Tigres Voladores. Norteamericanos en los cielos de China
Fuente diario ABC |
En 1941,
un grupo de estadounidenses fueron integrados en la Fuerza Aérea China,
contratados para hacer frente a la avalancha japonesa, De la mano de Claire
Chennault, un general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, se formó una
selecta fuerza, especializada en guerra de guerrillas aéreas, que generaron
serios contratiempos a los japoneses, a pesar de la superioridad material y la
sólida preparación de los aviadores nipones
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto Argentina
En 1931, ante la invasión japonesa de
Manchuria, el gobierno chino, tenía sus fuerzas armadas en un estado
calamitoso. Fueron contratados generales alemanes para poner orden y
reorganizar el ejército, y oficiales de Estados Unidos para construir una
fuerza aérea, cuya situación era lamentable, por la carencia de medios,
tripulaciones e infraestructura. El
coronel John Jouett, fue contratado para crear una fuerza aérea moderna. Este
oficial junto a otros norteamericanos, crearon una Academia de Pilotos,
organizaron bases e infraestructura de apoyo. En poco tiempo, la misión
estadounidense entreno a cientos de pilotos chinos y adquirieron 250 modernos
aviones en Europa y Estados Unidos. En 1934, por presiones japonesas y las
desavenencias entre China y la Casa Blanca, terminaron con la misión de Jouett,
que en casi tres años, sentó las bases para una fuerza aérea operativa y en
pleno proceso de expansión. Estos fueron reemplazados por italianos, quienes
organizaron una escuela de vuelo en Loyang y una fábrica de aeronaves en
Nanchang.
La esposa del generalísimo Chiang Kai shek,
mujer de gran p oder político, ante una serie de comentarios sobre las ideas
polémicas sobre el empleo del poder aéreo, del coronel del Ejército de Estados
Unidos, Claire Chennault. En 1937 viajó a China, luego de pedir una licencia al
Servicio de Aviación del citado ejército. Entre los meses de mayo y junio de
aquel año, Chennault hizo un informe negativo de la gestión italiana. Estos
otorgaban el título de piloto a personal que no tenía la preparación adecuada,
o escasa instrucción. Dado que estos eran hijos de la elite del Kuomintang, los
italianos a sabiendas de la política de Chiang Kai shek, de priorizar la
lealtad política, sobre la idoneidad profesional en la selección de mandos
militares, mantuvieron esta política de egresar pilotos con preparación
mediocre.
El incidente del puente de Marco Polo, los
japoneses lanzaron una violenta ofensiva a lo largo del valle del Yangtze, que
a pesar de la heroica defensa china, esta no pudo hacer mucho ante la
superoridad japonesa en combate, La Fuerza Aérea china con 500 aviones, solo 91
estaban en condiciones óptimas para combatir. Poco y nada pudieron hacer ante
las fuerzas aéreas japonesas, que también en ese momento, mostraban falencias,
pero pudieron imponerse. Fue sin ninguna duda el teatro de operaciones chino,
fue un campo de adiestramiento de los pilotos nipones, adquiriendo una rica
experiencia. En esos momentos
desesperantes, fue formada una escuadrilla internacional con aventureros
holandeses, británicos y norteamericanos, que fueron sobrepasados por la
superirodaid japonesa en 1938.
En agosto de 1937, la Unión Soviética y China
firmaron un acuerdo de no agresión, que abrió las puertas para un ambicioso
programa de entrenamiento de pilotos y transferencia de material. Stalin envió
pilotos y aviones de la Fuerza Aérea Roja, que formaron seis escuadrillas. Los
bien entrenados y disciplinados rusos, hicieron frente a la avalancha japonesa.
Entre 1937-1940, los cielos chinos fueron defendidos por pilotos
soviéticos. Las escuelas de vuelo
formaron por su parte a cientos de pilotos chinos, que fueron los mejores jefes
y pilotos de la Fuerza Aérea china de durante la Segunda Guerra Mundial.
