GEOPOLITICA ARGENTINA EN EL SIGLO XXI

 




La Geopolítica pareciera ser una palabra olvidada en el tiempo, algo limitado a las escuelas militares. Los tiempos actuales ponen en evidencia su valor. Rusia es el ejemplo claro de cómo su gobierno tiene una plena “conciencia” en materia geopolítica, explotando hábilmente el conocimiento de esta disciplina. Sus éxitos en el plano internacional se deben a una visión realista de esta disciplina, entre otros factores. En distintos conflictos observamos que este concepto mantiene plena vigencia. La Argentina no es la excepción. En este trabajo traemos una visión muy reducida de la Geopolítica Argentina en el marco del siglo XXI.

 

Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Corresponsal Diario El Minuto para Argentina

 

 

Las características geopolíticas de la Argentina podemos resaltar los siguientes elementos

a.        “Península” que se sumerge en el Hemisferio Austral, siendo un país aguas abajo respecto a la Cuenca del Plata.

b.       El espacio terrestre se caracteriza por tener amplias llanuras que abarcan el 54% del territorio, seguido por montañas (24%) y mesetas (22%). Obviamente dichas grandes áreas tienen importantes diferenciaciones en lo que respecta a clima, flora, fauna, y diferentes estructuras productivas.

c.        8° país del mundo en extensión.

d.       Posesión de unas de las pocas llanuras fértiles del mundo – la región pampeana.

e.        Grandes vacíos demográficos en el norte y sur del país.

f.        Población homogénea concentrada mayormente en la región pampeana, con una importante clase media, en retroceso los últimos veinte años.

g.       Desarrollo desequilibrado de las distintas regiones que componen en el país, con una clara indicación de concentración de poder económico y demográfico en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

h.       Espacio marítimo que abarcan tres millones de kilómetros cuadrados, incluyendo los espacios que rodean las islas ocupadas por Gran Bretaña y la Antártida. 

i.         Importantes recursos ictícolas y potencial existencia de hidrocarburos y minerales.

 

FACTORES GEOPOLÍTICOS ESTABLES

 

Situación, ubicación y límites: estado situado en el cono sur sudamericano, que comprende un área continental con 2.791.810 Km2 (70% del territorio nacional), el ámbito antártico con de 965.597 Km2, un sector insular con cercana a los 33.000 Km2 y comprende la parte oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego (20.400 Km2); las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur; la Isla de los Estados y otras menores del Atlántico Sur[1]. En lo que respecta a los límites, el país tiene fronteras con Bolivia (740km.), Brasil (1.130 km.), Chile (5.300 km.), Paraguay (1700 km.) y Uruguay (885 km.). Además el país cuenta con más de 4.000 km de litoral marítimo. Superficie: 3.761.274 km2

 

Factores geográficos

La Argentina es un país que por su ubicación geográfica está alejada de los centros mundiales de poder, su patrimonio geográfico abarca una gran superficie terrestre (más de dos millones ochocientos mil kilómetros cuadrados), y un extenso espacio marítimo que incluye una de las plataformas continentales más importantes del mundo, a lo que cabe agregar los territorios antárticos reivindicados por la Argentina. La existencia de un extenso litoral marítimo – más de 4.000 kilómetros – define a nuestro país como una nación marítima. El país cuenta con 14.500 kilómetros de fronteras con cinco Estados, tanto terrestres – teniendo a la Cordillera de los Andes como barrera natural – como fluviales, de los cuáles solo algunos son navegables: Uruguay, Paraguay, Paraná y del Plata. Este último constituye la vía de salida de la Cuenca del mismo nombre, y donde se encuentra la Ciudad de Buenos Aires, principal puerto del país, además de ser su centro político, económico, financiero y cultural con proyección regional.

 

El espacio terrestre se caracteriza por disponer de un importantes áreas aprovechables (un 76% para Jorge Fraga), que superan el término medio mundial, a lo que cabe agregar la existencia de importantes acuíferos subterráneos, así como de zonas claramente diferenciadas por la variedad climática y fitogeográfica. Finalmente las islas del Atlántico Sur se encuentran no solo alejadas del territorio continental, sino que están ocupadas por Gran Bretaña, quién ha extendido su soberanía sobre importantes espacios marítimos circundantes a las islas.

 

FACTORES GEOPOLÍTICOS VARIABLES

 

Factores históricos y los ciclos geopolíticos

Las corrientes colonizadoras provienen desde el Norte (Alto Perú y Asunción), el Este (Río de la Plata) y Oeste (Chile) que definieron la conformación y distribución de la población en la evolución del país, siendo la región más poblada el Norte del país, vinculado económicamente al entonces virreinato del Perú. La rivalidad con Portugal sobre el control de la región del Plata llevó a la creación del Virreinato del Río de la Plata en oposición geopolíticas a las posesiones portuguesas en Brasil, dando paso a la aparición de los diferentes ciclos geopolíticos de expansión, desarticulación, consolidación, reenxpansión, consolidación, retroceso y retroalimentación.

