Policía Federal en Argentina. Necesidad de un cambio





 


Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Abogado Magister en Defensa

Corresponsal para Diario El Minuto para Argentina

 

El nuevo “yo”

La Policía Federal, fue creada en base a la entonces Policía de la Capital, institución que nació con la federalización de Buenos Aires en 1880, por medio del decreto 17.750/43 el presidente de facto general Ramírez. A partir de los años 1944/45 comienza el crecimiento institucional.  En 2017, fue iniciado el traspaso de personal y medios destinados a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dando origen con la fusión de la Policía Metropolitana, la actual Policía de la Ciudad.  Cabe destacar que el personal de la Policía Federal (en adelante PFA) transferido a la Policía de la Ciudad, no les fue consultado si realmente deseaban ser enviados a dicho cuerpo. Nosotros consideramos que hubiera sido conveniente establecer un censo de personal y que el traspaso fuera voluntario. En otras palabras, fueron vulnerados derechos del personal que provenía de la Policía Federal.

La fuerza contaría según estimaciones unos 29800 efectivos. En su organización encontramos: una Jefatura, Subjefatura, y una estructura de conducción compuesta por superintendencias Administración, Asuntos Internos, Bienestar. Federal de Bomberos, Drogas Peligrosas, Institutos Policiales., Interior y Delitos Federales Complejos, Investigaciones Federales, Orden Público, Planeamiento Policial, Policía Científica, Seguridad de Estado y Protección del Sistema Republicano, Seguridad y Custodia, Federal de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, Federal de Transporte. Además, cuenta con una serie de direcciones generales dependiente del Jefe de Policía: Asuntos Jurídicos, Coordinación Institucional, e Inteligencia Criminal

El Ministerio de Seguridad, según fuentes periodísticas, en abril de 2017, la Policía Federal iba ser organizada en 31 agencias especializadas en todo el país. El objetivo era construir un modelo de organización orientado a la investigación e inteligencia criminal contra organizaciones criminales complejas.  Los políticos comenzaban hablar de un “FBI” criollo, propuesta que volvió a ser anunciada por el presidente Alberto Fernández, pero sin llegar a más que una mera declaración.

En atención al riesgo que representan el crimen organizado, la presencia de inmuebles y organismos federales en todo el país, y especialmente la necesidad de brindar un mayor apoyo a la Justicia Federal, consideramos que la Policía Federal debe incrementar su presencia, no solo como una fuerza de investigación de delitos federales, sino como policía de seguridad en instalaciones de propiedad del estado nacional, tomando como ejemplo el modelo de la Policía Federal de Protección de Estados Unidos (Federal Protect Service o FPS). Esta fuerza es responsable de vigilar, proteger y garantizar un entorno seguro en el que las agencias federales puedan llevar a cabo sus actividades. El servicio logra esto investigando las amenazas que se presentan contra más de 8.500 instalaciones federales en todo Estados Unidos.  El sitio web oficial de la FPS señala que sus responsabilidades: lleva a cabo todo el espectro de actividades de protección utilizando información basada en amenazas. Utilizamos nuestras capacidades de investigación y coordinación de inteligencia como guía para dirigir nuestras operaciones y proteger las instalaciones antes de que ocurran las amenazas. Compartimos y recopilamos información con socios de seguridad y partes interesadas para realizar análisis e identificar amenazas peligrosas y comunes específicas para nuestros clientes. Utilizamos este análisis para fundamentar nuestras operaciones de seguridad y prevenir el terrorismo, gestionar los riesgos cibernéticos y físicos para infraestructuras críticas, y proteger a los empleados, la propiedad, la información y las operaciones del gobierno.

El Estado Nacional está presente en todo el territorio de la Nación, a través de empresas públicas, organismos y el Poder Judicial de la Nación. Esto impactará en el despliegue y organización de la Policía Federal.



