La Fuerza Aérea Argentina en tiempos de austeridad y crisis

 




Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

 

El presente trabajo busca plantear soluciones en el marco de un programa de austeridad económica, con el objetivo de garantizar la supervivencia de la Fuerza Aérea como institución para que mantenga ciertas capacidades y aptitudes que permitan en el futuro,  la recuperación de la Fuerza en tiempos y costos razonables.

 

La crisis de la FAA viene de larga data, pero consideramos que se ha llegado a un límite. Un ejemplo de ello es el decreto 1097/2017, que dispuso que la Base Aérea El Palomar, pasara a la órbita del Sistema Nacional de Aeropuertos, en el marco de una política de “cielos abiertos” transformando la histórica base en un aeropuerto para que comiencen a operar las flamantes aerolíneas low cost.  Esto generó una fuerte  resistencia a nivel institucional, comenzando por el Jefe de la Fuerza Aérea.

 

El texto de la normativa lisa y llanamente habla del El Palomar como un aeropuerto civil y no hacía mención que allí opera una unidad emblemática de la Fuerza Aérea Argentina, la I Brigada Aérea con sus veteranos C 130 Hércules, de los cuales los gobiernos de turno han hecho uso intensivo de estos medios, en un clima siempre de austeridad presupuestaria, dejando operativos una o dos aeronaves, de haber llegado operar una decena, más los célebres Boeing 707 dados de baja por su edad y por la falta de un reemplazo.  Lamentablemente, la cuestión de El Palomar, no sirvió para sentar las bases para un debate, sobre cambios en el despliegue de la FAA, que no tiene modificaciones sutanciales desde hace décadas.

 

El decreto no adoptaba medidas hacia la situación de la unidad militar allí desplegada. En una nota enviada por el brigadier general Amrein al Ministerio expuso en su momento,  detalladamente los problemas que trae aparejado para la Fuerza la instrumentación del decreto.  Nosotros consideramos que todo esto no es más que parte de un largo proceso de pérdida de capacidades, que en el caso de la Fuerza Aérea, dado su estado operativo, no solo no cuenta con medios adecuados para la defensa del espacio aéreo, sino que la capacidad para misiones subsidiarias está totalmente menguada dado al lamentable estado de los medios.  Finalmente la BAM El Palomar, volvió a su función exclusivamente militar, dando por tierra una exitosa política en materia de aviación comercial, pero a pesar de las declamaciones de las autoridades políticas de turno, observamos que poco o nada cambiará.

 

La Institución atraviesa una crisis muy seria, que afecta desde el adiestramiento básico de sus pilotos, pasando por sostener una infraestructura cada vez más costosa y con un presupuesto reducido, y que en este marco de austeridad lo será aún más.

 

 

FACTORES CONDICIONANTES

 

El plano global

 

El contexto internacional observamos un creciente clima de ilegalidad internacional y políticas  unilaterales.  El nuevo gobierno de Estados Unidos, claramente aislacionista, promueve determinadas prácticas que marginan a las Organizaciones Internacionales en procesos de gestión de crisis, como el caso de Corea.  Asimismo se observa una creciente competencia, particularmente de Estados Unidos, Rusia y China por determinadas regiones de alto valor estratégico. La crisis siria puso en evidencia como un país, se ha convertido en campo de batalla de otros actores, que dirimen sus diferencias a través de actores estatales como no estatales.

 

El clima de unilateralismo, política de hechos consumados y creciente uso discrecional de la fuerza, promueve escaladas de tensión y por ende competencia en materia de armamentos. La tensión China – Estados Unidos como también de Pekín con sus vecinos por el control de espacios marítimos, rutas de comercio, áreas potencialmente ricas en hidrocarburos, ha disparado la demanda de equipo milita sofisticado. Las marinas son las fuerzas que están creciendo sustancialmente, seguida por las fuerzas aéreas. Los Estados del Sudeste de Asia, no solo adquieren a gran escala medios militares, sino que desarrollan interesantes capacidades propias, muchas de ellas punteras.

 

La persistencia de conflictos regionales, que muchas veces se canalizan a través de terceros actores, especialmente los llamados “proxies” o agentes de desestabilización, plantea nuevos desafíos para las estructuras de seguridad y defensa. Las fuerzas aéreas no están exentas de estos desafíos, en especial al aparecer las llamadas guerras híbridas y amenazas asimétricas, lo que no está exento del enfrentamiento entre fuerzas convencionales.

 

El plano regional

 

La región no está exenta de desafíos, especialmente por problemas de índole interno, la debilidad institucional, las profundas desigualdades sociales que son generadoras de problemas diversos. Una serie de factores, ha permitido que el crimen organizado esté en capacidad en varios estados de la región, de ejercer control territorial y estar en capacidad disputar poder al Estado. Observamos en América Central casos en los cuales los Estado tienen una violencia estructural y que no pueden encontrar una salida.

 

La necesidad de controlar los espacios propios, ha significado que muchas fuerzas de la región se orienten a blindar las fronteras, y las fuerzas aéreas, las que tienen ciertos recursos, orientar sus misiones a evitar que las fronteras nacionales sean vulneradas. La Argentina no ha sido la excepción, pero por razones por todos conocidas, los medios asignados son limitados, con sus consecuencias operativas.

 

En el plano político mas allá del clima de distensión regional, la idea de crear mecanismos de seguridad colectiva han fracasado, por diversos motivos, a ello se une serias limitaciones en materia de cooperación industrial y la definición de intereses comunes en materia de seguridad, mas allá de la retórica de muchos líderes de la región. El MERCOSUR, ámbito ideal para construir un sistema de cooperación en materia de seguridad, ha tenido grandes limitaciones. La situación de Venezuela, también es un factor que genera conflictos políticos, diferencias, que impiden ver mas allá que de las realidades domésticas. 