 

La unidad política y económica del virreinato es destruida por las luchas por la independencia y la incapacidad de establecer un centro de poder lo suficientemente fuerte para mantenerlo unificado – etapa de desarticulación (1810-1833) – dando paso al régimen de Rosas (etapa de consolidación) que impide el desmembramiento definitivo del país. Tras su caída se suceden cruentas luchas intestinas, una guerra exterior (Guerra del Paraguay), en el cual emerge  Buenos Aires como centro de poder político y económico se impune a los caudillos provinciales, lo que permitió la consolidación de la unidad nacional y la incorporación de los territorios en el norte – región del Chaco – y en el sur – la Patagonia – teniendo como hito más importante la instalación en 1904 de un observatorio en el continente antártico, más precisamente en las islas Orcadas del Sur (período de rearticulación y consolidación, 1854-1884). Hacia 1880 la Argentina ha completado su organización y el poder se halla en manos de una clase urbana oligárquica europeizada que no tardó en tomar conciencia del valor que tenía en sus manos: “un inmenso territorio, que tenía una variedad de climas y era, sobre todo en las fértiles e infinitas pampas, apto para un desarrollo agrícola”[2]. Dicha clase acordó un pacto no escrito con Gran Bretaña – a sazón primera potencia mundial - nuestro país construiría una economía complementaria a la británica, produciendo carne y cereales para intercambiarlos con manufacturas. Los beneficios permitieron financiar importantes obras de infraestructura que integra las distintas regiones con el puerto de Buenos Aires, universalizar la educación y atraer un importante número de inmigrantes de Europa. (ciclo de consolidación 1884- 1945).

 

El aislamiento geográfico del país permitió estar al margen de las dos grandes conflagraciones mundiales, con algunos incidentes menores, lo que permitió tener un mayor grado de libertad de acción que otros países de común origen. El particular “contrato” anglo – argentino permitió la inserción del país en la economía mundial obteniendo importantes beneficios aunque de carácter transitorio, situación que quedó reflejada en la crisis de 1929, situación que llevó a la revisar el contrato con Gran Bretaña, aunque en términos menos favorables.

 

El gobierno de Juan D. Perón rompió con el citado contrato con la idea de crear un modelo menos dependiente y más redistributivo, que fracasó, dado que no supo romper con la tradicional dependencia del sector agro – exportador. En el plano geopolítico se inicia un proceso de expansión materializado con el decreto 14.708/46 extendiendo la soberanía nacional sobre el mar epicontinental y la plataforma submarina. Posteriormente por ley 17.094 de 1966, durante el régimen de Onganía,  se extendió la soberanía nacional hasta las doscientas millas, situación que perduró hasta 1998 cuando se ratificó la III Convención de las Naciones Unidas de Derecho del Mar. Este proceso de expansión finalizó con la derrota militar en la Guerra de Malvinas.

 

La creación del MERCOSUR y la promoción de diversos mecanismos de distensión y cooperación terminaron con años de rivalidad geopolítica con Brasil, y mejoran sustancialmente las relaciones con Chile, quedando latente el conflicto del Atlántico Sur con el Reino Unido y el problema de la Antártida en la cual se superponen los reclamos de Argentina, Chile y el Reino Unido.

 

Factores poblacionales

La población se estima en 45 millones, distribuida de manera desigual destacándose un alto nivel de concentración en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde se concentra el 30% de los habitantes en unos 3.800 km2[3], frente a importantes vacíos demográficos en el norte y en el sur – Patagonia – donde habita aproximadamente el 4.5% de la población, a esto se une la reducida tasa de crecimiento demográfico que ronda en el 1.6%.

 

Otras de las características de la población argentina lo constituye su relativa homogeneidad (mismo idioma, mayoritariamente católica, etc.), la inexistencia de problemas raciales serios, un alto índice de urbanización, que alcanza el 87%, con sus secuelas (aparición de aglomeraciones urbanas de importancia tales como el Gran Rosario, Gran Córdoba en constante crecimiento por las migraciones internas, apareciendo barrios de “emergencia” e importantes bolsones de pobreza),  la existencia de una importante clase media, en retroceso estos últimos veinte años, y relativos elevados índices de alfabetización. En estos últimos años se ha incrementado la migración de un número significativo de ciudadanos bolivianos, así como de chinos. La gran masa migratoria tiende a concentrarse preferentemente en las grandes ciudades, especialmente en el denominado Gran Buenos Aires, contribuyendo mayoritariamente a engrosar la pobreza existente de las grandes urbes del país. Respecto a la presión demográfica, Jorge Fraga nos dice que esta es ejercida en el noreste por brasileños, en el norte por paraguayos y bolivianos, y en el sur por chilenos.

