El Estado Libre de Danzig Escenario del inicio de la Segunda Guerra Mundial

 





El pasado 1 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Las causas inmediatas el conflicto desatado por el llamado “Corredor Polaco” y la Ciudad Libre de Danzig. Traemos a los lectores el peculiar caso de Danzig, cuyo régimen especial, fue creación del Tratado de Versailles, en el marco de una solución para la salida al mar al renacido estado polaco y garantizar la autonomía e identidad de la población germana de dicho enclave.

Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Corresponsal Diario El Minuto para Argentina

 

 

La historia de Danzig es de larga data, desde 1342 ha estado vinculada la célebre liga hanseática, para posteriormente a formar parte de la futura Prusia..  Desde el siglo XIV la ciudad tuvo su propio estatuto con su Ayuntamiento.  En el siglo XVI fue objeto de disputas entre Prusia y Polonia.  Bajo el control polaco, la ciudad gozó del título de Real Ciudad de Danzig, conservando una serie de prerrogativas y la potestad de tener un delegado ante el rey polaco.  Entre los siglos XVII y XVIII, la ciudad fue conocida como la “Ámsterdam del Este” dado su próspero comercio marítimo, favorecido por su posición geográfica. Los cereales de Ucrania y Polonia salían por este puerto rumbo a Europa occidental. En 1793, con el llamado “Segundo Reparto de Polonia”, la ciudad quedó en manos del reino de Prusia, que generó resistencias en los líderes locales, que querían preservar los privilegios y autonomía que la ciudad disfrutaba en tiempos del reino de Polonia. Durante las guerras napoleónicas, la ciudad fue “Ciudad Libre” entre 1807 y 1814, para ser nuevamente incorporada al reino prusiano. En 1871, como parte integrante de Prusia, la ciudad se incorporó al naciente imperio alemán.  Dentro del imperio, su desarrollo fue limitado. Su situación política cambiaría con la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial.

 


El presidente de Estados Unidos, Wilson en sus famosos “Catorce Puntos” exigió una salida al mar para el futuro estado polaco. Esto llevó a que la delegación polaca en París reclamara abiertamente el control de la ciudad, dado su posición geográfica en la desembocadura del Vístula y por ser la conexión entre Polonia y el Báltico, agregándose el hecho que Danzig, estuvo liegada históricamente al antiguo reino polaco. La ciudad era étnicamente alemana, solo el 10% de la población era polaca, lo que planteó la necesidad de buscar una solución jurídica a la situación. La diplomacia británica se mostró opuesta a entregar Danzig a Varsovia, algo que apoyaban los franceses y en cierto punto Estados Unidos. Es más, Lord Balfour, en una carta indicó que dado la rivalidad germano polaca, consideraba como riesgoso políticamente ceder la ciudad a Polonia. Esto Alemania no lo aceptaría bajo ninguna circunstancia. Vale la pena recordar que mientras en Versailles se discutía el futuro mapa de Europa, cuerpos paramilitares alemanes – los Freikorps -  luchaban abiertamente contra los polacos por el control de espacios en Silesia y Pomerania.  

 


La cuestión de Danzig llevó a buscar el auxilio de expertos. Estudios realizados por el historiador británico James Headlam-Morley, demostró que en el pasado la ciudad había tenido un régimen especial, de esta manera la diplomacia del Reino Unido impulsó la creación de la Ciudad Libre.  Dicha propuesta encontró el apoyo de Francia y Estados Unidos, como una solución de compromiso. La población alemana no compartía la idea de ser separada de Alemania, y esto con el tiempo alimentó reivindicaciones nacionalistas, que terminó en la crisis de septiembre de 1939. Asimismo, los granjeros polacos que formaban parte del área rural que rodeaba a Danzig, se quejaron abiertamente por no haber sido incluidos dentro del Estado polaco y ser incorporados sin tener en cuenta sus deseos, a la llamada “Ciudad Libre”. Los representantes alemanes en Versailles se opusieron tenazmente a la creación del Estado Libre y exigieron que la ciudad siguiera formando del Reich alemán. La pérdida de dicha ciudad impactó negativamente en la opinión alemana, considerando la medida de los vencederos de la Gran Guerra como un verdadero ultraje. Esto era evidente, dado que durante el régimen de la Ciudad Libre, nunca existió una identidad nacional, sino que siempre se mantuvo el sueño de volver a ser parte de Alemania. Desde el punto de vista polaco, que la ciudad no estuviera bajo control alemán era una cuestión delicaada, dado que su comercio exterior, hasta la construcción del puerto de Gdynia, pasaba por Danzig.

