Defensa en Alemania ante el nuevo escenario estratégico
El anuncio del Canciller alemán
Olaf Scholz, sobre un crédito de más de cien mil millones de euros para la
modernización de las fuerzas armadas germanas, dado el nuevo contexto
estratégico en Europa, causó sorpresa, no solo por venir de la mano de un
gobierno socialdemócrata, sino por romper con la renuencia de los políticos
alemanes de invertir en defensa, acorde al status político y económico del
país, que es la primera potencia de Europa y con proyección global.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
Las Fuerzas Armadas alemanas, conocidas como Bundeswehr (Defensa Federal), nacieron en 1955 como consecuencia de
la Guerra Fría. La peculiaridad de las nuevas fuerzas armadas, serían el fuerte
control civil, la integración de las fuerzas operativas en mandos
multinacionales, agregándose que la estrategia nacional de defensa alemana,
estaba pautada por la OTAN. El fin de la Guerra Fría, en tiempos de
incertidumbre estratégica, las fuerzas alemanas comenzaron con un proceso de
reestructuración y reducción, además de absorber parte las extintas fuerzas
armadas de la Alemania del Este. A pesar del discurso oficial, que la misión
primaria del Bundeswehr era la
defensa del territorio nacional y de los aliados de la OTAN, estaba claro que
iba tener un rol creciente del apoyo a la seguridad internacional, no solo bajo
el paraguas de la Alianza Atlántica, sino también bajo mandato de Naciones
Unidas.
La estrecha relación entre Estados Unidos y Alemania, ha sido un
elemento central en la política de seguridad de Berlín. Esto pudo observarse,
luego de las tensas relaciones con la Casa Blanca en la era Trump, con su
política de aislacionismo, el retorno a la “política tradicional” por parte de
Biden de reconciliación con los aliados, fuera aplaudido especialmente por Berlín.
Estados Unidos, en su momento tuvo un rol importante en la creación de las
fuerzas germanas en 1955, no solo con entrenamiento, sino equipamiento. Hasta
el día de hoy, la relación con la industria de defensa de Estados Unidos es muy
cercana, con importantes contratos para la provisión de aviones de patrulla
marítima P 8 Poseidón, helicópteros de transporte, sistemas de defensa
antiaérea, misiles antibuque, y posiblemente los cazabombarderos F 35 en
reemplazo de los veteranos Tornado.
Asimismo, Alemania, juega un rol importante en la estrategia de defensa de
Estados Unidos, al mantener bases en el país, que han servido en el pasado para
los despliegues en Irak, Afganistán, como de otras operaciones en la zona del
Mediterráneo, Próximo Oriente o el Norte de África.
El 2001, fue un verdadero punto de inflexión, en el marco de la
llamada Guerra Global contra el Terrorismo. Alemania. En 2003, la política de
defensa y seguridad alemana, en tiempos del canciller Schröder, emitió una
directiva, en la cual las fuerzas germanas, tendrían un papel creciente en la
prevención y gestión de crisis, bajo el mando de la OTAN junto a los Aliados.
En ese tiempo, las fuerzas alemanas llevaban a cabo misiones de paz en la ex
Yugoeslavia. En 2006, fue autorizado el envío hasta 35.000 efectivos al
exterior y fue aprobado el nuevo concepto operativo de las Fuerzas
Armadas. En tiempos de la canciller
Angela Merkel, se consolida la idea de fuerzas con capacidad de proyección al
exterior, dejando en un segundo plano la defensa del territorio nacional. Pero el Libro Blanco de la Defensa, no
contiene planes específicos sobre los cambios propuestos. La crisis económica
de 2006, afectó seriamente a la defensa alemana, siendo objeto de severas
políticas de austeridad y recortes. En 2011,
por razones de política interna es abolido el servicio militar obligatorio y
las fuerzas armadas cierran un número importante de bases. En 2011, el nuevo
Libro Blanco recoge las ideas rectoras del texto de 2006, agregándose la crisis
migratoria, económica a nivel global y plantea la responsabilidad que tiene
Alemania en materia de seguridad ante el mundo, cobrando especial importancia
los compromisos en el marco de las Naciones Unidas, la OTAN y la Unión
Europea. La estrategia de defensa
germana sigue las pautas del Concepto Estratégico de la OTAN de la Cumbre de
Lisboa de 2010, donde los principales puntos eran la defensa colectiva, gestión
de crisis, la cooperación internacional y la importancia de la ciberseguridad.
En los años 2011-2012 el presupuesto de defensa era del 1.35% del PIB, cayendo
al 1.18% del PIB en 2015. La reducción, impactó en la operatividad material,
dejando fuera de servicio gran parte de la flota de aviación de combate,
transporte, submarinos y la mitad de la fuerza blindada. La crisis de Crimea, tensó las relaciones con
Rusia y la aparición de fenómenos como el Estado Islámico, que se transformó
una seria amenaza a la seguridad europea, llevó a revisar la política de
defensa y seguridad alemana. En aquel momento la ministra de defensa von de
Layen, quién llevó a cabo una serie de cambios, destacándose en el Libro Blanco
de 2016, donde se observa que Berlín busca un papel de liderazgo en materia de
defensa y seguridad.
