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Una historia bien argentina. El caso de los aviones Super Etendard
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Fuente Infobae
En estos días, en medios
nacionales se habló de una polémica compra realizada durante la gestión del ex
presidente Mauricio Macri, de cinco aviones de ataque naval, Dessault Super
Etendard M, dados de baja por la
Marina francesa. El costo de la operación fue de 14 millones
de dólares. Desde su arribo en 2019, presentaron una serie de novedades, lo que
ocasionó encontronazos entre el oficialismo y la oposición.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Magíster en Defensa Nacional
Director de Diario El Minuto para Argentina
Los
Super Etendard en la Armada Argentina
La
Armada Argentina
en 1980, adquirió en Francia, un lote de 14 aviones de caza y ataque, nuevos,
Dessault Super Etendard. Estos
aviones fueron destinados a la Segunda
Escuadrilla de Caza y Ataque con asiento en Bahía Blanca,
Provincia de Buenos Aires. Estos modernos aviones, que iban a ser equipados con
misiles antibuque AM 39 Exocet, y operados por el buque insignia de la Flota de Mar, el
portaaviones ARA 25 de Mayo, eran sin
ninguna duda lo más moderno de la Aviación Naval, no solo de la Argentina, sino de la
región. El comodoro de Marina, Eduardo
L. Ganeau, reconocido piloto del citado sistemas de armas, señala en un trabajo
de su autoría Tienen especial resistencia
a la corrosión propia del ambiente salino del mar. Pueden reabastecerse de
combustible en vuelo y también abastecer a otros, actividad que extiende su
radio de acción y es indispensable por seguridad para la operación en
portaaviones. Pueden lanzar minas marinas para interdictar líneas de
comunicaciones, vías fluviales o áreas de mar, tienen capacidades de guerra
electrónica para su protección, pueden cumplir misiones de reconocimiento
aerofotográfico, son adecuadamente veloces y maniobrables para cumplir su
multiplicidad de funciones, y poseen características constructivas que le dan
apropiada fortaleza para la acumulación de daños.
En
el momento que comenzaron las entregas del citado avión, la Argentina protagonizó la
recuperación de las islas Malvinas en abril de 1982. En ese momento solo habían
arribado al país cinco aviones, y las tripulaciones no estaban del todo
familiarizadas con la nueva arma. En aquellos tiempos, la Aviación Naval, contaba con
personal altamente preparado y entrenado, un verdadero orgullo para la Armada Argentina.Aquellos aviones, gracias al ingenio
argentino, el talento de los profesionales de la institución naval, les
permitió participar en la guerra de Malvinas, convirtiéndose en una pesadilla
para los mandos británicos. Estos
aviones fueron los protagonistas del ataque al destructor HMS Sheffield. La amenaza que significaba el
binomio Super Etendard – AM39 Exocet,
motivó un ataque comando británico, para eliminar las bases de los Super Etendard junto a sus
tripulaciones. Operación que fue frustrada, al estar alertada la guarnición
militar argentina en la base de Río Grande.Terminada la contienda, con valiosas lecciones para los pilotos navales,
levantado el embargo de armas, Francia cumplió con el contrato y entregó la
totalidad de los aviones.
Gaceta Marinera
Estas
aeronaves participaron en ejercitaciones en el portaaviones 25 de Mayo en sus últimas singladuras. Desde
1983, con el restablecimiento del gobierno constitucional, el presupuesto
militar cayó estrepitosamente, las relaciones entre la clase política y
militares, se tensaron al extremo. Esto afectó la operatividad del
material, programas de modernización, y el complejo industrial militar (era el
holding empresarial mas importante de la Argentina, y verdadero motor de sectores clave
como el naval, químico y siderúrgico). El retiro del ARA 25 de Mayo, con la
promesa de una modernización que nunca llegó, afectó a la joya de la Aviación Naval, los Super Etendard, denominados localmente
SUE. Estos fueron operados desde base en tierra y en ciertas oportunidades
realizaron algunas ejercitaciones sobre portaaviones de la
US Navy, y de la Marinad de Brasil, pero la conducción naval, sabía que el no
reemplazo del 25 de Mayo, terminaría
con una capacidad única, la operación de aviación de combate embarcada, la cual
la Armada
había alcanzado un alto nivel.Los
años 90, no fueron mejores, si peores, dado que la asfixia presupuestaria
afectó seriamente a las Fuerzas Armadas en su conjunto. Paulatinamente los SUE, quedaron obsoletos,
dado que no se llevó a cabo los programas de modernización de media vida.Incluso fueron perdidos aviones en accidentes,
dos en 1989 y uno en 1996, ocasionando la muerte de sus tripulantes. Finalmente
desde 2014, los SUE quedaron almacenados con miles de horas remanentes,
preservados en el Arsenal Aeronaval Comandante Espora.
