Venezuela y su capacidad militar ¿Suenan los tambores de “Marte”?

 


En diversos medios, incluyendo un articulo del Sr. Agustín Dragonetti, publicado en El Minuto, se ha tocado sobre las amenazas del presidente de Estados Unidos Donald Trump de intervención militar con la finalidad de reemplazar el régimen de Maduro ante la crisis humanitaria que vive en país.  Este contexto, contribuye a radicalizar el régimen, donde se potencia el discurso belicistas, que ha desembocado en especulaciones sobre las capacidades militares de Caracas, para enfrentar una hipotética intervención armada extranjera.

 

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Director de Diario El Minuto para Argentina

 

 

Venezuela y su entorno geopolítico

 

El país cuenta con 916 445 km2 y una población de unos 30 millones de habitantes. Sus fronteras lindan con el Mar Caribe, Guyana, Colombia y Brasil.  En el Mar Caribe el país ejerce soberanía sobre una serie de islas, teniendo por ende fronteras marítimas con Estados Unidos, Países Bajos (Araba, Curazao, Caribe Holandés), República Dominicana, Francia (Martinico y Guadalupe), Trinidad y Tobago, Colombia (conflicto de delimitación pendiente), San Cristóbal y Nieves (80 km), el Reino Unido (Montserrat) (45 km), Dominica (80 km), Santa Lucía (10 km), San Vicente y las Granadinas (90 km), Granada (300 km) y Guyana (1150 km). Sobre este último país, existe una disputa que data de mediados del siglo XIX.

 

Las vías fluviales tienen un rol importante en la geopolítica del país, dado que no solo que en más de un caso sirve de separación de límites con estados vecinos, sino que atraviesan el interior del país. Unos 5.000 km de ríos son navegables, de los cuales 2000 pertenecen al Orinoco, que nace en la Amazonia y atraviesa el país. Por ende tiene un valor estratégico clave para el país.  Ello ha impactado en las responsabilidades militares, dado que la Armada venezolana cuenta con una importante presencia fluvial a través de medios especializados en operaciones ribereñas.

 

La frontera con Colombia, de unos 2.000 km, ha sido factor de conflictos históricamente, no solo por diferencias en la demarcación – como en el caso marítimo que casi lleva a la guerra a los dos países en 1987 – sino por el conflicto interno colombiano que afectó a Venezuela. Las incursiones de terroristas de las FARC como de Autodefensas, motivaron a mediados de los 90, la activación de dos teatros de operaciones en la zona para brindar seguridad e incrementar la presencia militar, a ello sumado el tradicional problema del crimen organizado, narcotráfico y contrabando. El cambio de régimen de Caracas, el alineamiento político de Bogotá con Estados Unidos, ha potenciado la rivalidad geopolítica de ambos estados, que mantienen una presencia militar importante ambos lados de la frontera. El drama de los refugiados venezolanos, que huyen a la aguda crisis económica que atraviesa el régimen de Caracas, genera sin ninguna duda nuevas tensiones. La desconfianza es manifiesta por ambas partes. Mientras que Venezuela ha potenciado sus Fuerzas Armadas, gracias a los generosos recursos del petróleo en la primera década de este siglo, Colombia ha optado por un estrecho alineamiento con Estados Unidos, teniendo como resultado ser considerado “socio global” de la OTAN.

 

La “sensación” de inseguridad que siente el régimen de Caracas, se potencia con la presencia de bases de la OTAN en el Caribe, donde miembros de la OTAN, como Francia, Reino Unido y Países Bajos, que tienen posesiones en dicho espacio, despliegan fuerzas en defensa de sus intereses. Guyana, miembro del Commonwealth, dado el conflicto del Essequibo, se ha acercado al Reino Unido y Estados Unidos buscando apoyo militar/político. El llamado Territorio de Essequibo, fue cedido a los británicos por el laudo arbitral de París, impugnado por Venezuela, dado los vicios existentes en dicha decisión. En el Acuerdo de Ginebra de 1965, el Reino Unido, potencia administradora de la entonces Guyana Británica, se comprometió a formar una comisión para solucionar el litigio junto con Venezuela. En 1966, Guayana Británica, se convirtió en Guyana independiente y desde entonces, Caracas reclama un territorio comprendido entre el oeste del río Esequibo hasta el hito en la cima del monte Roraima en Sudamérica, con una superficie de 159 542 km² que la República Cooperativa de Guyana administra como propio  En 2018 el secretario general Antonio Guterres de Naciones Unidas dio por terminado la gestión de buenos oficios y recomendó elevar el tema a la Corte Internacional de Justicia, siendo rechazado por Venezuela, pero no por Guyana.  En junio de 2018, ExxonMobil, en el espacio marítimo disputado por ambos países ha encontrado una reserva de 3.000 millones de barriles, lo que sin ninguna duda potenciará la tensión en ambos países. Hasta ahora las declaraciones beligerantes de las partes, solo han quedado en el plano del discurso.