Los riesgos para la seguridad y su impacto en el diseño, organización y adiestramiento de la Policía Federal Argentina

La Argentina está enfrentando una creciente expansión del narcotráfico y otras manifestaciones del crimen organizado. El poder de estas estructuradas, se ve potenciado con la apertura comercial, el flujo de bienes y personas, el crecimiento económico, elevados índices de informalidad, el desarrollo tecnológico y el tránsito de actores no estatales que comercializan elementos ilícitos. Estas “empresas criminales” representa un desafío para el Estado y son un riesgo visible.  El país es un centro de lavado de activos y un punto importante de tránsito del comercio de drogas ilegales a nivel internacional. No existen al parecer grupos locales de proyección internacional.

Las organizaciones criminales transnacionales han llevado a cabo durante un lapso importante de tiempo, varios tipos de actividades ilícitas. Existen elementos que permiten inferir que los grupos criminales del país desarrollaron lazos con actores externos - todavía a pequeña escala – pero están creciendo en su capacidad para ejercer violencia, control territorial y sofisticación.

En la región metropolitana de Rosario, los grupos criminales, llevaron a la intervención de fuerzas federales, dado su poder de control territorial. En Salta se identifican también la aparición de “familias” o “clanes” criminales.  Los problemas derivados de la creciente presencia de organizaciones criminales en el Gran Norte, llevó al despliegue de elementos de las Fuerzas Armadas para apoyar el esfuerzo de las fuerzas de seguridad federales. A pesar de los limitados efectos, puso en evidencia el desafío que presenta las actividades del narcotráfico en la frontera norte.  El nivel de informalidad de la economía, las limitaciones en materia de controles y la situación social, permitieron la expansión de redes criminales, no solo vinculados al tráfico de drogas, trata de personas, sino también al contrabando, actividad ilícita de vieja data, gracias al conocimiento de pasos ilegales, redes de corrupción y conocimiento del territorio, facilita de alguna manera que grupos criminales se interesen en generar lazos con actores locales para expandirse.

Argentina es el tercer mercado a escala global para productos ilegales derivados de la coca, detrás de Estados Unidos y Brasil. Las rutas hacia el Sur desde los centros productores en Bolivia y Perú, son más rentables y menos riesgoso que Colombia, donde los grupos de dicho país tienen un control casi absoluto de redes de comercialización.

El negocio del narcotráfico está en manos de poderosas organizaciones principalmente mexicanas y colombianas, y en menor medida brasileñas y peruanas. Dichas organizaciones son las encargadas de desarrollar los negocios para la provisión, tráfico y posterior venta “minorista” en los mercados argentinos o para su envío por medio marítimo a los mercados de África y Europa; consecuentemente, se encargan de los grandes cargamentos que son introducidos en Argentina desde Bolivia o Paraguay por vía aérea a través de las denominadas «lluvias blancas» o a través de las más de 500 pistas clandestinas existentes en ese país. [1]

La corrupción facilitó el desarrollo de redes clientelares con funcionarios policiales, judiciales, aduanas, migratorios, como también con organizaciones de la sociedad civil, tales como gremios, organizaciones empresarias, asociaciones caritativas y entidades financieras. En lo que respecta a fuerzas policiales provinciales, en muchos casos, su permeabilidad a la complicidad con redes criminales es cada vez más frecuente. Por otro, lado dichas instituciones, además carecen de estructuras adecuadas para lidiar con la complejidad del delito trasnacional.

La infiltración de las organizaciones criminales en capas de la población, amenazan la legitimidad del estado y por ende su control del territorio, agregándose la amenaza cierta a la plena vigencia de los derechos consagrados en nuestro ordenamiento constitucional.  Los problemas de control del territorio, abren una ventana de oportunidad para estas organizaciones para expandirse y poner entredicho el concepto de soberanía.

En el sur del país aparecieron elementos autoproclamados “mapuches” y bajo el supuesto de reivindicaciones sobre este grupo social, derivaron en una agenda violenta, cuestionamiento a la legitimidad del estado de derecho e incluso la soberanía argentina, poniendo especial atención en parques nacionales, reservas de biodiversidad y agua dulce, además de proyectarse sobre el área petrolera de Vaca Muerta. Estos elementos minoritarios, representan un serio desafío si el proceso de radicalización se expande a sectores marginados y juventudes frustradas. Las fuerzas policiales provinciales han sido incapaces de lidiar con este problema, agregándose cuestiones de índole política que limitaron su accionar.

