Argentina. Proyecto Paraná Medio: La obra del Siglo.

 


 


 

En estos tiempos de pandemia, de derrumbe del PIB, desempleo, pobreza y falta de perspectivas, traemos un viejo proyecto, que por intereses creados, impidieron llevar a cabo una serie de obras que hubiera sido uno de los factores para el desarrollo argentino, con proyección regional. El Proyecto del Paraná Medio, no es solo una obra hidroeléctrica, sino la base para generar crecimiento económico, desarrollo, que influiría no solo a la Argentina, especialmente el centro y norte del país, sino a países vecinos de manera directa e indirecta. Aquí contamos este viejo sueno de los 70, que podría ser la llave para un verdadero cambio en la Cuenca del Plata.

 

Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial para LA POLIS desde Argentina

 

 

El Complejo Hidroeléctrico del Paraná Medio, nació de la Jefatura de Estudios y Proyectos Zona Litoral de la empresa estatal Agua y Energía, liquidada en la década del 90.  Los trabajos fueron dados a conocer por el responsable del área, ingeniero Mario Beretta, sobre el aprovechamiento de un sector del río Paraná, comprendiendo un espacio entre las confluencias del río Paraná con el Paraguay, y la altura de las ciudades de Paraná y Santa Fe. En ese momento se calculaba generar 31 mil millones de KWH, que en esa época, dado la crisis del petróleo de los 70 y dado que Argentina era importador de dicho recurso. Cabe  La gran ventaja del proyecto que iba ser llevado en territorio argentino. El Plan de Desarrollo y Seguridad 1971-1975, heredado del Sistema Nacional de Planeamiento, creado por el gobierno militar del general Onganía, había considerado al Proyecto del Paraná Medio como uno de los grandes planes para el desarrollo del país.

 

En 1974, Agua y Energía contrató a la empresa soviética  Technopromexport (con amplia experiencia internacional, como por ejemplo la famosa presa de Asuán en Egipto), para realizar tareas de asesoramiento, transferencia de tecnología y ejecución de algunas obras. El entonces ministro de Economía Gelbard, firmó un contrato con la Unión Soviética que facilitaría los créditos para la construcción y transferencia de tecnología – que incluía la producción de las turbinas en el país – y en 1975,  hubo una luz de esperanza sobre el proyecto, dado que por decreto del gobierno de la presidente María Estela Martínez de Perón, se declaró  la obra de interés nacional.  Eran tiempos turbulentos tanto en lo económico y especialmente en lo político.  Cambios en el ministerio de Economía de ese entonces, en manos del Sr Morales, dio prioridad a la obra de Yaciretá, dado que desde el Banco Mundial como entidades privadas de Estados Unidos habían comprometido la posibilidad de otorgar créditos para dicha obra.  El golpe militar de 1976, retrasó aún más el proyecto, estando los pliegos de licitación y el diseño constructivo para 1983.

 

La obra generó interés en la Unión Soviética, que a pesar de las características del régimen militar, este no había cortado lazos comerciales con dicho país. Incluso por ley en 1978 se ratificó el interés nacional sobre la obra, pero en 1982, la estructura prevista para gerenciar la obra fue reducida, los trabajos quedaron paralizados, especialmente en lo referente a una de las partes, llamada Aprovechamiento Norte. En 1986, la obra sería paralizada definitivamente por cuestiones financieras, y postergada para la década del 90.

 

La década del 90, en el marco de la llamada “Reforma del Estado” la empresa estatal Agua y Energía fue liquidada, ello no impidió que se adoptara un nuevo criterio, para llevar a cabo la obra. En 1992 se dio a conocer el llamado “Proyecto de Desarrollo Integral del Paraná Medio” impulsado por un grupo de empresas de Estados Unidos, aglutinadas bajo la denominación de Energy Developers International (EDI). La propuesta era, sin garantía, ni participación del Estado Nacional, llevar a cabo una inversión de US$ 5.000 millones a su propio riesgo, a cambio de la concesión de la obra hidráulica y las obras complementarias (vías navegables, transporte, riego, por un lapso de 30 años.  La construcción iba demorar siete años y generar 10.000 empleos. Pero la propuesta de estas empresas variaba del proyecto de los años 70/80. Se incorporaba un sistema de construcción con aceros pre moldeado fabricados en Estados Unidos. Otros cambios eran obras complementarias que impulsaban la reactivación de los puertos de Santa fe y Entre Ríos, no se inundarían zonas pobladas, para la generación de energía, EDI propuso implementar una tecnología consistente en terraplenes de contención a lo largo del cauce. De esta manera se generaba el salto.