 

Factores socio culturales

Los aspectos destacables respecto a los factores socio culturales de la Argentina abarcan la existencia de una confusa identidad nacional, que hace que la sociedad sea propensa a verse y definir sus intereses “desde afuera, desde los otros, desde el espejo, por lo cual, frecuentemente pensamos, sentimos, deseamos y actuamos según lo hagan nuestros principales “grupos de referencia” externos, que son normalmente los países líderes del mundo occidental”. El pendularismo nacional, es otro rasgo distintivo de la sociedad argentina a lo largo de los últimos cincuenta años, oscilando del triunfalismo al derrotismo (caso Malvinas), del estatismo extremo a un modelo de libre mercado, tan exagerado como el anterior, a lo que cabe agregar el verbalismo retórico, que hace creer que decir o escribir sobre algo – incluso una ley – es sinónimo de ejecución, demostrando una clara dificultad de pasar de los dichos a los hechos, afectando seriamente por ejemplo la ejecución de políticas con continuidad en el tiempo, con alguna rara excepción.

 

La escasa racionalidad reflejado en la improvisación e imprevisión, siendo ejemplo de ello el área de seguridad y defensa del país, que posiblemente está ligado con el facilismo – concepto que encierra la idea de hacer creer a muchos tanto dirigentes como ciudadanos, que la ejecución de determinadas políticas puede ser rápido, fácil y de efectos inmediatos – y con el voluntarismo, muy común en la sociedad argentina al considerarse que con la simple voluntad se puede alcanzar lo que se desea o necesita. La combinación de estas características da origen a un tipo de voluntad irracional, inmediatista y de corto alcance, inserta especialmente en importantes sectores de la dirigencia nacional, lo que ha impedido la búsqueda de soluciones, así como su implementación, a numerosas problemáticas nacionales.

 

Otros aspectos negativos destacables incluyen el individualismo, escaso interés por el mundo exterior, mantenimiento de determinadas tradiciones culturales solo en el interior del país, frente a un Gran Buenos Aires distante y con poco sentido nacional, carencia de una conciencia nacional marítima, importante éxodo de mano de obra altamente calificada al exterior, e incremento de la brecha entre los sectores de menores recursos y los de mayores, aspecto que incluye una importante retracción de la importante clase media los últimos veinte años.

 

Los aspectos socio culturales positivos incluyen el talento nacional, entendiéndose como una fuerte capacidad – innata o adquirida – para encontrar una rápida solución a los diferentes problemas y desafíos, sin tener que realizar importantes esfuerzos para adaptarse a las nuevas circunstancias, pero si esta capacidad es exagerada da paso al facilismo y al voluntarismo. Junto al talento encontramos la energía nacional la energía nacional, percibida como una gran fuerza vital, que hace que la sociedad argentina sea sumamente dinámica y la subsistencia de la vocación de grandeza nacional – hoy sumamente degradada – reflejado en la idea de “Argentina potencia”.

 

Nuestro país recibió a millares de inmigrantes situación que influyó notablemente en el desarrollo y conformación de la sociedad argentina actual, según un trabajo del sociólogo argentino José Miguens en el cual nos señala que los Estados Unidos multiplicó su población por cuatro en noventa años y Chile lo hizo en ciento diez años, la Argentina entre 1870 y 1960 – excluyendo las dos guerras mundiales – multiplicó su población por diez. Esta realidad es calificada por el sociólogo citado, como un verdadero milagro y una verdadera excepción, puesto que otros países hubieran estallado con el aporte migratorio que recibió nuestro país. No cabe duda que gran parte de la asimilación se debió al sistema educativo establecido por la ley 1420 (Ley Lainez) y la ley 4031 de servicio militar obligatorio.

 

Actualmente las principales corrientes migratorias provienen de países vecinos – especialmente bolivianos – que engrosan el creciente número de habitantes de las grandes aglomeraciones urbanas, como el Gran Buenos Aires, siendo absorbidos en el circuito de la economía informal. Otro importante grupo inmigrante son los chinos que han adquirido un importante papel en el comercio minorista y la aparición del fenómeno de los venezolanos, por la crisis de su país de origen.

 

Factores económicos

En los años 40-50, la Argentina tuvo una política de sustitución de importaciones, orientada a satisfacer la demanda de un mercado doméstico reducido. Este modelo se caracterizó por su vulnerabilidad, dado que el ingreso de divisas, recaían en el sector agroexportador. Su competitividad dependía de una moneda local  barata. Es por ello que las devaluaciones, tenían su impacto. El sector agrícola con precios competitivos para el exterior, mejoraba su rentabilidad, pero puertas adentro, los precios subían. La inflación era una realidad. Esto también afectaba al sector industrial, que era dependiente de la importación de elementos esenciales para su funcionamiento, entre ellos productos intermedios, determinadas materias primas, combustibles e insumos de la industria pesada. La devaluación significaba – y lo sigue haciendo – el incremento sustancial de bienes de producción local.  Sucesivos gobiernos aplicaron recetas aptas para países industrializados, con sus consecuencias, el agravamiento de los desequilibrios de la economía argentina.