 

La crisis brasileña, ha limitado seriamente un proceso de construcción de una potencia regional, no hace mucho se hablaba de los BRICS, economías emergentes con proyección global. Brasil estaba en este grupo selecto. La crisis interna ha limitado seriamente el papel internacional de Brasilia, y ningún país de la región aspira a ocupar la vacante dejada, por ahora, por Brasil.

 

Las tensiones entre los países de la región, como en el pesado, se han reducido enormemente, el plan de paz de Colombia, genera expectativas, mas allá de la posibilidad que cientos de ex terroristas busquen refugio en otros países, generando problemas de seguridad interna; no obstante el clima de distensión, países como Perú, Venezuela, Brasil y Chile han realizado importantes inversiones en materia de defensa. Estas se han orientado a fortalecer capacidades en materia de protección de espacios marítimos, defensa del espacio aéreo, y potencia de fuego de las fuerzas terrestres.

 

La Argentina en este contexto ha venido retrocediendo, y la idea de construir un sistema regional de defensa, mas allá del escaso apoyo brindado al tema, es imposible, por el estado de las fuerzas armadas, que en muchos aspectos están en clara desventaja tecnológica en relación a sus vecinos. La Argentina tiene poco o nada que aportar en una hipotética sociedad y por ende, el interés de los vecinos de profundizar la cooperación en áreas tan sensibles como la seguridad es más que limitada.

 

El plano nacional

 

 La FAA no estuvo exenta de la situación padecida por las Fuerzas Armadas (FFAA) durante el proceso político 2003-2015. En un clima de expansión del gasto público, las FFAA siguieron atravesando una crisis logística importante, con una degradación sustantiva de sus capacidades.  A ello se unieron una serie de reformas, abiertamente contrarias a la Ley de Defensa Nacional, que no trajo nada positivo para el sistema de defensa.  Las reformas obedecieron a cuestiones ideológicas y no a la realidad del país.

 

Los graves problemas de gestión en materia de defensa, se vieron ejemplificados por el manejo de la empresa estatal FADEA, la incapacidad manifiesta de dar una solución a la necesidad de contar con un sistema de entrenamiento básico.  En este contexto, llegamos al 2015 con un cambio de gobierno, que a pesar de las promesas de mejora material y salarial, ha decidido encarar reformas sobre conceptos meramente economicistas, sin conocer en profundidad la problemática de la Defensa.

 

En un clima de ajuste, dado el insostenible déficit fiscal, el gobierno ha realizado una serie de ajustes que para las Fuerzas Armadas ha tenido serias consecuencias, a tal punto que el país no cuenta con medios adecuados no solo para su defensa, ni siquiera para realizar operaciones subsidiarias, solo de carácter muy limitado.

 

En el plano geoestratégico, observamos que a todas luces existe una relación desfavorable entre las misiones asignadas, los escasos medios disponibles y el espacio a preservar. Esto demanda profundos cambios, pero que dado el clima de ajuste y restricciones impone la necesidad de reflexionar sobre los caminos a seguir.

 

Las fuerzas armadas no están en condiciones de cumplir con la defensa del territorio nacional, tanto de sus espacios terrestres, marítimos, como fluviales y aéreos. La Argentina se encuentra en ABSOLUTO ESTADO DE INDEFENSIÓN.

 

 

Nivel crítico de medios. Incapacidad manifiesta de cumplir responsabilidades asignadas.

 

La situación de la Fuerza Aérea Argentina, podemos calificarla de grave. La vigencia de una normativa para el eventual derribo de aeronaves que violen el espacio aéreo, no es aplicable en la práctica, por la falta de recursos.

  1. Sistemas de entrenamiento básico: en manos de aviones Tecnam, que son una solución transitoria al problema. Existe una clara incapacidad para gerenciar un programa que dote a la Fuerza de aeronaves adecuadas. Tampoco se han asignado recursos. Por ende es altamente probable que la calidad de adiestramiento haya disminuido en comparación con  hace dos décadas;
  2. Sistemas de entrenamiento intermedio: En manos de una flotilla de veteranos EMB 312, nunca modernizada y que se incorporan 4 Texan II, con posibilidad de que arriben hasta doce unidades en total. El clima de ajuste fiscal, lo hace dudoso. Problemas de presupuesto han limitado las horas de vuelo de los flamantes Texan II. Problemas logísticos por operar dos aeronaves distintas.
  3. Sistema de entrenamiento avanzado. Los FMA/FADEA IA 63 Pampa han sido objeto de constantes cambios. El programa de modernización está estancado, dado que el programa pareciera estar supeditado a la búsqueda de un socio extranjero para solventar los gastos de desarrollo. Consideramos dado el clima económico, el programa Pampa iniciado en 1988, llega a su fin;
  4. Transporte. Los C130 teóricamente iban a ser modernizados, solo se llevó a cabo un prototipo en los Estados Unidos y otro, según medios locales, en la propia FADEA. No sabemos el destino de los otros tres que se iban a modernizar.  La baja de los Fokker F 27, no fue seguida por un reemplazo. La flota de cinco C 130 la consideramos insuficiente para las necesidades que tiene el país en la materia, especialmente en materia de apoyo a la misión antártica – que por el estado de los C130 fue solicitado el despliegue de un avión uruguayo – y operaciones subsidiarias;
  5. Ataque ligero. Los aviones IA 58 Pucará fueron objeto de polémicas entre FADEA, la Fuerza Aérea y funcionarios del Ministerio de Defensa. En la actual gestión aparentemente se ha renunciado a modernizar esta aeronave, que según fuentes extraoficiales, muchas células tienen por delante aún una larga vida. Los planes del pasado de modernizar y desarrollar nuevas versiones, sobre la exitosa experiencia en Malvinas y los propios elogios de los británicos (que llegaron a reconstruir y operar una aeronave en el Reino Unido), quedaron en la nada misma. Finalmente se adoptó una solución, convertir un puñado de estos aviones en medios de reconocimiento, vigilancia y patrulla, como Pucará Fénix.
  6. Caza. La baja de los Sistemas de Armas Mirage han dejado al país sin capacidad de defender el espacio aéreo. Los sistemas A4AR están al final de su vida útil. Intentos de adquirir aviones de segunda mano han fracaso por motivos políticos. Se habla de negociaciones por un caza ligero surcoreano. La idea de incorporar el IAI Kfir quedó descartada, seguramente por lobbistas y personajes perniciosos, que sobre la base de intereses individuales, agregándos la ignorancia de los titulares de Defensa, permiten que estas oportunidades se pierdan. Las opciones para reemplazar al Sistema de Armas Mirage, en el actual contexto político económico, genera reservas para el corto y mediano plazo.  El intento de adquirir los aviones LIFT coreanos FA 50, fueron vetados por la negativa del Reino Unido de vender determinados componentes que llevan dichos aviones. Una vez más la falta de inteligencia previa sobre el medio adquirir, costó que el país se quedará con las manos vacías. Otras opciones están descartadas por razones económicas y políticas.
  7. Vigilancia y control del espacio aéreo: los radares móviles precisan ser modernizados y/o reemplazados.  El Plan de Radarización se ha llevado a cabo en parte, pero muchos sistemas fijos no cuentan con la infraestructura necesaria, hay problemas de seguridad de comunicaciones, y además de no contar con mecanismos de contramedidas electrónicas. Asimismo no está previsto la compra de plataformas aéreas AEW/C, ELINT/SIGINT. El Plan de Radarización puede mejorar la seguridad en la navegación aérea, pero no cumple estándares para la Defensa Nacional;
  8. Helicópteros. Número insuficiente para responsabilidades asignadas. El programa Mi 17 IV quedó paralizado, a pesar de los excelentes resultados. Se desconoce la existencia de un sistema SAR debidamente articulado. 

