Guerra en el Sahara. Análisis militar
En el Sahara Occidental se libra una guerra de baja intensidad. Desde
las propias Naciones Unidas, han señalado de más de un millar de intercambios
de disparos / duelos de artillería a lo largo de los muros defensivos. A pesar
del silencio del gobierno marroquí, este ha lanzado operaciones con drones de
ataque, que ha tenido como consecuencia, daños colaterales, con víctimas
civiles, generando situaciones de tensión creciente con Argelia y Mauritania.
Analizamos las operaciones y los objetivos alcanzar por las partes en
conflicto.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
La República Saharaui, cuenta con fuerzas armadas regulares, forjadas
a través de la Guerra de Liberación (1975-1991). La denominación oficial, es Ejército
de Liberación del Pueblo Saharaui o ELPS. Es una institución profesional, con
escuelas para sus cuadros desde los años 80.
En aquel conflicto, las fuerzas saharauis, durante la llamada Ofensiva Huari Bumediane, desarrollaron
tácticas convencionales. La construcción de los llamados “muros defensivos” por
parte de los marroquíes, para impedir los ataques relámpagos de las unidades
móviles del ELPS, obligó al alto mando saharaui, a cambiar de tácticas,
empleando fuerzas de tarea, con un batallón mecanizado apoyado por unidades de
tanque y artillería (piezas de tubo, cohetes y antiaéreos). Esto le permitió al
ELPS librar combates convencionales como batalla de Lamseyed (julio –agosto de
1983) donde un regimiento marroquí fue aniquilado.
Los años de guerra, dejaron una valiosa experiencia operativa,
especialmente para sus cuadros medios y superiores. Los actuales conductores
militares, a nivel operacional y estratégico, son personal con experiencia de
combate real. Algo que sin ninguna duda reviste una importante ventaja. En
cuanto al personal de tropa, proviene del servicio militar obligatorio, de dos
años de duración, lo que permite completar de manera adecuada el adiestramiento
del soldado, siendo un elemento distintivo del recluta saharaui, estar adaptado
a las penalidades de la vida en el desierto.
La organización de la Defensa
Nacional en la RASD
El Sistema de Defensa nacional está formado por el Presidente de
la República, el gobierno presidido por el primer ministro, el Consejo Nacional
(parlamento), Ministerio de Defensa, el Ejército, y el pueblo saharaui. La Estrategia Nacional es debatida en el
marco de los Congresos del Frente Polisario, donde participan activamente
distintos elementos representativos de la sociedad saharaui, esta es la que
fija los objetivos nacionales y los medios/recursos para alcanzarlos. Dicha estrategia, establece las pautas
rectoras sobre las cuales se diseña la estrategia militar. En el caso saharaui existe una clara relación
entre objetivos, medios y recursos, una completa simetría. Prueba de ello, los
acuerdos de paz con Mauritania y el Plan de Arreglo de 1991. La estrategia
saharaui era clara. En el primer caso, generar condiciones para provocar la
salida de los mauritanos de la guerra. Los objetivos militares se centraron
sobre la minería del hierro y la infraestructura asociada. Esto afectó la
economía y la escalada del conflicto, puso contra las cuerdas no solo la
economía, sino la estabilidad interna. Una serie de golpes de estado, llevaron
a un cambio de régimen, que favoreció a las negociaciones de paz. En 1984,
Mauritania reconoció formalmente a la República Saharaui, lo que pone en
evidencia, lo acertado de la estrategia saharaui. En el caso de Marruecos, dado
la magnitud del oponente, el liderazgo saharaui, buscó un escenario donde Rabat
se viera obligado a buscar una salida negociada. El nivel de desgaste
alcanzado, llevó a Marruecos bajo auspicios de Naciones Unidas, aceptar un Plan
de Paz, que permitió al Frente Polisario, retener parte del terreno disputado,
algo vital para justificar la existencia de un estado saharaui, dado que es
condición para reconocer la existencia de un Estado, que cuente con territorio
propio y población permanente en él. Estas metas fueron cumplidas. Variables
ajenas al gobierno saharaui, impidieron, dado su limitado margen de maniobra en
el plano externo, que el referéndum de autodeterminación se llevara a cabo en
las zonas ocupadas.
