Irak El país de la Tragedia. Treinta años después de la Guerra del Golfo
En
febrero de 1991, finalizaba la llamada “Guerra del Golfo”. Estados Unidos al
frente de una coalición de países, se embarcó en una operación militar a gran
escala, para librar el emirato de Kuwait ocupado por Irak. La guerra duró menos
de un mes, con la completa derrota de Irak. El embargo internacional, llevó al
país a la miseria. En marzo de 2003, por intereses geopolíticos y energéticos,
Estados Unidos bajo la falsa acusación que Irak producía armas de destrucción masiva
fue invadido. El régimen siniestro de Saddam Hussein se esfumó y el país se
hundió en el caos. Desde hace tres décadas el país vive en la inestabilidad
política y azotado por una constante violencia.
Por el Dr Jorge
Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El
Minuto para Argentina
Irak invento colonial británico.
La historia de Irak, está marcada por el
drama. Nacido como consecuencia del desmembramiento del Imperio Otomano en
El partido BAAS se hace con el poder y el
ascenso de Saddam Hussein.
En 1968, un nuevo golpe consolida el
poder del Baas, en manos del general general Ahmed Hassan Al-Bakr, quien cederá
el poder a Saddam Hussein Abd Al-Majid Al-Tikriti en 1979 (conocido como Saddam
Hussein). Este líder, de origen civil – que le gustaba vestirse como comandante
militar – lideró un régimen dictatorial despiadado, responsable de innumerables
crímenes, que va desde la desaparición y tortura de millares de opositores o
sospechosos de serlo, hasta la limpieza étnica de miles de kurdos. La represión
indiscriminada, oscureció totalmente un régimen que tuvo éxitos derivados de
los años 70, en materia de educación
obligatoria, emancipación de la mujer y la separación de la religión y el
Estado, logros que no tenían sentido en un clima de terror. La caída de
Irak, donde estaban aglutinados etnias y
confesiones distintas, era consecuencia de un diseño político neocolonial. Su
unidad se mantuvo durante años al régimen de mano de hierro del Baas. Los
kurdos sufrieron una represión atroz, con armas químicas, a ello se unió un
verdadero estado policial, con un culto al líder desmesurado. Peón de intereses
occidentales, Bagdad se lanzó la guerra contra Irán de ocho largos años. Luego
vino la invasión de Kuwait en 1990, donde Irak sufrió una derrota desastrosa, y
le son impuestas duras sanciones que condenaron a millones de iraquíes a vivir
en una situación muy complicada. Un país con un índice de pobreza menor del 10%
pasó a vivir un drama humanitario. El régimen se mantuvo con toda su severidad,
pero por la imposición de las llamadas “zonas de exclusión aérea”, en el norte,
los kurdos lentamente ganaron poder y en el sur, luego de la salvaje represión
a la rebelión de árabes de fe chiita, en 1991. Esto generaría odios irreconciliables, que
explotarían en 2003. El vecino Irán organizará la resistencia chiíta, gracias a
la actividad de su eficaz sistema de inteligencia. Las maniobras
desestabilizadoras durante el control de Estados Unidos en Irak, sin ninguna
duda, impidieron que Bush se animara a un ataque a escala a Irán.
escena de la revolución de 1958
El régimen de Saddam Hussein, luego de
años de socialismo y laicismo, tuvo una serie de cambios, una suerte de
“islamización” siempre en manos de la elite sunnita y el monopolio del poder
del partido Baas. Fueron adoptadas
medidas, que tendrían consecuencias después del 2003. La necesidad de una base
social, llevó al régimen de dar poder a jefes tribales, corrompidos por el
contrabando por el embargo internacional. La campaña de islamización, en un
intento de dar cierta ideología para justificar al régimen en su enfrentamiento
con Occidente, sentó las bases para la infiltración salafista. El régimen quedó
aislado internacionalmente, unido a un distanciamiento de la población, que no
veía la hora, especialmente para la mayoría chiita y los kurdos, de sacarse de
encima al dictador y su clan familiar. Estas divisiones, fueron explotadas o
por lo menos hubo intentos, para buscar apoyo para derrocar al régimen por
parte de Estados Unidos y la llamada “Coalición de los Dispuestos”.
La coalición de los “Dispuestos” Irak de
la dictadura al caos.