 

Venezuela ha tenido un papel importante en el Caribe  y la llegada del régimen chavista en 1999, promovió la creación del ALBA, en un intento de incrementar la influencia económica y política del régimen de Caracas en Centro y Sudamérica. No obstante sus alcances limitados, para Caracas el Caribe es una zona clave para su seguridad.  Razones políticas estrecharon los vínculos entre Cuba y Venezuela, siendo este primer país un factor clave en el desarrollo del régimen chavista, dado que tiene una influencia ideológica que ha sido importante para la consolidación del régimen de Caracas, en varios aspectos, que como veremos, ha tenido impacto en el plano de la organización de la defensa nacional.

 

La influencia de Caracas ha ido mas allá de las fronteras, logrando hacer “pie” en Nicaragua, con el triunfo de los sandinistas, permitió crear una relación política cercana. Venezuela también ha tenido influencia en Bolivia y Ecuador. Los ingresos petroleros permitieron a Caracas apoyar movimientos políticos y sociales, que en más de una ocasión fueron vistos como verdaderas intromisiones en asuntos internos en los países de la región. La debilidad del modelo económico venezolano, centrado en la producción de petróleo, lo que influye en sus ingresos, ha limitado la estrategia de convertir al régimen bolivariano en líder regional.

 

Brasil ha sido un rival geopolítico en los 70, luego superado en los 80/90, para convertirse durante los años del gobierno de “Lula” da Silva es un aliado y también moderador del régimen chavista. Sin ninguna duda, Brasil ha sido un freno a las pretensiones de Chávez de incrementar su influencia política en diversos países de la región. Los cambios políticos en Brasilia, no ha hecho más que complicar las cosas, dado que a nuestro juicio, Brasil era un freno a la radicalización y aislamiento del régimen. El drama de los refugiados, llevó a que ambos países buscaran una salida y adoptar medidas de seguridad.

 

Las relaciones con Estados Unidos, potencia que tiene intereses en el Caribe y lo considera su  “área de influencia” se ha deteriorado con el ascenso del Hugo Chávez Frías a la presidencia de Venezuela, que derivó en un abierto enfrentamiento, generalmente en el plano retórico, dado que el mercado de Estados Unidos tiene una particular importancia para el petróleo de Venezuela. No obstante ello, Washington fue tomando medidas de coacción económica, con sus consecuencias, como también militares, que afectó la operatividad de determinados sistemas de armas, como los cazas F-16, o impedir que se concretaran compras de aviones de patrulla marítima a España, dado que tenían componentes Made in USA, restricciones en repuestos, etc. Esto llevó a un acercamiento a China y Rusia, hoy principales proveedores militares del país, y devenidos en socios políticos. Esta alianza, a nuestro entender es de carácter táctico, dado que tiene estrecha relación con el enfrentamiento que tienen dichos países con Estados Unidos.

 

La defensa nacional.  La “revolución” y sus reformas.

 

La llegada al poder del presidente Chávez significó una serie de cambios en materia militar, no solo por la politización de éstas, sino por cambios de estructura, doctrina y hasta equipamiento. La Constitución de 1999 establece que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana o FANB, compuesto por el Ejército, Armada, Aviación Militar y Guardia Nacional. Reformas posteriores dieron creación a la Milicia Nacional Bolivariana o Cuerpo Especial. La llamada Guardia Nacional es una fuerza militar de seguridad, con funciones policiales, orden público, patrulla de fronteras. En su momento fue creada siguiendo el modelo de la Guardia Civil española.