 


En publicaciones especializadas, especialmente de la USAAF (Fuerza Aérea de los Estados Unidos) se habla que el poder aéreo es de naturaleza ofensivo. Esta capacidad está demostrada por el avión cazabombardero, del cual la Argentina carece. Hemos indicado que el sistema A-4AR está al final de su vida útil, que la baja del Sistema de Armas Mirage significa que la Fuerza Aérea carece de capacidad ofensiva y por ende no está en capacidad de proveer una defensa mínima al espacio propio. Asimismo esta dura realidad implica que la FAA no puede garantizar con los medios disponibles el control del espacio aéreo.

 

El Poder Aéreo requiere una dimensión estratégica. Las acciones estratégicas son aquellas que son llevadas a cabo a los centros de poder neurálgicos del adversario, pasando desde centros de comando, instalaciones industriales esenciales, infraestructura estratégica. La situación de la FAA indica claramente que es una fuerza netamente táctica, y con serias limitaciones, en atención que solo cuenta con cierta capacidad de ataque ligero y transporte.  El Poder Aéreo requiere inteligencia para localización de objetivos, y esta capacidad es prácticamente inexistente.

 

El empleo del Poder Aéreo requiere de oportunidad  y dominio del tiempo. El dominio del factor tiempo provoca efectos materiales/físicos, sino también psicológicos. La combinación de sorpresa y velocidad reduce las bajas propias, existen ejemplos históricos, destacándose el caso de la Fuerza Aérea de Israel en la guerra de 1967.  La situación de la FAA, genera serias reservas sobre el nivel de disponibilidad de medios y su grado de alistamiento/adiestramiento.

 

El Poder Aéreo supone la capacidad de poder llevar a cabo operaciones simultáneas en todos los niveles del conflicto armado.  Esto significa la capacidad de poder llevar a cabo acciones separadas e independientes contra el adversario. Ello significa contar con los medios adecuados  La FAA no cuenta con medios para ejecutar la capacidad señalada.

 

El Poder Aéreo del siglo XXI requiere el empleo de armamento inteligente y de gran precisión. La FAA ha realizado estudios sobre bombas guiadas y en su momento el CITIDEF desarrolló ciertos sistemas aire tierra, pero que nunca recibieron el apoyo financiero para su posterior evolución y puesta en servicio. El sistema de Armas A –AR estaba preparado – según medios extranjeros – para operar misiones aire tierra y armamento inteligente. Solo fueron dotados de cierta capacidad aire aire de corto alcance, además de cierta capacidad de ataque a tierra con bombas y cohetes. Por lo tanto esta la capacidad de operar armamento inteligente no existe.

 


La Fuerza Aérea solo cuenta con cierta capacidad de apoyo a la comunidad en casos de desastres naturales; apoyo a la seguridad interior ejecutando tareas de patrulla, vigilancia y reconocimiento, muy limitados por la situación de los medios asignados. La situación es de tal gravedad, que las restricciones llegan en materia de operaciones SAR.  Este camino significará la extinción de la Fuerza Aérea en los hechos.

 

LA NECESIDAD DE REVALORIZAR EL PAPEL DE LA FUERZA AÉREA EN LA DEFENSA NACIONAL

 

La FAA fue concebida como una “fuerza estratégica” que en su momento llegó a poseer capacidad de bombardeo de largo alcance, caza e interceptación, transporte aéreo a largas distancias. Estas capacidades fueron perdiéndose por motivos eminentemente políticos y ahora nos vemos en una situación, que pareciera que las responsabilidades de la FAA se reducirán a una limitada capacidad táctica, transporte y enlace, además de centrar sus misiones en cuestiones como emergencias, ayuda a la población, apoyo a fuerzas de seguridad.

 

Esta realidad es contraria a la necesidad de contar con herramientas adecuadas para la defensa del territorio nacional. Mientras la Argentina reduce su fuerza aérea a la mínima expresión, en la región se realizan inversiones significativas para contar con medios modernos. Los ejemplos son Brasil, Chile y Perú. Asimismo debemos resaltar la presencia de una importante base aérea en las Islas Malvinas.

