ÚLTIMOS SUSPIROS DE LA GENERALITAT REPUBLICANA
Nota original en https://contrainformacion.es/ultimos-suspiros-de-la-generalitat-republicana/
Cuando
el 25 de julio de 1938 las tropas republicanas cruzaban el rio Ebro y, tras
sorprender inicialmente al ejército sublevado, conseguían penetrar y liberar
territorio que había caído en manos de los rebeldes, se iniciaba una de las
batallas más importantes y trascendentales de toda la guerra civil española, la
denominada Batalla del Ebro.
Después
de los éxitos iniciales conseguidos por los republicanos, la situación se estabilizará
y el ejército de los nacionales, gracias a su superioridad armamentística y
aérea, debido sobre todo a la ayuda prestada por los gobiernos de Italia y
Alemania, y de poder disponer de tropas de reserva suficientes, podrá conseguir
en primer término parar la ofensiva republicana y, posteriormente, reconquistar
el terreno que había perdido y prepararse para ejecutar la contraofensiva.
Esta
batalla calificada como la más sangrienta de todas las habidas durante la
guerra civil española (entre 50.000 a 60.000 bajas entre los dos bandos) durará
casi cuatro meses (la más larga de todas) y se caracterizará por ser una
batalla de desgaste y que ambos bandos utilizarán lo mejor de sus efectivos
disponibles.
El 15
de noviembre de 1938 con el paso del rio Ebro de los últimos miembros del ejército
republicano, finalizaba dicha batalla.
Tras
la victoria de las tropas sublevadas, el general Franco optará por atacar
Cataluña, donde estaba instalado el gobierno de la Republica, en detrimento de
Valencia o la zona centro sur peninsular, donde Madrid todavía estaba en manos
republicanas.
Para Cataluña,
los casi cuatro meses que duró la Batalla del Ebro, además de la muerte en
combate, de más de 30.000 catalanes, pues la mayoría de los combatientes
republicanos, en dicha batalla, eran originarios del Principado, supuso la
llegada de nuevos refugiados, superando el millón de personas en noviembre de
1938.
A esto
había que añadir el incremento de la carencia de alimentos, las restricciones
energéticas que se irán acentuando debido a la ocupación por las tropas
franquistas de las centrales térmicas de los Pirineos meses antes y la pérdida
de valor adquisitivo, por parte de la moneda republicana, que originará la
actuación de los especuladores aprovechándose de la debilidad de dicha moneda.
Por
otra parte, los catalanes sabían muy bien lo que representaba que Cataluña
fuera ocupada por el ejército franquista pues, con motivo de la ruptura de la
línea del frente de Aragón, en marzo de 1938 y la ocupación de Gandesa y el 3
de abril de Lleida, una vez que entran en territorio catalán, las tropas
franquistas, el general Franco abolía el Estatuto de autonomía, por ley el 5 de
abril “en mala hora concedido por la República” como constaba del texto de la
propia ley citada.
A
pesar de la tregua que ofreció el Vaticano, por motivo de las Navidades a los
dos bandos enfrentados, el 23 de diciembre las tropas franquistas iniciaban la
ofensiva contra Cataluña, la cual no pudo apenas resistir, debido a que estaba
agotada, por tantos sacrificios realizados durante la guerra y, porque además,
las tropas no habían tenido tiempo de rehacerse de la dura batalla del Ebro,
finalizada el mes anterior, ni muchas unidades tenían armamento suficiente para
hacer frente a dicha ofensiva, puesto que gran cantidad de material bélico, procedente
de la Unión Soviética, se encontraba bloqueado en Francia, debido a que las
autoridades francesas habían cerrado la frontera con España, mientras que las
tropas del general Franco recibían nuevo material bélico por parte de sus
aliados alemanes. Así pues, el avance de las tropas franquistas fue rápido e
implacable.
El día
16, entre otras localidades catalanas, era ocupada Cervera. A medida que eran
ocupadas las poblaciones catalanas por los rebeles, se incrementaba el número
de personas que huían hacia el norte del principado.
Las
relaciones entre la Generalitat y el gobierno de la República se irán
deteriorando con el transcurso de la guerra.