La presión japonesa se hizo sentir y atacaron
la ciudad de Chungking, capital en tiempos de guerra del régimen nacionalista
chino. La Fuerza Aérea china era incapaz de detener las incursiones japonesas,
que contaban con mejores aviones de caza
y bombardeo. Los rusos pocos podían
hacer, dado que sus operaciones quedaron limitados al norte, con la clara
intención de impedir que los japoneses osaran invadir la misma Siberia. En
estos momentos tan difíciles, fue dada luz verde para la formación de la AVG, o
Grupo de Voluntarios Americanos, teniendo al frente al coronel Chennault, ahora
también coronel de la Fuerza Aérea China.
En 1940 la situación era dramática, la ofensiva
japonesa era imparable. El generalísimo Chiang, comisionó al general Mao Pan
tzo y al propio Chennault a buscar ayuda en Estados Unidos. La tarea no era
para nada fácil, las demandas del general Chiang, eran obtener medio millar de
aviones de combate, cientos de entrenamiento, transporte, material de
construcción de pistas, municiones y voluntarios para los aviones que se
comprarían en Estados Unidos. A pesar de
la oposición de sectores del gobierno, finalmente el presidente Roosevelt dio
luz verde para la venta de material para la Fuerza Aérea China y reclutar un
grupo de voluntarios. Adquirir aviones era una tarea complicada, la prioridad
en las compras las tenía la Real Fuerza Aérea británica, que libraba una lucha
a muerte con Alemania. Ello no impidió que
la empresa Curtis Wrght vendiera los
cazas P40, rechazados por los británicos. Los problemas siguieron, dado que
Londres no quiso ceder los stocks de municiones y armamento de los P 40B, que
había rechazado. La empresa del estado chino para adquirir armamento China
Supplies, apeló al Departamento de Guerra, y a pesar de las dudas de su
titular, Stimson, el presidente Roosevelt una vez más fue árbitro y ordenó
equipar a los aviones con material del Ejército de Estados Unidos (en aquellos
momentos la Fuerza Aérea formaba parte del Ejército). Los aviones ya embalados
para ser enviados China, en el puerto de Nueva York, por una medida legal, no
pudieron ser enviados a su destinatario. Un conflicto por comisiones entre la
empresa Curtis y el agente de China
Defense Supplies, generó un conflicto judicial, que requirió la intervención
del secretario del Tesoro, Henry Morgenthau. El reclutamiento de voluntarios
fue otro dolor de cabeza. Cuestiones legales, la reticencia de jefes militares
de ceder o permitir que personal suyo sea reclutado. El presidente habilitó
esto por medio de una instrucción especial, pero dado la tensión con Japón, los
reclutadores debían manejarse con discreción y en secreto. La pantalla era la
empresa CAMCO, que reclutaba pilotos y técnicos. La pantalla legal, que ese personal era
contratado para construir y mantener aviones para China
El contrato era realmente ventajoso, por la
paga, el tiempo de permanencia – un año – y una vez terminado el compromiso al regresar a Estados Unidos sin haber perdido
antigüedad y rango. Pero lago que no estaba estipulado y que sería un verdadero
incentivo, el pago de 500 dólares por cada avión japonés derribado. El
personal, reclutado, que en primer momento no sabían que iban a una guerra, fue
trasladado vía marítima desde San Francisco rumbo a China, en 1941, con escala
en Manila, Singapur y Rangún, en Birmania británica, para luego pasar a China. Dado que los chinos no pudieron terminar con
la base de Kumming, el AVG, se instaló en la base birmana de Kyedaw. Allí
pilotos y técnicos recibirían un intenso adiestramiento, para hacer frente al
desafío japonés.