 

En este contexto, consideramos pertinente puntualizar algunos conceptos, que pueden servir para esclarecer sobre la especificidad de cada fuerza armada. Por ejemplo, el efectivo y la superioridad de las fuerza áreas propias o las del enemigo influirán en todas las medidas de comando.[1] El Ejército debe mantener una estrecha cooperación con fuerzas aéreas propias.  Los órganos de apoyo aéreo, son la llamada “Fuerza Aérea Táctica” y la “Aviación del Ejército”.  En el caso de la primera, tomando como referencia la obra Manual de Táctica,[2] está compuesta por aviones de combate, transporte, exploración, y que apoyan al ejército en:

-          rechazo de la fuerza aérea enemiga;

-          el empleo contra el enemigo terrestre;

-          la exploración táctica;

-          el abastecimiento;

-          protección de fuerzas aerotransportadas;

 

 

En el caso de la Aviación del Ejército, las misiones de:

-          facilitar y acelerar la conducción;

-          exploración y vigilancia;

-          abastecimiento de unidades del Ejército;

-          observación;

-          transporte (por ejemplo, evacuación de heridos, materiales, operaciones de asalto aéreo, etc)

 

Las fuerzas aéreas tácticas no forman parte del Ejército, sino que cooperan con este a través de un comando conjunto.  Otro ejemplo es en el llamado “rechazo antiaéreo” que también requiere una estrecha cooperación entre fuerzas aéreas y terrestres. La acción eficiente de la aviación enemiga sobre blancos terrestres, es impedida a través de la aviación de combate y unidades antiaéreas.

 

Esta relación entre el Ejército y la FAA, tendrá sus limitaciones. En atención al escaso material disponible, como también llegado el caso, en el futuro, la recuperación de capacidades será limitado, dado el grave retroceso que ha tenido la FAA, el espacio disponible  por su magnitud, impondrán exigencias enormes a la aviación de combate. Por lo tanto, en el diseño de la defensa argentina, deberá contemplar que las fuerzas terrestres no contarán con un adecuado apoyo aéreo cercano. Es por ello que la FAA futura, deberá centrarse en desarrollar capacidades que garanticen una adecuada defensa aérea, lo que repercutirá en las fuerzas terrestres que deberán contar con sistemas antiaéreos de diversos tipos y alcances

 

La postura defensiva de la Argentina indican que, que la defensa aérea tendrá una importancia vital. En caso de conflicto armado el atacante será quién determinará el centro de gravedad, oportunidad y empleo de sus fuerzas aéreas. Para ello la FAA, en una primera fase, la defensa aérea será quien deberá enfrentar los principales desafíos.  La defensa aérea requerirá de modernos aviones de caza, con largo radio de acción, dado las características del territorio argentino, modernos sistemas de defensa antiaérea de mediano y largo alcance para la protección de bases importantes, centros de comando y control y otros objetivos de valor estratégico. Además de sistemas de radar de largo alcance apoyados por medios aéreos de alerta temprana.

 

En atención a la realidad argentina, consideramos como espacios vulnerables la frontera norte, por la presencia de vuelos que violan el espacio soberano y que requiere de acciones disuasivas correspondientes y la región austral marítima.  Factores que condicionarán el despliegue de medios de la FAA.

 




Acciones pragmáticas: racionalización y reestructuración. .

 La conducción política ha tomado medidas objeto de importantes polémicas públicas, en razón del clima de austeridad que impone el elevado déficit fiscal, a tal punto que existe una postura contraria a cualquier inversión en materia de equipamiento militar, a pesar de las previsiones adoptadas en su momento por medio de decretos del Poder Ejecutivo y lo previsto por la Ley de Presupuesto. Esto lleva a un serio dilema a los responsables de la defensa del espacio aéreo, dado que se encuentran con una institución con presencia en diversas bases en todo el país, de difícil sustento, con material aéreo obsoleto y serios problemas para retener personal calificado, como también entrenar personal.

 

En este difícil contexto, la Fuerza Aérea se encuentra bajo las siguientes condiciones:

  • presupuesto: el 65% se destina a personal, el resto al sistema de salud, educación, mantenimiento y poco y nada a inversión.
  • Despliegue extendido en el territorio nacional, funcionando ocho brigadas aéreas, con una fuerte presencia de bases en el gran Buenos Aires;
  • Efectivos: se estima unos 13.000 efectivos según información extra oficial;
  • Aeronaves: oficialmente son 170 aeronaves, con diversos niveles de operatividad, la mayor parte de ellos con una edad promedio de 30 años de servicio;
  • Otros sistemas. Plan de radarización, con limitaciones en materia de infraestructura, seguridad en comunicaciones, y otras medidas. Sistemas de defensa antiaéreos obsoletos, necesidad urgente de sistemas modernos de inteligencia, adquisición de objetivos, vigilancia, guerra electrónica;
  • Educación: una escuela de oficiales, que cuenta con una flotilla de aeronaves de instrucción que no son adecuadas, por otro lado el sistema de adiestramiento de pilotos se ve seriamente afectado por los problemas de inversión. La fuerza además cuenta con dos escuelas de suboficiales.

 

 

La Fuerza Aérea Argentina cuenta con el mismo número de efectivos que la Real Fuerza Aérea de Canadá, con la salvedad que esta opera más de trescientas aeronaves. Es indudable en el clima de austeridad presupuestaria impuesta, la estructura actual de la FAA está siendo seriamente afectada y a todas luces no puede cumplir con las responsabilidades asignadas. Esta crisis llevó a no reemplazar el Sistema de Armas Mirage, perdiendo la capacidad de defensa del espacio aéreo. Consideramos que si no se adoptan medidas, la institución solo existirá en el plano administrativo y no en el plano operativo.