El documento citado, pone énfasis en una mayor participación de las
fuerzas alemanas fuera de las fronteras nacionales, la aspiración de ser una
nación líder en operaciones en el marco de la Alianza Atlántica, mayor grado de
resiliencia de la sociedad civil frente a situaciones de crisis,
fortalecimiento industrial, científico y tecnológico, además de plantear un
nuevo concepto para las fuerzas armadas, reconociendo el impacto negativo que
tuvieron las medidas de austeridad y la necesidad de alcanzar como objetivo un
presupuesto de defensa del 2% del PIB. Esa percepción de Alemania, con aspiraciones
de tener un rol creciente en la seguridad internacional, pone en evidencia su
peso económico, que se traduce en el plano político y militar. Estados Unidos, con el ascenso de China, puso
foco en el Pacífico y ha dejado una suerte de vació en Europa Occidental. Los años de Trump en la Casa Blanca, generó
un distanciamiento entre Estados Unidos y sus aliados europeos, conflicto que
fue percibido tanto por Moscú como Pekín. La creciente injerencia geoeconómica
china, el auge de nacionalismos y populismos, en el seno de la misma UE, que
generan diferencias crecientes en el bloque, han generado una suerte de vacío,
que demanda un liderazgo, que Berlín busca ocupar. El Brexit, ha favorecido el rol de Alemania
dentro de la UE.
La crisis global del COVID 19, donde claramente hubo una ausencia
total de liderazgo que estaba llamado a ocupar Estados Unidos, abrió las
puertas para que actores como Rusia y China, suban la apuesta para avanzar
sobre los vacíos dejados por Washington. Ejemplo de ello es África, donde la
presencia de China es una realidad y está desplazando el rol de las antiguas
potencias coloniales europeas. Rusia la secunda como “exportador” de seguridad
en dicho continente, además de tener también un papel en el plano económico. El
fracaso de Francia y la UE en Malí, abrió las puertas para incrementar el papel
de Moscú en materia de seguridad. Este vacío dejado por Estados Unidos, como
herencia de la Era Trump y con un presidente Biden, acosado por cuestiones
domésticas, abrió las puertas para la Guerra de Ucrania, donde una vez más la
UE, ha tenido una respuesta gradual y ha mostrado no tener el suficiente peso
para disuadir al Kremlin de la invasión del citado país. Alemania ha
reaccionado, pero de manera tardía, dado cuestiones de política interna,
siempre tan cargada de prejuicios por el pasado, respecto a las cuestiones
militares. Esto ha llevado a que un gobierno de coalición formado por
socialdemócratas, verdes y liberales, siempre reacios históricamente a invertir
en defensa, a cambiar de postura y anunciar lo que el canciller Scholz lo
definió como punto de inflexión en la historia” o “cambio de era” (zeitenwende).
Sin ninguna duda los cambios geopolíticos en Europa, con la ruptura del orden
de seguridad y económico heredado de la influencia de Estados Unidos post 1945,
abre las puertas para que Berlín tenga un rol central, por su peso demográfico,
económico y político dentro de la UE, que a todas luces demanda de un liderazgo
claro. Al parecer los políticos alemanes,
ante el duro golpe que significó la guerra de Ucrania, han comprendido la
necesidad de contar con una defensa nacional creíble, frente al ascenso de
nuevos actores que buscan “un lugar bajo el sol” frente al retroceso de Estados
Unidos.
El Bundeswehr, organización y
capacidades
El término Bundeswehr, o Defensa Federal, engloba a las fuerzas
armadas, sus servicios conjuntos y la administración civil de la defensa. El personal militar son unos 180.000
efectivos, más 80.000 empleados civiles y personal de apoyo. En el caso
germano, el control civil sobre las fuerzas armadas es fuerte. Las fuerzas armadas propiamente dichas son el
Ejército, Marina y Fuerza Aérea, y elementos conjuntos: Cuerpo de Sanidad,
Servicio de Información y Ciberdefensa, y los Servicios Conjuntos de
Mantenimiento y Logística. Existe un
Comando Conjunto de Operaciones, responsable de la conducción de las fuerzas
desplegadas en el exterior. La llamada Administración Federal de Defensa,
comprende áreas de gestión de personal, equipamiento, tecnología, apoyo,
infraestructura, protección ambiental, capellanía, sistema legal militar, y
servicios administrativos. Está en manos de personal civil, ello no impide que
exista personal militar asignado.