La invasión a Irak, alarmó al régimen de
Damasco, que también estaba en la mira de los halcones de
aviones de la USAF en la guerra del Golfo en 1991
El caos abrió las puertas para que los
kurdos fueran un estado de facto, mantuvieran su propio ejército y una agenda
política propia. Algo que Turquía le preocupa y mucho. Los sunnitas engrosaron
milicias de todo tipo, tribales y de grupos salafistas. Asi Al Qaeda en Irak,
sería una de las franquicias terroristas más importantes de la región. No solo
para luchar contra Estados Unidos y sus aliados (que por la presión de sus
públicos domésticos se fueron retirando), sino contra chiitas, facciones
rivales y kurdos. El mundo veía horrorizado
decapitaciones de personas secuestradas, operaciones contrainsurgencia con un
elevado índice de “daños colaterales”, eufemismo para hablar de civiles muertos
y luego los horrores de Abu Graib, controlada por Estados Unidos. En 2005 son convocadas las primeras
elecciones libres en medio de un clima de violencia generalizado en el país. En
2006, el ex presidente Saddam Hussein, fue ejecutado luego de ser juzgado por
crímenes de lesa humanidad. Un pesimo manejo de Estados Unidos en relación al
Baas, permitió que muchos de sus partidarios por diversas razones terminaran en
la insurgencia.
El “Nuevo Irak” era un gran negocio para
contratistas militares, empresas petroleras, empresas de seguridad, pero un
atolladero político. El gobierno de Irak
se sostenía gracias al apoyo de Estados Unidos. La violencia intersectaria,
imparable. Miles de millones de dólares gastados, vaya saber donde, que nunca
repercutieron en recuperación de infraestructuras, sino en sostener un
importante despliegue militar, que garantizaba de alguna manera, el control de
recursos estratégicos. En 2009, la
violencia disminuyó, Estados Unidos había dado duros golpes al liderazgo
terrorista local y las fuerzas iraquíes estaban en mejores condiciones de
actuar. A ello se agregó una serie de acuerdos políticos, que luego quedaron
rotos y abrió las puertas al infierno.
En 2011, el presidente Barack Obama
cumpliendo su promesa de campaña electoral, replegó los últimos efectivos de
Estados Unidos de Irak, dejando como saldo más de 4.000 muertos entre sus
filas, un pais envuelto en el caos y con un nuevo desafío, nunca antes visto,
la aparición del siniestro Estado Islámico, que buscaba llevar al Oriente Medio
a la edad media, a través de prácticas genocidas. Toleradas, por los países
centrales y con complicidad de las “petromonarquias” del Golfo, en el marco de
complejos intereses en pugna, que van desde cuestiones religiosas, la oposición
a regímenes seculares o la expansión del ideario impulsado por el Irán
teocrático, pero peligrosamente republicano.
Los logros del Baas, previo a Saddam Hussein, en materia de desarrollo
social y económico, quedaron en el pasado.
El primer ministro al Maliki, con su
política sectaria, no hizo más que crear las condiciones para que la rama
desprendida de Al Qaeda en Irak, el llamado “Estado Islámico de Irak y el
Levante” creciera desmesuradamente. El temor de la consolidación de Irán como
potencia regional, la necesidad de tener a un Irak envuelto en el caos – para
que sea dócil a intereses petroleros occidentales – llevó a que fuera tolerado,
por no decir promovido el ascenso de lo que sería el ISIS/Daesh. Un estado endeble, con profundas divisiones
tribales y religiosas, será incapaz de impedir la conquista de Mosul por parte
de las fuerzas de ISIS (curiosa alianza de líderes tribales, ex miembros del
BAAS y líderes militares del antiguo régimen de Hussein, además de elementos
extremistas desprendidos de al Qaeda). Una larga noche se extendió al Norte,
Oeste de Irak, y parte de Siria.
En Mosul los terroristas se apoderaron
de US$ 450 millones del Banco de Irak, armamento del Ejército, que había huido,
de pozos petroleros, utilizados para financiar 30.000 combatientes provenientes
de noventa naciones. Este grupo fue tolerado por jefes tribales que veían
cierto orden – basado en el terror – luego de años de caos tras la invasión de
2003. ISIS, se fue de las manos de quienes lo promovieron, y se transformó en
un actor peligroso, con una agenda expansionista. Millares murieron, millones
huyeron de sus crímenes y la guerra, un
rico patrimonio histórico milenario fue destruido por estos bandidos y
muchos se llenaron los bolsillos vendiendo armas, comprando petróleo de
contrabando, etc. El gobierno regional
kurdo, con sus milicias fogueadas, se transformó en un actor clave.