 


Es por ello que la institución debe atravesar por un proceso de racionalización y adecuación de despliegue, que incluirá una serie de acciones teniendo como objetivo el ahorro de recursos,  para que puedan ser empleados en materia de mejora del adiestramiento y si es posible alguna mejora material:

  1. reducción del número de brigadas aéreas, a tres o cuatro como máximo. Esto implicará la concentración en un menor número de bases de las aeronaves existentes. El nuevo despliegue debe facilitar el adiestramiento conjunto;
  2. estudio de factibilidad de uso de instalaciones ociosas con otras fuerzas armadas, de seguridad, aeroclubes, policía. El objetivo será preservar valioso patrimonio que pueda ser empleado en una expansión futura de la Institución;
  3. urgente solución al problema del adiestramiento de pilotos, lo que implicará llegado el caso a recurrir a la ayuda extranjera, a través de acuerdos de cooperación vigente en materia de defensa;
  4. racionalización de estructuras administrativas y de personal. A todas luces existe un exceso de personal, en comparación con el material operativo;
  5. baja de todo el material obsoleto;
  6. urgente creación del Grupo de Construcciones, destinado a ejecutar obras de protección de estaciones radar y otras obras sensibles para la defensa del espacio aéreo;
  7. creación de un grupo de apoyo al despliegue aéreo, similar al EADA español, vital para contar con un elemento adecuado para despliegues en un país con limitaciones en materia de infraestructura;
  8. dejar sin efecto los planes de posible integración de la Aviación del Ejército y Aviación Naval, sin entrar en polémicas, desde el punto de vista práctico, solo acarreará problemas administrativos, logísticos y financiaros mayores;
  9. fusión de las escuelas de suboficiales en una sola entidad;
  10. disolución del Liceo Militar Aeronáutico;
  11. uso racional de recursos, es llamativo el crecimiento de los cuerpos aéreos de las fuerzas de seguridad. La FAA puede asumir responsabilidades al respecto, especialmente en materia de transporte, reconocimiento, vigilancia;
  12. revisar el empleo de la LADE como línea aérea de fomento, en atención a la existencia de dos empresas controladas por el estado. La opción es poner a disposición medios de la FAA, a operadores privados, de esta manera se obtendrían recursos para volar y los pilotos cumplir con las horas requeridas y/o creación de una Reserva Aérea Civil;[3]
  13. nuevo sistema de adquisiciones militares, con un sistema de asignación de fondos específicos para la adquisición de bienes, y que no se vean afectados los gastos de operación y adiestramiento;
  14. reforma del sistema de sanidad, estudio de creación de un servició común a las fuerzas armadas (existe un ejemplo como es el francés), a fin de mejorar la gestión de recursos e infraestructura;
  15. creación de la Fuerza Aérea Auxiliar, siguiendo el modelo del Civil Air Patrol estadounidense;[4]

 

En este proceso de racionalización  la Prioridad 1 estará centrada en los siguientes ejes:

-          mantener un mínimo de actividad que permita adiestrar tripulaciones en un nivel aceptable;

-          uso racional de capacidades y reducir costos, que permitan generar ahorros que puedan ser invertidos en material y operaciones;

-          garantizar el cumplimiento de misiones subsidiarias, especialmente aquellas que contribuyan a la seguridad de los espacios fronterizos y la presencia del Estado nacional en áreas de alto valor estratégico;

-          mantener un núcleo de aeronaves listas para cumplir con el decreto de emergencia de seguridad, destinado a disuadir la violación del espacio aéreo;

 

La Prioridad 2

-          permanencia de la FAA en misiones de mantenimiento de Paz;

-          posibilidad de participar en ejercicios multinacionales, con despliegue de medios y personal fuera de las fronteras;

-          apoyo a las fuerzas de seguridad en operaciones previstas por la Ley de Seguridad Interior;

-          apoyo a la comunidad;

 

 

En lo referente a la preparación para el combate consideramos pertinente, buscar una solución cuyas opciones sería:

  1. adquisición de un sistema de entrenamiento básico, ya sea con aeronaves nuevas o provenientes del mercado de segunda mano (un ejemplo es adquirir como hizo Rep. Dominicana, aviones Turbo Mentor almacenados en el centro AMARG, del Departamento de Defensa de Estados Unidos). La modalidad podrá ser el alquiler de horas de vuelo, contratando una empresa reconocida del sector o adquiriendo las aeronaves;
  2. completar el lote del Raytheon Texan II de doce aeronaves y baja del sistema EMB 312 Tucano. Esto está relacionado con cuestiones logísticas, a fin de reducir el número de modelos en servicio;
  3. programa Pampa, completar los aviones en producción. Creemos pertinente desarrollar la versión GT, que proveerá un avión con cierta capacidad aire aire, para tareas de control en zonas fronterizas;
  4. nuevos mecanismos de contratación y relación entre FADEA y la FAA, que faciliten la ejecución de programas de modernización/adquisición;
  5. mantenimiento de una línea de vuelo de aviones de ataque liviano para ejecutar operaciones de apoyo en áreas vulnerables en relación vuelos clandestinos, apoyo de fuerzas de seguridad en tareas de patrulla y reconocimiento;
  6. mantener el programa de desarrollos de vehículos aéreos no tripulados o UAV;
  7. continuidad del programa de modernización de los C130 Hércules y eventualmente estudiar opciones como el KC 390 brasileño;
  8. cambios en el llamado curso conjunto de aviación. Los medios son exiguos para brindar adiestramiento y capacitación a pilotos de otras fuerzas. La prioridad es la formación de pilotos de la FAA.