El coronel Chennault instruyó a los pilotos
sobre la base de sus teorías plasmadas en un libro propio, El Papel de la Aviación de Caza. En dicha obra, sostenía que los aviones de
bombardeo requerían de escolta de aviones caza, que debían estar en capacidad
de actuar tanto contra blancos aéreos como terrestres. Los cazas debían tener
largo alcance y armamento adecuado para su función de escoltas. Esto dejaba de
lado la teoría de aquella época Asimismo
el combate aéreo debía desarrollarse en parejas, recordando la experiencia
alemana en la Primera Guerra Mundial. La
doctrina Chennault, por decirlo de alguna manera, valoraba mucho las tareas de
reconocimiento y la inteligencia táctica. En China logró con el tiempo montar
una adecuado sistema de alerta, algo rudimentario, pero eficiente, que le
permitió al AVG estar siempre alistado para enfrentar ataques sorpresivos de
los japoneses. El entrenamiento fomentó
el trabajo en equipo, el perfecto conocimiento del piloto del avión que
tripulaba. Chennault había observado las tácticas de combate aéreo japonesa, y
adiestró a sus hombres para superar la debilidades del P40, especialmente para
llevar a cabo persecuciones y evitar el combate individual. Los hombres del AVG
debían combatir en parejas y evitar actos heroicos que solo generarían
pérdidas.
Los japoneses, bien entrenados, conducidos y
motivados, eran un adversario peligroso. Además operaban en grandes
formaciones. Es por ello que Chennault entrenó a sus hombres para romper con
dichas formaciones, con nuevas tácticas. El entrenamiento artillero fue también
muy exigente, evitando que los pilotos agotaran sus municiones rápidamente. Los
disparos debían ser certeros. El entrenamiento era 72 horas de clases teóricas
y luego ejercitaciones en el aire, en vuelo en parejas., hasta llegar a dominar
técnicas de vuelo a cota máxima, pasadas rápidas y ruptura de contacto.
La prueba de fuego vino con la invasión
japonesa en Birmania. Chennault se oponía al empleo del AVG dado que no había
completado el proceso de entrenamiento. Pero para China, era vital la defensa
de Birmania, dado que era la vía de comunicación con el mundo, ya que los
japoneses habían ocupado los principales puertos del país. La defensa de
Rangún, era vital para que la ayuda de Estados Unidos, a través del programa
Préstamo y Arriendo, llegara a manos del ejército chino. Pero los recursos del AVG eran insuficientes
para hacer frente a la superioridad japonesa, que pronto se impondrían en los
cielos. Los británicos, mal preparados para la defensa de Birmania, vieron que
el avance japonés era más rápido que el previsto. Wavell, general británico al
frente de las fuerza en Birmania, recurrió al general Chiang Kai shek, ante la
inminente caída de Rangún. El repliegue
de los medios aéreos aliados a China y la India, dejó a las fuerzas británicas
y chinas en Birmania, sin el vital apoyo aéreo con sus consecuencias. El AVG a pesar de la baja moral, equipamiento
inadecuado, los norteamericanos lucharon con valor y determinación, generando
serios contratiempos a sus adversarios japoneses. El desempeño, les dio el
apodo de “Tigres Voladores”. El AVG tuvo en todo momento unos 55 aviones en
condiciones de vuelo de manera permanente y 75 pilotos disponibles. Entre el 23
de diciembre de 1941 y julio de 1942, destruyeron 299 aviones japoneses, más
unos trescientos en tierra. Había nacido la leyenda de los “Tigres Voladores”
Teatro de Operaciones chino. 1944
La Fuerza Aérea en Operaciones en China.