Las innovaciones en materia tecnológica, transformaron al ciberespacio en un nuevo campo para la delincuencia transnacional. La irrupción de la Inteligencia Artificial, es otro desafío que deben afrontar las fuerzas de aplicación de la ley.  Las organizaciones criminales pueden amenazar a infraestructuras críticas del Estado en su accionar. Por ende, es preciso contar con capacidades para preservarlas.

En grandes conglomerados urbanos, como el Gran Buenos Aires o en barriadas pobres de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también se observa el control territorial de determinados grupos criminales. Las provincias en muchos casos no cuentan con recursos adecuados para investigaciones de cierta complejidad y en más de un caso requieren la asistencia federal.

Estos factores serán condicionantes para la Policía Federal en materia de despliegue, reclutamiento del personal, dado el perfil de la nueva fuerza propuesta. 

GEOF

La Nueva Policía Federal.

Los cambios propuestos para la PFA, abarcan la racionalización de estructuras, cambios en la organización destinados a incrementar la presencia territorial de la citada fuerza policial en todo el país.

La Ley 27.146 de Organización de la Justicia Federal en lo Penal, establece la organización de los tribunales de dicho fuero. La norma prevé 14 distritos en todo el país, donde se asientan las cámaras federales, juzgados y demás dependencias del Poder Judicial de la Nación.  No olvidemos las fiscalías federales. Ello requerirá mayores recursos para brindar seguridad a funcionarios, instalaciones, como también a personas en el marco del programa de testigos protegidos.

La Dirección Nacional de Migraciones, la Agencia Federal de Ingresos Públicos, como de otros organismos federales, también cuentan con delegaciones en el interior del país. La PFA como policía auxiliar de dichos organismos, también deberá contar con elementos especializados.

Las Delegaciones de Policía Federal en las capitales provinciales, cumplirán el rol de enlace con autoridades y policías locales.  A través de estas dependencias, la PFA no solo establecerá mecanismos de cooperación en materia de investigaciones, inteligencia criminal, sino procedimientos de asistencia en materia de capacitación, despliegue de medios y personal a requerimiento de los gobiernos provinciales en materia de apoyo a la seguridad pública, investigaciones judiciales.

El número de efectivos, la magnitud del territorio nacional, los desafíos a enfrentar, los limitados recursos demandan contar con una organización altamente flexible, profesional que aproveche racionalmente los medios y recursos disponibles. A nuestro juicio la Policía Federal debería concentrar sus esfuerzos en:

1.       Crimen organizado, Narcotráfico y Delitos complejos;

2.       Delitos económicos y tributarios;

3.       Trata de personas;

4.       Control migratorio;

5.       Delitos contra el medio ambiente;

6.       Ciberseguridad/delitos informáticos;

7.       Ley de armas y explosivos: combatiendo el mercado negro de armas.

8.       Seguridad en el transporte bajo jurisdicción federal;

9.       Protección de testigos, altos funcionarios federales, magistrados, seguridad VIP;

10.   Contraterrorismo;

11.   Seguridad de dependencias judiciales y del ministerio público a nivel federal;

12.   Formación de policías provinciales;

13.   Apoyo a servicios de protección civil y bomberos;

14.   Inteligencia criminal;

15.   Seguridad aeroportuaria;

16.   Cooperación en la seguridad en sistemas de comunicaciones e informáticos del Estado federal;

17.   Protección de edificios e instalaciones federales;

18.   Policía de tránsito en caminos bajo competencia federal;

19.   Policía de orden público en los términos de la Ley 24.059 de Seguridad Interior;

 

Reestructuración y reorganización

A nuestro modesto juicio, la PFA precisa una reestructuración y una profunda reorganización, tanto en su estructura de comando y control, como en materia de despliegue territorial. El objetivo, un uso racional de capacidades y medios. La racionalización orgánica traerá ahorros que permitan concentrar recursos en operaciones. 