 



 El Estado Libre de Danzig (1920-1939)   

En el texto del Tratado de Versailles fue previsto expresamente la creación del Estado Libre de Danzig. El 29 de junio de 1919 fue establecido el Freie Stadt Danzig, o Estado Libre de Danzig separándose del antiguo Reich alemán. El régimen constitucional fue redactado por la Sociedad de las Naciones, inspirándose en la Constitución de la Alemania de Weimar y la ciudad libre de Lübeck. El 10 de enero de 1920 fue conformado el primer gobierno de Danzig bajo el nuevo estatus.  En noviembre de 1920 el Estado Libre tenía existencia formal y el alcalde de la ciudad desde 1919, Heinrich Friedrich Wilhelm Martin Sahm, fue elegido presidente del Senado, designación del Jefe del Estado de Danzig. 

 


El flamante estado estaba compuesto por un territorio de 1952 km2, que incluía la propia ciudad de Danzig y una serie de localidades y áreas rurales.  El régimen especial preveía la unión aduanera con Polonia (formalizado por el tratado de 1921 entre ambas partes). Dicho país administraba la red de ferrocarriles y asumía la obligación de consultar al Estado libre en aquellos tratados internacionales que afectara los intereses de Danzig. Polonia era responsable de emitir los pasaportes para los ciudadanos del territorio, donde constaba que el mismo era expedido para la Ciudad Libre.  La Liga de las Naciones estuvo representada por el Alto Comisionado. Las responsabilidades de este funcionario internacional era velar por el cumplimiento del régimen previsto para la Ciudad, garantizar el equilibrio entre las relaciones entre Polonia y Danzig, y llegado el caso, mediar ante la existencia de conflicto de intereses.  La Ciudad Libre y Polonia ejercían la administración conjunta del puerto y de las vías navegables. El tratado de Versailles, estableció la libertad de navegación del río Vístula, a fin de garantizar la salida al mar de Polonia por medio del puerto de la Ciudad Libre.  A pesar del peculiar estatuto de la Ciudad, las relaciones siempre fueron tensas, dado que Polonia buscaba de alguna manera asimilarla e incrementar su control, mientras que los alemanes buscaban mantener la impronta germana del Estado libre, con un claro objetivo, volver a ser parte de Alemania.

 

Policía del Estado Libre de Danzig 

El Estado Libre estuvo gobernado por un Senado, corporación ejecutiva, electo por el Volkstag o Asamblea del Pueblo, organismo electo por sufragio universal.  Los partidos políticos que actuaban en el sistema político local eran el partido nacional alemán, partido conservador; el partido centro católico; el partido socialdemócrata; el partido comunista; el partido polaco – que representaba a la pequeña población de este origen – y el partido nazi, creado a fines de los 20, y que tuvo un rápido crecimiento en los 30.  Durante los primeros años el Partido Nacional Alemán dominó la política local, con una postura abiertamente anti polaca. El acceso de los socialdemócratas al gobierno de la Ciudad Libre, mejoró las relaciones con Polonia. Esto favoreció el crecimiento económico gracias a su rol de puerto franco. La crisis del 29 fomentó la idea de promover la industria. el juego, el turismo, pero no prosperó. La construcción del puerto de Gydinia por parte de Polonia, redujo el comercio de la Ciudad Libre, cuya economía entró en crisis, agudizada por la depresión de los 30.