En materia de organización militar, la RASD, la conducción estratégica
recae en el presidente de la RASD, Brahim Ghali, alto jefe militar con una
vasta experiencia en el campo de batalla.
En el plano operacional encontramos al Ministerio de Defensa, del cual
dependen el jefe de Estado Mayor y las regiones militares. Estas cuentan con un número variable de
unidades tácticas. Estamos ante una organización altamente flexible, dado que
las estructuras de comando y control de las regiones militares, están en
aptitud de conducir elementos superiores a los que en tiempos de paz cuentan.
Esto fue probado en tiempos de la guerra de liberación, donde se pudo observar
como el mando de una región militar, por exigencias operativas, rápidamente
podía recibir refuerzos de otras regiones y llevar a cabo acciones en plazos
relativamente cortos. Esto es prueba de un acertado trabajo de planeamiento del
Estado Mayor del ELPS. Esto deja de lado, los argumentos de ciertos
detractores, que hablan de “milicia” como si las fuerzas terrestres saharauis,
fuera un grupo de voluntarios irregulares, cuando en verdad estamos ante una
institución profesional, capaz de llevar a cabo operaciones de complejidad,
El ejército saharaui cuenta con material anticuado, especialmente en
materia de tanques – T55 y T62 – pero no impide que sea una fuerza mecanizada,
con un poder de fuego y alta movilidad táctica, potenciado por su buena
organización, entrenamiento y liderazgo. No en vano, los marroquíes, para
disuadir a unos 5000/7000 efectivos regulares del ELPS, mantienen nada menos
que 100.000 efectivos. El ejército
saharaui cuenta con unidades de artillería con piezas de tubo de 130 y 152 mm,
además de artillería de cohetes BM21 de 122 mm, sistemas de defensa antiaéreo
de mediano alcance SA 6 y de corto alcance con los SA 7 portátiles, además de
piezas de 23 mm sobre vehículos todo terreno.
Las operaciones militares
saharauis desde 2020. Algunas apreciaciones
La crisis de Guerguerat, fue sin ninguna duda un detonante, ante un
impasse de treinta años, siendo ya inaceptable para los saharauis. El contexto
internacional, imponía la necesidad de romper con un status quo, que solo
fortalece la ocupación marroquí. Rabat
con suma habilidad, logró que diversos países africanos instalaran consulados
en la zona ocupada, en el marco de una política para legitimar su presencia. Un
hecho realmente grave, y que seguramente hizo saltar las alarmas, la postura
delirante del presidente Trump, a través de su cuenta de twitter, de reconocer
la soberanía marroquí sobre las zonas ocupadas del Sahara, a cambio de
normalizar las relaciones con Israel.
Por otro lado, Marruecos ha buscado atraer inversiones extranjeras en
las zonas ocupadas y ha llevado a cabo acciones para contrarrestar los fallos
desfavorables ante el máximo Tribunal Europeo, que claramente reconoció la
ilegalidad de la presencia marroquí, a través de un aceitado lobby en distintos
países de la Unión Europea, y con especial énfasis en España, país que ha
demostrado ser sumamente permeable a las presiones del reino alauita. Ejemplo
de ello la célebre carta del presidente español Pedro Sánchez, avalando de
alguna manera la tesis marroquí, de establecer un régimen de autonomía especial
para la zona ocupada.