En
mayo de 1937 la Generalitat perdía el control del orden público y los asuntos
de la defensa y será excluida de los órganos superiores de dirección política y
militar.
Entre
el verano y otoño de 1937 el president Companys y diferentes políticos
catalanes como Carles Pi i Sunyer, Pere Bosch i Gimpera, Pere Coromines, Joan
Casanovas, Josep Tarradellas i Joan Comorera, irán visitando al presidente de
la República, Manuel Azaña, al cual manifestarán sus protestas a lo que consideran
vejaciones contra Cataluña y al Estatut, por parte del gobierno de la
República.
El
president, incluso llegó a plantear su dimisión, al presidente de las Cortes
Martínez Barrio, pues Companys y su gobierno no eran consultados ni informados
sobre el desarrollo de los acontecimientos militares hacía tiempo.
Después
de la finalización de la batalla del Ebro y, con la penetración de las tropas
franquistas en Cataluña, Lluís Companys exigirá, el 16 de enero de 1939, al
presidente de la República, Manuel Azaña y al presidente Negrín la máxima
información posible sobre la situación real militar.
El 17
de enero durante la reunión del Consell Executiu de la Generalitat, el
conseller de cultura Carles Pi i Sunyer proponía las medidas del plan de
evacuación para los intelectuales catalanes y las disposiciones que habían de
adoptarse para proteger el patrimonio artístico catalán.
El 18
de enero se reunía el Consejo de Ministros del gobierno de la República en
Barcelona, presidido por Negrín y al cual fue invitado el mismo president Lluís
Companys.
Negrín
después de explicar cómo se encontraba la situación militar que calificó de
grave, pero todavía no de desesperada, solicitó a Companys que hiciera “todo lo
posible para estimular la resistencia de los combatientes y de la población”.
El
president Companys, sabiendo que ya era tarde para conseguir una movilización
general de la población catalana, debido al avance rápido de las tropas
sublevadas y, así mismo, lo llegó a manifestar al propio gobierno de la
República, accederá a la petición de Negrín y se dirigirá, a pesar de todo, por
radio al pueblo catalán, dos días después.
Así,
el 20 de enero de 1939, pronunciaba el que sería su último discurso en Cataluña
para intentar levantar el ánimo y la moral del pueblo catalán y que intentara
resistir, palabras que fueron inútiles por cuanto la población catalana estaba
totalmente desmoralizada. “Los bombarderos minaron la moral de la población. En
la calle, sólo había ganas de acabar con la guerra, con el resultado que fuera”.
El último presidente, Companys en la cárcel. Luego sería fusilado |
Al día
siguiente, Negrín comunicaba a Companys, la realidad de la situación, y la
gravedad de la misma aconsejaba que la Genaralitat, junto con el gobierno vasco
que permanecía en la capital catalana, con su presidente José Antonio de
Aguirre y, el propio gobierno de la República española, abandonaran lo antes
posible Barcelona, ante la imposibilidad de defenderla de las tropas nacionales.
Es
decir, tres días después del Consejo de Ministros en el cual Negrín pidió a
Companys que intentara estimular al pueblo catalán puesto que, según él, la
situación, aunque grave, no era desesperada.
Al día
siguiente, 22 de enero, ya comenzaba la evacuación por parte de la Generalitat
de intelectuales catalanes y sus familias y, finalmente la noche del 23 al 24
de enero, el president Companys saldría de madrugada en coche, dirigiéndose, primeramente,
a Sant Hilari de Sacalm, en donde se reunirán con él, el día 26 del mismo mes, los
consellers Tarradellas, Sbert i Pi i Sunyer y, recibiendo el mismo día 26, la
noticia de la ocupación de Barcelona por parte de las tropas franquistas.
Con la
caída de Barcelona, la confusión en el bando republicano será total.
Se
producirá un gran repliegue tanto de efectivos militares como de población
civil sin apenas control lo que provocará que todos los caminos que van
dirección hacia la frontera francesa, se vayan llenando y colapsando, puesto
que además las autoridades francesas seguían manteniendo cerrada la frontera y
sólo dejaban entrar a las personas que tuvieran la documentación en regla.
Francia
abrirá finalmente su frontera, el día 28 de enero, para que pudieran pasar
mujeres, niños, ancianos y enfermos.