 




El Estado libre contaba con su propio sistema legal y fuerza pública. La Policía de Seguridad estaba bajo dependencia del Senado, por medio del Departamento de Interior. Los ferrocarriles eran responsabilidad de la policía polaca. El puerto, administrado conjuntamente entre Polonia y la Ciudad Libre, tenía un cuerpo policial propio:  Küstenschutz der Danziger Polizei, consistente en un cuerpo de 120 agentes dependientes de la Junta del Puerto. Contaba con sección de ayuda a la navegación, mientras que otra proveía de seguridad. Este componente fue objeto de agrias discusiones entre Danzig y Polonia, dado que Varsovia objetaba la legalidad de este cuerpo. En 1933 el Estado Libre colocó unilateralmente al puerto bajo el control de la Policía de Seguridad. Polonia protestó y la Sociedad de las naciones hizo oídos sordos.

 


El régimen especial de la Ciudad permitió que contara con pabellón nacional, moneda propia, sistema financiero.  Incluso se dio un aspecto bastante peculiar, que por medio de Danzig, el gobierno Boliviano recibió de manera subrepticia asistencia militar alemana, destacándose la figura del siniestro Ernst Röhm que formó parte de la misma, dado que había sido oficial del ejército imperial alemán, para posteriormente ser el líder de las SA, las tropas de asalto del partido nazi. Finalizada la peculiar misión de asistencia, fueron los británicos quienes repatriaron a los militares alemanes, que fueron integrados a la fuerza policial del Estado libre.

 

Hitler ingresa a Danzig 

En 1933 gracias a los votos alcanzados, los nazis lograron imponerse en el Senado. Bajo la presidencia de Hermann Rauschning,  en un primer momento aceptó la idea de formar parte de un gobierno controlado por los nazis. A partir de este año, la represión política fue un hecho y fue trasladada a la ciudad libre, las leyes racistas vigentes en el III Reich.  Rauschning fue removido de su cargo por Alfred Forster, líder del partido nazi local, ante la oposición mostrada por el nuevo presidente del Senado a la política de violencia de los nazis, fue  reemplazado en noviembre de 1934. Muchos políticos fueron encarcelados o lisa y llanamente asesinados. 

La política económica de los nazis se caracterizó por una expansión del gasto público, programas de empleo, devaluación del gulden, moneda de la ciudad, lo que generó protestas de Polonia. El clima de represión se agudizó para 1936 cuando los partidos fueron disueltos.  El gobierno de la Ciudad Libre, en manos nazis, adoptó una legislación netamente racista, siguiendo los pasos del III Reich. El clima de represión aumentó, con asesinatos políticos, persecuciones a las poblaciones polaca y judía.  En 1938 la dictadura nazi era una realidad en el Estado "Libre". Los judíos padecieron la versión local de la "Noche de Cristales Rotos", la destrucción de centros religiosos y los polacos se les impuso medidas discriminatorias como de germanización forzada. En este clima, la Sociedad de las Naciones actuó tímidamente, a pesar que las persecuciones estaban a la orden del día y el campo de concentración de Stuthoff ya estaba funcionando. Tiempo más tarde sería parte de la oscura maquinaria del Holocausto. El creciente terror nazi llevó a muchos judíos a emigrar, estando entre los destinos, el Mandato británico de Palestina. 

Las relaciones germano polacas se deterioraron rápidamente, por las presiones de Berlín en torno a Danzig. El conflicto del llamado “Corredor Polaco” que era parte de las exigencias alemanas, que solicitaban la construcción de una autopista  (sujeta a soberanía del Reich alemán) que conectaría el Estado Libre con el Reich derivó la crisis que llevó a la invasión alemana de Polonia.

 


El fin del Estado Libre

La invasión alemana de septiembre de 1939, supuso el fin del Estado Libre. Este se convirtió en un distrito más dentro del III Reich alemán.  El presidente del Senado local,  Forster, fue designado gauleiter o jefe ejecutivo del distrito de Danzig Prusia Oriental. Ostentando su flamante cargo arribó a la residencia del Alto comisionado de la Sociedad de las Naciones y le dio la orden de abandonar en dos horas la ciudad.  Tropas locales de las SS y la Policía de Seguridad, asediaron la sede del Servicio postal polaco, una vez rendidos los empleados y agentes que lo defendieron, fueron ejecutados.  Las tropas polacas en la ciudad resistieron hasta el 7 de septiembre. 4500 civiles polacos fueron deportados y la mayoría murió asesinada en los campos de concentración o en bosques cercanos. Los prisioneros de guerra fueron eliminados cruelmente.  Durante el régimen nazi, cualquier recuerdo de la presencia polaca fue borrado, junto con la presencia judía. La pequeña población de este origen terminaron asesinados los campos de exterminio. 