Años previos a la crisis de Guerguerat, Marruecos ha llevado a cabo
importantes compras militares, gracias al financiamiento de sus aliados del
Golfo Pérsico. Estos contratos han beneficiado especialmente a poderosas
empresas de defensa de Francia y Estados Unidos. El esfuerzo ha estado
orientado al ámbito de la inteligencia, con el lanzamiento de un satélite de
observación militar, compra de vehículos aéreos no tripulados (para
reconocimiento, vigilancia, inteligencia electrónica y ataque), incremento del
poder naval, con la llegada de fragatas, entre ellos un buque tipo FREMM, que
puede lanzar misiles crucero (todavía no incorporados), modernización de la
defensa aérea, con la llegada de aviones F16 de última generación y la mejora
sustancial de las fuerzas mecanizadas/acorazadas con la llegada de tanques
Abrams, de segunda mano, pero modernizados a niveles semejantes al US Army. La reintroducción del servicio
militar obligatorio, baja los costos de personal de las fuerzas marroquíes, lo
que permite volcar mayores recursos para inversiones en equipamiento. El esfuerzo marroquí, sin ninguna duda está
orientado a mejorar cualitativamente sus fuerzas armadas, incrementar sus
capacidades convencionales, frente al creciente poder argelino y ante el
incremento de las diferencias con España sobre espacios marítimos en Canarias y
las ambiciones sobre los enclaves de Ceuta y Melilla.
El liderazgo saharaui, ante esta situación, debía tomar una decisión.
La estrategia marroquí, podría alcanzar el objetivo tan preciado, de legitimar
la ocupación militar e imponer una solución unilateral conflicto. Algo
inadmisible, dado que ello pone en riesgo la existencia la Nación saharaui. Es
por ello en base al objetivo de alcanzar la unidad nacional, en base a las
fronteras heredadas, la crisis de Guerguerat, en noviembre de 2020, generó las
condiciones para romper el cese el fuego, roto por la violación de Marruecos
del Acuerdo Militar nro. 1 del Plan de Paz, al ocupar la zona controlada por la
República Saharaui, y militarizarla, algo que está prohibido expresamente por
el citado documento. Las acciones
militares saharauis, están en concordancia con el objetivo político de la
República Saharaui o RASD, de obligar a Rabat a sentarse en una mesa de
negociaciones para una salida al conflicto, acorde al derecho internacional. Al
respecto vale la pena citar al pensador militar británico Sir Liddell Hart, que
nos dice El objetivo militar deberá estar
pautado por el objetivo político, pero conforme a una condición básica, la
política no debe demandar al ámbito militar lo que es imposible de cumplir.
Las acciones armadas a lo largo de los muros defensivos, se han caracterizado
por un uso limitado de la fuerza, evitando hábilmente una escalada mayor, que
derive en un conflicto que puede derivar en situaciones mucho más complejas, y
que atraiga a otros actores, en claro perjuicio a los intereses de la RASD.
La inferioridad material y numérica de los saharauis frente a las
fuerzas marroquíes, es una realidad evidente. Es por ello que el alto mando
adoptó una postura en el plano táctico de carácter ofensivo. En otras palabras,
la ofensiva impone situaciones y la defensiva las soporta. Asimismo, cabe agregar que las operaciones
militares desarrolladas por el ELPS cumplen con una serie de premisas, que
establece que no estamos ante improvisados en el arte de la guerra.
1. 1, dirigirse a objetivos materiales correctamente seleccionados a lo largo de los Muros Defensivos,
2.partir de posiciones relativas favorables,
3. 3, apropiada
distribución del poder combativo,
4. 4. adecuada libertad de acción,
La escalada del conflicto, ha tenido a nuestro entender dividendos
para la causa saharaui, dado el manejo limitada de esta. La oportunidad ha sido
un factor fundamental, especialmente en el marco de la crisis global del COVID
19, donde los actores tradicionales del conflicto que sustentan a Marruecos,
estaban centrados en lidiar con la pandemia. Por razones de política interna,
Rabat en una primera etapa negó la crisis, lo que obligó a dar una respuesta
limitada a las acciones armadas del ELPS, pero ante el incremento de la
presión, ha optado por acciones con drones de ataque, que han generado víctimas
civiles, generando tensiones con Mauritania y especialmente con Argelia. Este
último actor ha desplegado fuerzas en la frontera común. El esfuerzo, según ha
trascendido, está orientado en el norte del Sahara Occidental, donde se
concentra la actividad económica y puede poner en riesgo, aunque esa
posibilidad está lejana, de actuar sobre la explotación minera de Bu Craa,
pilar económico de la ocupación militar marroquí. La existencia de un “clima” bélico
en el territorio, disuade a inversores extranjeros, de poder radicarse en las
zonas ocupadas, vieja aspiración marroquí.