La ayuda de Rusia y potencias
occidentales, el plan de “salvataje” al gobierno iraquí, permitió una ofensiva
a gran escala, que ha llevó al Estado Islámico a quedar reducido a zonas
marginales de Irak y Siria. Sus millares de combatientes, ahora regresan a sus
países de origen, convirtiéndose en un serio problema de seguridad en muchos
países, no solo de Europa, sino también en el Norte de África, y Asia. El costo
de la destrucción del ISIS, arrasó con un país, ya arruinado por años de
conflictos internos. La conquista de
Mosul, dejó a la ciudad en ruinas. Ahora viene otro capítulo, la reconstrucción
y el ascenso del poder kurdo.
Irak y el futuro.
En una reciente conferencia de
reconstrucción de Irak, realizada en Kuwait, el primer ministro Haider al
Abadi, señaló que el país precisa US$ 100.000 millones para un vasto programa
de reconstrucción. ISIS generó destrucciones por US$ 30.000 millones. El país
está en la ruina a ello se une las tensiones con Kurdistán por el control de
determinadas zonas petroleras. La idea de un Estado kurdo independiente se hace
inviable por la amenaza real turca, dado que Erdogan, el presidente turco, ha
dicho claramente que no toleraría un estado kurdo, más teniendo el serio
problema con una minoria dentro de sus fronteras, reprimida hace décadas y que
suman más de diez millones de personas.
Arabia Saudita, en abierta confrontación
con Irán, por la influencia en Medio Oriente, está interesada en la
reconstrucción de Irak, para frenar la enorme influencia que tiene Irán en la
política de Bagdad. En la lucha contra ISIS, miembros de la fuerza de élite Al
Quds, de
En octubre de 2019 estallaron en el país
protestas multitudinarias, que tuvieron como resultado 600 muertos y 20.000,
que terminó en la dimisión del primer ministro Mahdi, como consecuencia de la destitución
del prestigioso general Abdul Wahab al Saadi, líder en la lucha contra el
terrorismo. El nuevo gobierno liderado por Mustafa Al-Kadhimi, prometió una
hoja de ruta para hacer frente a los gravísimos problemas que atraviesa el
país. En este mes de febrero que se
cumplen nada menos que treinta años de la finalización de la Guerra del Golfo,
un ataque con cohetes, causó daños y un muerto, a una base militar de Estados
Unidos en la región de Kurdistán, más precisamente la ciudad de Erbil. Muchos
sospechan de la mano de Irán. Existe una verdadera “Guerra Fría” entre el Casa Blanca y Teherán y en el medio
está Irak. La salida de los 3.000 soldados estadounidenses, como fuer ordenado
por el presidente Trump, genera tensiones, dado que Bagdad, busca una salida
ordenada, sin incidentes. No obstante ello hubo ataques con cohetes a la
llamada Zona Verde de Bagdad, donde están las embajadas y edificios del gobierno.
A fin de evitar más problemas, el Ministerio del Interior iraquí, detuvo a los
autores de los incidentes de diciembre de 2020, Asaib Ahl al Haq (Liga de los
Justos). El líder chiíta, Múqtada al Sadr, propuso una salida negociada de las
tropas de Estados Unidos, frente a la postura de grupos pro iraníes, que buscan
un enfrentamiento abierto. Sadr, es nacionalista, busca posicionarse como líder
moderado, de cara a las próximas elecciones. Asimismo, tiene una importante
historia de oposición de la presencia de Estados Unidos en Irak. La llegada de Biden, para Irak genera
expectativas, dado que consideran que buscará una salida política a la crisis
con Irán. La política de Trump no hizo más que agravar las cosas en Oriente
Medio.
Tres décadas después de la Guerra del
Golfo, el país se sostiene gracias a los intereses de actores regionales y
extrarregionales, que precisan mantener a Irak unido. Dicho país es el tercer
exportador de petróleo. Es un actor relevante y su control, es vital para
muchos actores hegemónicos. El petróleo, que fue una bendición y alimentó los
sueños de desarrollo y progresismo, se transformó luego en la perdición y un
apreciado botín, que llevó a sus habitantes, a ser ciudadanos del “País de
Comentarios
Publicar un comentario