el desarrollo de ambos países, como también del propio Uruguay.

 

Proyecto argentino de producir circuitos integrados de alta complejidad en Bahia Blanca

Cinco obras clave de alto valor geopolítico, clave para el desarrollo argentino.

El Estado federal debe lanzar una verdadera ofensiva para avanzar sobre los espacios aún no integrados y con un desarrollo todavía incipiente. Esta estrategia estará centrada en tres grandes áreas:

  • Cuenca del Bermejo,
  • Paraná Medio, y
  • Patagonia Austral.

 

Esto requiere una activa participación de la inversión estatal en cooperación con el sector privado. El impulso de los espacios citados, permitirá sentar las bases de un desarrollo equilibrado del país, diversificar la oferta de exportación e integrar las distintas regiones que componen el país entre sí.

 


El desarrollo de la Cuenca del Río Bermejo, es un viejo proyecto que data desde principios del siglo XX. En la década del 60 se hicieron nuevos estudios en manos de la llamada Comisión Portillo. Las obras incluyen las construcción de una serie de embalses, que permitan por un lado la generación de energía eléctrica, regadío para 700.000 hectáreas, posibilidad de navegación “de empuje” desde la localidad salteña de Embarcación hasta puerto Barranqueras. Esto permitiría por ejemplo, que Bolivia podría utilizar las obras de canalización para su comercio exterior. Los estudios realizados han señalado la posibilidad de llevar a cabo dos cosechas anuales, gracias al riego y la posibilidad de incrementar la cabaña ganadera hasta 10 millones de vacunos. Asimismo el complejo del Bermejo controlaría la llegada de 63 millones de toneladas de sedimentos, que terminan en el Río de la Plata, con sus costos asociados. El desarrollo de esta obra permitirá que áreas empobrecidas tengan potencial agropecuario y forestal, terminar con el ciclo de migración hacia las grandes ciudades y crear un polo de desarrollo, que se extendería hasta Bolivia y el puerto chileno de Antofagasta. Obras de infraestructura permitirían que la región del Chaco pudiera tener acceso a puertos del Pacífico, como también el norte de Chile podría tener acceso al Cuenca del Plata, y por ende a los mercados de Paraguay, Bolivia, el sur de Brasil.

 


El llamado proyecto del Paraná Medio, es una obra de alto valor estratégico. Frenada en su momento por intereses mezquinos en los 90, donde es altamente probable que el lobby ligados a  intereses del sector de la energía termoeléctrica estuviera detrás, de haber impedido que el este gran proyecto se llevara a cabo.

 

Lozalización del Paraná Medio - Cierre Isla Chapetón

La construcción de las obras que integran el Paraná Medio, es una de las claves para el desarrollo de la Cuenca del Plata. Su impacto beneficiaría no solo Argentina, sino a Paraguay, el Oriente boliviano y el sur de Brasil. La ventaja de esta gran proyecto, es que no tiene condicionantes políticos externos, como lo tuvieron por ejemplo Yaciretá y otras obras bi nacionales. 

 

El Paraná Medio, incluye dos complejos de represas, uno Norte y el otro Sur (conocido como Chapetón), con un potencial para generar energía por 33.000 GW/h. Este emprendimiento además permitiría la recuperación de 500.000 ha para la economía nacional, riego para 200.000 ha y el saneamiento de 300.000 hectáreas adicionales.  El complejo crearía un enorme reservorio de agua dulce apto para promover el turismo y la pesca. La navegación se vería ampliamente beneficiada, dado que podrían remontar el Paraná hasta el puerto de Barranqueras, buques de 20.000 toneladas de desplazamiento. Este puerto de la empobrecida provincia del Chaco, se convertiría en un activo centro comercial, que gracias al desarrollo del proyecto del Bermejo, pueden convertirlo en un puerto hub en el corazón de la Cuenca del Plata. . La producción minera y agrícola de Brasil y Bolivia podrían emplear esta vía para alcanzar los mercados de la Unión Europea, China, etc. La abundante energía eléctrica, facilitaría la radicación de industrias, de plantas siderúrgicas, aluminio, petroquímicas, etc.  El valor energético del “Paraná Medio” equivale a ahorrar el consumo de 4 millones de metros cúbicos de fuel oil, que son “quemados” para generar energía en las centrales térmicas, que cuesta al país cientos de millones de dólares, que podría tener mejor uso en la industria petroquímica, además de ahorrar millones de dólares, que puede ser destinados a inversión y generación de empleo.