A este
descontrol, hay que añadir, los bombardeos y ametrallamientos sin piedad, a que
se veían sometidos en su huida hacia Francia.
El día
siguiente a la ocupación de Barcelona, el President se dirigirá a la localidad de
Darnius, alojándose en la masía de Can Descalç.
Instalándose
el día 30 del mismo mes en l´Agullana en el mas Perxers, donde se había
guardado, para protegerlo de la guerra, una considerable cantidad de obras
artísticas catalanas custodiadas por los mossos d´esquadra.
También,
en mas Perxers, se habían instalado algunos de los intelectuales que habían
sido evacuados por orden del conseller Pi i Sunyer, como se indicó
anteriormente y que esperaban poder pasar la frontera, una vez obtuvieran los
permisos, pasaportes y visados correspondientes.
Dicha
masía, que estaba concebida para alojar a una treintena de personas, llegará a
acoger casi a unas trescientas.
El
mismo día que llegó a mas Perxers, el president Companys dará diversas órdenes,
como la de que fueran camuflados los vehículos que estaban aparcados frente a
la masia, para que no fueran detectados por la aviación enemiga, o que viendo
la gran cantidad de personas que se alojaban en la masía, ordenase también que
mujeres, niños y hombres de más cincuenta años salieran para Francia al día
siguiente. en una expedición dirigida por el conseller Bosch i Gimpera.
retirada republicana de Barcelona. 1939 |
El día
2 de Febrero, la Generalitat entregaba en Figueres, a requerimiento del
gobierno de Negrín, su tesorería.
Negrín
prometió qué en el exilio, la Generalitat intervendría en la administración de
los bienes de la República, para que pudiera atender a los refugiados
catalanes. La promesa no se cumplió.
Finalmente,
el día 5 de febrero Companys, acompañado del presidente vasco Aguirre, cruzan
la frontera.
Llegan las fuerzas franquistas a Barcelona |
El
mismo día que pasaba la frontera el president Companys, el gobierno francés
abría totalmente sus fronteras, para que pudieran pasar también las tropas
republicanas.
Durante
cinco días cruzaran por la frontera, casi la totalidad de las fuerzas militares
republicanas, es decir unos 300.000 hombres aproximadamente, los cuales, nada
más entrar, deberán someterse a la humillación de dejar sus armas y ser
cacheados por los gendarmes franceses, los cuales les requisaban cualquier
posesión que se les antojaban. Además, las familias que llegaban unidas a
territorio francés eran separadas, las mujeres y niños en un grupo y los
hombres en otro.
En
total durante tres semanas (finales de enero y principios de febrero de 1939)
cruzaron la frontera, por el Departamento de Pirineos Orientales, unas 465.000
personas, entre civiles y fuerzas militares, produciéndose “la mayor emigración
forzada de la historia de España”.
De
estos refugiados, unos 200.000, regresarían de nuevo, durante los meses
siguientes, al Estado español.
La
llegada en tan poco tiempo de tantos refugiados, de diversas condiciones
sociales y culturales, al departamento de los Pirineos Orientales, con una
población de 200.000 personas, superó todas las previsiones que habían adoptado
las autoridades francesas.
Hay
que observar que no llegaron todos los que se dirigían hacia Francia, puesto
que no es posible cuantificar las personas que, a pesar de tener la intención
de cruzar la frontera, murieron en este intento, sobre todo niños, mujeres y
ancianos, que no pudieron resistir el frío y las malas condiciones alimentarias
que tuvieron que soportar durante su camino hacia el exilio o, que debido a la
saturación de los caminos y carreteras principales catalanas, hacia la frontera,
optaron por cruzarla por vías peligrosas del Pirineo, padeciendo en el intento
o los que murieron, como consecuencia de los bombardeos y ametrallamientos de
la aviación enemiga.
El 25
de febrero, Francia reconocía al gobierno del general Franco, por medio del
acuerdo Bérard-Jordana y el día 27, el gobierno británico hacia lo mismo,
quedando las instituciones republicanas sin representación oficial en ambos
países democráticos.
Alberto
Maestre Fuentes
Doctor
en Historia
Comentarios
Publicar un comentario