El órgano de conducción de la PFA, el Departamento Central, debería reorganizarse bajo la dependencia del Jefe de Policía Federal, creando tres áreas definidas:

1.       Operaciones e Informaciones;

2.       Logística y Administración;

3.       Recursos Humanos y Educación.

 

Directamente dependiente del Jefe, encontraríamos la Dirección de Inteligencia Criminal, Secretaría General y un Estado Mayor. En este último caso este organismo cumpliría las funciones de apreciación de la situación, en la formulación de planes y en el control de gestión de los organismos de ejecución.  Esta reorganización significará la racionalización de las estructuras, eliminando redundancias, facilitando el comando y control, y ajustada al principio de economía de medios.

El Área de Operaciones, proponemos crear el Comando de Coordinación Federal, responsable del nivel operacional, del cual dependerán las unidades territoriales de seguridad, investigaciones, aviación policial, bomberos y fuerzas especiales. Estos estarán distribuidos en 14 distritos, coincidentes con los fijados para la Justicia Federal en lo Penal por la ley 27.146.   En los Distritos habrá agencias multifuncionales como también para tareas específicas (para funciones de policía auxiliar sanitaria, aduanera, fiscal, migratoria, etc).

Asimismo, se mantienen las Delegaciones en cada provincia, al que denominaremos Destacamentos de Enlace, a los fines implementar mecanismos de cooperación/coordinación entre la PFA y fuerzas provinciales.

En materia de Aviación Policial, consideramos pertinente seguir el ejemplo de Reino Unido, para la conversión del Cuerpo Federal de Aviación en un componente común para las provincias que decidan adherirse. Esto permitirá ahorrar recursos, racionalizar estructuras y estandarizar la logística.  Podrá aprovecharse en este proceso de expansión de la Aviación de la PFA, instalaciones de las Fuerzas Armadas.

En lo referente el Área de Logística se integrarías las superintendencias de administración, y planificación, aglutinados en un Comando Central de Logística, y finalmente el Comando de Personal y Educación, con competencias en materia de bienestar, educación, y capacitación.

Las Unidades Especializadas del Ministerio Público Fiscal contarán con “Equipos Especiales” de la PFA debidamente preparados en las áreas de competencia de dichas unidades fiscales del cual dependerán operativamente. 

En lo referente a unidades de adiestramiento especial, consideramos pertinente que se encuentren con un mando unificado, lo que facilitaría el adiestramiento, reclutamiento, sostén logístico y empleo racional de recursos.  Es por ello proponemos crear el Comando Especial de Intervención Federal o CEIF, dependiente de Coordinación Federal, formado por elementos del GEOF, Grupo Especial 1 y policía de orden público.  El CEIF contaría con bases ubicadas en puntos clave para el rápido desplazamiento de sus elementos para un amplio abanico de operaciones especiales. Asimismo, el CEIF, como policía de orden público, sería una suerte de reserva para las policías provinciales, evitando el despliegue de Gendarmería, cuyas responsabilidades deberían concentrarse en otros espacios.

En el marco de potenciar las fuerzas de operaciones especiales, siguiendo el ejemplo español de los GRECO (Grupos de Respuesta contra Crimen Organizado), proponemos crear grupos de características similares. Estas unidades territoriales de la policía española cuentan con personal altamente calificado, tecnologías punteras e importantes recursos materiales, son equipos de investigación del Cuerpo Nacional de Policía con alta especialización enfocados en combatir las organizaciones criminales, la delincuencia organizada y el narcotráfico. Dependen de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Comisaría General de Policía Judicial, y cuentan con un amplio historial operativo.  Cabe destacar dentro de la misma UDYCO existe una División de Formación responsable de brindar una adecuada capacitación a los oficiales que se integren a la Unidad.  La PFA activará este tipo de grupos especiales contra el crimen organizado en áreas o zonas de actividad de estas organizaciones criminales.

En este proceso de cambios consideramos pertinente revisar la existencia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria o PSA. Tomando el ejemplo alemán, su Policía Federal, abarca el área de fronteras y aeropuertos.  Dado una realidad particular para el caso de nuestra Gendarmería, creemos que las fronteras terrestres deben ser protegidas por una fuerza de naturaleza militar. En el caso de los Aeropuertos, observamos carencias de medios de la PSA (subsanados por empresas de seguridad privada), agregándose los numerosos organismos que intervienen en el Sistema Nacional Aeroportuario, que incluye la PFA a través de INTERPOL.  La fusión de la PSA con la PFA es necesaria, facilitaría aún más la coordinación entre las agencias del Estado, promovería el uso racional de recursos, además de ser una puerta de “entrada” al país, mejoraría la capacidad de lucha contra delitos vinculados con organizaciones trasnacionales.