La
novela de los Super Etendard
La
Armada Argentina
estuvo siempre a la expectativa por el destino de los SUE operados por la Marina Francesa, que fueron
objeto de un importante paquete de modernización y mejoras. Las exigencias en
los despliegues de las fuerzas navales francesas, obligaron a invertir en los Super Etendard, que fueron empleados en
diversos conflictos, desde los Balcanes, hasta la Guerra de Afganistán.Las exigencias operativas, demandaron mejoras
en radar, comunicaciones, lanzamiento de armamento inteligente. Al respecto una
voz autorizada, como el comodoro de Marina Ganeau, nos dice La renovación hecha en los aviones Super
Etendard Modernizados ha permitido la adaptación al empleo de nuevos, más
precisos y versátiles sistemas de navegación y ataque, de armas de designación
láser para los misiles aire-superficie AS-30L, de nuevos sistemas de
reconocimiento táctico en misiones de vigilancia, de mejores sistemas
electrónicos de autoprotección e interferencia radar, de extensión del guiado
por láser a las bombas de 125
kg y 250
kg, de mejor piloto automático para facilitar las
misiones de combate, de capacidad de operaciones de ataque nocturno al
instalarse un pod láser Damocles y la utilización de armamento con guiado por
GPS. En 2010, se habló claramente de lo siguiente Si se suscribiera un acuerdo entre Francia y
Argentina, esto no significaría a priori la transferencia de aviones para volar
bajo bandera argentina. “La venta de los
aviones o de las piezas en stock serviría solamente para asegurar la
modernización de los Super Étenderd argentinos”, nos explica una fuente militar.
[1]
Fuente El Cronista.com
En
2016, los aviones SUE franceses tocaron fin en su carrera operativa, siendo
reemplazados por el Dassault Rafale M.
La
compra de los aviones dados de baja por la Marina gala, pudo materializarse en
2017, cuando finalmente fue anunciado oficialmente la adquisición de un lote de
aviones proveniente de Francia. En su momento el secretario de Logística del
Ministerio de Defensa, Walter Ceballos, anunció la compra de cinco aeronaves
modernizadas denominadas SEM 5, dado que cuentan con equipamiento moderno, apto
para el empleo de armamento avanzado, la intención del Comando de la Aviación Naval, era usar dicho
equipo, en las células de los aviones preservados que tienen una importante
vida útil. En 2018, la compra se hizo
efectiva, adquiriéndose el lote de aviones, junto a repuestos, un simulador de
vuelo, que vinieron en cuarenta contenedores, todo por US$ 14 millones.[2]
En
el portal de TN (Todo Noticias), con fecha del 3 de enero de 2022, salió a la
luz los cuestionamientos del actual gobierno sobre la citada compra en
Francia.En un informe de la Armada Argentina, señala que
llegaron con componentes vencidos, y es por ello, que no puede volar. ¿Acaso
no iban a ser empleados como fuente de repuestos para el material almacenado?
¿No iban a ser empleados sus kits de modernización para ser utilizados por los
Super Etendard que ya disponía la
Armada?[3]Según fuentes periodísticas, al estar
vencidos los cartuchos eyectores de los asientos de los pilotos, que obviamente
impide que puedan ser volados. El fabricante es la empresa Martin Baker, pero
que utiliza componentes de origen británico. La empresa tiene representación en
Argentina, incluso tiene un taller especializado en el Área Material Río
Cuarto, dependencia logística de la Fuerza
Aérea Argentina, y nunca tuvo problemas para obtener los
cartuchos eyectores para aeronaves militares argentinas.[4]
Según pudo reconstruir TN,
las negociaciones con la empresa
estadounidense que iba a proveer los cartuchos eyectores estaban avanzadas
hasta que desde la oficina de compras en Europa de la Armada Argentina
solicitaron un pedido de avales a la firma que hizo que la operación se cayera.