 


La provincia del Neuquén, donde se encuentran importantes reservas de gas y petróleo no convencional, de Vaca Muerta, debe convertirse en un polo petroquímico. A ello se une el potencial en materia hidroeléctrica. Es imperioso, que la provincia cuente con infraestructura y servicios adecuados, que permitan crear un complejo industrial asociado al sector de hidrocarburos y convertirse además de un polo de atracción geopolítica. Parte de la producción de gas y petróleo puede ser exportado vía Chile, que puede verse ampliamente beneficiado. Asimismo, resulta vital la conexión ferroviaria de Vaca Muerta con Bahía Blanca, como también la interconexión ferroviaria con puertos chilenos. La existencia de abundante energía, como de mineral de hierro, abre la posibilidad para poder pensar en instalar una planta siderúrgica en la zona de Bahía Blanca.

 


La abundancia de energía, la construcción de ferrocarriles que abaraten costos de transporte, acceso a nuevos mercados, gracias a la conexión con puertos chilenos, unido a un uso inteligente de los recursos hídricos del Valle del Río Negro, pueden ayudar a incrementar la productividad agrícola, generar empleo y crear un polo de atracción de población.

 

La Patagonia Austral  ofrece también posibilidades, especialmente en materia de generación eléctrica con el complejo Condor Cliff, siempre retrasado por razones políticas. Este complejo hidroeléctrico, puede ayudar a radicar industrias, como crear excedentes que pueden ser utilizados en otras regiones, como también exportado al vecino chileno.



En el marco de los programas de diversificación económica, resulta imperioso contar con puertos adecuados, especialmente para el sector minero. Este  El sector pesquero, es otro beneficiario con las mejoras de puertos, contar con diques para reparación de barcos, astilleros y servicios asociados. La generación de energía barata, tanto hidroeléctrica, como eólica, sin ninguna duda atrae nuevas actividades económicas. Creemos importante, la reconstrucción del ferrocarril que une Puerto Deseado con la localidad de Las Heras y extenderlo, en lo factible hasta la frontera con Chile. Esto permitiría el desarrollo de áreas postergadas y su conexión con puertos atlánticos, facilitando su acceso a centros de consumo.

 

Caleta Paula. Puerto de gran potencial en Santa Cruz 

En lo referente a Tierra del Fuego existe una deuda pendiente para establecer una conexión marítima permanente entre Río Gallegos y la localidad fueguina de Río Grande. El modelo de zona franca debe ser revisado para que deje de ser un simple centro de montaje de componentes importados, para que se convierta en un espacio de desarrollo de industrias de alto impacto tecnológico. Asimismo el turismo, la pesca, y el convertirse en plataforma de apoyo a la Antártida, con la construcción de un complejo logístico en el puerto de Ushuaia, para ser empleados por todos los actores que operan en el continente blanco.  El desarrollo de la Patagonia Austral crea un verdadero polo de atracción geopolítica, destinado a limitar el accionar de actores extrarregionales en el Mar Argentino.