Solo el expolio de los recursos naturales, permite a Rabat mantener
altos niveles de subsidios para promover la llegada de colonos y actividades
económicas, como el cultivo de tomates en invernaderos. La apertura del paso de
Guerguerat, tenía que ver con el impulso de la economía en los territorios
ocupados, especialmente gracias al contrabando y el mercado negro, que a la
larga pueden generar perjuicios al propio Marruecos. La economía informal en la
región del Sahara Sahel, está siendo copada lentamente por poderosas
organizaciones terroristas.
El ELPS, se ha caracterizado por su flexibilidad ante el cambiante
ambiente operacional. Debe lidiar con un enemigo que cuenta con modernos
recursos tecnológicos, y que estos últimos años ha hecho un enorme esfuerzo
para obtener sistemas de inteligencia táctica, vigilancia, reconocimiento,
además de un enorme poder de fuego y mayor precisión, gracias a los medios
adquiridos. Esto requiere un elevado nivel de esfuerzo en materia de
reconocimiento y exploración, además de inteligencia humana o HUMINT, que
permite explotar con suma habilidad el factor sorpresa, abrir fuego sobre bases
marroquíes en los Muros Defensivos, para luego replegarse rápidamente son
seguridad hacia los puntos de partida. El uso de la aviación marroquí, a pesar
de los potentes medios que cuenta, han estado limitados, ya sea por razones
políticas, de negar la escalada del conflicto, como de la capacidad antiaérea
de baja cota saharaui, que tal vez se haya visto reforzada.
En el marco de este conflicto, estamos ante una verdadera situación de
ambigüedad o zona gris. Las Naciones Unidas mantienen su presencia en el
terreno, a través de la MINURSO. Los saharauis, no han declarado formalmente la
guerra, ni descartado la vigencia del Plan de Paz, ni se han retirado
formalmente de este. Exigen el cumplimiento de los acuerdos de 1991. Por otro
lado, llevan a cabo acciones militares de escala limitada, golpeando bases
marroquíes en los muros defensivos, obligando a mantener un elevado nivel de
alerta y el consiguiente desgaste para dichas guarniciones. Los medios internacionales hablan de incidentes,
incluso desde la Secretaria General de Naciones Unidas fue reconocido un millar
de ataques / incidentes armados a lo largo de los muros defensivos desde el
inicio de la crisis en noviembre de 2020. Sin ninguna duda una verdadera guerra
de nervios. Marruecos responde indirectamente, presionando a España. La guerra
de Ucrania, sin ninguna duda cambia el panorama. Sus principales aliados,
Estados Unidos y Francia, están atento a lo que pasa en dicho país. Rabat de
manera pragmática, ante el avance de Rusia y China, en África, ha optado por
guardar silencio. Un doble juego, que tal vez, por la cercanía con la Casa
Blanca y París, no puede seguir prolongándolo por mucho tiempo.
Los ataques limitados, permiten al ELPS evaluar el poder y despliegue
real de las fuerzas marroquíes a lo largo de los muros. Es indudable que las
operaciones son llevadas a cabo por vehículos ligeros todo terreno, organizados
en patrullas de combate, apoyados por elementos de artillería. El incremento de
la represión marroquí en las zonas ocupadas, pone en evidencia el temor, por
posibles acciones “detrás de las líneas enemigas” por parte de elementos de
operaciones especiales saharauis. Es indudable ante el silencio de Rabat, de
negar pérdidas o minimizar el problema, pone en evidencia que existe una
presión militar real por parte de la RASD.
https://www.ecsaharaui.com/2022/05/guerra-del-sahara-occidental-analisis.html
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