Esto ocurrió en los primeros meses de
2020. El flamante ministro de defensa, Jorge
Taiana, según el citado medio, está buscando proveedores nacionales, pero es
algo difícil que un plazo relativamente corto, puedan satisfacer el
requerimiento sobre los cartuchos eyectores. También hubo novedades con los
regulares de oxígeno, que tuvieron que ser enviados a Francia, de los cuáles
dos eran de los SEM 5, y un tercero de los SUE originales de la Armada.[5]
Este proceso sin ninguna duda encarecerá el costo previsto para la puesta en
servicio de las aeronaves. Otro gran misterio, es porque no fueron
empleados, el importante stock de materiales y repuestos, para volver a la vida
a los Super Etendard almacenados.
La novela de los Super Etendard, es otro capitulo de las
miserias de la política argentina.
No cabe duda, que la pérdida de la capacidad de caza y ataque, obedece ante
todo a una decisión política, por décadas de presupuesto reducido. Tanto el oficialismo,
como la oposición, no están libres de pecado. El kirchnerismo, por razones
ideológicas fue sumamente hostil a todo lo militar, agregándose serias
falencias de gestión, como quedó en evidencia el manejo de la antigua fábrica
de aviones, hoy FADEA; el entregar el manejo de empresas de defensa a
militantes políticos, carentes de idoneidad; y una pérdida de capacidades, que
redujo a las Fuerzas Armadas, a nivel de operatividad mínima, al contrario de
los dos principales vecinos de la región, Chile y Brasil. Mientras Argentina
daba de baja veteranos aviones de combate, existía serios problemas para que
los pilotos militares contaran con un avión de entrenamiento básico, el espacio aéreo era un colador ante la falta
de herramientas adecuadas para su vigilancia y control, la crisis de la
aviación de transporte empleada hasta el cansancio en emergencia nacionales;
mientras tanto los países citados, mejoraron capacidades, e incluso se dotaron
de modernos aviones de combate, tanques, buques de patrulla, etc.
En
2015, la gestión del ingeniero Macri, solo cambió en la relación con lo militar
dejando de lado el discurso abiertamente hostil, pero los titulares al frente
del Ministerio de Defensa, mostraron un alto nivel de incompetencia, como sus
antecesores en el cargo. Prueba de ello, el caso del Sr. Julio Martínez, al
cancelar el contrato de compra de cazas Kfir,
ofrecidos por Israel, en condiciones muy ventajosas. Argentina perdió la
capacidad de operar con submarinos, tras la tragedia del ARA San Juan, perdido en 2017 con sus 44
tripulantes. Este buque fue un símbolo de la incapacidad de dos gestiones, para
mantener en condiciones un medio de alto valor estratégico.
El
actual gobierno utiliza el tema de los aviones Super Etendard, para atacar a la oposición, en el marco de una
pugna, que afecta la gobernabilidad del país, en una de las crisis más importantes
de las últimas décadas.A este
escenario, cabe agregar la campaña de desinformación, con clara intencionalidad
política, por parte de “expertos”, políticos y medios de comunicación social,
que terminará seguramente con los SUE arrumbados en algún depósito, a la espera
de tiempos mejores, que para las Fuerzas Armadas, parece que nunca llegan.
Fuente Aeromáquina
El
“ocaso naval” y lo que debería haber sido.
La
Armada
viene perdiendo capacidades desde hace décadas, comenzando en los años 90, con
la baja del portaaviones, el buque de desembarco de tanques, buques de guerra
de minas, aeronaves de ataque liviano, retiro de los destructores de defensa
antiaérea, el fin de los proyectos tecnológicos de desarrollo de sistemas de
armas, cancelación del programa de construcción de submarinos y el cierre del
astillero destinado a proveer su mantenimiento y reparación.En el pleno siglo XXI, las malas noticias
continuaron, con el retiro del rompehielos ARA Almirante Irízar, que estuvo años en reparaciones; la baja de
aviones de sostén logístico, y la pérdida de capacidades como exploración y
patrulla marítima, en manos de los veteranos P 3 Orión. Sin ninguna duda el
punto culminante de este proceso, fue la tragedia del submarino San Juan, donde quedó reflejado la falta
de fondos para el mantenimiento y mejora de los principales medios de la Armada.Mientras que los medios de
combate, están amarrados en puerto o con limitada operatividad, se llevó a cabo
una curiosa operación, para la adquisición de patrulleros oceánicos a Francia,
que si se hubieran construido en el país, por astilleros privados locales, los
costos hubieran sido menores, pero desde el punto de vista militar, fue sin
ninguna duda un despilfarro de dinero.