Los Bomberos de la PFA, debería centrar sus responsabilidades en programas de adiestramiento de cuerpos de bomberos provinciales, policía en materia de aplicación de normas ambientales, protección civil, desactivación de artefactos explosivos, protección NBQ, lucha contra incendios forestales, lo que demandará contar con medios adecuados, además de la tradicional función en los aeropuertos.

En materia de seguridad en el transporte, la PFA deberá incrementar su presencia en terminales de ferrocarriles, ómnibus, que consideramos más que importante, especialmente para combatir determinados delitos, como son el tráfico de drogas, contrabando y la trata de personas.

La PFA entre sus responsabilidades será la de apoyar a policías provinciales en tareas de prevención e investigación. Consideramos que la fuerza debería contar con una reserva de efectivos que puedan ser desplegados en apoyo a las autoridades provinciales que así lo requieran, siguiendo el modelo de adscripción aplicado en España o el de “policía por contrato” vigente en Canadá, donde autoridades locales contratan a la Real Policía Montada para prestar servicios de policía local. En ambos casos, las autoridades locales acuerdan sufragar parte o totalmente los gastos derivados del despliegue, en el caso de España, de personal del Cuerpo Nacional de Policía. Esto implica según el acuerdo, contribuir en el pago de salarios del personal policial desplegado en la Comunidad Autónoma que alcance un acuerdo de Adscripción de Unidades de Policía Nacional con el Ministerio del Interior.  En el caso canadiense gran parte de las provincias, tienen acuerdos con el gobierno federal, por el cual, fuerzas de la Real Policía Montada, quedan bajo control operativo de los gobiernos provinciales, asumiendo los gastos de funcionamiento.  Generalmente el gobierno federal cubre el 30% del presupuesto. Esto deriva de los acuerdos celebrados por los gobiernos provinciales o municipios con las autoridades federales.  En muchas áreas remotas, la presencia de la Real Policía Montada, es una herramienta por la cual el estado federal está presente en espacios de interés.

El modelo propuesto de “adscripción” podría ser una herramienta por el cual, estados provinciales podrían “contratar” a la PFA para realizar funciones policiales en áreas sensibles, en áreas de frontera, zonas urbanas donde la presencia policial es insuficiente, para la seguridad de infraestructuras clave o para la protección de funcionarios políticos, judiciales, etc.



La educación

La transformación de la PFA sin ninguna duda impactará en la educación, selección y adiestramiento del personal. Consideramos que será prioritario un importante esfuerzo para mejorar el nivel cualitativo del personal. Los cambios que proponemos serian:

1.       Escuela de Agentes: de carácter regional, brindarán formación de un año de duración. Esto permitirá reclutar personas de distintas provincias, y puedan recibir formación policial sin necesidad de venir a Buenos Aires.  Asimismo, estas Escuelas Regionales, pueden servir para formar agentes de policías provinciales. Luego de período mínimo en destino, los agentes efectuarán las especializaciones o llegado el caso ingresarán a la Escuela de Suboficiales de la PFA, donde egresarán con la jerarquía de cabo o cabo 1o y un título terciario otorgado por el Instituto Universitario de Policía Federal. También existirá un programa de reclutamiento de técnicos, especialistas en determinados oficios, profesiones de interés para la carrera policial (enfermería, mecánicos, etc).

2.       Escuela de Suboficiales: los agentes para ascender al grado inmediato superior (cabo) luego de haber cumplido una antigüedad mínima de dos años, deberán realizar los cursos pertinentes y obtener una tecnicatura terciaria de dos a tres años de duración.

3.       Escuela de Especialidades y Técnicas Policiales: destinado a capacitar oficiales, suboficiales y agentes en distintas especialidades policiales, incluyendo fuerzas especiales, destinada tanto a personal de la PFA, como otras policías como FFSS como fuerzas policiales provinciales.