 

En 2004, los cambios en materia militar vienen de la mano de la llamada “Defensa Integral de la Nación”, tomando en cuenta como hipótesis de conflicto, la posible intervención militar de Estados Unidos, donde se adoptan acciones para combatir ante un enemigo numéricamente y tecnológicamente superior.  Esto se ha traducido en importantes cambios, que fueron desde reformas del sistema educativo militar, donde el factor ideológico fue uno de los más importantes, además de cambios de organización, logística, etc. La expansión en efectivos de las fuerzas militares, se vio acompañada por la vigencia del servicio militar y la creación de una reserva activa, o milicia, también fuertemente politizada e identificada con el régimen.  La creación de este cuerpo obedece a la idea de “guerra popular prolongada”, donde el tipo de guerra que las fuerzas venezolanas librarían, es de carácter no convencional. Una rápida observación sobre la compra de equipamiento, los informes de especialistas, indica que todavía el país, a pesar del tiempo transcurrido desde el anuncio de la nueva doctrina militar, sus alcances son limitados.

 

El Cuerpo Especial/Milicia Bolivariana es una organización voluntaria formado por civiles que reciben entrenamiento militar. El cuerpo cuenta su estructura de comando, organización, cumpliendo funciones de defensa territorial, propaganda patriótica, asistencia en la formación de comités de defensa local, etc.  El modelo recuerda al vigente en Cuba.

 

En medios especializados, según el discurso de los propios responsables militares y políticos de la Defensa venezolana, los escenarios a enfrentar serían desde la tradicional hipótesis de agresión de un actor estatal con el objetivo de controlar el país, golpe estratégico (a través de maniobras de desestabilización con apoyo de sectores internos) y cambio de régimen con apoyo militar extranjero, intervención militar bajo el amparo de una coalición internacional, conflicto regional que afecte al país.                              

 

El presidente de la república es el comandante en jefe de la FANB, ejerce la conducción militar, asistido por el Ministerio Popular para la Defensa, a través del Comando Estratégico Operacional. Los componentes de la FANB cuentan con sus comandos generales. El presidente es asistido por un Consejo de Defensa Nacional, formado por los vicepresidentes ejecutivos, ministros de defensa, planificación, interior y exteriores. Es el órgano de asesoramiento en materia de defensa y seguridad nacional.

 

El Comando Estratégico Operacional, vendría a ser un “comandante de teatro de operaciones” y dependen seis regiones de defensa integral, organizadas según un criterio geoestratégico (Occidente, Oriente, Los Llanos, Marítima e Insular, y Guayana). El Comando Estratégico cuenta con una brigada de comunicaciones, comando de ciberdefensa, comando de defensa aeroespacial integral. Los comandos generales del ejército, armada, aviación militar, milicia y guardia nacional cumplirían el rol de “comandos componentes” en el lenguaje argentino.

 

Las fuerzas militares  venezolanas. Una aproximación.

Las fuerzas armadas cuentan con unos 250.000 efectivos (incluyendo la guarida nacional). El ejército, con unos 130.000 efectivos está compuesto por cuatro divisiones de infantería, una de caballería motorizada y una división blindada.  Además de un cuerpo de ingenieros, comando de aviación y otras unidades de apoyo.  En estos últimos años ha realizado un importante esfuerzo de renovación de material, destacándose contar con 190 tanques T72 de origen ruso, 300 vehículos de combate de infantería BMP 3, además de seguir conservando los veteranos tanques AMX 30 y AMX 13. En materia de blindados a rueda se han incorporado más de medio centenar de BTR 80, también de origen ruso.  La artillería ha recibido un nuevo impulso son sistemas de lanzacohetes Smerch de 300mm, Grad de 122 mm, obuses de artillería autopropulsados 2S19 y 2S23 montados sobre orugas y ruedas respectivamente.  En materia de defensa antiaérea, se han adquirido cientos de piezas de 23 mm, y para el comando de defensa aeroespacial integral, Venezuela cuenta con sistemas punteros como el S300 de largo alcance, y sistemas de medio y corto alcance Buk M1, S125, además de operar con sistemas occidentales como misiones de corto alcance RBS 70, Mistral, complementados por los rusos Igla. La aviación del ejército cuenta con una importante flotilla de aviones de enlace y transporte ligero de origen occidental, una flota de helicópteros que incluye Bell 206, 412 junto a un importante lote de Mi 17 rusos, Mi 26 de transporte pesado y una decena de Mi 35 de ataque.  El ejército conserva material de origen occidental, tanto de Estados Unidos, Israel, como de países europeos, que se han visto potenciado por material especialmente ruso.  De producción nacional cabe destacar el vehículo táctico ligero Tiuna, que existen millares en varias versiones.  Esta apretada síntesis nos permite inferir que estamos ante un ejército que opera una potente fuerza mecanizada, artillería dotada de gran poder de fuego y una moderna defensa antiaérea, única en la región.