 

 


Reformas en materia de personal

 

El personal militar se ve afectado por problemas salariales y de horizonte profesional, en el caso de la FAA, la crisis material ha llevado a que los pilotos busquen otras opciones en el medio civil, especialmente por razones económicas y también por la escasas expectativas que genera una fuerza que está en los hechos desapareciendo. Esta crisis genera serios desafíos a la hora de reclutar, seleccionar y capacitar profesionales.  Su implementación es factible vía reglamentaria – decreto del PEN – sobre la base de la legislación vigente:

  1. sistema de reserva activa. El personal – especialmente pilotos –dado de baja por voluntad propia, será integrado a la Reserva Activa, legalmente permitirá que queden obligados a convocatorias por un determinado número de días en el año a cursos o programas de entrenamiento;
  2. sistema de incorporación por tiempo determinado. Incorporación de personal por un determinado plazo, para luego ser pasado a reserva. Este sistema podría permitir crear una reserva de tripulaciones adiestradas, como de especialistas, que llegado el caso podrían ser convocados a programas de reentrenamiento.
  3. unificación de las Escuelas de Suboficiales, siguiendo los modelos aplicados por el Ejército y la Armada, en razón al número de efectivos;
  4. servicio militar voluntario. La FAA recluta un pequeño número de soldados, pero es un canal para reclutar personal para el cuadro permanente. Los incentivos serán programas de becas educativas, que faciliten la inserción en la vida civil. Programas de inserción laboral para egresados de escuelas técnicas, que puedan ser integrados a talleres y centros logísticos de la FAA.  Existen problemas de horizonte profesional, que personal calificado emigra a otras actividades, con la pérdida importante de valioso capital humano, esto demanda mejoras salariales y un cambio cultural institucional importante;
  5. Mejora de calidad de vida del personal y sus familias. Programas de subsidios a la vivienda, facilidades en materia de crédito para adquisición de viviendas, becas estudiantiles, elección libre de la obra social;
  6. reforma del sistema de asistencia de salud para el personal y sus familias. El personal militar estará en el régimen de libre opción de obras sociales;

 

 

Necesidades materiales urgentes

 

El estado material es delicado por la crisis de presupuesto que vive la fuerza hace décadas.  A nuestro juicio las prioridades, deberían ser, en esta etapa de austeridad:

  1. sistema de entrenamiento básico, ya sea a través de un operador privado (la propia USAAF lo contrata) o de medios adquiridos para el grupo aéreo de la EAM;
  2. programa avión Pampa. Terminar con el programa de modernización. El objetivo sería 24 aeronaves operativas. El Pampa GT debe ser desarrollado por sus prestaciones y sería una opción más económica que adquirir un costoso LWF o caza ligero;
  3. programa de modernización C130 Hércules y estudio de factibilidad de adquirir algunos más en el mercado de segunda mano;
  4. sistemas de armas Pucará. Programa Fénix;
  5. SINVICA: El plan de radarización deberá continuar, dotando a los sistemas como ECM, IFF, comunicaciones seguras, como también de infraestructura adecuada. Dado lo sensible de estos sistemas, la ejecución de obras deberá estar en manos de la propia FAA, a través del Grupo de Construcciones propuesto o llegado el caso en cooperación con Ingenieros del Ejército;
  6. estudio de factibilidad de adquirir un avión AEW/C de segunda mano como S- 2 Hawkeye;
  7. completar el lote de helicópteros Mi 17 IV;
  8. helicópteros que reemplacen el sistema Lama,
  9. inversión en sistemas no tripulados, como también de contar con medios de vigilancia electrónica, inteligencia, adquisición de objetivos, operaciones nocturnas;
  10. Seguridad en comunicaciones y medidas de protección de sistemas informáticos;

 

Quedan fuera necesidades en materia de modernización de sistemas de artillería AA, aeronaves de alerta temprana, aviones de transporte en reemplazo de los F27 y F28, como también los aviones Boeing 707, dados de baja hace años.  Asimismo consideramos que razones de índole política también dificultan la selección de un avión de caza en reemplazo a los sistemas Mirage.

 

Es imperioso estudiar procedimientos nuevos de adquisición, como lo han hecho otros países, para reducir el impacto de las compras en los presupuestos nacionales.  En su momento el Reino Unido en un programa de compra de aviones A330 MRTT de transporte estratégico y con capacidad de reabastecimiento, puso en práctica una modalidad sumamente interesante, que fue la siguiente:

  1. creación de un consorcio para gestionar el programa;
  2. adquisición de aeronaves nueva y usadas y adaptadas para usos militares y civiles;
  3. las aeronaves se dividieron en tres grupos, un segmento a servicio completo de la RAF, otro grupo a ser operado un determinado número de horas, quedando los fines de semana disponibles para vuelos civiles; y el último grupo operado por aerolíneas civiles, que en casos de crisis deberán estar disponibles para su uso militar;

 

La necesidad de un verdadero caza. Razones para no adquirir un avión tipo LWF/LIFT.

 

En medios especializados se ha venido desde la caída de la posibilidad de adquirir los IAI Kfir 2000, la compra de un “caza ligero” más precisamente el KA50, lo que ha generado algunas controversias, no solo por el costo del contrato, que rondaría los US$ 1.000 millones, sino por si dicho tipo de aeronave es lo que realmente precisa nuestra FAA.

 

El caza ligero o LWF está estrechamente ligado a contar con un avión de bajo coste de adquisición y operación. En su momento este tipo de aviones se basaba en una aviónica sencilla, capacidad aire aire de corto alcance, y uso de bombas no guiadas. Así observamos proliferar aviones como el Mig 21 o el F5 en los cielos de muchos países subdesarrollados.  El tiempo ha pasado y los cambios en materia tecnológica implican nuevas exigencias, lo que repercute en los costos de producción, operación y mantenimiento de los nuevos sistemas de armas.