Los grupos favorables a la construcción de la obra, fuertes en los 70/80, habían perdido fuerza, pero los grupos ambientalistas ganaron terreno rápidamente. El gobierno nacional subió la apuesta y por medio de un decreto autorizó la obra.  El gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, en principio favorable al proyecto, luego por razones políticas, se opuso y apoyó el amparo, que en un dictamen dividido luego de varios años de batallar en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dio por tierra el proyecto. Incluso la provincia dictó una ley prohibiendo este tipo de obras en los ríos Uruguay y Paraná. Pareciera que al gobernador de ese entonces, no le afectaba tanto que el 55% de la energía producida en el país era quemando fuel oil o gas, con un impacto ambiental y económico más que negativo, que la obra del Paraná Medio, también que tiene su impacto. Razones políticas mezquinas, impidieron que la interesante propuesta del consorcio EDI fuera llevada a cabo.

 


En 2011 hubo intentos de reflotar la idea, pero más al norte del emplazamiento original, pero al final todo quedó en la nada.  Cuando el país tuvo la oportunidad, razones políticas, impidieron llevar a cabo esta obra en las manos expertas de empresas soviéticas, con amplia experiencia en estas grandes obras de ingeniería.

 

El proyecto del Paraná Medio. Su contenido.

 

El proyecto de Agua y Energía consistía en el llamado Aprovechamiento Sur,  con un cierre frontal  12/15 km de longitud, complementado con el cierre lateral en la margen derecha a lo largo de la ruta Provincial 1, del acantilado de las inundaciones, y que tenía previsto extenderse por 245 km.  La central propiamente dicha se ubicaría en la isla Chapetón, igual que el vertedero, estando la esclusa de navegación entre la isla citada y la costa de Entre Ríos.  En esta parte de obra, estaban previstos los elevadores para los peces, a fin de respetar sus comportamientos migratorios. La presa frontal tendría una altura promedio de 22 m, y su costa de coronamiento, 35 m. EL ancho, de 21 m. estando en los planes un puente ferro vial.  Las obras incluían medidas de protección para las ciudades de La Paz, Esquina, Empedrado y Goya.  Sin entrar en grandes detalles, el embalse en la zona sur tenía previsto una capacidad de 40.000 hm3, un área de 600.000 ha, y la generación de 14.90 millones de kWH. El Aprovechamiento Norte, que afectaba las costas de Santa fe y Corrientes, tenía previsto un embalse frontal de 28 km, potencia instalada de 2912 mW, generación de 15167 millones de KWH, etc.  En un interesante artículo el capitán de Navío Tristán Villalobos nos dice Los pozos de petróleo argentinos producen, en promedio, unos 8 m3 por día de petróleo crudo, lo cual equivale a unas 7 toneladas de fuel oil por día, o sea, 1.820 toneladas por año, funcionando 260 días. Con esta cantidad de combustible, la central eléctrica produciría 6 GWh por año.Se concluye así que la generación de energía eléctrica de las dos presas de embalse a construir en el Paraná Medio, de 38.100 GWh por año, permitiría ahorrar el combustible producido en un año por 6.350 pozos de petróleo, que podrían ser utilizados para promover la industria petroquímica nacional, sin producir la contaminación del medio ambiente. (ver https://www.centronaval.org.ar/boletin/BCN808/808villalobos.pdf).

 

Los beneficios en materia de producción de energía son más que evidentes, pero también en materia de desarrollo>

  • Navegación de barcos de 20.000 toneladas hasta el puerto de Barranqueras, con su impacto en materia de costos de transporte y flete.
  • La recuperación de 330.000 hectáreas de tierras bajas anegadizas, y riego de compensación de una superficie de unas 200.000 hectáreas, ampliando notoriamente las posibilidades de producción agropecuaria.
  • La construcción de una autopista de cuatro carriles sobre el coronamiento de la presa, a una cota +34.50 mts y de una vía férrea a una cota de +21.50 mts, materializando la unión del transporte entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos.
  • La reactivación del Puerto de Santa Fe, mediante la construcción de una obra de alimentación a la laguna Setúbal y al ámbito portuario, para aumentar su nivel y permitir el autodragado del canal de entrada mediante el uso de una esclusa, en su unión con el río Paraná, sin necesidad de ocasionar gastos que significa llevar adelante el proyecto, actualmente en consideración, de construir un nuevo puerto.

 

La posibilidad de que barcos de 20.000 toneladas llegaran al puerto chaqueño de Barranqueras, genera la posibilidad de impulsar el desarrollo del Gran Norte Argentino, y fuera de sus fronteras, beneficiando a Paraguay, Bolivia y hasta el sur de Brasil.  El citado puerto puede convertirse en un “hub” donde la producción del Oriente de Bolivia, los Estados de Matto Grosso y el mismo Paraguay, puedan acceder a puertos atlánticos en Argentina y Uruguay. La obra conocida como Aprovechamiento del Río Bermejo, sobre la cual hablamos en este blog, forma parte de alguna manera de este gran proyecto de desarrollo. (https://lapolisuy.wordpress.com/2020/03/25/desarrollo-del-gran-norte-argentino-proyecto-bermejo/).