 


El Puerto de Aguas Profundas, es un viejo proyecto de la década del 60. Durante el régimen militar 1976-1983, se iniciaron estudios concretos. Este complejo ubicado en la provincia de Buenos Aires, en la zona de Punta Médanos, está pensado para buques de 100.000/150.000 toneladas. Este complejo portuaria articularía la Pampa con la Patagonia, la región de Cuyo y el Norte argentino. Su construcción mejoraría la competitividad argentina. Los puertos de la Cuenca del Plata no se verían perjudicados, sino que serían puertos “alimentadores” de dicho complejo. Sería una gran terminal de la Cuenca del Plata, dado que las obras del Paraná Medio facilitarían el acceso a dicho puerto. Los estudios realizados preveían un polo petroquímico, talleres navales, áreas para la radicación de industrias. El polo petroquímico de Dock Sud, podría ser enviado a dicho complejo, reduciendo su impacto ambiental y los riesgos que representa dicho complejo industrial en una zona como Buenos Aires, ante la densidad de población que rodea y su impacto en la salud de quienes viven en sus alrededores.

 

General Savio Impulsor de la Industria Nacional 

La batalla contra el subdesarrollo

Los cinco proyectos propuestos, son de largo plazo, requiere consensos y políticas de estado. La oposición a estos proyectos vendrá directamente de quienes quieren que Argentina siga siendo un país subdesarrollado, con un modelo económico que beneficia solo a unos pocos, con tensiones sociales crecientes, contenidas por la política de ayudas sociales, que no hace más que mantener a millares en situación de pobreza. El único camino para superarla es generar trabajo, inversión. Es indudable que para llevar a cabo, esta batalla contra el subdesarrollo,  es preciso un gran acuerdo que incluya a la dirigencia nacional, no solo política, sino sindical, empresaria, sector financiero, referentes intelectuales, académicos, religiosos.

 

El proyecto de la Cuenca del Bermejo romperá sin ninguna duda con la grave situación que viven millares de argentinos en la zona del Chaco. Décadas de postergación, donde hemos visto escenas de los pueblos originarios sumergidos en el olvido y marginación. El proyecto de desarrollo, permitirá generar condiciones para radicación de industrias, y por ende trabajo, mejorar el sector agrícola, evitar que muchos abandonen sus pueblos, combatir inundaciones y sequías, forestar. El río Bermejo se convertirá en un medio de transporte, y generación de energía. La transformación de la región permitirá crear un polo geopolítico, que reducirá la vulnerabilidad de la frontera norte, promover su poblamiento o por lo menos reducir la sangría por emigración a otras regiones. Bolivia se beneficiará ampliamente al tener una alternativa para sacar su producción al exterior., lo que generará una demanda en materia de medios de transporte fluviales, como del ámbito terrestre, especialmente ferrocarriles, con su impacto para muchas localidades y en la generación de empleos asociados.  La interconexión con puertos del norte de Chile, abre la posibilidad que la producción del Norte argentino pueda buscar mercados en el Asia Pacífico, como también la producción chilena pueda tener acceso a un nuevo espacio de desarrollo.  Las obras del Bermejo controlaran los sedimentos que generan tantos gastos en dragado aguas abajo en el Paraná y el Río de La Plata, ahorrando millones al país.

 

La construcción del proyecto del Paraná Medio, que requerirá enormes esfuerzos económicos, a largo plazo significará un antes y después para el país. Los costos de transporte se abarataran sustancialmente, al permitir que buques de 20.000 toneladas puedan navegar el río Paraná hasta Puerto Barranqueras (Chaco). Esto favorecería abiertamente al desarrollo agropecuario de Paraguay, Bolivia y Brasil. La generación de energía abundante y barata permitiría la radicación de industrias, tanto en Argentina como en los países aludidos. Cientos de miles de hectáreas serían recuperadas para la agricultura y la forestación. La creación de un gran espejo de agua dulce, habilita para la promoción del turismo y la pesca. Pueblos agónicos, tendrán una oportunidad para su desarrollo. La abundante energía barata, permitirá terminar con la dependencia de la energía termoeléctrica, que genera altos costos en su producción, consume valiosas divisas y obliga al estado a desviar millones en subsidios, para garantizar tarifas accesibles, pero que a la postre se convierte en un círculo vicioso, del cual cuesta salir.