 

Las exigencias requieren que los LWF estén en capacidad de llevar una serie de sistemas a bordo, aviónica de avanzada, sistemas de contramedidas, uso de armamento guiado,  por ende el costo lo acercaría a un caza tradicional. Un ejemplo fue el Tigershark, presentado como caza ligero, pero que por sus costes, cuando se lo comparaba en relación al F16, las diferencias no eran muchas y por ende quedó fuera de la posibilidad de competir en el mercado internacional

 

En su momento diversos aviones de entrenamiento avanzado, derivaron en versiones con mayores prestaciones, especialmente en materia de armamento. Así vimos nacer modelos como el AMX, el MB339, Alpha Jet o el Hawk. En este último caso tuvo diversas versiones, llegando a contar con radar APG 66, similar al que emplean los A-4AR, pero otra vez el tema de los costes de adquisición generan dudas, especialmente al compararlo sobre aviones caza de segunda mano con prestaciones mayores, a pesar de los años de uso. En un artículo de hace varios años, Sergio Coniglio, indicaba que las versiones de “caza ligero” como el checo L159 o el británico Hawk, adecuados para misiones de entrenamiento, no lo eran para maniobras que requieran un gran. ”Ángulo de Ataque”.[5]  Siguiendo al citado experto, otra opción, son los llamados entrenadores de acompañamiento, destinados no solo mantener a los pilotos “listos para el combate” a un menor coste, sino para ser empleados en escenarios secundarios y evitar el empleo de cazas más costosos y disminuir riesgos evitables. Otra vez entra en debate la cuestión de los costos. Coniglio dice que la cuestión clave  es cómo conseguir de forma razonable los considerables ahorros necesarios para producir un avión de caza de última generacion y realmente ligero. La única solución práctica parece ser una reducción importante en los requisitos sobre la capacidad de combate multimisión.

 

El citado experto presenta como soluciones en torno al concepto del LWF:

-          adoptar el concepto JSF de la USAF, en el cual el LWF actuaria dentro de un “sistema de sistemas” de orden superior, el cual proporcionaría funciones C2, pero dado los costos y complejidad tecnológica, solo sería viable para un país como Estados Unidos u otros aliados importantes de la OTAN;

-          uso de un pequeño número de cazas pesados de dos asientos y alta tecnología como puestos de mando táctico aéreos volantes, para coordinar una flotilla de aviones ligeros. Este concepto fue aplicado por Rusia con aviones Mig31 y Su30,

 

Las características de los LWF, indicarían que están pensados para operaciones de baja intensidad o teatros secundarios, de combates aéreos frente a aeronaves de características similares y operaciones de apoyo a fuerzas terrestres. El autor sugiere que para estos menesteres, que dado las restricciones presupuestarias, la opción a un LWF, sería contar con aviones tácticos, derivados de aviones de entrenamiento avanzado, para misiones de patrulla armada, cierta capacidad aire aire de corto alcance y ataque a blancos terrestres.

 

La idea del caza ligero, sigue siendo objeto de estudio de varias fuerzas aéreas, incluso de países líderes, pero el ahorro que se pueda obtener, dado las exigencias operacionales impuestas para dicho tipo de avión, no sería muy relevante frente a un caza medio/pesado.  Los recientes concursos para selección de un caza, han puesto en evidencia que se han optado por cazas propiamente dichos, adquiridos en menor número, pero cuyas prestaciones son superiores a la de los LWF.

 

La Argentina debería reconsiderar la oferta coreana, no solo por las prestaciones del avión, sino por cuestiones financieras y también políticas. Tengamos en cuenta que dicha aeronave tiene estrecha relacion con sistemas desarrollados en los Estados Unidos. Esto políticamente puede ser una restricción para que los aviones sean dotados de capacidad mas allá del alcance visual (BVR), con su radar asociado y además de otros sistemas de armas avanzados. Siempre hay que tener la influencia británica en el marco de futuras negociaciones.

 

Operaciones en apoyo a la seguridad interior.

 

En atención al decreto de emergencia de seguridad, y dado la necesidad de mayores recursos para limitar los vuelos de numerosas aeronaves que vulneran la soberanía  de nuestro espacio aéreo, requiere medios adecuados para disuadir su ingreso.  Asimismo se observa un creciente interés por parte del gobierno de incrementar recursos en el control de fronteras. La ley 24059 de seguridad interior provee de una serie de elementos que permite a las FFAA, participar en operaciones que contribuyan la seguridad interior. 

 

En su momento propusimos crear una estructura de apoyo a la seguridad interior, que debería ser incluida en el marco de la reestructuración de las FFAA:

  1. Centro de comando, dotado de recursos tecnológicos punteros, para facilitar la coordinación de las fuerzas de interceptación terrestres, anfibias, y aéreas. Las infraestructuras existentes en la localidad bonaerense de Merlo, pueden servir de base para la creación del citado centro de mando. Ello ni impedirá la constitución de centros de mandos locales;
  2. Subsistema de Alerta Temprana y Detección: formado por una flotilla de aeronaves militares desplegadas en hangares de alta seguridad, radares del sistema SINVICA, vehículos aéreos no tripulados. Las  aeronaves deberán contar con capacidad de alerta temprana (AEW/C), guerra electrónica, modernos sistemas de vigilancia todo tiempo,  sistemas fijos con globos aerostáticos, radares móviles, etc.
  3. Fuerzas de Interceptación: formadas por medios aéreos para interceptar y disuadir vuelos ilegales (aviones IA-63 Pampa e IA-58 Pucará), y transporte de grupos móviles especiales de las fuerzas policiales y de seguridad. Las FFAA cuentan con recursos proveer la movilidad terrestre, aérea y fluvial para dichos grupos.  Las FFAA a través de sus medios aéreos podrán brindar un eficaz apoyo a las FFSS, incluyendo la posibilidad que los cuerpos aéreos de dichas fuerzas queden bajo control operativo militar.
  4. creación de zonas de defensa aérea, con sus centros de detección y control, que aunque la información esté centralizada en Merlo, deberán estar en capacidad  de operar en forma autónoma. 

 

Las Fuerzas de Seguridad sin ninguna duda compiten con las FFAA, en el marco de la batalla “presupuestaria”. Es por ello que es preciso hacer valer que concentrar los recursos de inversión en bienes de uso dual en las FFAA, implicará importantes ahorros.

 

Las operaciones en apoyo a la seguridad interior significarán la posibilidad de obtener recursos especialmente para continuar con programas de radarización, adquirir medios de transporte, enlace, sistemas de comando y control, comunicaciones, e inteligencia, así como la posibilidad de obtener recursos para el programa Pampa y su evolución GT.