 

La relación de intercambio antes descripta, que se deteriora permanentemente, se ve agravada por un sector público deficitario y sobredimensionado. El peso de un Estado deficitario termina en inflación, recesión y pobreza. Este modelo económico no ha hecho más que condicionar a la Argentina y mantenerlo como un país subdesarrollado. El país tiene otros condicionamientos como la ineficiencia del sector público,  la falta de seguridad jurídica, una infraestructura deficitaria y elevados niveles de corrupción.  Romper con este modelo, implica reformas estructurales, con su costo político y social, pero necesarios para evitar que el país siga en este rumbo, que tendrá como consecuencia, situaciones de violencia y mayores niveles de pobreza, potenciando vulnerabilidades y poniendo el riesgo la viabilidad del estado nación a largo plazo.

 

En los 70 comenzó el drama de la deuda externa, que junto a la política económica llevada a cabo se inicia un proceso de desmantelamiento del sector industrial, incremento del déficit fiscal y descontrol inflacionario. Esta situación es heredada por el gobierno constitucional de 1983 quién no puede afrontar la crisis y la profundiza dando paso a las reformas de la década del 90.

 

Durante de década del 90 se inició la llamada reforma del Estado que incluyó la privatización de casi la totalidad de las empresas del estado, entre ellas de alto valor estratégico como la petrolera estatal – YPF – y la reducción de las estructuras administrativas del Estado y la transferencia de competencias y funciones a autoridades locales. Este proceso llevó a la reducción del estado nacional a la mínima expresión, que significó la desaparición del concepto de “estado de bienestar” con un alto costo social, que hasta el día de hoy repercute en la nación. A este escenario cabe agregar el incremento del endeudamiento externo para financiar el déficit fiscal condicionando las decisiones del país a las “recetas” y otros tipos de imposiciones desde organismos multilaterales de crédito.

 

La Argentina a pesar de las reformas sigue siendo un país que depende del sector agropecuario que arroja las siguientes cifras (aproximadas):

a.        la superficie cultivada: 30 millones de ha.

b.       94 millones de toneladas de producción entre soja (45 millones), trigo, maíz, y girasol (50 millones).

c.        Stock ganadero es de 55 millones de cabezas (igual que en 1997) con  tendencia a la baja y la consecuente de pérdida de mercados de exportación.

d.       El sector significa el 13% del PBI y el 48% de las exportaciones, sobre un total de US$ 63.000 millones.

e.        1.3 millones de personas trabajan en el sector, de las cuáles solo 325.000 están registrados en la seguridad social. El ingreso promedio de los trabajadores registrados es de 1100 pesos, frente a 900 pesos de los empleados no registrados. Por otro lado hay una fuerte presencia de trabajo infantil – menores de 13 años – vinculados a las huertas y cuidado de animales para el consumo del hogar.

f.        75% de las tierras pertenece al 9% de los productores agropecuarios, dejando en claro un elevado índice de concentración de la tierra en un reducido número de propietarios.

 

En materia industrial el país cuenta con una importante industria liviana cuya producción está orientada al reducido mercado interno y depende para su supervivencia de diversos estímulos y medidas proteccionistas, tales como una tasa de cambio competitivo, protección arancelaria y diversos regímenes de promoción industrial con su correspondiente costo para el fisco. Por otro lado se observa una escaso desarrollo de las industrias de base y pesadas, concentradas – como gran parte del sector industrial – en una estrecha franja que abarca desde Gran Buenos Aires hasta Rosario, el resto del país solo existen núcleos, siendo el más importante el de Córdoba.

En materia energética la situación es la siguiente:

a.        distribución del potencial hidroenergético: Noreste, 35.6%; Comahue, 27.1%;  Litoral 23.8%;

b.       la reserva de Vaca Muerta en materia de gas y petróleo no convencional, según estimaciones de 2019, 17.169 millones de m3 de crudo y 156.000 billlones de m3 de gas.

c.        Producción de petróleo, 28.3 millones de m3, que ha recuperado su potencial desde 2017. El ministerio de energía señaló abril de 2018 la producción de gas y petróleo registró un crecimiento interanual de 4,8% y 7,2% respectivamente respecto al mismo mes del año anterior. El gas no convencional incrementó su producción un 29,6% respecto de abril 2017.

d.       carbón: Río Turbio, 580 millones de toneladas; 7350 millones de toneladas de lignito en la Cuenca del Río Coig (Coyle).

 

Los relevamientos del potencial energético del país abarcan las fuentes señaladas ut supra, además de las minas de uranio; agregándose a dichas fuentes otras no relevadas en profundidad como son la energía mareomotriz (donde solo existen algunos estudios); geotérmica (zona de Copahue); eólica (existiendo en Chubut “granjas eólicas”) y de biomasa, fuente de gran potencial no solo por la importante actividad agropecuaria – al poder utilizarse materia orgánica de origen vegetal y animal – sino al poder ser una herramienta eficaz para dar solución – en parte - al problema de la disposición final de los desechos del Area Metropolitana.

