Crisis en el Sahara ¿la última oportunidad?
La crisis de Guerguerat derivó en una
serie de choques armados a lo largo de los muros defensivos. Naciones Unidas
informó sobre los hechos, que abiertamente violan el Plan de paz, que a nuestro
juicio es papel mojado, mientras que Marruecos guarda silencio, pero tiene una
estrategia firme de legitimar la ocupación, por medio de la apertura de
consulados de países africanos cercanos a Rabat y también de países árabes,
destacándose el caso de Emiratos Árabes Unidos. Incluso en redes sociales,
Trump anunció el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre los territorios
ocupados a cambio de estrechar lazos con Israel por parte de Marruecos.
Mientras tanto las fuerzas saharauis siguen con sus incursiones, mientras el
mundo mira hacia otro lado.
Por
Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Director de Diario El Minuto para Argentina
La
crisis de Guerguerat, terminó con el desalojo de los manifestantes saharauis,
por parte de las fuerzas marroquíes, en clara violación del llamado Acuerdo
Militar Nro. 1 del Plan de Arreglo, que impone a las partes restricciones en
las zonas desmilitarizadas, con supervisión de la MINURSO. El Secretario General de Naciones Unidas,
Antonio Guterres, un personaje funcional a Rabat, nada hizo ante la crisis que
se avecinaba, por lo menos impulsar buenos oficios, llamar al diálogo. Marruecos se salió con la suya, avanzó sobre
la zona controlada por la República Saharaui, estableció un puesto aduanero, en
una frontera que oficialmente nadie reconoce, pero que de hecho, cientos de
camiones si lo hacen, tolerado por la UE, a pesar de los fallos del Tribunal
Superior Europeo en relación al Sahara.
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Protesta saharaui en Guerguerat 2020 |
Marruecos
desde hace años lleva un intenso trabajo diplomático, que ha rendido sus
frutos, con la instalación de consulados de países africanos en El Aaiún, que
se extiende a países fuera de África como Emiratos Árabes Unidos. Esta
estrategia ha fracturado a la Unión Africana, especialmente entre los países
francófonos y anglófonos. Esta política
es funciona a los franceses, que deben hacer frente a un poderoso rival, China,
cargada de dinero e inversiones, que París, no puede ofrecer, o cuando pudo
hacerlo, no lo hizo. Otro actor que irrumpe con fuerza es Rusia. Es altamente
probable que la política de Rabat, estrechamente ligada a intereses
occidentales, tenga que ver con este juego geopolítico, pero el propio
Marruecos, ha visto el poder chino y
llegó un acuerdo, donde Pekín, asumió el compromiso de invertir en una ciudad
inteligente con parque industrial incluido.
Aliado extra OTAN, la diplomacia alauita, ha logrado que Estados Unidos, con dinero
saudita, financie ambiciosos proyectos de defensa. La Fuerza Aérea se ha visto
dotada de modernos aviones F 16, con radar de apertura sintética, helicópteros
de combate Apache. El Ejército, obtuvo la posibilidad de obtener los poderosos
tanques Abrams, y la Marina, antes el pariente pobre del reino alauita,
lentamente se está transformando en una fuerza con cierta capacidad de
proyección. No cabe duda que la agenda marroquí tiene dos objetivos claros:
España y Argelia. Los gastos de defensa son por miles de millones de dólares,
mientras que importantes sectores del país, todavía padecen las consecuencias
del subdesarrollo. No en vano, miles de marroquíes viven en Europa, en busca de
mejores oportunidades.
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Mapa del expolio de las riquezas saharauis |
El
“aliado” del sur de España, no duda en hacer saber sobres su pretensiones sobre
las ciudades de Ceuta y Melilla, espacios marítimos en Canarias, y emplea con
suma eficacia herramientas como las migraciones no controladas, lo que le
permite obtener millones en ayuda, a un país, que realmente lo precisa, dado
que dilapida miles de millones en defensa, no se justifica acceder a las
peticiones marroquíes. No cabe duda que Madrid es un actor sumamente débil ante
las presiones de Rabat. La política de contención, no ha hecho más que
robustecer a Marruecos, que cada día que pasa gana más poder. Imagen de una relación que roza hasta con lo
patético, es ver políticos de la coalición “progresista” del Dr. Sánchez,
haciendo honores a la tumba del rey Hassan II, que como es sabido fue un
dictador y ha violado sistemáticamente los derechos humanos. España provee ayuda militar a su potencial
adversario y le ha vendido equipo militar, y para peor, no hace absolutamente
nada, cuando los presuntos aliados de España venden material puntero.