El Ministerio de Defensa y los Estados Mayores Generales están
integrados como direcciones generales. El Ministro – actualmente una mujer, Christine
Lambrecht - es la autoridad máxima de comando militar en tiempos de paz (en
tiempos de crisis/guerra el rol de comando en jefe lo asume el Canciller
Federal), y es asesorado en los aspectos militares de la conducción de las
fuerzas armadas, por el Jefe de la Defensa, un oficial de máxima jerarquía. El Ministro es representado en los ámbitos
político y parlamentario, por dos secretarios de Estado Parlamentarios. Existen dos secretarios permanentes, asisten
al ministro en el control técnico y administración de la cartera. Unos 2000 empleados entre Berlín y Bonn, son
responsables de la gestión ministerial.
El Ejército (Heer) tiene al frente un inspector general, con funciones
administrativas, cuenta con dos divisiones blindadas y una división ligera de
despliegue rápido (formado por el comando de operaciones especiales, y las
brigadas aeromóvil y aerotransportada). Se estima que forman parte de esta
fuerza, unos 67.000 efectivos. Su equipamiento incluye 266 tanques Leopard 2ª7,
estando previsto que alcancen a 328, 350 vehículos de combate de infantería
Puma y 382 Marder, 400 vehículos blindados a rueda GTK Boxer, 680 vehículos a
rueda Fuchs, y cientos de vehículos blindados como los veteranos M113 y
vehículos protegidos, etc. La artillería cuenta con los modernos Pzh 2000, en
más de un centenar, una treintena de veteranos lanzacohetes MLRS M270. La Aviación del Ejército cuenta con 50
helicópteros de ataque Tigre (9 operativos), 80 de transporte NH90 y unos 27
ligeros para rescate y entrenamiento.
La Armada (Marine) con 16300 efectivos, cuenta con un Comando Naval
del cual dependen dos flotillas. Estas cuentan con un escuadrón de submarinos, un
escuadrón de guerra de minas, dos escuadrones de fragatas, batallón naval
(elemento de seguridad de bases y buques), un escuadrón de apoyo, comando de
aviación naval. Los medios incluyen 11
fragatas, 5 corbetas, 2 dragaminas, 10 cazaminas, 6 submarinos, 11 buques de
reabastecimiento y 20 buques auxiliares. La Aviación Naval cuenta con 4 P 3
Orión que pronto serán reemplazados por los P 8 Poseidón. Una docena de
helicópteros NH 90 de transporte, se esperan 30 en versión antisubmarina. Los
programas de modernización incluyen un buque logístico para transportar hasta
800 efectivos, la llegada de helicópteros de transporte y lucha antisubmarina,
dos fragatas MKS180, dos nuevos submarinos 212 en un programa conjunto con
Noruega, cinco nuevas corbetas K130 y la integración del batallón de Marina en
la Infantería de Marina de Países Bajos, formando una unidad multinacional para
operaciones anfibias.
La Fuerza Aérea o Luftwaffe con 27000 efectivos y 460 aeronaves,
cuenta con un Comando de Operaciones Aéreas, responsable de proporcionar
elementos de comando y control, y el Comando de Fuerzas Aéreas, aglutinan las
unidades de vuelo propiamente dichas.
Hay doce bases aéreas. Limitaciones por razones de espacio geográfico y
la alta densidad de población, lleva a que medios y personal de la fuerza aérea
lleven a cabo el entrenamiento en los Estados Unidos. La espina dorsal del poder aéreo son 70
cazabombarderos Tornado, al final de su vida útil y 140 EF 2000 Eurofighter
Typhoon. La aviación de transporte opera Airbus319/321/310/340, además de
A400. La flota de helicópteros espera
por 60 CH47 Chinook nuevos, y cuenta aún con CH 53, Airbus 532 y 145. La inyección del fondo especial de defensa de
100.000 millones permitirá reemplazar los veteranos CH 53, Tornado por los
modernos F35, unos 15 Typhoon.
Los fondos especiales permitirán a las Fuerzas Armadas hacer
importantes inversiones en drones de ataque, avanzar en el futuro avión de
combate junto con Francia, mejoras en la flota de blindados, equipamiento
individual del soldado, ciberdefensa, defensa antiaérea, comando y control,
además de financiar el incremento del número de efectivos militares a 200.000. El anuncio de Scholz, disparó por las nubes
las acciones de los grandes conglomerados de armamento alemanes, que se veían
afectados de exportar a países, cuestionados por razones de derechos humanos,
como los lucrativos mercados del Oriente Medio.
Las Fuerzas Armadas verán potenciado sus capacidades de combate
convencional, especialmente en materia de movilidad táctica, poder de fuego,
ciberdefensa, defensa del espacio aéreo, y mejoras en materia de control del
mar y protección de las líneas de comunicación marítima. Alemania vuelve a
poner atención al teatro de operaciones europeo, viendo como escenario de
conflicto a Rusia. Esto demandará una especial preparación para escenario de
guerra híbrida, donde los estrategas del Kremlin, han mostrado sobrada
capacidad. Es indudable que la declaración de intenciones de 2016, donde
Berlín, aspiraba a ser una nación líder en materia de seguridad, está dando los
pasos para que esas aspiraciones puedan convertirse en realidad, en un mundo
cada vez más inseguro e inestable.
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