 

El sector energético sufrió importantes cambios a raíz de la denominada reforma del estado de la década del 90, destacándose la apertura del sector a la inversión privada, incluyendo la industria petrolera que hoy día está totalmente privatizado. Hoy día la producción eléctrica mayoritariamente está en manos de centrales térmicas – con un 60% - seguido por centrales hidroeléctricas (30%) y por último por centrales nucleares (6%). El marco regulatorio promovió la orientación de las inversiones en centrales térmicas por las siguientes razones: ingreso virtualmente irrestricto al mercado de todos aquellos interesados en generar energía, el relativo bajo costo de construcción, menor tiempo de entrada en servicio (uno o dos años), ubicación cercana a los grandes centros de consumo con el consiguiente reducción de costos en el transporte. Mientras tanto en otros sectores no han tenido inversiones significativas, excepto el sector nuclear, centrándose el esfuerzo en la terminación de la central Atucha II. Existe un programa nacional de estimulo a las energías renovables, teniendo como hito la inauguración en los primeros días de octubre del parque solar Cauchari en la provincia de Jujuy, ocupan 800 hectáreas, con un potencial anual de 23.000 MW/h. El sector de energías renovables tiene un gran potencial. Por ejemplo el sector eólico, ya alcanza los 944 MW, presentes en la región Centro (48 MW), Buenos Aires (256 MW), Comahue (40 MW), Noroeste (58 MW) y la anteriormente mencionada Patagonia (542 MW). El sector ya cubre el 5% de la demanda nacional.

 

Actualmente en materia petrolera y gas el país demanda fuertes inversiones para no convertirse en un país importador. Las inversiones no solo se precisan en materia de exploración en el continente y en el mar – mucho más costoso – sino en transporte y refinación para satisfacer una creciente demanda interna. Las grandes reservas de gas y petróleo no convencional, en la zona de Vaca Muerta,  ha generado un creciente interés de importantes empresas de Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia, dado el enorme potencial. En materia de gas, Argentina se posiciona como una de las principales reservas globales de este tipo de recurso.

 

La minería ha tenido un importante desarrollo gracias a un nuevo régimen jurídico – no exento de críticas – con importantes inversiones en las regiones de Cuyo (San Juan, Catamarca) y la Patagonia (Chubut y Santa Cruz). Dichas explotaciones, como las de petróleo y gas están cercanas a zonas de fronteras con fuertes carencias en materia de infraestructura de transporte. El sector minero genera escaso valor agregado, precsa una reforma del Código vigente y una nueva política, para que el gran potencial minero genere valor agregado y mayores ingresos al fisco, además de promover el desarrollo y radicación de población en áreas sensibles a la seguridad nacional.

 

Los espacios marítimos nacionales tienen una importante riqueza pesquera que es objeto de constantes violaciones a los cupos fijados por la Autoridad de Aplicación, agregándose la disponibilidad de exiguos medios para aplicar la ley en dichos espacios sujetos a la jurisdicción nacional. Un dato a destacar, que las aguas detentadas por Gran Bretaña, por su presencia ilegal en las Islas Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur,  afectan al desarrollo del potencial pesquero del país, dado su política liberal que fomenta la sobrepesca. Asimismo es necesario regular la situación de la milla 201, donde la Argentina firmó el tratado correspondiente en 1995. pero nunca lo ratificó.       

 

La Argentina tuvo un elevado nivel de crecimiento económico hasta 2011. A partir de ese entonces, el país se estancó. Ello no impidió una explosión de gasto público, que no impactó en el desarrollo de infraestructura que requiere el país. El resultado de políticas erráticas terminó en un déficit fiscal del 7% PIB en 2015, nivel de pobreza de un 30% y un nivel de endeudamiento del 47% del PIB. la falta de una reforma estructural, tuvo sus consecuencias para el país. En 2019 algunas cifras representativas:

a.        PIB: US$ 915.125 millones. Renta per cápita US$ 26.537.  

b.       Deuda externa estimada en US# 205.000 millones.

c.        Nivel de pobreza.  34.5%.

 

El importante crecimiento en la primera década del siglo XXI,  no ha impedido el incremento de las desigualdades sociales, el crecimiento de asentamientos precarios en torno a las grandes ciudades y la subsistencia de importantes áreas postergadas, donde la situación social es alarmante, por ejemplo: región del Impenetrable en la provincia de Chaco. El déficit habitacional afecta a mas de 3 millones de argentinos. La problemática de la vivienda y de falta de acceso a determinados servicios afecta Se estima que la cobertura de agua potable en centros urbanos alcanza un 87%, cloacas un 58% y tratamiento de aguas residuales entre un 15 y 20%.  Datos del Plan nacional de saneamiento.  A pesar del esfuerzo realizado en estos últimos años, por ejemplo en lo referente al impacto que tiene esto en poblaciones más jóvenes casi el 50% de los niños de hasta 17 años sufre la falta de acceso a la conexión de gas natural y a la red de cloacas (Fuente infobae).