 


La Armada, con 35.000 efectivos,  cuenta con 6 fragatas tipo Lupo italianas de los años 80, que fueron modernizadas en los 90; 3 patrulleros de altura clase Avante 2400, de reciente construcción de origen español, 2 submarinos tipo U209, modernizados en los 90; 6 patrulleros Clase Federación de origen británico (tres de ellos con capacidad para lanzar misiles), 3 patrulleros BVL de origen español y de reciente construcción, 3 buques de desembarco tipo LST y buques auxiliares destinados a transporte, oceanográficos, etc. La Aviación Naval cuenta con una flotilla de aeronaves la gran parte de origen occidental, destacándose helicópteros Bell 412, 212, 206, aviones CASA 212, King Air Cessna, Turbo Commander, con funciones de transporte, enlace, patrulla.  La infantería de marina ha tenido un importante crecimiento, contando con nueve brigadas especializadas en asalto anfibio, operaciones especiales, y fluviales. Un aspecto destacable es la compra de un centenar de blindados a rueda y oruga chinos, que incluyen tanques ligeros. Todavía sobreviven modernizados los célebres LVTP 7 norteamericanos como blindado de asalto anfibio.  La Armada cuenta con un cuerpo de guardacostas, que tiene sus patrulleros y medios para combatir ilícitos en espacios marítimos jurisdiccionales. El gobierno anunció la creación de un sistema de defensa de costas, que contaría con misiles basados en tierra sobre plataformas móviles, complementado con radares fijos y móviles en determinadas áreas, como el lago Maracaibo.  La Armada no se ha beneficiado tanto con los programas de equipamiento, a pesar de los anuncios de compra de submarinos y buques de superficie. Existen serias falencias en materia de lucha antisubmarina, proyección del poder naval a tierra (solo un batallón podría ser desembarcado con los medios existentes), patrulla, vigilancia.

 

La Aviación Militar Venezolana con 12.500 efectivos aproximadamente, cuenta con unas 289 aeronaves. En los 80, fue el primer operador del F16 en la región. Cuestiones políticas han llevado a Venezuela a buscar proveedores de aviones de combate en China y Rusia. La Aviación Militar cuenta con Zonas Aéreas y estas con grupos. La mayor parte de las bases se encuentra en el oeste del país, cercana a la frontera con Colombia y en el centro del país, alrededor de la capital del país.  En cuanto al material la joya de la corona son una veintena de Su 30 de origen ruso, una decena de supervivientes F16, y una veintena de cazas de entrenamientos chinos K8. Otras aeronaves, son seis Super Tucano para operaciones de ataque ligero, aviones de entrenamiento SF260 italianos y Diamond austriacos. La aviación de transporte opera 8 Shaanxi Y-8, una pareja de C130, y una importante flotilla de aviones VIP y transporte especial, que van desde el Airbus A319 presidencial, 1 Boeing 737, 4 Cessna Citation, 1 Falcon 50, y una veintena de aviones Dornier Do 228, Super King Air, Queen Air, Cessna 208 Grand Caravan y 206, 2 aviones de guerra electrónica ( un Falcon y un Fairchild C26). La flota de alas rotatorias opera una veintena de Mi 17, Cougar y Super Puma. En materia de vehículos aéreos no tripulados, cuenta con una flotilla de aeronaves iraníes Mohajer2/CAVIM. En materia de sistemas antiaéreos cabe destacar la adquisición del sistema Pechora ruso.  Un rápido vistazo nos permite observar que estamos ante una fuerza aérea moderna, acorde a la realidad regional. Las limitaciones son en materia de transporte táctico y estratégico, la dependencia de sistemas occidentales, en materia de radares de vigilancia y control, hace vulnerable a un embargo internacional.