4.       Escuela Federal de Aviación Policial: destinada a capacitar personal de pilotos, técnicos y de mantenimiento tanto de la Policía Federal como de otras fuerzas policiales provinciales.

5.       Escuela Federal de Bomberos. La PFA sería la autoridad nacional para la capacitación de bomberos, contando con centros regionales de capacitación en estrecha cooperación con organismos de protección civil. Tendrá articulación con carreras afines con el IUPFA.

6.       Escuela de Oficiales. Todo el personal egresado obtiene un título terciario en seguridad. Alcanzado la jerarquía de subcomisario, el personal de oficiales deberá contar con un título de grado (licenciatura o su equivalente).  Por otra parte, dado la complejidad de misiones y responsabilidades, consideramos abrir la carrera a profesionales universitarios de determinadas áreas. En lo que concierne a las Policías provinciales, los mejores promedios serán invitados a cursar o terminar sus estudios en la Escuela de Oficiales de la PFA.

7.       Escuela Superior. Destinada a Jefes y Oficiales Superiores, tanto de la PFA como de las Policías Provinciales, como también de las otras FFSS, en lo concerniente a formar jefes de unidades policiales.

El Instituto Universitario de la Policía Federal o IUPFA debería convertirse en un instituto de proyección nacional, con facultades regionales para dictado de carreras afines a la seguridad pública, transformándolo en un centro de referencia nacional y regional en la formación/capacitación de profesionales del área de seguridad.

Política de bienestar

La PFA precisa una política de bienestar para el personal y sus familias. En lo referente a la prestación de salud, consideramos que las funciones de la actual Superintendencia de Bienestar, deberá ser reemplazada por una Obra Social, bajo la ley 23.660. Esto permitirá crear una entidad separada de la cadena de mando, patrimonio propio, control de la Superintendencia de Servicios de Salud, acceso al Fondo de Solidaridad previsto por la citada ley.  El establecimiento de un régimen de controles externos, permitirá a los afiliados realizar reclamos, un régimen de sanciones y mecanismos de control externo de las prestaciones.

La existencia de una Obra Social, permitirá actuar con mayor flexibilidad, para ampliar la base de afiliados, celebrar acuerdos con otras prestadoras de salud, a los fines de mejora la calidad de los servicios a los afiliados.  La creación de una entidad con patrimonio propio, evitará estar sujeta a vaivenes presupuestarios de la PFA.

La política de bienestar que proponemos consistirá en programas de becas de estudio para el personal policial y su familia, recreación, créditos para la vivienda y subsidios habitacionales tanto para el personal en actividad como retirado para quienes alquilan, bolsa de empleo para personal policial y programas de reinserción laboral para retirados.

Comisión Nacional de Seguridad Pública: propuesta de control de la Policía Federal  

El control de la PFA como de otras FFSS, quedará en manos de una Comisión Nacional de Seguridad Pública, entidad técnica que funcionará en el ámbito del Congreso, responsable de garantizar la calidad institucional, lucha contra la corrupción, transparencia, neutralidad política de la PFA. El presidente será designado por el principal bloque opositor en las Cámaras del Congreso y con funcionarios que representen el ámbito académico, político, ministerio público, poder judicial.



Final

Rápidamente hemos hecho algunas propuestas concretas para la PFA, destinada a fortalecer su presencia en todo el país, promover el uso racional de capacidades, mejorar su estructura de comando y control, un nuevo despliegue territorial y la introducción de cambios muy importantes, como la fusión con la PSA, que consideramos que es un debate que debe hacerse. La PSA surgió a raíz de una cuestión política circunstancial y no como consecuencia de estudios y una necesidad real.

El modelo propuesto, significa el fortalecimiento de la PFA como una institución con presencia en todo el país. Los riesgos enumerados sucintamente en este trabajo, ponen en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad de instalaciones federales y especialmente de integrantes del Poder Judicial y Ministerio Público.

El despliegue en 14 distritos, sobre la base de la organización de la justicia federal, facilitará la comunicación entre la PFA con dicho ámbito como también con el Ministerio Público Fiscal.  Asimismo, se promueve la creación de unidades especializadas para cumplir cometidos de policía auxiliar en materia aduanera, fiscal, migratoria, etc. 