En
este complejo juego, encontramos Argelia, aliado histórico de la República
Saharaui, pero con sus problemas internos. Un conflicto abierto con Marruecos,
no le conviene a los poderosos intereses cercanos al petróleo y es seguro que
ejercen su presión sobre Argel. La única salida es apoyar con limitaciones a
los saharauis, mantener el conflicto latente con Rabat y desviar el grueso de
sus fuerzas armadas hacia el teatro de operaciones del Sahara, lejos de la
frontera común. Mauritania es el eslabón débil de la cadena, y ha intentado de
alguna manera no ser satelizado por Rabat, que tiene pretensiones anexionistas
a largo plazo. En el medio de esta trama
geopolítica, está la República Saharaui, aferrada a un Plan de paz que está
muerto, desde que nació el mismo en 1991.
La realpolitik impone que la República
Saharaui, sea considerada un actor irrelevante, pero para mantener las formas
muchos gobiernos apoyan que se lleve a cabo el referéndum previsto en 1991, que
es sabido que nunca se realizará. Francia con su poder de veto en el Consejo de
Naciones Unidas, ha impedido cualquier iniciativa, China y Rusia, no consideran
a los saharauis como un elemento a considerar, dado que no tienen nada que
ofrecer a cambio. España, es en el fondo, rehén de Francia y Marruecos, y baila
al compás de la música de París. Los años pasan y la situación se torna más
desesperante para los saharauis. América
Latina con su “oleada” de gobiernos progresistas, a principios del siglo XXI, parecía
una esperanza, pero estos “progresismos” con excepciones (como el caso de
Uruguay que reconoció a la República Saharaui), hicieron oídos sordos a las distintas
misiones enviadas por el gobierno saharaui. Aplicaron una vez más la realpolitik, y más allá de mantener
embajadas tanto saharaui como marroquíes, la región se mantuvo indiferente con
el tema saharaui. Cabe destacar que la diplomacia saharaui también cometió sus
errores, mantiene una política muy discreta que a la postre tendrá
consecuencias muy negativas.
La
crisis COVID 19, la indiferencia de la comunidad internacional, seguramente
puso al Frente Polisario en una situación compleja. Las nuevas generaciones,
están hartas de vivir como refugiados en Argelia, o en las condiciones también
adversas de las zonas liberadas. Saben que sus hermanos en las zonas ocupadas,
son ciudadanos de segunda y viven en un casi un régimen de apartheid, en el
marco de una política de vaciamiento cultural. Estos grupos descontentos son
caldo de cultivo para atraer a muchos a las huestes del salafismo, como han
hecho muchos marroquíes en barriadas pobres de las grandes ciudades. La crisis
de Guerguerat, verdadero acto de agresión, sirvió de argumento para lanzar una
serie de acciones militares a pequeña escala a lo largo de los muros
defensivos. Naciones Unidas informó y nada más, pero los intereses que apoyan a
Rabat, no hace más que azuzar los ánimos.
En el
marco de este drama, Donald Trump, personaje realmente menor en materia de
política internacional y geopolítica, funcional a los consejos de su entorno y
de los intereses israelíes, que demanda la creación de un verdadero frente
“anti Irán”, propuso en redes sociales en reconocer la soberanía marroquí sobre
el Sahara Occidental, a cambio de normalizar las relaciones entre Israel y
Marruecos, e incluso hubo algún avance para un consulado de Estados Unidos en
las zonas ocupadas. Esto generó críticas y desaprobación, pero el daño estaba
hecho. Es posible que la política de Biden sea favorable a Marruecos, sin
reconocer la soberanía marroquí, y que en nombre de la realpolitik, apoye el
plan de autonomía, verdadero subterfugio para anexar formalmente el Sahara
Occidental y barrer de un plumazo la identidad saharaui en la zona.
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Muros defensivos marroquíes en el Sahara, |
El
derecho les da la razón a los saharauis, la lista es larga, comenzando por el
histórico dictamen de la Corte Internacional de Justicia de 1975, pasando por
resoluciones de Naciones Unidas, el reconocimiento de 80 países, ser miembro
fundador de la Unión Africana, los fallos del Tribunal Europeo. Pero la
realidad es otra, sin ninguna duda que lleva al gobierno saharaui a una
situación desesperante. Está en juego nada menos que la existencia de los
saharauis como Nación. No cabe duda que venderán muy caro su honor nacional. El
conflicto recién comienza, sea cual fuere el resultado, más allá de nuestra
opinión que la victoria le corresponde a los saharauis, esta lucha tan
desigual, debe ser fuente de
inspiración, para muchos pueblos, ante la determinación de esta pequeña nación
– por su demografía reducida – de luchar por su dignidad y libertad.
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