La Milicia Nacional, responsable de la defensa territorial, según diversas fuentes cuenta con unos 400.000 efectivos, armados con armamento portátil y blindados ligeros.

Las Fuerzas militares de Venezuela, a pesar de lo que muchos medios de comunicación han hablado de rearme, o carrera armamentista, además de la propagada del régimen, han tenido un desarrollo limitado, acorde a los procesos de modernización que se ha observado en la región. Su capacidad disuasiva convencional está centrada en la tradicional hipótesis con Colombia, concentrando gran parte de las fuerzas en la frontera común, compuestas básicamente por fuerzas de choque mecanizado, apoyados por dos escuadrones de aviones multirole Su 30. La capacidad de defensa antiaérea, es importante, gracias a los sistemas de largo alcance S300, que le permite hacer frente a misiles balísticos. En materia de defensa de los espacios marítimos, las capacidades son limitadas, especialmente para hacer frente a la amenaza submarina, minado de aguas, combate superficie, patrulla de largo alcance.  Estas capacidades convencionales son apoyadas por operaciones de guerra asimétrica, que realizarían las milicias bolivarianas. A pesar de las fuertes inversiones, el país sigue teniendo serias falencias, dado que no posee una industria de defensa desarrollada. Las capacidades se reducen a producir vehículos tácticos, armamento portátil, municiones, construcciones navales de cierta complejidad. En materia de armamento avanzado, depende de proveedores extranjeros, lo que hace vulnerable al país a sanciones internacionales. No obstante la incorporación de sistemas chinos y rusos, todavía subsisten sistemas occidentales, especialmente en materia naval, radares, comunicaciones, etc.

 

El peor escenario: La intervención extranjera

Los responsables de la defensa de Venezuela, saben que en materia de combate convencional, fuera de un adversario regional, si tienen que enfrentar a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, las probabilidades de éxito son escasas. Es por ello que el gobierno ha desarrollado capacidades de lucha asimétrica. Esto requiere de un eficiente sistema de movilización, sostén logístico, capacidad de comando y control y planeamiento adecuado. Suecia y Finlandia son países con una larga experiencia en esto, además de Suiza. Finlandia lo puso a prueba en la Segunda Guerra Mundial y sobre la experiencia adquirida tiene un eficiente sistema de movilización, además de equipamiento moderno y reservas altamente capacitadas.

 

El sistema de “pueblo en armas” requiere que sus componentes tengan una formación adecuada, a fin de que tengan un entrenamiento similar a las fuerzas activas. El armamento no debe ser diferente, y requiere de una excelente organización logística, con bases regionales, mantenimiento adecuado, planes actualizados, ejercitaciones en diversos niveles, que permita movilizar personal de manera eficiente, segura y rápida. Los puntos de concentración de este tipo de fuerzas, siempre son blanco para fuerzas aéreas enemigas. Consideramos que una milicia con armamento portátil, su efectividad será limitada, requiere capacidad antiaérea portátil, antitanque e incluso destacamentos de blindados locales para llegado el caso dar apoyo de fuego adecuado.  La guerra asimétrica, no solo debe reducirse al ámbito terrestre, sino también al ámbito marítimo, requiriendo contar de patrulleros rápidos, sistemas móviles de defensa de costas, radares, potenciar el arma submarina y otros medios que permitan llevar a cabo una verdadera estrategia de “denegación de área – denegación de acceso”

 