La
Armada
lentamente se convierte en una fuerza de guardacostas en los hechos.El crédito ofrecido por Francia para la compra de los buques de patrulla
citados, es de vieja data, y en su momento era para financiar la modernización
de fragatas y corbetas de la
Armada, claro está en astilleros franceses. Tanto la
conducción naval como la clase política, apostaron a endeudar al país, para
adquirir medios, que tienen limitaciones, dado que los tan necesarios
helicópteros, ni siquiera hubo algún tipo de negociación para incluirlos en el
“paquete”.Cuestiones políticas tanto
del gobierno de Cambiemos que se iba, como del Frente de Todos, impidieron por
ejemplo adquirir un lote de aviones Orion, modernizados, que son de suma
utilidad para el patrullaje del extenso Mar Argentino.
En
lo referente a los SUE,
sin ninguna duda adquirir los aviones dados de baja por la Marina francesa, fue una
decisión acertada, siempre y cuando, los mismos pudieran ser empleados como
fuente de repuestos y emplear los modernos sistemas operativos de bordo, para poner
en servicio los aviones almacenados. Trabajos que debería haber llevado a cabo
el fabricante original, esto sin ninguna duda hubiera sido un ahorro en costo y
tiempo. Los problemas en torno de a determinados componentes, incrementará los
gastos. Creemos que el Ministerio de Defensa, por medio de algún tipo de
acuerdo entre gobiernos, apelar al fabricante original. Pero los problemas de
financiamiento que tiene la Argentina pueden dar tierra este tipo de
negociaciones. Aunque existen otras opciones, como la enajenación de los
terrenos recuperados de Dársena Norte, que pertenecieron a la Armada Argentina.[6]
Recuperar
dichos medios, permitiría a la
Armada, contar con un valioso elemento disuasorio, que se
hubiera visto potenciado, con un programa conjunto, con la Fuerza Aérea, con la
adquisición de medios de alerta temprana y guerra electrónica, además de medios
para reabastecimiento en vuelo, que extendiera el radio de acción de los SUE
sobre el mar, ante la ausencia de un portaaviones. Estos aviones, no solo tienen capacidad para
operaciones de ataque, defensa aérea, sino pueden llevar a cabo operaciones de
reconocimiento fotográfico, lanzar minas marinas, llevar a cabo operaciones de
apoyo a fuerzas terrestres.
La
debilidad de la Argentina
en el mar, es claramente percibida por actores regionales y extrarregionales. La Zona Económica Exclusiva,
padece la presión creciente de flotas pesqueras, que operan al margen de la
ley, agregándose la política llevada a cabo por el gobierno colonial británico
que detenta las islas, que de manera liberal otorga licencias, afectando la
sostenibilidad del recurso. La no ratificación del Acuerdo de Nueva York, ha
impedido tener herramientas jurídicas para gestionar la llamada milla 201, todo
ello unido con medios exiguos, divididos en dos fuerzas, Armada y Prefectura
Naval, y recursos materiales y económicos escasos que afectan a la presencia
argentina en el mar y velar por la preservación de los recursos marinos. Esta
debilidad es percibida por el Reino Unido, que mantiene su política de hechos
consumados en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur; y por
último por Chile, que por medio de un decreto en 2021, ha extendido su
reclamo de derecho de soberanía sobre los recursos en la plataforma
continental, avanzando sobre espacios delimitados por Argentina en 2009, que
respetan claramente también la divisoria de aguas, resultante del tratado de
1984, que puso fin al conflicto del Beagle.
El
caso de lo SUE, sin ninguna duda será una anécdota más de la mezquindad
política argentina, posiblemente la Segunda Escuadrilla
de Caza y Ataque, pase a la historia, y la aspiración de recuperar las
capacidades de dicha unidad, queden en la nada misma, a costa de los más altos
intereses de la Nación.
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