 

En materia de infraestructura de transporte “la situación que atraviesa no puede ser más negativa, dado que no existe ningún planeamiento coordinado ni estrategia nacional definida en materia de transporte por agua, puertos, vías navegables, marina mercante e industria naval”. A grandes rasgos podemos señalar lo siguiente:

a.        Puertos: existen 92 marítimos y fluviales. Solo el Puerto de Buenos Aires es de categoría A. En gran parte han quedado limitados en sus capacidades operativas, por falta de inversiones y el crecimiento de las ciudades que los rodean. Los puertos menores especialmente los patagónicos han recibido el impacto de la ruta nacional N° 3 y por la falta de inversiones importantes, que permitieran por ejemplo el establecer un centro de reparaciones navales que apoye a las importantes flotas pesqueras que operan en la zona.

b.       Elevado costo del flete marítimo, que ronda los US$ 30.50 y la reducida flota mercante nacional.

c.        Red ferroviaria radial y centrada en Buenos Aires, la gran parte inactiva y con necesidad de fuertes inversiones.

d.       Red caminera incompleta.

e.        Transporte aéreo con fuertes deficiencias - hoy estatizado - precisando fuertes inversiones en sistemas de control de tráfico aéreo moderno acorde a las normas de la OACI. La política de aerolíneas tipo low cost, ha tenido un buen desempeño, pero se aprecia que no hay consensos para una política de largo plazo al respecto.

f.        Utilización creciente de la HIDROVIA Paraguay – Paraná lo que ha llevado la realización de inversiones en torno a señalización y dragado facilitando el empleo del tramo Santa Fe – Canal Emilio Mitre de unos 600 kilómetros sean empleados por buques tipo PANAMAX.

 

 

Factores políticos

La organización política – institucional fue tardía, recién en 1860 cuando Buenos Aires se termina con los caudillos provinciales e impone el modelo agro exportador bajo la égida de la elite conservadora porteña. La relativa prosperidad, la inmigración masiva y el desarrollo cultural dieron origen a una burguesía dinámica que no tardó en reclamar el poder político, dando origen en 1916 al primer gobierno de un partido de clases medias. La llegada de Juan Domingo Perón, intérprete de las demandas de una importante clase obrera surgida al socaire del importante proceso de industrialización de los años 40 facilita la aparición en el orden laboral de poderosas organizaciones gremiales de estructuras rígidas altamente burocratizadas que conforman hoy día grupos de presión sumamente poderosos con fines propios, muchas veces ajenos a los de sus representados. A partir de 1955 con la caída del gobierno peronista, se inicia una etapa de alternancia entre gobiernos civiles y militares – en un contexto de peronismo proscrito – generando en la sociedad una profunda sensación de frustración ante un clima de constante inestabilidad política y económica, que en el marco de la confrontación de la Guerra Fría facilitaron la violencia de los ´70 entre organizaciones terroristas – que pretendían imponer los reclamos sociales por medio de la lucha armada – y el Estado que respondió ferozmente, acarreando consecuencias que hasta el día de hoy subsisten.

 

La normalización institucional de 1983 encuentra al país en una profunda crisis política y económica, la incapacidad de no poder llevar a cabo las reformas necesarias profundiza aún más la situación, llevando al gobierno justicialista electo en 1989 a emprender una serie de reformas con un alto costo social y económico que hasta el día de hoy repercute. La crisis política – institucional de 2001 no ha provocado grandes cambios, puesto que el  país padece de:

a.        instituciones sumamente erosionadas por la corrupción y desprestigiadas ante la sociedad;

b.       problemas de gestión que impiden la continuidad de políticas públicas a largo plazo;

c.        estado altamente centralizado en sus decisiones a pesar de existir un régimen federal, profundizando las desigualdades regionales;

d.       desprestigio de la clase política frente a la sociedad, gran número de partidos que se desarrollan en torno a personalidades, haciéndolos efímeros en la vida política al estar sujeto a la suerte electoral de sus líderes.

e.        Fuerte influencia de los medios de comunicación, y otros grupos de presión (sindicatos, cámaras empresarias) en la dirigencia política, imponiendo sus intereses sobre el bien común de la sociedad.

f.        Incapacidad de la clase política para lograr consensos sobre políticas a largo plazo.

 

Entre los factores políticos a considerar Jorge Alberto Fraga nos indica lo siguiente:

a.        política exterior cambiante, pero de signo “pacifista” inclinada a la no intervención, aislacionista, europeísta y opuesta a los Estados Unidos, excepto el período posterior a 1991-1999 de “alineamiento automático”.

b.       resolución de diferendos externos mediante usos pacíficos, generalmente perjudicando los intereses nacionales.

c.        la derrota de Malvinas impulsó a un mayor aislamiento internacional, desmantelamiento del Instrumento militar.

d.       Carencia de un planeamiento político – estratégico, incluido el militar, como elemento del poder político.