Lecturas simplistas, han mostrado como “modelos” exitosos los casos de Vietnam, Afganistán e Irak, frente a fuerzas de Estados Unidos y sus aliados.  En el caso de Vietnam, no solo existía una estrategia clara por parte de Hanoi y sus aliados pro comunistas del Viet Cong, sino que quienes combatían, lo hacían bajo control de un comando profesional, existía una sofisticada logística, recursos de inteligencia e infraestructura de apoyo sólidamente organizada para apoyar la guerra irregular, que siempre iba de la mano con acciones convencionales, aunque a escala reducida, pero se llevaban a cabo.  A ello se agregaba el apoyo de China y la Unión Sovética. En Afganistán, las milicias talibán, heredaron años de guerra, armamento y tácticas que eran de tiempos de la ayuda de Estados Unidos y sus aliados árabes, además de un complejo entramado político,  que muchos no lo analizan en profundidad. El fracaso de Estados Unidos, se debe a razones políticas, más que a militares.  En el caso de Irak, muchos ex cuadros de las fuerzas armadas de la era Saddam Hussein, engrosaron las milicias de resistencia, además de recibir en más de una ocasión apoyo externo, que brindaba asesoramiento, armas e inteligencia para actuar. Los ataques eran sofisticados y muy bien llevados a cabos, con planificación y trabajo de inteligencia, no era obra de simples milicianos, sino de cuadros con entrenamiento en guerra irregular.

 

El país a diferencia de los ejemplos citados, está rodeado de Estados que pueden servir de plataforma para una intervención, ya sea facilitando bases como también, adoptando una neutralidad “negativa”.  A nuestro juicio en caso de una intervención extranjera, el objetivo será dar un golpe estratégico, neutralizando la capacidad de comando y control del sistema de defensa venezolano, eliminar cualquier capacidad de respuesta aérea y naval, desarticular las comunicaciones, destrucción de centros logísticos y zonas de concentración de fuerzas militares. Gracias a que Estados Unidos opera fuerzas de portaaviones, le permite una gran flexibilidad en el despliegue de medios aéreos, permitiendo golpear en cualquier punto de la geografía del país y en profundidad. Los objetivos sin ninguna duda serán los campos petrolíferos, a fin de anular la principal base económica del país, captura los principales puertos y bases que sirvan para el despliegue de fuerzas de intervención. La capacidad de los países de la OTAN de proyectar fuerzas en operaciones OTHT (operaciones transhorizonte), permite desembarcar fuerzas de magnitud en la profundidad del dispositivo enemigo y golpear la retaguardia de este. Una intervención militar sumiría al país en el caos, mas allá de la resistencia que pueda oponer la sociedad a semejante hecho.

 

En estos días, mientras millares de venezolanos huyen de la crisis económica, la “tensión verbal” entre Caracas y Washington se recalienta. Es probable que ambos gobiernos, para el “consumo interno” realizan el tipo de declaraciones que hacen, además consideramos que el objetivo de la Casa Blanca, o por lo menos de cierto sector, de escalar el conflicto, a fin de radicalizar el régimen de Maduro, que genera mayores tensiones internas, con un claro objetivo de desgastarlo. Esta permanente tensión impide que el país pueda encontrar una salida ordenada a la crisis, orienta recursos a programas de defensa sumamente costosos, que condicionan a Caracas políticamente a Pekín y Moscú, que se encuentran en abierto enfrentamiento con Estados Unidos. En otras palabras, Venezuela es otro peón del tablero mundial.

 

La región debe reflexionar sobre la crisis venezolana, la idea de una intervención extranjera, es el peor escenario, dado que no vendrán a “libertar” a los venezolanos, sino a controlar sus recursos estratégicos y traer mayores sufrimientos. Es preciso que la región busque canales de diálogo, presionar a Caracas para que reconozca la gravedad de la crisis y buscar una salida, con el objetivo que el país encuentre la paz y sus ciudadanos puedan regresar. Venezuela es un país con un gran potencial, que debidamente explotado, puede convertirla en una potencia económica de primer nivel. El hacer “redoblar” los tambores de Marte, es llevar al país al abismo, del cual será muy difícil salir y puede convertir a la región en un campo de batalla abierto de otros intereses. El espejo de de Siria que sirva de ejemplo.

 

Artículo publicado en Diario El Minuto en octubre de 2018

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