 

FINAL

 

La FAA está atravesando una crisis sin precedentes como consecuencia de la ausencia de una Política de Defensa Nacional, agregándose una política deliberada de asfixia presupuestaria, que ha respondido a cuestiones netamente ideológicas.  La negación de de hipótesis de conflicto, responde a prejuicios ideológicos y también a la existencia de advenedizos en la conducción del área de defensa. Negar que existen escenarios de conflicto, es directamente negar la existencia de intereses nacionales por defender.

 

Existe un contexto internacional de creciente ilegalidad, donde las organizaciones internacionales como Naciones Unidas pierden terreno como escenario de de debate, para volver a una suerte de diplomacia de “cañoneras”. Los conflictos se dirimen ya sea por acciones directas o por intermedio de otros actores, estatales o no estatales. En este clima de ilegalidad creciente, los Estados deben contar con herramientas adecuadas para su supervivencia.

 

En este panorama complejo, encuentra a la Argentina sin una adecuada organización de inteligencia estratégica, sin un sistema de defensa funcionando – a diferencia de sus vecinos – y con fuerzas armadas en un estado crítico. Los espacios vulnerables desde el punto de vista de la seguridad nacional, tienen una débil presencia del Estado.  El liderazgo político no es consciente que frente a las costas argentinas existe una base militar extranjera, en un territorio detentado ilegalmente y que constituye un escenario de conflicto, que requiere para su resolución, la presencia del Estado argentino en la vulnerable región austral, con todas las herramientas que tenga, y eso incluye la presencia militar.  La soberanía no solo es una cuestión jurídica o política, sino que esta debe ser ejercida plenamente.  Eso no solo afecta espacios terrestres, marítimos o fluviales, sino también aéreos.

 

En nuestro espacio aéreo, la Argentina ejerce una soberanía más que limitada, al no contar con herramientas para tener una presencia efectiva.  En estos últimos quince años hubo importantes cambios en materia aeronáutica, creando organismos redundantes, mucha improvisación, y quitando capacidades a la Fuerza Aérea, mientras que por otro lado, se le exigía mayores responsabilidades.  En el marco de este retroceso hemos visto como la BAM El Palomar se transformó en un aeropuerto civil, invirtiendo dinero que antes le era negado a la institución. Dicha base no solo tiene valor histórico, al ser “cuna de las Alas Argentinas” sino desde el punto de vista militar, por estar en un área donde se encuentran unidades militares logísticas, centros industriales que pueden proveer de diversos bienes de utilidad para la defensa y permitir el apoyo al despliegue de fuerzas tanto en territorio nacional, como fuera de el. En otras palabras los recursos generados por los operadores civiles de El Palomar, podrian haberse utilizado para financiar la mejora de los medios de la FAA

 

En el marco de constantes contradicciones observamos un duro ajuste fiscal sobre las FFAA. Las promesas sobre el llamado Fondo Nacional de Defensa, genera dudas ante las idas y venidas por razones ideológicas en materia de defensa, cambios reglamentarios, estructuras y la falta de planes concretos, de que el dinero prometido beneficie en algo a la FAA

 

En estas graves circunstancias se plantea el desafío de que hacer. El actual estado de cosas llevará a la FAA a su extinción como tal. A nuestro modesto juicio, deberían adoptarse medidas drásticas, no exentas de polémica, para que la FAA pueda sobrevivir y retener ciertas capacidades que permitan en el futuro, recuperar su rol en el sistema de defensa.

 

Las medidas propuestas abarcan la reducción de brigadas aéreas, la baja de material al final de la vida útil, la reducción de personal (a fin de reducir costos en esta área), la reducción del número de bases aéreas, la fusión de las escuelas de suboficiales, la decisión sobre LADE en atención a la presencia de aerolíneas controladas por el Estado y su reemplazo por una Reserva Aérea Civil. Asimismo es propuesto un sistema de reservas activas, que permitan convocar anualmente personal para diversas especialidades, inclusive pilotos, y movilizar recursos en casos de crisis o de emergencia (por ello se propone crear una fuerza aérea auxiliar).  A través de este sistema de reservas, se plantea mantener la presencia de la FAA a lo largo del territorio nacional.  El sistema de reserva civil permitiría movilizar en plazos abreviados, aviones que puedan ser empleados para movilizar personal militar, cargas. En el caso de la fuerza aérea auxiliar (modelo vigente en Estados Unidos) le permitiría a la institución movilizar recursos en operaciones de apoyo a la comunidad, seguridad interior, como también en actividades de interés de la defensa nacional.

 

En el plano de equipamiento solo vemos factible el plan de radarización, mejoras en las comunicaciones y el fortalecimiento de capacidades de entrenamiento, ataque liviano, transporte, desarrollo de capacidades SAR, control del espacio aéreo en tiempos de paz, inteligencia, adquisición de objetivos y reconocimiento.

 

Este trabajo tiene como objeto promover un debate constructivo sobre las medidas a tomar en el marco de programas de ajuste, generar recursos, adaptarse a la dura realidad para que la institución sobreviva.

 



[1] MIDDELDORF, Eike. Manual de Táctica II. Volumen 531. Biblioteca del Oficial, Círculo Militar, 1963, pág. 217.

[2] Idem.

[3] La Reserva  Aérea Civil estaría compuesta por medios aéreos de operadores privados, que en tiempos de crisis/emergencia, deberían estar a disposición de la FAA, con sus tripulaciones y en estado óptimo de alistamiento/mantenimiento.

[4] Nota del Autor. A través de un cuerpo como este, podrían movilizarse recursos civiles de aeroclubes para misiones SAR, patrulla, reconocimiento, vigilancia, enlace, transporte ligero, MEDEVAC, promover la cultura aerospacial, y mantener una presencia territorial de la FAA en diversos puntos del país.

[5] CONIGLIO Sergio: “El caza ligero: Una necesidad (re)emergente? Tecnología Militar nro. 1/99, página 81.

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