El general Stilwell, responsable estadounidense
del teatro de operaciones que comprendía
India, Birmania y China, ofreció a Chennault, integrar el AVG en el Ejército –
la Fuerza Aérea de Estados Unidos formó parte de este hasta 1947 - y volver al servicio activo. Chennault aceptó, con la esperanza de obtener
tripulaciones y equipamiento, con la desventaja de perder el amplio margen de
autonomía operativa que tuvo con el gobierno chino. Solo siete voluntarios del
grupo original del AVG aceptó integrarse a la llamada Fuerza Aérea en
Operaciones en China o CATF, dependiente de la X Fuerza Aérea, al mando del
general Bussell, personaje que no tenía buenas relaciones con Chennault,
especialmente por discrepar sobre las teorías de la guerra aérea con este
último. Los roces de Chennault con sus
superiores obedecieron a múltiples factores incluyendo el político, donde en
más de una ocasión el creador de los Tigres Voladores, apelaría al generalísimo
Chiang, para que intercediera ante la Casa Blanca, para obtener los apoyos
necesarios para la CATF. Otros problemas, eran el abastecimiento de las fuerzas
desplegadas en China, dado la barrera que imponía al puente aéreo desde la
India, el Himalaya, las dificultades de las comunicaciones entre el mando de la
X Fuerza Aérea de Estados Unidos en Delhi y Chennautl en Kumming, China a 3500
km de distancia. A pesar de las
dificultades, Chennault, llevaría a cabo un excelente trabajo, que le ganó un
especial respeto y admiración por los chinos nacionalistas, y hasta el propio
Chian Kai shek. Desde un primer momento mostró un espíritu netamente ofensivo
Las limitaciones logísticas, por la escasez de
medios, las dificultades que imponía el Himalaya, restringió seriamente el
abastecimiento a la CATF. Solo 47 aviones estaban en capacidad de operar, con
un amplio teatro de operaciones, un enemigo triunfante e importantes recursos
materiales y humanos, llevó a Chennault a mantener las tácticas del AVG para
hacer frente a Japón. Las soluciones adoptadas fueron mantener el sistema de
rotación de personal, de medios, apoyado por un rústico, pero eficaz sistema de
alerta temprana. Este consistía en
círculos concéntricos alrededor de los aeródromos de despliegue del CATF, de
cien y hasta doscientos kilómetros.
Dentro de estos círculos había estaciones, e incluso muchas operaban
detrás de las líneas enemigas, operados por voluntarios chinos. Estos estaban
muy bien entrenados para reconoces los distintos tipos de aviones japoneses y
contaban con equipos de radio, que transmitían la información en tiempo y
forma, con suficiente antelación, permitiendo que los medios de la CATF
estuvieran alistados, para ser empleados en el momento y lugar adecuados. La
red de alerta y observadores, tuvo gran utilidad para guiar a pilotos perdidos,
lo que permitía salvar vidas y valioso equipo.
La llegada de ocho bombarderos B 25, permitió a Chennault a lanzar
ofensivas, con escolta de cazas P 40.
Los japoneses ignoraban que la CATF contaba con valiosa información, que
le permitía dar golpes sorpresivos. Las operaciones se extendieron hasta las
instalaciones industriales de Hankow, Canton, e incluso Hanoi, en la Indochina
francesa, ocupada por Tokio.
El control de Birmania por parte de los
japoneses, había cortado las vías de abastecimiento del sur de China, vital
para el esfuerzo de guerra del régimen nacionalista de Chiang Kai shek. En
1943, la escasez de combustible, las dificultades del abastecimiento desde la
India, limitaron el accionar de la CATF, que a pesar de los medios tan exiguos,
generaba serios daños al enemigo. Esto llevó a Chennault que la guerra en China
se iba decidir desde el aire. En aquellos tiempos, estaba en boga las teorías
sobre el empleo del Poder Aéreo para decidir sobre batallas y guerras. Esto
generó una relación cada vez más tirante con sus superiores inmediatos en
Delhi. Otro de los grandes problemas con
que tenía que lidiar la CATF, como también el general Stilwell, y otros mandos
aliados, era el alto nivel de politización de las fuerzas chinas. Chiang Kai
shek, no estaba interesado en tener bajo su mando a comandantes victoriosos,
como empeñar sus mejores fuerzas en la guerra con Japón. Tenía en vista, el
conflicto futuro, que era con los comunistas, con los cuales había luchado
antes de la invasión japonesa de 1937.