La realidad criminal en Argentina, exige contar con unidades policiales altamente especializadas, donde cobra especial importancia las fuerzas especiales. Esto se traduce no solo con la propuesta de crear un Cuerpo Especial que aglutine el célebre GEOF, sino unidades de orden público. La penetración de organizaciones criminales en áreas urbanas y el creciente incremento de su poder de control territorial, demandan capacidades para actuar frente a esta amenaza.

Las policías provinciales, por falta de recursos, desidia y corrupción, no están preparadas para lidiar con la complejidad de los grupos criminales. Es por ello que encontramos en el modelo canadiense la posibilidad que la PFA pueda de manera temporaria en determinadas ciudades y/o localidades cumplir funciones de policía local.  Esto sería una interesante respuesta, para materializar la presencia del estado federal en zonas de frontera o en áreas de valor estratégico, que requiera una especial atención.  Por otro lado, los Destacamentos de Enlace en las provincias, se vinculan con crear mecanismos de cooperación no solo en materia de inteligencia criminal, investigaciones, sino de apoyo a la modernización de las fuerzas policiales provinciales. El objetivo será convertir a al PFA en un modelo a seguir. Ello requerirá un gran esfuerzo en materia de selección del personal, calidad institucional y lucha contra la corrupción.

En materia de educación, ante los desafíos de seguridad, exigen un nuevo perfil de policía federal. Los agentes para continuar en la carrera como suboficial, deberán alcanzar una tecnicatura terciaria, creando una escuela de suboficiales, diferenciada de la escuela de agentes. La creación de escuelas regionales para Agentes, ampliará la base social y geográfica en materia de reclutamiento del personal de la PFA.  Esto permitirá contar con personal conocedor de su entorno, aspectos culturales de la región de donde provienen, que será de sumo valor para labro de la PFA en todo el país.  En base a un mínimo de antigüedad, los agentes podrán postularse para seguir la carrera de suboficial como también de oficial.  En el marco de los cambios propuestos, proponemos la posibilidad de establecer canales para el reclutamiento de “especialistas”, personal con formación en determinados oficios y titulaciones técnicas, especialmente para áreas de mantenimiento, logística, administración, sanidad.

La carrera de Oficiales también sufre cambios, no solo egresarán con un título, sino que su formación es constante. Quienes aspiren a ser Oficiales jefes, deberán acreditar una titulación universitaria. En el caso de los Oficiales Superiores, nivel posgrado. Asimismo, proponemos crear mecanismos que permitan que profesionales con titulaciones terciarias/universitarias, puedan hacer la carrera de Oficiales. La complejidad del delito, requiere habilidades y conocimientos especiales, como por ejemplo en el campo de la informática.

La política de bienestar es otra innovación, donde la familia policial, tendrá una Obra Social, con patrimonio propio, administrada por sus afiliados y con controles externos, que garanticen una buena prestación.  Otras cuestiones no menos importantes, programas de vivienda, becas de estudios, asistencia para el pago de alquileres, programa de reinserción a la vida civil para retirados.

En el marco de las propuestas de cambio, introducimos la idea de la Comisión Nacional de Seguridad, un organismo que velará por la calidad institucional de las Fuerzas Federales, lucha contra la corrupción y garantizar su neutralidad política, tomando el ejemplo de la Comisión de Seguridad Pública que existe en Japón. Estamos ante un organismo independiente con representantes políticos, académicos, del poder judicial, independientes, destinados a garantizar que las instituciones responsables de la seguridad sean eficaces y estén al servicio de los ciudadanos.

La Nueva Policía Federal propuesta, no es un “FBI argentino” que consideramos que es un mero ajuste presupuestario, un adelgazamiento, sino es una profunda reforma, destinada a ser una fuerza con mayor presencia territorial, una mejora cualitativa del personal, apta para poder hacer frente a los desafíos que presentan el crimen organizado y otras amenazas a la seguridad.

 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Guerra de baja intensidad en el Sahara Occidental

LIBRO DESCARGA GRATIS PDF "HACIA LAS FUERZAS ARMADAS DEL SIGLO XXI"

La condición jurídica del Sahara Occidental.