 

La debilidad institucional no impedido que la sociedad haya aceptado a la democracia como principio de legitimidad, igualmente el pueblo argentino es sumamente complejo, aumentada por su emotividad – como lo señaló en su oportunidad Rodolfo Terragno - capaz de mantener vivo el enconado enfrentamiento entre rosistas y antirrosistas, lo que implica un serio desafío para cualquier gobierno.

 

En el plano regional la Argentina se ha insertado en el MERCOSUR, lo que no ha impedido la existencia de diversos conflictos de carácter comercial con Brasil, por las importantes asimetrías económicas, el conflicto de las “pasteras” con Uruguay. Existe un importante consenso en la clase política sobre el valor del MERCOSUR, situación que está en controversia, dado la orientación que ha cobrado la política del gobierno del presidente brasileño Bolsonaro.  Asimismo la crisis de Venezuela, ha dividido opiniones en la región, lo que dificulta crear consensos regionales sobre determinadas circunstancias.  La crisis de Bolivia y Chile, donde hay un abierto cuestionamiento de un sector de la sociedad al orden establecido, plantea también desafíos en el plano regional.

 

Defensa

El año 1983 constituyó un antes y después para las FFAA argentinas comenzando una etapa de relación compleja con los gobiernos de turnos mezclándose cuestiones ideológicas, desconocimiento, economicismo y presiones externas. Los hechos más destacables fueron un nuevo marco legal para el sector, el desmantelamiento del otrora poderoso complejo industrial de defensa y la pérdida de capacidades por falta de presupuesto adecuado. En este duro contexto no impidió que se llevara a cabo exitosamente la abrupta profesionalización de las fuerzas con el fin del servicio militar obligatorio y la participación en misiones de paz bajo mandato de las Naciones Unidas de manera exitosa. Hoy día la situación es delicada por la degradación de los sistemas de armas. El hito más relevante fue la pérdida del submarino ARA San Juan, en un naufragio que se llevó a sus 44 tripulantes.  La ausencia de definiciones claras en la materia, lo que incrementa el grado de vulnerabilidad de la Argentina frente a un abanico de riesgos en el marco regional.

 

PROBLEMAS GEOPOLÍTICOS

 

Problemas regionales

Nuestro país tiene un desarrollo regional desequilibrado, con un claro indicio de concentración económica y poblacional en el Area Metropolitana de Buenos Aires agregándose la nueva situación que plantea el MERCOSUR que sin ninguna duda tiene repercusión en las diferentes regiones que componen el país.

1.       Cuenca del Plata

a.        pérdida de peso económico de la región del NEA en el PBI.

b.       Concentración económica en el Area Metropolitana. Zona que padece de serios problemas derivados de la falta de planificación: transporte, infraestructura básica, contaminación, superpoblación.

c.        Vacíos demográficos y sumergidos en la miseria (el Impenetrable).

d.       Creciente vinculación con la región de San Pablo, Brasil.

e.        Escaso esfuerzo en materia de inversiones en infraestructura de impacto regional.

f.        Cambio de orientación del tráfico comercial: de Norte Sur a Oeste – Este.

2.       Noroeste

a.        pérdida sustancial del peso relativo en el PBI.

b.       Economías monoproductoras.

c.        Lenta integración a Chile a través de la red de carreteras.

d.       Serios problemas en materia de transportes.

e.        Alto índice de sectores de población por debajo de la línea de la pobreza.

f.        Desarrollo minero en Catamarca.

g.       Desforestación de importantes sectores ante el avance de la frontera agrícola (soja) con un fuerte impacto social y ambiental.

3.       Patagonia

a.        baja densidad demográfica y escaso incentivo a la radicación de población.

b.       Escasa integración con el resto del país.

c.        Déficit de infraestructura.

d.       Economía sujeta a la producción de gas y petróleo.

e.        Aislamiento de la provincia de Tierra del Fuego.

4.       Centro – Cuyo

a.        economías de oasis.

b.       Fuerte extranjerización de las economías tradicionales.

c.        Crecimiento desequilibrado de las distintas provincias que integran la región.

d.       Problemas de integración con el norte y sur del país.

 

Los espacios marítimos nacionales poseedores de importantes recursos renovables y no renovables es objeto de pretensiones de actores regionales y extrarregionales, destacándose el conflicto existente con el Reino Unido que ocupa ilegalmente las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur que ha expandido de manera unilateral su soberanía en los espacios marítimos circundantes de las citadas islas. Por último no debe olvidarse la Antártida hoy sujeta a un régimen especial, pero que para el área reivindicada por Argentina se superponen con reclamos de Chile y Gran Bretaña.

 


Vulnerabilidades geopolíticas

1.       Geográficas.

a.        enorme extensión fronteriza terrestre, marítima (muy vulnerable) y aérea.

b.       País aguas abajo en la Cuenca del Plata.

c.        Facilidad de aislamiento de las regiones del Norte y Sur.

d.       Regiones con interconexiones deficientes.

e.        Potenciación de los desequilibrios regionales en beneficio de la región pampeana.