En 1943, la CATF, se convirtió en la XIV Fuerza
Aérea, a pesar del ascenso para Chennault, la nueva entidad no tenia los medios
adecuados para los objetivos fijados por su comandante. Las limitaciones en
materia de abastecimiento, impidieron que llegara suficiente combustible para
movilizar a fondo la XIV Fuerza Aérea. Ello no impidió que gradualmente
evolucionara de una fuerza de “guerrilla aérea” a otra de carácter
convencional, con sus mandos subordinados y tácticas más convencionales. El
teatro de operaciones era enorme, se extendía a gran parte de China, la
totalidad de Birmania, Tailandia e Indochina. En el ano citado, Chennault lanzó
una ofensiva sobre la isla de Formosa (Taiwán), a una importante base aérea
japonesa. Esta operación audaz, puso en alerta a Tokio, que tomo conciencia de
la potencia aérea de la XIV Fuerza Aérea y que era preciso, su destrucción. Un
ejemplo de ello, fue la destrucción de 40.000 toneladas de buques mercantes
japoneses y averías a otras 35.000 toneladas, generando serios trastornos al
abastecimiento marítimo japonés. Esto desencadenó una gran ofensiva del
Ejército Expedicionario japonés. El frente chino pareció desmoronarse ante el
rápido avance de las fuerzas al mando del general Hata. La prioridad para los Aliados era la defensa
de Birmania, dado que desde allí los japoneses amenazaban directamente. Fuerzas
chinas fueron aferradas en apoyo a dicho frente, lo que puso en aprietos al
generalísimo Chiang. Chennault, luchó en
vano para obtener recursos, como la cesión de los B29, que le fueron negados.
Ello no impidió que brindara con los medios disponibles apoyo a las fuerzas
chinas como en la batalla de Hengyang, donde los chinos ofrecieron una
resistencia tenaz, al mando del competente general Hsue Yueh. La imposibilidad
de disponer mayores recursos, por parte de la XIV Fuerza Aérea, tuvo su impacto
en la batalla. Finalmente los japoneses se impusieron a los chinos. China no era una prioridad para la estrategia
aliada, y especialmente para la Casa Blanca
Stilwell cayó en desgracia, en reemplazo llegó
el general Wedemeyer, quién se hizo presente en la capital del régimen
nacionalista, Chungking, Logró convencer al general Chiang de retirar parte de
las tropas destinadas a contener a los comunistas en el norte, para una
contraofensiva. Finalmente el programa de los B29 en China fue abandonado. Dado
que insumía recursos de suma utilidad para la XIV Fuerza Aérea. La Operación
Alfa, dio comienzo en noviembre de 1944, con el objetivo de frenar la ofensiva
japonesa sobre el este de China. Superando las dificultades políticas y
materiales, chinos y estadounidenses lograron cooperar estrechamente, lo que
permitió hacia junio de 1945, poner en retirada a los japoneses. Sin ninguna
duda la labor de los Tigres Voladores, fue de suma importancia para apoyar el
avance chino. Las malas relaciones que
tuvo siempre Chennault, por sus ideas heterodoxas, y sus intentos de mantener
siempre un alto grado de autonomía respecto a la Junta de Jefes de Estado Mayor
estadounidense, criterio, que no era antojadizo, desde la perspectiva del
comandante de los Tigres Voladores,
sino que era para el, un aspecto esencial para su estrategia en China. La
respuesta desde Washington fue la fusión de la X Fuerza Aérea en Delhi con la
XIV Fuerza Aérea, en el marco de una reorganización de las fuerzas de Estados
Unidos en Asia, para dar prioridad de medios y recursos al frente del Pacífico.
Birmania había sido liberada. Chennault, a fin de evitar verse quedado privado
de su puesto, ante de la disolución de su gran unidad, pidió el retiro el 6 de
julio de 1945.
No cabe duda que el empleo del poder aéreo, por
si solo, no iba definir la guerra en China, como pretendía Chennault. A pesar
de las limitaciones materiales, gracias a tácticas agresivas, la motivación del
personal, la calidad del mando, y la impronta que tenía el mismo Chennault,
convirtieron a esta unidad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, en una
peculiaridad. Su accionar, generó importantes daños al enemigo, e incluso lo
obligó a distraer recursos, en la ofensiva de 1944 para desarticular las bases
de los Tigres Voladores. Estos pasaron a la historia, por su capacidad
para combatir ante un enemigo que hasta el último momento disfrutó de
superioridad numérica, los limitados recursos logísticos y de personal, por las
tácticas desarrolladas, y la inventiva de sus mandos para superar los
obstáculos. Sin ninguna duda fue la gran victoria de Chennault, frente a sus
detractores, y sus “Tigres” no fueron olvidados.
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