 


Danzig se convierte en Gdansk

En 1945 en la Conferencia de Yalta se definieron los límites de Europa para la posguerra. Polonia también sufrió cambios, al modificarse los límites fijados en 1921. La antigua Danzig, tomada por el Ejército Rojo, estaba completamente en ruinas como consecuencia de la guerra, fue cedida a los polacos. La ciudad fue nombrada Gdansk por los nuevos dueños y decidieron borrar cualquier vestigio de cultura e idoma alemán. En 1947 unos 127.000 alemanes fueron expulsados, solo 13.000 pudieron quedarse como ciudadanos polacos. Anteriormente a la expulsión, miles habían huido de la ciudad ante el avance soviético. La ciudad fue repoblada con polacos provenientes del centro y del Este de Polonia, reasentados en gran parte por la ocupación soviética.  La ciudad muchos años después sería testigo del movimiento anticomunista liderado por el sindicalista Lech Walesa, creador del sindicato Solidaridad, en los astilleros de la ciudad.

 


En 1947 fue creado el gobierno en el exilio de Danzig, liderado por el presidente de la Asociación de Nacionales de Danzig, Sr. Richter. Incluso hizo un llamamiento por la deportación de alemanes de la Ciudad de Danzig por parte del gobierno polaco. Hasta hace unos años, existía un gobierno electo por los descendientes de los antiguos habitantes de la ciudad. Aunque no tenga repercusión internacional, un grupo con sede en Berlín, reclama los derechos del antiguo Estado Libre. El senado “en el exilio” en 1998 reclamó ser reconocido por Naciones Unidas y el propio gobierno alemán. Sin obtener respuesta alguna. En cambio el gobierno polaco consideró esta actitud como "revanchista" y afin a intereses de la extema derecha alemana. Los fundamentos de la asociación de residentes de Danzig, radican que la anexión del III Reich en 1939, fue ilegal, como también lo actuado luego de 1945 fue contrario al derecho, violando al peculiar estatus de la Ciudad Libre. resultado de un tratado internacional. Finalmente con el tiempo este reclamos quedó en la anécdota. 

 


Final

El Estado Libre fue una creación de la Sociedad de las Naciones, siendo una solución muy particular para las complejas y conflictivas relaciones polaco germanas  de la posguerra de 1918. Desde el punto de vista jurídico fue una innovación. En otras palabras creó un régimen de libre asociación, estableció los mecanismos para promover la cooperación económica entre las partes, y la comunidad internacional quedó representada in situ por un alto comisionado, para velar por su cumplimiento y actuar como “tercero imparcial” para la solución de controversias. 

El sistema falló por la oposición de la población local, que desde el principio se negó a romper lazos con Alemania. Polonia tampoco pudo o no quiso promover un acercamiento que facilitara la cooperación. La falta de herramientas para resolver conflictos, impidió que el alto comisionado, frenase las violaciones al régimen especial, por parte de los nazis, que habían tomado el control del Estado Libre en 1935. Los temores británicos en 1919 sobre la crisis que podría desatarse en torno a Danzig, no fueron equivocados. El conflicto en torno a este enclave desató la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Los vencedores borraron de un plumazo lo que intentó la Sociedad de las Naciones. Los horrores del nazismo estaban a flor de piel y los polacos, con apoyo soviético, no dudaron en “saldar cuentas” y eliminar cualquier tipo de presencia alemana en la antigua ciudad libre.  Mas allá de cuestiones jurídicas y políticas, el experimento del “Estado Libre” ha dejado interesantes lecciones, que de alguna manera se han puesto en práctica con éxito, cuando las poblaciones locales apoyan la idea. El caso emblemático, son las Islas Cook. Incluso en sectores diplomáticos, políticos y especialmente académicos, la idea de “libre asociación” es mostrada como una solución alternativa a conflictos secesionistas como disputas de soberanía.

 


 




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