 

El desarrollo de la región del Comahue (provincia del Neuquén y valle del Río Negro) va de la mano con Vaca Muerta, las grandes reservas de gas y la generación de hidroelectricidad. Dejar que el petróleo se vaya sin ser industrializado en el país, es un grave error. Es la oportunidad para desarrollar una potente industria petroquímica, que incremente el valor agregado de las exportaciones de hidrocarburos e impulse industrias asociadas a esta actividad. La creación de un moderno complejo petroquímico, tendrá alcance regional, dado que esto beneficiaría al desarrollo de industrias de ambos lados de los Andes. La existencia de energía en abundancia, como importantes reservas de gas, hace factible el desarrollo de industrias siderúrgicas, gracias a las minas de hierro de Sierra Grande. Es reconstruir el ferrocarril, modernizar terminales portuarias, e incrementar el potencial del valle del Río Negro.  La energía de bajo costo, el aprovechamiento de la cuenca del río Negro, permitirá incrementar la productividad agrícola, que se verá ampliamente beneficiada con el acceso a nuevos mercados, gracias al acceso a puertos del Pacífico, conectados vía férrea.

 

El desarrollo de la Patagonia Austral está estrechamente ligado al conflicto Malvinas.  Argentina debe recuperar capacidad para maniobrar y contrarrestar los intentos del Reino Unido en desarrollar las islas, creando un espacio de competencia. El proyecto británico de construir un importante complejo portuario en Puerto Argentino, es una amenaza al proyecto de convertir a Ushuaia como centro de las actividades antárticas. Ello requiere acciones concretas. En primer lugar generando condiciones para la radicación de empresas, gracias a la la generación de energía barata por medio de las represas de Condor Cliff, y como de medios alternativos, dado el potencial eólico de la región. El estado debe construir puertos, carreteras y vías férreas. El sueño del ferrocarril transpatagónico debe ser una realidad. Asimismo debe impulsare la diversificación económica, con el desarrollo del sector agrícola, ganadero, forestal, pesca, como industrias derivadas. La minería debe recibir su impulso, no solo por el desarrollo de infraestructura, sino también impulsando la industrialización de la producción de los minerales extraídos. Asimismo es imperiosa la reconversión económica de Tierra del Fuego, con el modelo de promoción industrial, que deberá estar orientado al desarrollo de capacidades e innovación tecnológica.

 

Finalmente el puerto de Aguas Profundas, que articula y ordena al país. Tendrá sin ninguna duda un gran impacto para el interior del país, rompe con la tendencia de satelización de los puertos argentinos en relación con Brasil. La producción de la Cuenca del Plata, el gran norte argentino, como del oriente Boliviano, Paraguay y el centro oeste de Brasil, podrán tener una terminal marítima de primer orden. El oeste de Argentina también podrá tener acceso a un complejo portuario marítimo, reduciendo costos y mejorando la oferta exportable del país.

 

Son cinco obras clave, que solo requieren voluntad política para llevarlas a cabo, que permitirá que el país pueda dejar de ser solo un exportador de bienes primarias, para exportar insumos críticos (alimentos, minerales y energía) elaborados por la industria pesada. Asimismo se expande la frontera agraria, incrementando sustancialmente la producción, que requerirá de importantes inversiones en materia de transporte, tanto de ferrocarriles, carreteras como puertos. La construcción de centrales de energía, ferrocarriles, grandes obras de infraestructura, como del transporte de productos, tendrá impacto directo en el desarrollo de la industria nacional.  Estos nuevos polos de desarrollo, permitirá reorientar las migraciones internas, ordenar el territorio argentino, desarrollar áreas postergadas, convertir fronteras muertas y vulnerables en fronteras vivas y centros de desarrollo y cooperación.  Audacia e inteligencia serán claves para que estas obras, no solo generen trabajo y riqueza a los argentinos, sino que esto se expanda a los países vecinos, reemplazando escenarios de competencia por otros de colaboración y cooperación.  El peso geopolítico de Argentina se incrementará sustancialmente, Esta es la gran batalla que deberá librar la Argentina, si realmente quiere ser un país soberano, la lucha contra el subdesarrollo.

 

 

 


 

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