 

2.       Transporte

La situación del sistema de transporte nacional se caracteriza por ser una red radiocéntrica y centralizada con marcada convergencia de los flujos hacia el área central y con escasa complementariedad intermodal destacándose los siguientes aspectos:

a.        sistema ferroviario radial con centro en Buenos Aires, hoy en gran parte inactivo. Las líneas en funcionamiento precisan fuertes inversiones.

b.       Importante rol del transporte terrestre – camión – encareciendo el costo del flete.

c.        Ausencia de puertos de aguas profundas.

d.       Reducido desarrollo del transporte aéreo acompañado por falencias en materia de infraestructura y sistemas de control del tráfico aéreo.

e.        Reducida la flota mercante nacional con un importante costo económico para el país.

f.        Importantes subsidios al sistema de transporte del área metropolitana en perjuicio al resto del país.

3.       Energéticas

a.        gran parte de las explotaciones y centros de producción, así como las reservas potenciales se ubican en zonas de frontera.

b.       Existencia de importantes reservas de gas y petróleo en áreas disputadas con Gran Bretaña.

c.        Sector controlado mayoritariamente por capitales extranjeros.

d.       Fuerte concentración del sector petrolero, el cual el 60% está en manos de una sola empresa.

e.        Caída de las reservas nacionales y reducida inversión en materia de exploración.

f.        Mecanismos ineficaces de control por parte del Estado.

4.       Ambientales

a.        vulnerabilidad en sus espacios marítimos por contaminación costera, depredación pesquera.

b.       Impacto ambiental negativo de la explotación minera.

c.        Desertificación de áreas de la Patagonia  y región Pampeana Occidental.

d.       Incremento de la desforestación (65% desde el 1900).

e.        Degradación del suelo por acción del agua y el viento.

f.        Contaminación de aguas y el suelo por el empleo de agroquímicos.

g.       Contaminación de tramos importantes de espacios fluviales, especialmente en el área del Plata.

h.       Contaminación del aire en las grandes ciudades por el parque automotor, las industrias y la generación de energía térmica.

5.       Socio Económicas

a.        incremento de las desigualdades sociales: fuerte retracción de la clase media.

b.       Crisis del sistema educativo, especialmente en el sector primario y secundario, precisando fuertes inversiones en infraestructura y mejoras en la calidad educativa.

c.        Deficiencias graves en el sistema de salud.

d.       Serio déficit habitacional.

e.        Elevado índice de subocupación y empleo informal.

6.       Económicas

a.        Elevada deuda externa (52% del PBI).

b.      Fuerte dependencia de exportación de productos primarios (21%) y manufacturas de este origen (21%).

c.       Ahorro mayoritariamente concentrado en entidades financieras fuera del país (fuga de capitales).

 


INTERESES NACIONALES

 

Los Estados están presididos por una razón de ser, “esta razón de ser o finalidades que hicieron que todo los argentinos, nativos o por opción, decidiéramos vivir juntos, se denomina interés nacional (Miguel A. Troitiño)”. A nuestro juicio los intereses nacionales para la Argentina serían en este siglo XXI:

1.       Identidad nacional con bases culturales y territoriales propias;

2.       Desarrollo socio cultural equilibrado, apoyado por un sistema educativo de alta calidad;

3.       Cohesión territorial a través de la debida integración entre las diferentes regiones que componen el país, y promover el tráfico Norte – Sur;

4.       Desarrollo equilibrado de las regiones que componen el país;

5.       Ejercicio de una presencia y acción permanente en los espacios marítimos nacionales a través del fortalecimiento del Poder Naval, desarrollo de la marina mercante y de la actividad privada (explotación de recursos renovables y no renovables, infraestructura portuaria);

6.       Incrementar la presencia nacional en la Antártida;

7.       Proteger la integridad del espacio nacional (terrestre, aéreo, marítimo y fluvial), a través de la adquisición del poder necesario para desempeñar un papel relevante a nivel regional y mundial;

8.       Fortalecimiento de las institucionales y modernización de las diversas estructuras del estado para mejorar la calidad de gestión e imagen ante la sociedad;

9.       Promover el progreso económico del país, reduciendo las desigualdades socio económicas existentes y diversificar la oferta exportadora orientada a incrementar la cuota de exportación de productos con valor agregado;

10.    Seguridad energética a través del empleo de fuentes confiables de abastecimientos;

11.    Fortalecer el desarrollo científico – tecnológico;

12.    Calidad ambiental y aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales;

13.    Afianzar las comunicaciones en sentido norte - sur en la Cuenca del Plata, para complementar a la tendencia oeste - este que imprime Brasil a su economía, a través del desarrollo de tres ejes geoestratégicos:

a.        Eje profundo Paraná – Inferior – Río de la Plata.

b.       Eje de interrelación Alto Paraná – Iberá – Río Uruguay;

c.        Eje transversal HIDROVIA Paraguay y Paraná – Bermejo – Pasos Cordilleranos – Pacífico.

14. Papel protagónico en la región, fomentando la estabilidad, democracia y seguridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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