 

Un proyecto de impacto geopolítico y de desarrollo nacional

El complejo del Paraná Medio, generará abundante energía barata, facilitando que la Argentina termine con la histórica dependencia de centrales termoeléctricas, que ha significado para mantener precios accesibles de la electricidad, especialmente a grandes centros urbanos, de gastas miles de millones de dólares en subsidios, además del impacto ambiental negativo que tiene este tipo de generación de energía.  En su momento se consideró que la existencia de los abundantes depósitos de hierro del Cerro Mutún en Bolivia, gracias a la energía en abundancia producida por las centrales del complejo del Paraná Medio, permitiría la construcción de un importante complejo siderúrgico. En su momento también se habló de la construcción de plantas de aluminio, como la radicación de otras industrias, la expansión del complejo petroquímico en la zona de San Lorenzo, etc.

 

La expansión del sector agropecuario, gracias a la recuperación de cientos de miles de hectáreas, promovería la instalación de empresas dedicadas a la transformación de productos agrícolas, producción de alimentos, incluso, dado que se crearía un enorme lago artificial, estaba previsto el desarrollo de la radicación de industrias ligadas al procesamiento de pescado, con la idea de crear estaciones de cría de determinadas especies. Asimismo estaba previsto el desarrollo de una importante industria papelera, apoyada con planes de forestación.

 

La posibilidad de que barcos de 20.000 puedan ser empleados hasta el puerto de Barranqueras, demandará astilleros y talleres especializados para su reparación como construcción, generando empleos directos e indirectos, además de ampliar las posibilidades de para abaratar costos de transporte y flete.

 

El complejo del Paraná Medio puede convertirse en una herramienta geopolítica al crear un polo de atracción, que beneficiaría especialmente a las provincias de la Cuenca del Plata, facilitando el acceso de sus productos a bajo costo a los grandes mercados consumidores, radicando población con la llegada de nuevas actividades económicas, industrias y servicios asociados, generación de energía que permitiría impulsar el desarrollo del Centro y Norte del país. El puerto de Santa Fe, hoy sumamente limitado, puede tener una segunda vida, atrayendo industrias y actividades asociadas. Este polo de desarrollo, tendría impacto regional, dado que la reducción de costos de transporte, la posibilidad de incrementar el volumen de cargas, permitiría que lugares como el Oriente Boliviano, Paraguay el Centro Sur de Brasil, tengan acceso a los puerros atlánticos y por ende a mercados mundiales, como también alimentar industrias que se radiquen, gracias a los bajos costos de la energía y transporte. Incluso puertos uruguayos, pueden beneficiarse al poder ser salida de la producción de las zonas citadas.

 


Argentina puede emplear este proyecto como mecanismo para volver a impulsar el MERCOSUR, promover el desarrollo de economías complementarias, que beneficien a los países de la Cuenca del Plata, y poder competir en los mercados mundiales, no solo con materias primas, sino con valor agregado gracias a la energía generada en abundancia.

 

Factibilidad del proyecto

Llevar a cabo este proyecto, tiene una serie de grandes obstáculos. Uno de ellos, el financiamiento, dado que implica una inversión para el complejo con sus dos presas y obras asociadas de más de US$ 5.000 millones. Argentina no tiene acceso al crédito internacional y cuando lo tuvo, fue para hacer política interna y especulación. Otro gran desafío, son los gobiernos provinciales, que por cuestiones políticas internas, pueden generar resistencias, especialmente bajo argumentos de grupos ambientalistas, muchos de los cuales, son armas empleadas por otros intereses que no quieren que sus beneficios no sean afectados. Esto requiere un gran esfuerzo de información, comunicación social y educación.

 

Argentina precisa buscar socios estratégicos para este proyecto, no descartándose la idea de una concesión de obra y por ende explotación de la misma por parte del consorcio que lleve a cabo la construcción. Esto demandará delicadas negociaciones, donde deberá tenerse en cuenta, la activa participación de la industria argentina, como también de países de la región, con la finalidad de generar alianzas que fortalezcan la posición propia, y por sobre todas las cosas, reglas claras, seguridad jurídica.

 

El Complejo del Paraná Medio, no podrá estar esperando casi ochenta años como fue Yaciretá (cuya factibilidad fue prevista en 1919, durante la presidencia de Irigoyen). Tenemos la certeza que seria la obra del siglo, que promoverá el desarrollo  de áreas hoy postergadas y abrirá las puertas para que la Argentina rompa las cadenas del subdesarrollo, pobreza  y dependencia que afectan al país desde hace décadas. 

 


Artículo original

https://lapolisuy.wordpress.com/2020/08/30/argentina-proyecto-parana-medio-la-obra-del-siglo/

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